17. No estamos solos
Mientras corría solo podía pensar en algo, tenía que llegar a la orilla para impedir lo que había visto. Recordé las condiciones en las que estaban Laura, Jeff y aquellos dos chico más, en lo que dijeron y en el temor que tenían por lo que habían vivido, lo que había visto era solo parte de lo que ahora ocurriría en nuestro campamento, lo que había visto había sido una premonición de lo que iba a pasar, era la prueba de que no estábamos solos en esta isla.
Por más rápido que corrí, cuando finalmente estuve cerca de la orilla comprobé que había llegado muy tarde, el ataque había iniciado porque toda la zona donde estaban los sobrevivientes estaba repleta de humo, fuego y gente corriendo de un lado a otro para tratar de ocultarse y salvarse.
Me escondí detrás de un árbol para intentar pensar en un plan para rescatar a tantas personas como pudiera. A mi alrededor todo era un caos, escuchaba los gritos de las personas que corrían de un lado al otro para tratar de esconderse de lo que sea que estuviera atacándonos. No pude distinguir bien quién o qué cosa estaba detrás de todo este macabro plan, vi flechas con fuego que salían desde una parte de la selva y caían en el improvisado campamento que ya estaba envuelto en llamas. También caían piedras que chocaban contra las personas y las tumbaban al suelo de inmediato, esto que estaba pasando era más horrible de lo que yo podía describir.
Mientras veía aquella escena de horror, en un momento reconocí al niño que me había buscado para que salvara a Pierre. El pequeño estaba en peligro, en medio de todo el caos, se veía que no sabía hacía dónde ir. Tenía que ayudarlo, pero cuando decidí hacerlo algo explotó y capturó mi atención unos segundos, cuando volteé para ver al niño, ya no estaba, había desaparecido.
—¿Qué es lo que estás haciendo? Hasta que al fin te alcanzo. Ven, nos vamos —Sentenció casi sin aliento y sin tomar en cuenta mi opinión. Me sujetó con fuerza por el brazo, pero me solté de inmediato como niña malcriada.
—No... ¡Los atacan, Pierre! ¡Los atacan! Tenemos que hacer algo.
—No, te vienes conmigo —Volvió a decir con mucha seguridad. Puso lo ojos en blanco ante mi negación —Lorena y Patrick fueron por algunos, nos encontraremos con ellos, pero debes de venir conmigo.
—Pero... —Intenté decir pero sentí un fuerte golpe en el labio. Instintivamente llevé las manos a mi boca y tenía sangre —¿Qué diablos...?
—¿Estás sangrando? ¿Qué acaba de pasar? —Preguntó él acercándose más hasta donde yo estaba.
—Yo... No lo sé... —Era la verdad, no sabía qué había pasado porque en realidad nada me había golpeado el labio, simplemente comenzó a sangrarme de un segundo a otro.
—¿Estás bien? —Me revisó con delicadeza y yo asentí a pesar que no entendía lo que acababa de pasar —Anggie, lo siento, nos vamos —No tuve tiempo de reaccionar, Pierre sujetó mi mano y comenzamos a correr por donde yo acababa de bajar a la orilla de la playa.
—Para... Espera...
Llevé mis manos al pecho porque sentí una presión muy fuerte, tan fuerte que me paralizó, no podía seguir caminando porque no tenía fuerzas. Me arrodillé aún con las manos aún puestas en el pecho donde tenía esta especie de miedo sin sentido que me daba ganas de llorar. Algo sí tenía claro, no era mi miedo, era el de alguien más.
—Esperan por nosotros, se nos hace tarde —Me comentó Pierre en susurros —¿Qué tienes? ¿Qué está pasando?
Noté cuando se colocó lo suficiente cerca como para que pudiera verlo, pero yo estaba tan atemorizada que no podía prestarle atención a lo que decía. Esta situación era espeluznante, de hecho lo era, pero no tanto como para causarme aquel miedo, aquellas ganas de llorar, aquellas ganas de querer morir. ¿Qué me estaba pasando?
—No... puedo... —Dejé la frase en el aire, la opresión en el pecho y las mismas sensaciones eran tan reales, tan propias que no podía hablar ni moverme —Lo... siento....
