"Entre Sombras y Promesas"
Varios meses pasaron después de la conversación devastadora con Ghost. Y/N se había recuperado, al menos en apariencia. La misión seguía siendo su prioridad, y, aunque la herida en su corazón nunca se cerró por completo, había aprendido a seguir adelante. Sabía que había cosas que simplemente no podía cambiar, y su lugar en la Unidad 141 no iba a depender de algo tan personal. Sin embargo, su relación con Ghost, siempre tensa, ahora se había vuelto aún más distante. Cada vez que sus caminos se cruzaban, la frialdad entre ellos era palpable. Y/N aceptó que no podía seguir esperando algo que nunca llegaría.
Pero todo cambió nuevamente cuando llegó una nueva recluta a la unidad. Su nombre era Melissa. Era joven, con una gran habilidad y rapidez, y tenía una personalidad arrolladora que rápidamente encajó con el equipo. No era solo su destreza en combate lo que llamaba la atención, sino su energía, su carácter extrovertido y su capacidad para hacer que incluso las misiones más tensas parecieran más ligeras. Melissa se adaptó rápidamente al grupo, y su forma de ser hizo que todos en la unidad se sintieran cómodos con ella.
Y/N observó cómo Melissa se ganaba la confianza de todos, especialmente de Ghost. Al principio, parecía que nada había cambiado. Ghost seguía siendo el mismo hombre reservado y distante, su fachada de hielo intacta. Sin embargo, pronto Y/N comenzó a notar algo que no había visto antes: la atención que Ghost comenzaba a darle a Melissa. No era un trato especial en público, pero había algo en la forma en que la miraba, en la forma en que su mirada se suavizaba cuando ella estaba cerca. Un detalle sutil, pero que no pasó desapercibido para Y/N.
Con el paso de las semanas, la relación entre Ghost y Melissa comenzó a cambiar. No era algo que fuera obvio para todos, pero para Y/N, que conocía bien la naturaleza de Ghost, las señales eran claras. En los entrenamientos, Ghost empezaba a pasar más tiempo con Melissa, corrigiendo sus técnicas, enseñándole tácticas avanzadas, cosas que rara vez hacía con alguien fuera de la unidad de élite. Era evidente que había una conexión entre ellos, aunque se mantenía profesional en apariencia. Pero las miradas, las sonrisas fugaces y la cercanía en las misiones no podían mentir.
Y/N no podía evitar sentirse cada vez más apartada, no solo del equipo, sino también de la figura de Ghost. Aunque sabía que no podía esperar nada de él, ver cómo parecía empezar a sentir algo por otra persona la hizo sentir más pequeña que nunca. Los recuerdos de su propio intento fallido de acercarse a él la atormentaban, pero lo peor no era ese dolor, sino lo que significaba para ella ver a Ghost, el hombre al que había querido sin esperanza, empezar a sentir algo por Melissa.
Una noche, después de una misión particularmente peligrosa en la que el equipo había estado al borde del desastre, Y/N caminaba de vuelta a su tienda, agotada pero con la mente llena de pensamientos oscuros. Fue entonces cuando los escuchó. Ghost y Melissa estaban juntos, fuera de las tiendas, en un rincón apartado de la base. No era la conversación lo que le hizo detenerse, sino el tono de la voz de Ghost, suave, algo que ella nunca había escuchado. Y aunque no podía escuchar claramente las palabras, sí podía distinguir el ligero toque de complicidad, de algo más allá de la misión. Algo que no era simplemente profesional.
La sensación en el pecho de Y/N fue como un puñetazo. Se quedó quieta por un momento, el corazón latiendo con fuerza, las manos temblorosas, antes de girarse y caminar en dirección contraria, alejándose del sonido, alejándose de ellos.
Esa noche, mientras yacía en su cama, las lágrimas comenzaron a caer en silencio. No porque no lo hubiera esperado, sino porque, en el fondo, siempre había mantenido una chispa de esperanza de que tal vez, algún día, las cosas cambiarían. Pero ver a Ghost empezar a sentir algo por Melissa la hizo darse cuenta de lo estúpida que había sido. Era claro que ella nunca iba a ser más que una compañera de guerra para él, mientras que Melissa parecía ser alguien a quien él podía llegar a ver de una forma distinta. Eso la destrozó.
