Oportunidades.

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Marinette movía de un lugar a otro una pequeña luz roja, la cual Plagg perseguía con el único fin de atrapar ese pequeño punto que desde hace por lo menos veinte minutos lo estaba provocando, estaba tan aburrida, sin tareas, sin su mejor amiga, porque en momentos como ese Alya debía comenzar a sentirse mal. No era que le molestara realmente todo el mundo tenía derecho de enfermarse, pero hasta hablar con ella era más entretenido que "molestar" a su gato.

Giro su muñeca un par de veces formando un ocho, hasta que el gato se mareo completamente, Plagg se había tirado al suelo, parecía estar sufriendo de alguna epilepsia producida por el toreo... ¿Eso contaba como maltrato animal? Se bajó del sofá para tomar al felino e intentar controlarlo, más apenas logro tocarlo, Plagg comenzó a saltar sin control alguno hasta chocar contra el sofá, y después de haberse golpeado parecía que nada había pasado.

-¿Seguro estas bien?- pregunto, el gato solo le quedo mirando para después meterse bajo el sofá.- Plagg...

-¡Marinette!- antes de poder meter la mano abajo para tocar a su gato, su madre entro a la sala con una caja en los brazos, la azabache se levantó para ayudarle con aquello.- Cariño necesito que me ayudes un poco en el sótano ¿Tienes trabajo?

-No, nada mamá...Pero ¿Qué hay de la pastelería?

-Tu padre la atenderá. Sabes tenemos muchas cosas abajo que podemos donar a la caridad.- al abrir la caja, Sabine saco un par de mantitas en color verde agua y rosa, después un pequeño mameluco blanco con un borreguito plasmado al centro.- te veías tan adorable con esto cuando eras una bebe.

-¿Piensas regalar todo esto?- pregunto tomando una de las mantas entre sus manos.- para ti, son recuerdos valiosos.

-De nada sirve guardarlo ya, es mejor si otra persona las ocupa. Además estamos ayudando a los que lo necesitan realmente.

Sin decir más, Sabine y Marinette bajaron hasta el sótano, habían pasado algunos años desde que bajo a ese lugar, si mal no lo recuerda fueron por lo menos tres años, la última vez fue solo para encontrar a un pequeño amiguito que buscaba refugio en el invierno y que desde entonces toda la familia conocía como Plagg. Sabine se encargaba de acomodar la ropa dentro de las cajas que se irían en los donativos, mientras Marinette se encargaba de algunos juguetes, había tantos que no podía recordar cuando los obtuvo o siquiera haber jugado con ellos.

-Marinette ten cuidado.- advirtió Sabine.- si mal no recuerdo tenemos algunas figuras de porcelana china para tus tíos, no rompas nada.

-No mamá... ¿Por qué guardamos tantas cosas? No recuerdo haber tenido uno de estos.- su madre observo la muñeca tejida que ella sostenía. Largos trozos de estambre negro que simulaban su cabello, un vestido rojo con encaje negro en la falda y mangas, una pequeña mascara en su rostro de color rojo.- Bridgette.

-Fue, un tesoro.- Sabine tomo la muñeca detallándola con mucho cuidado, sonriéndole a la muñeca que había olvidado estaba en ese lugar abandonada.- Mi hermana hizo esta muñeca hace muchos años, después de su accidente, yo traje a casa muchas de sus pertenencias, pero, antes de que tu nacieras me había olvidado de ella.- Mintió, realmente esa muñeca si había sido hecha por su difunta hermana, y era el tesoro que más apreciaba Bridgette.

-Ya veo, entonces la muñeca se llama Bridgette, esta bordado en el vestido.

¿Cómo se llama tu muñeca cariño?

¡Mona!

¿Mona?

Mami...Mona.

Mona Lisa... como tu madre, es un hermoso nombre.

-Mona Lisa, como su madre.- respondió de forma inconsciente, rápidamente negó con la cabeza, estaba hablando de más. – la muñeca se llama Mona Lisa.

-Igual que la tía Mona Lisa, que curioso.

Sabine no dijo más nada, Marinette prosiguió sacando cosas de otra caja, algunos muñecos más hasta encontrar un álbum de fotografías color crema, limpio un poco el polvo de la tapa, seguramente eran fotografías de alguno de sus padres cuando niños.

-¡Marinette!- su madre le había casi arrancado el libro de las manos, se veía ¿Asustada? Nerviosa, como si el contenido de aquellas fotografías fuera prohibido.- Lo siento cariño, es que simplemente aun no es tiempo para que lo veas.

