Capítulo 22

Yo: Ya estoy en casa.

No debería escribirle tan rápido. Parezco ansiosa y necesitada de cariño. Pero responde inmediatamente, haciéndome olvidar esos pensamientos.

Pirata: Yo estoy saliendo hacia la mía. Soy el conductor designado de esta noche, así que estoy cargando con un montón de borrachos.

Envía una foto, tirada con la cámara frontal de su teléfono, donde se ve un trozo de su cara y el asiento trasero de la camioneta, donde están los chicos en diferentes estados de inconsciencia.

Brady está sentado al lado de una ventana, tras el asiento del piloto, con las mejillas sonrojadas y los ojos entrecerrados mirando por el cristal. Parece haber caído en un estado de ligera embriaguez, y se ve tierno. A su lado está Kevin, completamente dormido, con la boca abierta y un hilo de baba cayendo por la comisura de su boca. Su enorme corpachón ocupa la mayor parte del asiento trasero y aún así, parece incómodo y demasiado grande para estar ahí. Finalmente, Jayce abrazando el asiento del copiloto, donde está sentada Liah, que sujeta sus manos y besa la pecosa mejilla de mi hermano. Él tiene los ojos vidriosos por el alcohol y la mira con felicidad y quizás un poco de... amor.

Me alegro tanto por los dos. Se merecen ser felices.

Yo: Pues suelta el móvil y conduce con cuidado. Hablamos luego.

Pirata: Sí, capitana.

Conecto el móvil al cargador y entro en la ducha.

A pesar de todas estas nuevas sensaciones que revolotean en mi pecho, tengo que ser objetiva y racional. Debo conocer bien Emrralt Griffin; si llegará a soportarme a mí y a mis problemas.

Pensamientos de ese tipo me rondan la cabeza mientras salgo de la ducha, me lavo los dientes y me preparo para ir a la cama.

—Ya es tarde, cuando vuelva a enviar un mensaje, no lo leerás porque vas a dormir —me digo con fuerza y certeza, totalmente en vano porque en cuanto el teléfono vibra en mi mano, miro la pantalla con impaciencia.

Pirata: Ya estoy en casa.

Pirata: Tengo sueño, pero no quiero dormir.

Pirata: Tengo la sensación que mañana cuando me despierte todo habrá sido un sueño, y seguiré anhelandote en silencio.

Los mensajes llegan uno tras otro, sin darme tiempo a responder. El último me hace derretir el corazón.

¿Cómo puede ser tan tierno?

Yo: ¿Cómo puedes ser tan tierno?

En serio, soy incapaz de contenerme.

Pirata: Es mi estado natural 😉😏.

Puedo imaginarlo haciendo las mismas caras que los emojis. Lo cual es una locura, porque me he pasado los últimos tiempos intentando alejarlo de mi mente y la realidad es que... mis ojos se han movido hacia él, observándolo desde la distancia; y puedo dibujarlo perfectamente en mi mente.

Yo: No seas idiota. En tu estado natural eres lo más engreído que existe.

Pirata: Chica, si cargaras mi belleza deslumbrante, ¿no crees que serías igual?

Pirata: Espera... ya lo eres.

Yo: Yo no soy engreída, solo segura de mí misma.

Pirata: Cierto. Recuerdo la primera vez que te vi, cuando Jayce te abordó en el pasillo. No podía dejar de mirarte. Te movías con seguridad, sabiendo perfectamente quién eres.

Pirata: Esa actitud fue lo primero en llamarme la atención de ti.

¿Segura de quién soy?

Yo: ¿No habrá sido mi trasero lo que realmente llamó tu atención?

Intento quitarle hierro al asunto, porque me estoy incomodando.

De pronto, empieza a sonar el teléfono con una llamada entrante. Es él.

Dudo a la hora de coger la llamada. Solo hablo por teléfono con Shaw, Liah, Jay y Dari, en contadas ocaciones. Escuchar las voces de la gente justo en mi oído puede llegar a ser muy incómodo para mí.

Pero hago de tripas corazón y descuelgo la llamada.

—¿Qué te ha tomado tanto tiempo? —pregunta un poco irritado. Su sensual voz, ligeramente distorsionada, me causa escalofríos de placer.

—Estaba decidiendo si tomar la llamada o no. No me gusta escuchar voces tan cerca.

—Oh, entonces seguimos hablando por texto —su palpable decepción me llena de culpa.

—No, tranquilo. Solo mantén el tono de voz bajo —un silencio incómodo cae entre nosotros y me fuerzo a explicar —. Es que mi sentido de la audición es hipersensible, y cualquier sonido fuerte me da dolor de cabeza.

—Wow, ¿siempre lo has tenido?

—Desde que tengo uso de razón.