A la mañana siguiente, el equipo se preparaba para una nueva misión. Y/N se levantó temprano, con la intención de centrarse únicamente en lo que debía hacer. No iba a permitir que sus sentimientos interfirieran. Pero la cercanía de Ghost y Melissa, el evidente trato preferencial hacia ella, no pasaban desapercibidos. Y/N decidió alejarse aún más, mantener su distancia. Ya no quería ser parte de ese triángulo silencioso, de esa situación que solo la lastimaba.
Durante los siguientes días, la interacción entre Ghost y Melissa se hizo aún más notoria, y Y/N sintió cómo su corazón se partía más con cada pequeño gesto entre ellos. No importaba que no hubiera nada explícito, nada oficial. Todo estaba en los gestos, en los detalles que solo alguien que había estado cerca de Ghost podría notar. Y, al mismo tiempo, cada vez que Y/N veía la cercanía de ellos, sentía un dolor profundo en su pecho.
Un día, después de un entrenamiento intensivo, Y/N se acercó a Ghost mientras él se quitaba las botas, ajeno a su presencia. Ella sabía que no podía seguir callando lo que sentía, aunque el temor al rechazo le quemara el alma.
— Ghost, necesitamos hablar — dijo con voz temblorosa.
Ghost la miró, sin expresión, como siempre. No había calor en su mirada, solo la frialdad que Y/N ya conocía bien.
— ¿De qué se trata, Y/N?
La pregunta era cortante, pero Y/N no podía dar marcha atrás.
— Lo que está pasando entre tú y Melissa... — dijo, y las palabras salieron con un dolor que le quemó la garganta. — Lo veo. Y no puedo seguir ignorando lo que siento. Sé que no soy nada para ti. No lo soy. Pero verla a ella, ver cómo te acercas a ella... me duele más de lo que puedo soportar.
Ghost la miró en silencio, y por un momento, Y/N pensó que él podría decir algo, quizás algo que la aliviara. Pero la respuesta de Ghost fue tan fría como el hielo.
— Ya lo sabes, Y/N. No hay nada entre nosotros. Lo que pasa entre Melissa y yo es algo diferente. No soy el tipo de persona que necesitas. No lo seré jamás.
Y/N se quedó muda. No hubo necesidad de más palabras. Las palabras de Ghost fueron claras. Melissa representaba todo lo que él nunca podría ser para ella. Y aunque Y/N ya lo sabía, escuchar esas palabras de su boca fue un golpe devastador.
Con el corazón hecho trizas, Y/N se dio la vuelta y se alejó de él, de esa base, de esa vida que ya no podía soportar. Las lágrimas seguían cayendo sin control, pero no importaba. El daño ya estaba hecho. La realidad era cruel, y ella, al final, era solo una espectadora, viendo cómo Ghost se acercaba a alguien más mientras su propio corazón se rompía en pedazos.
Era una noche tranquila en la base después de una misión particularmente difícil. El aire fresco de la madrugada llenaba el campamento, y la mayoría del equipo ya había ido a dormir, agotados por el desgaste físico y emocional de los últimos días. Sin embargo, Y/N no podía dormir. Se encontraba sentada cerca de una fogata, mirando las llamas que danzaban, mientras sus pensamientos la mantenían despierta. El sonido del viento y el crujido de la madera eran lo único que rompía el silencio, pero su mente estaba lejos, atrapada en un torbellino de emociones que no lograba controlar.
Se levantó de golpe, decidida. No podía seguir con esto, no podía seguir guardando lo que sentía. No después de todo lo que había pasado entre ellos. Sabía que Ghost había estado allí para ella en más de una ocasión, cubriéndola, protegiéndola, y, en su propio modo, mostrándole una confianza que pocos podían ganarse. Pero las palabras nunca se habían dicho, y el peso de su silencio estaba empezando a ahogarla. Si no lo hacía ahora, temía que nunca pudiera hacerlo. Quizás se arrepentiría, pero no podía seguir escondiendo lo que su corazón deseaba.
Con paso firme, se dirigió hacia la tienda de Ghost. A pesar de su decisión, algo en su pecho se tensaba. No sabía cómo comenzaría esa conversación, pero estaba decidida a enfrentar la verdad, por dolorosa que fuera.
Golpeó suavemente la tela de la entrada de la tienda, y la figura de Ghost apareció detrás de ella, la sombra de su imponente figura bajo la luz tenue de la linterna. Su rostro seguía siendo un misterio, pero en ese momento, parecía más distante que nunca.
— ¿Qué pasa, Y/N? — preguntó con su voz grave, sin mostrar señales de sorpresa.
Y/N respiró hondo antes de hablar. No iba a dar marcha atrás.