Ella, solo asintió con la cabeza, su madre se recogió todo alrededor de ella y regresarlo a la caja junto al álbum de fotos, el resto de la tarde no se tocó más el tema.

La mentira de Adrien para sus padres fue perfecta, no sospecharon ni por asomo que su hijo había mentido e ido a ver otras personas, aquella era una noche de lo más rara para él, muy pocas veces sus padres cenaban con él en el comedor o mejor aún, muy pocas veces él y su familia se reunían para cenar por lo general lo hacía solo en su habitación.

-¿Otra vez sin hambre?- pregunto su madre. Adrien negó con la cabeza haciendo a un lado su plato.

-¿Puedo preguntarles algo?- su madre sintió pateando por debajo de la mesa a Gabriel, su marido estaba muy concentrado revisando la agenda electrónica. – ¿Cómo era Félix?

Ante aquella pregunta sus padres se miraron de una forma un tanto seria, no era común que él preguntara eso, Paulette le sonrió casi forzadamente mientras hacía extraños movimientos con las manos como si de ese modo le explicase como era su hermano, su padre por otro lado solo se aclaró la garganta.

-Fue un chico con grandes ideales, honesto, y responsable.- respondió Gabriel. Adrien no estaba del todo satisfecho, por lo tato paso su mirada a su madre.

-Lo mismo que dijo tu padre.

-¿Por qué siempre evitan hablar del tema?- pregunto esta vez y de forma molesta se levantó de su lugar importándole muy poco el tirar la silla o el simple hecho de mirarles con reproche.- hablan de él como si no les doliera la pérdida de uno de sus dos hijos, como si no les importara.

-No voy a tolerar ese tipo de conductas.- advirtió su padre.- ahora discúlpate.

-No, no lo are, ustedes no... mi hermano fue su hijo, no lo traten como si de la noche a la mañana no interesara más.

-Tu hermano está muerto y es lo único que debes saber.- Gabriel se giró a ver a su esposa, su semblante alegre paso a uno serio, un tanto molesto.- no podemos traer a los muertos a la vida, lo tenemos en los recuerdos y...

-¡Pero aquí no hay recuerdos!- exclamo.- todo está en su habitación.

-¡Adrien ya cierra la boca!- grito Gabriel.- discúlpate con tu madre y retírate a tu habitación ya es suficiente.

-A veces pienso que él no era su hijo, que no hablan de él porque se han librado de un estorbo en sus vidas.

-¡Adrien!

Sin escuchar a su padre, el rubio salió corriendo del comedor para encerrarse en su habitación, como lo supuso desde un principio, sus padres nunca dirían nada. Por su parte Gabriel se dejó caer de forma pesada en su silla, estaba tan molesto en ese momento que de un manotazo tiro todo lo que estaba enfrente suyo, Paulette le sujeto del brazo esperando a que se tranquilizara.

-Gabriel escúchame... sabíamos que tarde o temprano Adrien aria muchas preguntas más que cuando niño porque su nana le hablo de más.

-Una cosa es preguntar y otra que haga este tipo de cosas MI HIJO un estorbo en mi vida.

-Adrien también es tu hijo, biológico y único... entiende por favor, debimos contarle la verdad cuando pequeño de por lo menos mostrarle una foto, pero si no se hizo nada fue porque TÚ así lo quisiste.

-¿Qué propones entonces?- le pregunto un tanto agitado por el coraje.- ¿Qué le cuente la verdad de Félix?

-Sí, que hables con él y le cuentes la verdad es duro recordar el pasado, no puedes culparlo por esto, la adolescencia es una etapa difícil. No le hables ahora los dos necesitan respirar y tranquilizarse.

Al día siguiente, Adrien se sentía un poco mal de haberle gritado a sus padres, no tenían la culpa y si no querían hablar era por algo... su madre entro a su habitación llevándole su desayuno, el chico seguía alistándose para ir al colegio ignorándola por completo.

-Cielo... Adrien.

-Lo siento, pero ya voy tarde.

-Adrien Agreste, mírame que te estoy hablando.- ordeno, el rubio se giró a ver a su madre de modo neutro, ella le miraba seria de igual modo para después sentarse a la orilla de la cama.- Respecto a lo que paso anoche, tu padre ha elegido una fecha especial para contarte todo sobre Félix, si no hablamos de él en esta casa es porque, a tu padre le duele recordarlo, fue su primer hijo.

-Por lo mismo no debería olvidarlo, sé que no hay modo para "contactar" con los muertos, pero no creo que sea justo que le olvide encerrando sus cosas en una habitación o descuidando su tumba ¿Cuándo fue la última vez que la visito?

