Capítulo 25
—Lo he pensado y ya tengo mi pregunta. Aquí va —me mira lleno de incertidumbre, probablemente se pregunta que quiero saber. Pero es una bobería —. ¿Por qué no te dejas la barba?
Por alguna extraña razón, sus orejas se ponen como tomates y aparta la vista.
—Emrralt Griffin, más te vale responder a mi pregunta, o saldrás de este local sin pantalones —lo amenazo porque es demasiada la curiosidad que me corre por las venas.
—¿Por qué esa pregunta? —tiene cara de querer meter la cabeza bajo la mesa.
—Porque te he visto con la sombra de la barba, pero nunca con el pelo crecido. Ahora, ¡responde!
Se toma su tiempo, pero termina hablando.
—Es que... hay zonas donde no me sale el pelo y cuando crece un poco parezco un dálmata.
Lo imagino un poco y las carcajadas salen, es imposible evitarlo. Por otra parte, el pirata se cruza de brazos y frunce los labios, con las orejas todavía coloradas por la vergüenza.
—No me da gracia.
—Vale, vale —tomo una respiración profunda, dejando la risa en el fondo de mi cuerpo, pero una ultima risita se me escapa antes de adoptar mi cara seria —. Ya terminé.
—Me alegra ser motivo de burla para ti.
—Joder, Em, ¿eres consciente de la comparación que usaste?
—No tenías que reírte tanto.
—Pero no puedo evitarlo —justo en este momento otra risa se me escapa.
—Vale.
—¿Sabes que tengo un sentido de la orientación, completamente nulo? —le dejo un hueso, para que cambie de humor.
—¿Eh? —está confundido. Muchas veces que le digo algo personal, se queda con la boca abierta, como si no pudiera imaginarlo.
Tengo la sensación que nos hemos idealizado mucho el uno al otro durante estos meses. Sacando a relucir lo poco que sabemos del otro.
—No entiendo los mapas, y no recuerdo los caminos a menos que los recorra muchas veces —me da vergüenza hablar de esto, pero es la verdad —. El primer día de clases, Liah me llevó hasta el aula y el segundo día me perdí, Jay me indicó donde estaba.
—Pero... tú conduces mucho —se nota que no me entiende.
—Tengo un GPS incorporado a mi auto. Siempre me indica a donde ir —de casa a la universidad, o hasta el restaurante de los Lowry, o al salón donde me depilo. A todos lados. Por esa parte, soy una inútil.
—Que curioso. Pareces tan seria cuando caminas, como si supieras exactamente dónde estás y hacia dónde vas —no se ríe, solo me mira como si acabara de descubrir que existe vida inteligente en Plutón.
—La cara de póker es costumbre. Mis pies no diferencian la derecha de la izquierda, así que suelo girar en el lado equivocado. Por lo cual, tampoco sé bailar.
—Yo me sé algunos bailes. Te enseño, si quieres —dice con la voz llena de emoción. Es una lástima tener que arruinar sus esperanzas.
—Solo puedo balancear las caderas al ritmo y saltar con la música electrónica. Tengo menos ritmo que una pared.
—Tranquila —está roto de la risa, evitando que sus carcajadas salgan —. Te ayudaré.
—Acepto tu ayuda. Pero cuando estés en el hospital con dos dedos de los pies rotos, no me culpes —me levanto de nuestra mesa y voy al mostrador de la cafetería a pagar nuestros cafés y meriendas.
Hace hora y media salimos de la consulta con mi ginecólogo. Ya tengo las pastillas anticonceptivas, y ambos estamos limpios. Todo son rosas y arcoíris. Por ahora.
—Vámonos —él todavía no se recupera del ataque de risa provocado por mi torpeza hace unos minutos. Junto nuestras manos y admiro la unión.
¿Cómo es posible, que algo tan sencillo como agarrar su mano, haga mi corazón latir con tanta fuerza?
—No tienes que exagerar, ¿sabes? Puedo aguantar tus risas sobre mi barba —lo tomo de la mano y dejo que me guíe.
—Discutimos, más bien, tu falta de vello facial. Y no estoy mintiendo. Mi abuelo intentó enseñarme un baile campestre y terminó con el meñique del pie izquierdo totalmente destrozado. El pobre temblaba cuando escuchaba mis pasos —los recuerdos me sacan una sonrisa agridulce.
—¿Hace cuánto tiempo fallecieron? —su voz ha dejado de reír, se muestra cauto. No sabe como voy a reaccionar.
—Hace veintiocho días se cumplieron dos años. Fallecieron en un accidente automovilístico —pensar en eso me deprime un poco.