—Están atacándonos. Tenías razón... ¿Quieres oír eso? —Supe que estaba tan confundido como yo y por eso decía tantas tonterías, pero no tenía fuerzas ni para responderle —Te lo digo entonces, tenías razón. Ahora ponte de pie y salgamos de aquí.
Lo escuché, pero me costaba reaccionar a sus palabras porque algo extraño me pasaba, me sentía atada a unas emociones que no parecían ser mías.
—¿Qué tienes? —Me preguntó de nuevo cuando vio que no podía moverme ni hablar.
—Yo... no lo sé... no puedo... —Bajé la mirada, quité las manos de mi pecho, sequé las lágrimas de mis ojos —No sé qué me sucede... Dame... Dame unos segundos.
Me tomé unos segundos para recuperarme. No podía rendirme tan fácil, teníamos que salir o alejarnos cuanto antes del campamento, antes de que fuese demasiado tarde. Me aferré a lo mucho que quería encontrar a Amy, y fue entonces cuando recuperé fuerzas y dejé de lado aquellas sensaciones extrañas que parecían no ser mías.
—¿Cómo vamos a salir de aquí? Nos tienen rodeados y... parecen estar ocultos tras aquellos árboles —Al decir esto señalé el lugar con una mano que aún me temblaba por los nervios extraños que sentía.
—Cuando vimos desde arriba lo que sucedía en el campamento, nos dividimos. Quedamos en encontrarnos en un punto.... —Pierre pasó las manos por la tierra y comenzó a hacer algunos trazos para explicarme —Aquí estamos nosotros, y justo aquí nos esperan —Señaló cada lugar, la distancia seguía siendo un poco lejos de nuestra posición, prácticamente teníamos que recorrer todo el camino por el que vinimos.
—¿Qué pasará con el resto de...? —Esquivó mi mirada —¿Qué pasará con los que no logren salir del campamento?
—Tú lo viste...
—¿Ahora si me crees?
—Tu lo viste Anggie, todos se... —Tragó grueso antes de pronunciar que todos los que se quedarían iban a morir. Sabía lo que diría, yo misma lo había visto, eso era cierto —Se quemaron y no todos se salvaron... Lo siento Anggie, ahora importan los que quedamos. No sabemos quién está detrás de esto, y no nos quedarémos para averiguarlo. ¿Puedes con esto? —Asentí, aunque hubiese dado cualquier cosa po salvar a más personas.
—Tienes razón —Admití con el sentimiento de culpa a flor de piel, si hubiese llegado a tiempo, si tan solo hubiese podido hacer más. En ese momento dejé de pensar en l idea de que yo podía ser la culpable, porque no era cierto, hice lo que pude —De acuerdo, sigamos.
Me levanté rápido, pero no habíamos avanzado mucho cuando volví a caer por quién sabe qué. ¿Qué rayos pasaba conmigo? Sujeté con mis manos el tobillo porque el dolor era muy fuerte, muy intenso. Escuchamos como si nos estaban siguiendo, pero yo no podía caminar ahora en estas condiciones, así que Pierre me miró como si no tuviera otra opción.
—Si me disculpas —Me hizo señas de que tenía que cargarme. Bajé la mirada, y sin decirle nada asentí.
Se excusó cabeceando, me cargó en sus brazos y aún así corría mucho más rápido que yo, y así fue como pudimos alejarnos de aquello que nos seguía. Llegamos al claro que me había dibujado Pierre, y allí esperamos a los demás que fueron llegando poco a poco en pequeños grupos. No eran tantos, pero al menos Patrick y Chuck lograron sacar a algunos con vida.
Además de Pierre, Patrick, Chuck, Lorena y yo, entre los sobrevivientes estaban el niño que había querido salvar que no se despegaba de los brazos de Lorena, el doctor y unos cuantos más. Debido a lo que había ocurrido, decidimos que lo mejor sería pasar la noche porque algunos estaban heridos. Al amanecer nos íbamos a reunir de nuevo para coordinar hacia dónde ir.
El doctor no perdió el tiempo, ayudó a los que tenían heridas, mientras que Patrick y Chuck hablaron hasta que el cansancio los venció. Lorena se quedó junto al pequeño, y lo arrulló hasta que también se durmió.