-Por lo menos ocho años, tu padre es un hombre muy ocupado y cuando puede se da el lujo de pasar una mañana, tarde o noche tranquila con su familia.

-El sacrificio del año.- respondió sarcástico, su madre torció los labios con molestia.- lo siento mamá, pero no creo que sea justo, tú dices cosas que son lo contrario, por lo menos a ti puedo verte la cara todos los días, mi padre a veces es una persona ajena a mi mundo, si tan solo se tomara mas enserio a su familia en lugar de su trabajo.

Sin decir o escuchar más nada, salió de su habitación. Subió al auto para irse al colegio sin importarle llegar más temprano que todos sus compañeros, Paulette entendía que los adolecentes eran difíciles y tenían sus peores etapas, por lo poco que recuerda Gabriel no sufrió durante la adolescencia de Félix, siempre fue... tranquilo.

Las clases transcurrían con normalidad, mientras escuchan un relato en clase de literatura, Marinette había notado al rubio muy distraído, más de tres veces había sido regañado por la profesora por no prestar atención o no saber en qué página debía continuar la lectura.

-¿Puedo preguntarte algo?- Marinette le miro, el seguía distraído.

-Si...

-¿Alguna vez has pensado si tus padres, son realmente tus padres?

-¿Mis padres? Bueno la verdad es que no te...

-Señor Agreste.- el llamado de la profesora hizo que toda la clase se girara a verlo.- si no le interesa mi clase por favor retírese y diríjase con el director.- ordeno. Adrien tomo sus cosas bajando sin prisa por los escalones hasta salir de la clase.

Marinette estaba confundida ¿Por qué preguntarle eso de repente?... al salir en lugar de irse a la oficina del director, Adrien salió del colegio, por lo menos tendría una hora libre antes de ingresar a la clase de física. Era muy pronto pero entre más rápido supiera más cosas mucho mejor. La casa de Marinette no estaba tan lejos, solo cruzando la calle.

Sabine miraba la muñeca entre sus manos con un cierto toque de tristeza, esa muñeca era un tesoro inigualable para Bridgette cuando niña, siempre iba a todas partes con ella, hasta que poco a poco fue aceptando la muerte de sus padres, hasta que conoció al chico que cambiaría su vida para siempre. La campana de la puerta se dejó escuchar, Sabine guardo la muñeca tras el mostrador.

-Oh Adrien ¿No deberías estar en clases?

-Lamento la molestia señora Dupain... pero quería yo preguntarle una cosa muy importante. – de su chaqueta saco la fotografía donde estaban Félix y Claude, aun no se arriesgaría a mostrar la de Bridgette.- me contaron, ustedes conocieron a esta persona, a mi hermano.

-No sé qué quieres que te diga exactamente Adrien.- aquello no lo esperaba, si bien si le conocieron, los últimos meces de vida de Félix se la pasó casi viviendo con ellos.

-Claude, quien aparece en la foto me conto que el solía salir con una chica de nombre Bridgette y que era familiar suyo.

-Lo lamento Adrien, pero son cosas personales, tu hermano fue una buena persona es todo lo que podría yo decirte, respecto a la otra persona que mencionas, desconozco sobre ella.

-Entiendo, lamento haberle molestado, será mejor que me regrese a clase, solo quería saber un poco más sobre quien fue mi hermano. – Sabine desvió su mirada con pena. Adrien sabía que tener la información no sería fácil, y no culpaba a la madre de Marinette, ella tenía razón son asuntos personales donde él no figuraba ni por asomo.

En el aeropuerto, Bridgette miraba su pasaporte fijamente, como si con lamente quisiera provocar que este se incendiara y el boleto de avión dentro se quemara e impidiera su pronta partida. Pero, aun que lo deseara, ella debía irse de Paris, debía irse y no regresar nunca más, era lo mejor para ella y para Marinette, la vida para su hija debía de transcurrir como hasta ahora sin conocer la verdad... ¿Cobarde? Tal vez, pero a eso se había condenado aquella noche al escapar de su hogar hace ya varios años.

Suspiro pesadamente, los altavoces llamaron a todos los pasajeros rumbo a Inglaterra, el avión ya debía ser abordado.

-Te vas y sin despedirte.- la azabache levanto su mirada al escuchar la voz, a escasos centímetros se encontraba Claude quien le sonreía de medio lado.

-No pensé que mi partida te afectara tanto como para venir a despedirme.- respondió, el castaño negó un par de veces con la cabeza para después mirarle fijamente a los ojos.