—Con cuatro años enredé el brazo en la pata de la cama y me caí, tengo fotos para demostrar mi enorme torpeza —está llenando el silencio con sus experiencias vergonzosas, lo que me hace inexplicablemente feliz —. Y a los once me rompí el otro montando bicicleta.

—Yo nunca aprendí a montar una bici —mis padres no me enseñaron y mis abuelos estaban más volcados en mi salud mental, que en enseñarme a andar en bicicleta.

—¡¿Cómo?! —exclama y tengo que alejarme el teléfono de la oreja. Emrralt nota su error rápidamente y baja la voz —. Lo siento mucho, ¿estás bien?

—Sí, tranquilo. Solo necesito unos segundos —pasa un minuto en lo que el pitido se desvanece. Pongo la llamada en altavoz para evitar otro accidente —. Ya, todo bien.

—Lo siento tanto, volvamos a hablar por mensaje.

—Chico, que te calmes. Los sonidos agudos son los que peor me hacen sentir, y tu voz no es aguda.

—Bueno, yo te enseñaré a montar una bicicleta. No es más difícil que manejar un auto.

—Ya lo veremos.

Hablamos otro ratito antes de caer en un cómodo silencio, simplemente escuchando nuestras respiraciones.

—Harper, Harper, Harper.

—¿Qué pasa?

—Nada, solo quiero decir tu nombre en voz alta. Estos meses he evitado decirlo porque tenía miedo que se notara lo mucho que me gustas.

—Emrralt... —mi voz suena ronca, debido al gran nudo que tengo en la garganta. Sus palabras me provocan ganas de llorar y yo no lloro, nunca.

—Dilo otra vez, por favor —su voz es más baja, llena de deseo.

¿Cómo he llegado aquí?

—Emrralt. Emrralt Griffin —sueno como si hubiera corrido un maratón, sin aliento.

—Harper. Harper Collins —respira profundo —. ¿Es mi imaginación, o parecemos dos adolescentes cachondos?

—Somos dos adolescentes cachondos, pirata —se me escapa el apodo y mi cara se arruga por el error.

—¿Pirata? ¿Por qué me llamas así? ¿Me has dado un sobrenombre? —está todo emocionado y feliz, no puedo mentirle.

—Cuando no sabía tu nombre te llamaba así en mi cabeza. La primera vez que te vi, con la argolla de oro y el pelo largo revuelto, pensé que serías un pirata ideal —su silencio es un poco inquietante —. ¿Qué?

—Es que no sé que responder.

—Pues...

—Solo quiero decir que me gusta. Es diferente al apodo de mi familia y el de los chicos, no tiene relación con mi nombre. Dios, sueño como un tonto.

—No importa. Tú solo debes ser honesto. La verdad tiene un efecto visceral e inalterable. Nunca me mientas, aunque creas que necesites hacerlo —no sé porque me he puesto filosófica. Debe ser la hora.

—Entonces, cuando me hagas una pregunta que no quiera responder, te lo diré —responde con facilidad.

—Emrralt Griffin, eres más bueno de lo que pensé.

—No, Harper Collins. Solo estoy cachondo perdido gracias al sonido de tu voz.

¿Cómo puede cambiar tan rápidamente de tema?

—¿Me pudes explicar, cómo se relacionan tu "bondad" y tu calentura?

—Estoy siendo un chico bueno, pero no puedo evitar imaginarte en mi cama haciendo cosas divertidas.

—¿Divertidas o lujuriosas?

—¿Ambas? —pregunta en tono dubitativo, haciéndome reír.

—¿Eres consciente, que lo que hemos hablado durante el último minuto no tiene ni pies ni cabeza?

—Cuando estoy cansado suelto locuras. Al parecer tú también, porque me sigues la rima.

—Pirata, vamos a dormir, que son —miro el teléfono en busca de la hora y me sorprende todo el rato que llevamos hablando —, casi las tres de la mañana.

—Joder, ¿en serio es tan tarde? Mañana tengo que poner la colada —su fastidio me pone risueña. Los chicos y su aversión a las tareas del hogar.

—Nos vemos el lunes, pirata —me despido, o nunca soltamos los móviles.

—Nos vemos, capitana Collins —se despide también, pero ninguno cuelga.

—¿A la de tres?

—1... 2... 3...

Finalizo la llamada con una sonrisa en los labios.

Encontrarme con Jayce ha traído muchas cosas buenas a mi vida. Tengo que agradecérselo.

***

Me levanto igual que todas las mañanas... malhumorada. Al despertar soy como una mezcla entre un troll con mal aliento y una jirafa resacosa, resumiendo: un asco odioso.

Soy muy básica a la hora de comer, y desayunando cereales con leche soy extremadamente feliz.