En cuanto a Pierre y yo, solo estuvimos hablando sobre lo que había ocurrido, no sabíamos quién nos había atacado ni por qué. Supimos entonces que la isla no estaba tan sola como habíamos creído, por lo que lo mejor sería salir de este lugar cuanto antes. Sin embargo, antes de salir de esta isla tenía que encontrar a mi hermana, a mis amigos y a sus amigos. Había demasiado peligro, no podíamos dejarlos solos.
Cuando Pierre se durmió, a pesar que me costó despegarme de su lado porque permanecía muy cerca de mí, logré desenroscar su brazo del mío y me pude levantar. Todos dormían, así que era el mejor momento para irme. Caminé despacio y me alejé del grupo, iba caminando cuando alguien me sorprendió con la guardia baja.
—Sé lo que haces. Voy contigo.
Maldije por lo bajo. Mi plan había vuelto a estropearse. No podía ser posible tener tanta mala suerte. Di media vuelta y encaré a aquella persona y fue cuando la ví, era Lorena.
—Lorena —Pronuncié su nombre con calma tratando de desviar el rumbo de mis obvias intenciones. ¿Cómo se despertó si yo no había causado ningún ruido? —¿Qué haces despierta a estas horas?
—Sé lo que haces y voy contigo —Repitió dando una entonación diferente. La observé bien, ¿acaso había estado llorando? —Te acompañaré —Volvió a decir.
—Estás malinterpretando la situación. Yo no voy a ningún lado....yo solo... —Traté de pensar en una excusa creíble, pero ella me interrumpió.
—Te escuché hablar con Pierre, sé lo que harás Traté Alzó la mirada, tragó grueso e intentó hablar de nuevo, solo que esta vez fui yo quien la interrumpió con sutileza.
—Regresémos a dormir... Ya hice lo que tenía que hacer.
—No me hagas hacer algo que no quiero, Angelly. Puedo despertar a todo el mundo aquí, incluyendo a Pierre. Sé que él no quiere que vayas... Soy capaz de hacer eso si no me llevas contigo.
—Creo que estás mal. Yo no dije que iría a ningún lado solo —Busqué una rápida mentira —Solo me levanté para estirar los pies. Debo asegurarme de tener bien mi tobillo en la mañana para no ser una carga más para nadie.
—Qué patética mentira —Rió por lo bajo. Cabeceó y volvió a verme— No me obligues a hacer algo que no quiero.
—No sabes de lo que hablas —Negué con la cabeza.
—Claro que sé —Me interrumpió con brusquedad como si estuviera leyendo mi pensamiento. Yo te ayudo y tu me ayudas. Prometo que no seré un estorbo para ti, puedo serte muy útil a decir verdad —Su idea no me agradaba. No pensé en llevar a nadie más, no quería poner a nadie más en peligro mientras buscaba a mi hermana.
—Escúchame...
—No, ¡escúchame tú a mí! ¿Quieres? Estás haciendo esto por algo, tienes tus motivos... Entiendo, yo tengo los míos. ¿Qué te cuesta llevarme contigo?
—No puedo —Susurré. Esta frase fue explosiva para Lorena. Aunque se alteró, no gritó tan alto como para despertar al resto.
—Entiendo por lo que pasas, te entiendo mejor que cualquier persona. ¿Puedes entenderme tú a mí? —La miré sin conseguir entender el por qué de su actitud. No sabía por qué quería venir conmigo. Además, no la conocía lo suficiente como para poder saberlo— ¡DEMONIOS! — Exclamó exasperada señalándome con las manos encerradas en puños. Por unos segundos bajó la mirada, suspiró y al ver mi expresión supo que debía bajar el tono —Yo te ayudo a encontrar a tu hermana... ¡Ayúdame tú a encontrar la mía! ¿Sí?
_______________
Estos dos últimos capítulos están dedicados para dos personitas muy especiales para mí que están en otra parte del continente. Nos unió el amor por el mismo grupo de música, y aunque no nos conocemos en persona, siento que ellas han estado en parte de mi vida.
Laura y Lorena son reales, y por eso forman parte de esta historia desde la primera edición. Espero que les guste tanto ustedes como a ellas cuando terminen de leer estos capítulos porque todavía falta un poco antes de terminar esta primera parte de Bajo La Manga.
¡Disfruten de la lectura!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top