-Honestamente poco me importa si te vas o no, pero teniendo en cuenta que veras a Melody apenas pongas un pie en Inglaterra debía de aprovechar la oportunidad.- del bolsillo de su chaqueta saco un pequeño mono de peluche el cual vestía una camisa y gorrito de pijama azules con estampado de banana.- hubiera deseado comprarle algo mejor, así que solo te puedo pedir que le des este único regalo a mi hijo.

-Está bien...- tomando el pequeño regalo lo guardo dentro de su bolso.- no te prometo mucho pero are lo que pueda para que Melody esté en contacto contigo y te permita ver a tu hijo por lo menos una vez cada año.

-Supongo que gracias en todo caso de que no llegues a lograrlo.- nuevamente el llamado se escuchó por todas partes, Bridgette suspiro con fuerza comenzando a caminar siendo seguida por Claude en silencio. En cuanto pusiera un pie al otro lado de esas puertas que conducían al avión ya no habría marcha atrás, ya no podría regresar.

-Sabes, mucho antes de que Félix muriera, me dijo que me diera la oportunidad de conocerte.- comenzó a hablar sin dejar de darle la espalda.

-Lo sé, me lo dijiste la última vez que nos vimos hace bastante tiempo.

-Si me hubiera dado la oportunidad hace bastante tiempo, antes de que todo esto pasara, mi visión hacia a ti habría cambiado por completo. Y tenían que pasar quince años para darme cuenta.- por primera vez en todo ese tiempo Bridgette ofrecía una sincera sonrisa de esas que derretían el corazón por su encanto.- a pesar de todo fuiste un buen amigo, ahora entiendo por qué Félix te apreciaba como un hermano, realmente are lo que pueda para darte noticias de tu hijo, lo prometo.

Bridgette estiro sus brazos hasta colocarlos a los costados de Claude y abrazarlo, un abrazo sincero, honesto... él no dudo en responderle el abrazo, en ese tiempo que compartieron juntos, le había ganado cariño a la azabache, él de cierto modo también comprendía porque Félix se había enamorado de ella, para él Bridgette era una muy buena amiga, terca a su manera, pero honesta y comprensible.

-Aun puedes quedarte en Paris e intentar hablar con Marinette.- ella negó con la cabeza.

-No, así es mejor y lamento mucho lo mal que te trate en este tiempo, realmente lo siento.

-Descuida, sé que intentar convencerte será inútil, así que buen viaje.

-Gracias.

Bridgette fue la última en cruzar aquella puerta, miro tras de sí, Claude le despedía con la mano, y ella no dudo nada para regresarle el gesto. El viaje seria largo, más largo que el de llegada a ese lugar.

Gabriel, caminaba de un lado a otro por su estudio, Paulette le había convencido de hablar con Adrien respecto a Félix y él había aceptado a regañadientes, camino hasta la gran pintura de su esposa haciéndola a un lado y abrir su caja fuerte, de él saco un libro negro con dorado el cual tenía grabado el nombre de Félix, nombre que por cierto últimamente sonaba extraño para él de tanto escucharlo y pronunciarlo. Tomo lugar tras su escritorio para después abrirlo. La primera fotografía en la página era la de Mari Anne, una foto que le tomo desprevenida un par de días después de que la llevara a su mansión, la joven se había molestado más después de ver la foto le había agradado. Las siguientes eran fotografías de Félix de bebe, el primer Halloween y su disfraz de gato negro 100% diseñado por él, la primera navidad y el primer regalo; su primer día de clases, su primera obra de teatro, los festivales, casi toda su vida plasmada en fotografías. Antes de llegar a las últimas páginas sus ojos observaron dos en especial.

La foto con él mejor amigo de la infancia y otra con quien supuestamente fue su primer amor, dos personas hipócritas que no merecían haber conocido a Félix.

Alguien golpeaba la puerta de su estudio, rápidamente guardo el álbum en su lugar para después dar la orden de entrar. Adrien miraba a su padre un tanto nervioso y este solo le miraba de forma seria, sebera.

-¿Qué necesitas?- pregunto de forma directa, Adrien respiro lo más que pudo de forma disimulada.

-Yo... yo venía a disculparme por lo de ayer.- le dijo.- lamento mucho mi conducta, realmente no estaba pensando, solo estaba exigiendo cosas que no debería de saber – Gabriel le miro en silencio, para Adrien sostenerle la mirada y hablarle era difícil, había cierta verdad y mentira en sus palabras, su padre lo conocía realmente bien.- lo lamento.

Gabriel se acercó hasta él colocando su mano sobre su hombro.

