Corre, corre, le dijeron los vigías al viento, corre y huye de aquí, se fue la sonrisa y la bondad y la vida y me fui yo.

Despojaré de pétalos a los girasoles y seguramente no encuentre la respuesta, maldita sea la sangre que por mis venas ha de circular, maldita sea lo que me hace humano, maldito el sentir que me hizo llegar hasta dónde estoy.

Ya no retoñan los crisantemos de éste lado del manantial, ya no florecen las blancas de manzanilla, ya se fueron los Cristofue y los azulejos y los gonzalistos.

Desentonaría el viento su silbido en la noche si los lamentos no fuesen míos