—Creo que nunca lo he dicho pero, mi más sentido pésame —y aprieta su mano alrededor de la mía.
—Gracias.
—Yo soy muy torpe para estas cosas. Nunca sé que decir o hacer. No sé si necesitas un abrazo o...
—Con tu presencia es suficiente —me aprieto contra su brazo basta llegar a su todoterreno.
Creo que mi pirata y yo tenemos gustos similares en cuanto a autos. Su reluciente Toyota Land Cruiser, pintado de un color cobre metalizado, se ve espectacular. Nos montamos en la gran bestia, y el motor ronronea cuando se enciende.
—Cuando era niño, mis abuelos maternos murieron en un incendio provocado por un pirómano en serie —joder, no me esperaba eso —. Recuerdo estar muy triste y preguntar a todo el mundo por qué se habían ido, no lo entendía. Pero mi hermana se sentó a mi lado y me abrazó. Ese pequeño gesto fue suficiente para ayudarme a pasar por toda esa situación.
—¿Cómo se llama tu hermana? —tengo curiosidad por su familia.
—Moira es mi hermana mayor. Yo soy el segundo de la familia, luego está Maeve, tiene quince años y ya es toda una artista. Y el malcriado de la familia, el pequeño de la camada, Glas, con sus bien cumplidos trece años —la añoranza y el orgullo se mezclan en su voz.
—Suenan geniales.
—Lo son —tiene una bonita sonrisa curvando sus labios llenos. Ese tipo de sonrisas, dedicadas a quienes amamos demasiado —. En cuanto a mis padres...
Uy, esa pausa y ese suspiro dicen algo.
Yo me mantengo calladita, mientras avanzamos sorteando em tráfico.
—Ellos son increíbles. Son el tipo de pareja que entra en una habitación y reconoces que son almas gemelas. No sé como explicarlo, solo es.
No puedo imaginarme algo así.
—Y nos han criado estupendamente. Nos han amado, enseñado, regañado y dado libertad. Lo que nos ha convertido en personas independientes.
Creo que quiero conocer a su familia. Se lo dejaré caer en algún momento.
—Hace poco más de un año y medio, mi madre sufrió un pequeño accidente en su trabajo y eso puso a toda la familia patas arriba. Especialmente a mi padre. Supongo que el miedo a perderla hizo que no quisiera dejarla ni un segundo sola. Y poco después, nos anunciaron que se iban a Brasil, a ayudar a reforestar la selva amazónica, que ha sufrido mucho por los incendios forestales estos años pasados —sus labios se aprietan y suena enojado.
No entiendo su razón, lo hacían por una buena causa.
—Y se fueron. Dejaron a dos adolescentes de catorce y doce años, a cargo de Moira. Yo estudio lejos de casa, así que, la responsabilidad de cuidarlos cayó sobre mi hermana.
No lo había visto de esa forma. Tal vez sea porque yo, a los doce años, ya era una persona independiente.
—Cuando se fueron, no me preocupaba, yo no estaba ahí. Y la primera vez que volví a casa cuando no estaban, vi la responsabilidad que tenía Moira encima. Entre dos muchachos que cuidar y sus estudios para el Máster, no tenía tiempo para nada. Mi hermana es una mujer fuerte y responsable, pero no tiene límites para nuestros padres.
—Y se convirtió en padre y madre de sus hermanos durante todo ese tiempo —finalizo por él.
—Mis hermanos no son tan pequeños, pero son revoltosos, y Moira tiene una personalidad muy pragmática. Maeve es artista, como nuestro padre, tiene mucho talento y necesita guía, algo que Moira no entiende, porque tiene la cabeza como una piedra. Y Glas es... imparable, tiene demasiada energía, los dos están creciendo. Y necesitan a sus padres.
Mi corazón se aprieta escuchándolo hablar tan hermosamente de su familia. El amor se nota.
Yo nunca tuve eso. El amor de mis padres por mí, nunca existió. Mi madre, con su mente enferma y mi padre... con su crueldad e indiferencia.
—De cualquier forma, mis padres volvieron a finales del año pasado. Y todo va sobre ruedas —aprieta sus manos alrededor del volante, sus nudillos tornándose blancos por la fuerza.
—Parece que quieres decir algo más.
—Yo... hice una rabieta —ehhhh —. En fin de año, después de aquella cena en el restaurante de los padres de Jayce. Poco después llegué a casa y durante una videollamada con mis padres, exploté. Les grité a ambos, reproches y lamentos. Sí, lloré; les rogué que volvieran. Y lo hicieron.
Un silencio sorprendido se asienta en la cabina. Aunque dura poco.