-Es normal tener curiosidad por ciertas cosas, pero también hay que saber cómo expresar lo que sientes y la forma de pedir las cosas.- le dijo.- tu madre y yo no te contamos más nada de tu hermano, no porque sea un estorbo del que nos libramos. Pasaron muchas cosas Adrien, muchas incluso aun después de que naciste.

-Y realmente lo lamento. Ya no les preguntare nada respecto a lo que tenga que ver con él.

-De acuerdo... pero aun así eh establecido una fecha para hablarte de él para que conozcas su pasado y entiendas el por qué.- el rubio asintió, no era necesario lo sabía.

-Sé que no estoy en posición de pedir cosas, pero... para olvidar todo esto ¿Podría invitar a un amigo a cenar?.- Gabriel asintió.- y tú y mamá estarían presentes.

-Pediré a Nathalie organice nuestras agendas y ver qué noche estaremos libres, tan pronto tenga la respuesta te lo are saber.

Sin más que decir, Adrien se abrazó a su padre en señal de agradecimiento, Gabriel no dudo en regresarle el abrazo, un conmovedor momento entre padre e hijo, el cual era supervisado en secreto por Paulette. La rubia sonrió para darles privacidad aunque todo lo que escucho era sincero, para ella las actuaciones no servían.

-¿Ya se fue?- pregunto Adrien sin dejar de abrazar a su padre.

-Ya...- dicho eso ambos se separan, la seria mirada de Gabriel se posó en su hijo.- estas castigado, un mes sin videojuegos y sin salir más que a tus sesiones de fotografía, nada de teléfono o internet ¿queda claro?

-Si padre y lo lamento nuevamente.- esta vez el abrazo de Gabriel fue sincero sin actuaciones para complacer a su esposa.

Claude, caminaba por las calles en silencio sintiendo el fresco de la noche algunas luches en los postes tintineaban por el fallo del bombillo, aun así no era como si de una noche macabra se tratase o si aquello indicara que algún loco disfrazado de payaso fuera a saltarle en cualquier momento, solo que el ambiente se sentía tranquilo y algo solitario.

-¿Ahora con quien voy a pelear por el último trozo de pizza?- se preguntó con burla. Detuvo sus pasos al ver a tres sujetos al otro lado de la calle jugando y apostando, negó con la cabeza, él ya no era el mismo de hace quince años, en otro momento posiblemente se hubiera acercado para apostar lo poco que tenía consigo.

Como si fuera cosa o broma del destino, al otro lado de la calle más adelante se encontraba la pastelería de los Dupain Cheng, entro al lugar tomando una caja de galletas en uno de los mostradores.

-¡Pero que sorpresa!- el jovial saludo del señor Dupain le hicieron sonreír un poco, de cierto modo esperaba que no le reconocieran.

-Buenas señor Tom...Cuanto tiempo.

-Demasiado, te desapareciste por un buen tiempo.

-Si... bastante.

-La última vez que me encontré a tu madre no dijo nada sobre ti, ¿Realmente decidiste irte a España con tu padre?- pregunto, Claude recordó entonces que mucho antes del accidente sus padres se separaron y su padre se había mudado a España con su amante.

-Sí, sí, las corridas de toros, las playas...- mintió.- sin mucho que contar, me gustaría charlar más pero ya debo irme.

Tras pagar lo que había tomado, salió a toda prisa, el tío de Bridgette fue un buen amigo de su madre, la última vez que Claude y su madre se vieron fue por lo menos hace cinco años, con el dinero de la herencia de su abuelo su madre se mudó del país, posiblemente a Rumania, realmente no lo sabía y no le importaba. Al llegar a su hogar y encender las luces, el lugar le pareció mucho más grande que de costumbre, tan frio, tan silencioso...

-Yo creo que mejor me compro un perro.

Realmente que le faltaba una persona con la cual pelear hasta por el simple hecho de no haber acomodado el control remoto en su lugar.

Notas finales:

Capitulo nuevo xD , pues bueno las cosas comienzan a ponerse más interesantes, Adrien comienza a revelarse contra sus padres, Gabriel y Adrien le tiene miedo a Paulette, pero todo lo que se dijeron fue sincero, Bridgette se ha marchado de Paris, pero no se preocupen no será su única aparición, y por fin ha hecho las paces con Claude.

Aclaro que Claude no siente nada por Bridgette, le gano cariño como amiga por eso ahora estar solo ya le hace extrañarla y sus peleas

Espero les gustara el capítulo.

Dudas, pregunta, aclaraciones lo que sea todo es bien venido.

Hasta la próxima actualización

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