Justo cuando termino de cepillarme los dientes, mi teléfono suena y en la pantalla brilla el nombre de una persona que en los últimos tres meses se ha ganado mi resentimiento, gracias a su ausencia inexplicable. Considero dejar que suene, pero he estado muy preocupada y curiosa como para dejar pasar la oportunidad.

—¿Qué quieres, Shaw? —literalmente, le ladro al teléfono. Más vale que su explicación me convenza porque...

—Señorita Collins —una fría voz femenina suena en mi oído, sacándome de sintonía.

—¿Dónde está Shaw? —una ola de inquietud me recorre el cuerpo.

—No está disponible, nena —se regodea con las palabras.

—Juliana —la advertencia en mi voz es clara. Pero ella se mantiene en silencio.

—¿Él te dijo mi nombre?

—Sí.

—Está bien, solamente no puede hablar.

—¿Por qué te gusta tanto hacerle daño?

—Él no te lo ha dicho todo, niña. Es mejor así —si voz vuelve a tornarse fría como el hielo.

—¿Qué quieres? —no tengo idea de lo que quiere.

—Nada, él está bien. No te podrá llamar durante un tiempo —y cuelga. La cabrona me ha dejado con la palabra en la boca y muy preocupada por mi amigo.

Llamo a número y como era de esperar, está apagado. Que bien. Ahora me pasaré el resto del día, preocupada por Shaw y cualquier lío en que se ha metido.

El sonido del timbre suena por toda la casa, cambiando el objetivo de mi atención junto a todo mi mal humor, concentrándose en esa persona que interrumpe mi mañana.

Sé que no debería ser así, pero suelo desatar mi mal humor mañanero en las personas con las que vivo; mis abuelos se mantenían alejados de mí en las mañanas por esa razón.

Me muevo hasta la puerta y abro los pestillos furiosa, lista para descargar mi enojo; pero tan pronto como la madera toca la pared, mi mal humor se evapora. Porque ahí está el chico que me quita el sueño desde hace meses, con una bolsa de papel en la mano y una hermosa sonrisa en sus esculpidos labios.

Olvido que le pedí esperar a vernos mañana, para reflexionar sobre lo que existe entre nosotros; y me lanzo a sus brazos como solo he hecho con Dari y Jay.

Mi pirata se queda rígido de la sorpresa, pero me devuelve el abrazo después de un instante. Su calor alivia algo de la presión que rodea mi corazón, esa preocupación por una persona muy importante en mi vida. Tristemente, no puedo hacer nada por Shaw, y tengo que distraerme del tema o me va a dar un ictus.

—¿No te dije que nos veríamos mañana en la escuela? —pregunto con la cabeza aún enterrada en su camiseta. Inhalo su perfume cítrico y un escalofrío me corre por la espalda.

—Collins, eres del tipo de mujer que hay que sorprender constantemente, o se aburre —dice con su barbilla puesta en mi coronilla.

El sonido de una puerta siendo cerrada, me recuerda que aún estamos en el umbral de mi apartamento. Lo arrastro hacia el interior del apartamento, sin cambiar de posición, solo moviendo los pies. Debemos parecer algo raro, pero él solo disfruta de nuestro contacto.

—¿Cómo lo sabes?

—Llevo meses observándote, he averiguado alguna que otra cosa sobre ti —esas palabras me encienden la curiosidad.

—Mmmm, ¿qué más has averiguado con tus dotes de observación? —le digo al oído, con voz melosa mientras paseo las manos por su espalda, palpando sus duros músculos.

—¿Podemos dejar la conversación para luego? —me agarra por la cintura y pega nuestros cuerpos hasta que puedo sentir el contorno de su cuerpo a través de la ropa —. Tengo unas enormes ganas de besarte.

—¿Sólo eso? —muerdo su cuello con cuidado, y él respira profundo.

—Harper —me agarra el pelo un poco fuerte, poniendo mi cara donde la desea, frente a la suya. No me suele gustar el rol de "macho pecho peludo", pero viniendo de este pirata moderno, solo me excita.

—Di mi nombre otra vez —quiero escucharlo una y mil veces.

—Harper, Harper, Harper —y nos besamos; con todo el fuego y la pasión que tenemos dentro.

—Mi pirata —suspiro y sigo el beso hasta que olvido mi propio nombre.

***

Hasta aquí el capítulo de hoy, espero lo hayan disfrutado. Si es así, no olviden darle a la estrellita y comentar.

¿Qué les parece la interacción romántica entre nuestros protagonistas?

¿Qué pasará a continuación?

Lo sabréis la próxima semana.

Ciao, y nos vemos la próxima semana. Se les quiere 🤗🤗🤗.

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