— Necesito hablar contigo — dijo, su tono firme, pero un poco tembloroso.
Ghost frunció el ceño, una mirada que, aunque oculta por la máscara, mostraba su incomodidad con la situación. Se apartó, invitándola a entrar.
Dentro de la tienda, Y/N se sintió más nerviosa que nunca. El espacio pequeño y oscuro parecía amplificarse, el silencio entre ellos más pesado. Se quedó de pie unos momentos, buscando las palabras adecuadas, mientras Ghost se acomodaba en su camastro, observándola con cautela.
Finalmente, Y/N habló.
— He estado pensando mucho… sobre todo lo que ha pasado entre nosotros — comenzó, su voz vacilante, pero determinada. — Sobre todo lo que ha pasado en estas misiones… en cómo hemos trabajado juntos, en cómo hemos sobrevivido. Y... quiero decirte algo que no he podido decirte antes.
Ghost no dijo nada, simplemente la miraba, esperando a que continuara. Sus ojos, aunque ocultos, parecían tan fríos e inquebrantables como siempre.
— Yo... — Y/N tragó saliva, sus manos sudando mientras intentaba reunir el valor. — Yo siento algo por ti, Ghost. No es solo admiración. Es más que eso. He intentado ignorarlo, he intentado no pensar en ello, pero no puedo más. No puedo seguir ocultando lo que siento. He intentado... no dejarme llevar por lo que no tiene sentido en medio de todo esto, pero... no puedo.
Por un momento, todo se detuvo. La tensión en el aire era palpable. Y/N estaba temblando, esperando que las palabras de Ghost la llegaran, que respondiera de alguna manera. Pero Ghost no parecía moverse, ni mostrar una pizca de emoción. Después de lo que pareció una eternidad, él finalmente habló.
— No es una buena idea, Y/N — dijo, su voz profunda y fría como siempre, pero con una dureza que caló en su corazón.
Y/N se quedó paralizada, como si las palabras lo fueran a derribar. Pero no lo hacían. Al contrario, sentía como si algo dentro de ella se rompiera.
— Esto no es... lo que parece. — Ghost continuó, su tono impersonal. — Tú y yo no somos iguales. Yo no tengo lugar para esto. No soy alguien para ti, Y/N. Lo que tienes en tu cabeza, es solo un impulso. Una necesidad de sentir algo en medio de toda esta mierda. Pero no es real. No lo es.
Y/N lo miró, el dolor comenzando a apoderarse de su pecho. ¿Así que todo lo que había compartido con él, todo lo que había sentido, no significaba nada? ¿Todo era solo un error? Ella no entendía.
— ¿Qué estás diciendo? — murmuró, su voz temblando, pero tratando de mantener la compostura. — ¿Entonces todo lo que hemos pasado juntos no significa nada para ti?
Ghost no se movió, pero sus ojos, aunque cubiertos, parecían fijarse en ella con una intensidad inquietante.
— No significa nada, Y/N. Yo no soy lo que buscas. Nunca lo seré. — Su voz fue dura, cortante, como si estuviera marcando un límite que no quería cruzar. — Tú eres joven, tienes un futuro por delante. Yo soy solo un fantasma, una sombra que no puede ser parte de tu vida.
La respuesta de Ghost fue como un golpe directo a su corazón. Y/N sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía. La confesión que había hecho con tanta valentía ahora parecía ridícula, insignificante. ¿Cómo podía ser tan estúpida?
— No soy lo que buscas... y no lo seré nunca — repitió él, sus palabras afiladas como cuchillas.
Y/N se quedó en silencio, sintiendo que las lágrimas amenazaban con asomar, pero se obligó a mantener la compostura. Con un último vistazo a la figura inmutable de Ghost, se dio vuelta lentamente, sin decir nada más.
La puerta de la tienda se cerró suavemente detrás de ella, dejando a Y/N fuera, en la oscuridad, con el corazón roto y el alma hecha pedazos. Ghost no había dado ni un paso hacia ella, ni siquiera un suspiro de compasión. Para él, todo se reducía a la misión, al deber. Y ella, por muy fuerte que fuera, no cabía en esa ecuación.
En silencio, Y/N caminó hacia su tienda, sintiendo cómo cada paso la alejaba de lo que alguna vez había sido una esperanza. Sabía que, aunque los días seguirían, nada sería igual. No después de esa conversación.
Ghost, la sombra en la que siempre había confiado, la había rechazado, y de la manera más cruel posible: con indiferencia absoluta.
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