—Estoy sorprendida. No pensé que escucharía a un hombre decir que ha llorado.
—Es tu culpa. Me inspiras a contarte todo de mí. A ser yo mismo.
Mi corazón, el pobre, se salta un latido al escuchar tales palabras saliendo de su hermosa boca.
—No puedes decir cosas así y quedarte tan pancho —mis cejas están junto a la raíz de mi cabello y mis ojos se ven maníacos, como puedo comprobar en el espejo retrovisor —. No sé si puedo decir cosas así.
—No te lo he pedido, llyg.
—Tuve una infancia de mierda, donde lo único bueno que me pasó, fue conocer a mis hermanos. Una parte de mí, aún cree que ser vulnerable es ser débil.
—Es tu instinto de supervivencia. Y no estás equivocada. La vulnerabilidad le da poder a la otra persona de hacerte daño, pero... ¿no es eso la confianza? —me mira a los ojos después de detener el auto en la entrada de su casa alquilada —. Tú eres la única que puede decidir si confías en mí.
—Confío. Pero no siempre podré ser abierta con respecto a mis problemas, que son muchos —mi estúpida nariz se arruga en un gesto de desagrado, dirigido a mí misma.
—No te comas la cabeza con este tema. Sigamos como hasta ahora. Jugando, preguntando y respondiendo —sus manos en mis mejillas, sus verdes ojos pidiendo aceptación y su boca diciendo exactamente lo que necesito escuchar, son demasiado para mis sobrecargados sentidos. Cierro los ojos mientras junto nuestros labios.
La electricidad corre por mi cuerpo, y el calor se expande bajo mi piel. Ideal para ponerme los pies nuevamente en la tierra.
—Me parece bien —muerdo sus labios, con un poco de rudeza —. Vamos dentro, quiero sentirte dentro de mí sin nada de por medio.
—¿Tú quieres matarme? —me mira con la necesidad grabada en el rostro.
—Tal vez —respondo con una sonrisa provocativa.
—No vamos a llegar a mi habitación tan rápido. Es lunes de pizza, tenemos casa llena. No podremos subir hasta que se llenen las panzas —termina nuestra sesión de besuqueo con un corto pico y se baja del auto.
—¡Mierda! —las palabras, los besos y la idea de hacerlo a pelo ya me tienen mojada.
Lo sigo en dirección a la puerta, enfadada. Nadie me va que impedir nada.
Agarro a mi novio... uy, mi novio. Que lindo suena.
Agarro a mi novio de la mano, entrando por la puerta principal, dándome de bruces con el panorama. Chicos. Cinco chicos en guerra campal por una caja de pizza. Están todos presentes: Kevin, Brady, Jay, Grayson y Nick, en su silla de ruedas.
—Son bebés grandes —busco con la mirada a mi pirata y resulta, que se ha unido a la batalla.
Cualquier chica normal se iría corriendo escaleras arriba a acurrucarse en una cama, hasta que termine la matanza, pero... odio ser predecible.
Me meto de lleno en la refriega justo después de soltar mi bolso. Y mientras los idiotas están distraídos, secuestro las otras cajas de pizza. Pongo unos metros entre ellos y yo, y doy un agudo silbido. La guerra se detiene y todos me ven con el botín secuestrado, lista para pedir rescate.
—Caballeros, en las actuales circunstancias, yo tengo el premio mayor. Por tanto, espero que cumplan mis demandas —hablo como si fuera locutora.
—¡Venga ya, princesa! Deja las pizzas y únete a la refriega.
—Me niego rotundamente —dejo las cajas en la mesa —. Caballeros, si alguno quiere hacerme compañía mientras me alimento, puede sentarse en la mesa como una persona y no un energúmeno.
—Creo que tiene razón —dice Grayson, dejándome totalmente patidifusa. Jamás pensé que, precisamente él, estuviera de acuerdo conmigo en cualquier cosa —. Vamos a sentarnos en la mesa como personas civilizadas.
Obedientemente, todos se sientan alrededor de la mesa. Por supuesto, no alcanzan las sillas para todos. Cosa que se resuelve con sillas plásticas, y todos nos apretamos alrededor de la estrecha mesa.
Antes de abrir la primera caja la guerra vuelve a iniciar, pero esta vez, yo también peleo.
Y no puedo estar más feliz.
***
¿Qué les parecen estos capítulos?
Ciertamente, están llenos de dicha amorosa. Pero, tengo la ligera impresión que pronto lloraremos todos.
No me maten 🙏🏻.
Si les ha gustado, no olviden darle a la estrellita y no duden en comentar. Se les quiere 🤗🤗🤗.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top