Capítulo 1.- Noticia
Cómo cada día de cada semana anterior me encontraba sentado esperando la llegada de mis queridos padres, Haru y Daisuke ambos empresarios o algo así, jamás me a interesado en que trabajan ni tampoco a ellos les a interesado hablar conmigo sobre ello. Son gente importante de Japón aunque viajemos constantemente fuera del país.
Pero como siempre únicamente era yo el que se encontraba desayunando, ¿Porque cada mañana me hacía la ilusión de encontrarlos ya en la mesa?. Debería de estar acostumbrado pero quería seguir pensando en que alguna vez haríamos algo como una familia normal.
Es patético y soy consciente de ello pero no puedo evitarlo.
Sentía que el abismo en mi pecho se abría, ese abismo con el cual había estado luchando por algún tiempo, ese abismo en el cual no quería volver a caer nuevamente.
Mi vida ahora esta bien, ¿no? Tengo todo lo que cualquier chico desearía, dinero, una enorme mansión como todo lo que el dinero pueda comprar. Claro que la riqueza viene acompañada de un sentimiento peor, la soledad. No quiero volver a llorar pues ya mis ojos se han quedado sin lágrimas ni mucho menos llorare por ellos, aún cuando cada noche antes de la otra lloró pues creó que con eso podré dormir en paz.
—Supongo que ya fue suficiente— suspire dejando el tenedor en el plato— no van a van a venir— tomé la pequeña campanita que estaba a un lado de mí dudando de tocarla o no— da igual.
Resignación.
Hice que sonara la campana, no habían pasado ni veinte segundos cuando salió Eri con su típica vestimenta de mucama, es una mujer bastante joven para trabajar pero según mis padres la vida te obliga a hacerlo.
—¿En qué le puedo servirle?, Joven Eijiro—hizo una pequeña reverencia.
No me gustaba que lo hiciera.
—Levanta todo esto— dije mientras me levantaba de mí asiento.
—Como usted ordene joven— empezó a levantar con cuidado el plato y los demás utensilios mientras yo sólo la observaba— con permiso.
Se retiró hacía la cocina.
—¿Qué pasaría si?— me dije tocando la vena de mí brazo pero moví la cabeza de un lado a otro tratando de olvidar esos estúpidos pensamientos—... Suelo ser tan idiota en estos casos.
Mire el techo como reflejo y me encaminé hacia mi habitación pues ese era mi único refugio, ahí podía hacer lo que quisiera sin ser interrumpido.
Pase de largo para empezar a quitarme la ropa, un short blanco que combinaba con una playera negra de mangas junto con unos tenis blancos.
Siendo reemplazados por una simple pijama azul de dos piezas, no era hora de dormir pero era lo único que podía hacer para olvidarme un rato de mí propia vida y soñar en algo diferente o incluso desaparecer en si.
No tarde en caer en los brazos de Morfeo soñando con algo tal vez nuevo y no las mismas pesadillas que cada noche me atacan, esperando de alguna manera que todo fuera placentero.
No se cuanto e dormido pero siento que e dormido demasiado, miré el reloj eran las 5 de la mañana; tiempo suficiente para poder hacer mi tarea que no había hecho. La tarea era realizar unos ejercicios de matemáticas lo cual era bastante fácil o bueno para mi lo es, no tardaría mucho o eso esperaba porque usualmente siempre hacia mis tareas en la tarde pero el día de ayer había sido demasiado pesado por lo que no podía pensar en cómo sería el actual. Tal vez recibiría otro rasguño o otro golpe cerca de la boca por parte de mis compañeros pero es lindo llevar un cubre bocas te de un toque misterioso o eso al menos deseo pensar.
Al final el tiempo en haber realizado la tarea había sido cortó, no había más lo era entre bueno y malo.
Tic, tac ,tic , tac sonaban las manecillas del reloj indicando que aún faltaba mucho tiempo para ir a la escuela.
Escribir era lo que más podía ayudarme.
...
Eri había dicho que mis padres esperaban en el comedor, al parecer íbamos a desayunar juntos. Quise soltar una fuerte carcajada en ese momento, ¿En verdad lo decía en serio?. Hablamos de dos personas que se la pasaban viajando constantemente ni que decir que se la pasaban con los celulares pegados a las manos. Suponía que debería prepararme para una nueva mudanza, daba igual. No había logrado hacer amigos y lo mucho que había conseguido era que un grupo de chicos me golpearan y me humillaran.
De igual manera no importa mi opinión porque no era importante para mis padres.
Me cambié con mi uniforme de la escuela y baje las escaleras lentamente no tenía prisa tenía mucho tiempo para desayunar.
¡SORPRESA!.
Mis padres estaban sentados en sus respectivos lugares pero con los celulares en la mano, típico de ellos.
Ni aún en el desayuno podían dejar los pero bueno no era que me importara mucho. Me dejé caer sobre la silla.
—Buenos días— saludé pero al parecer no me prestaron atención. Que importa ¿No?.
Pocos minutos habían transcurrido cuando sentí sus miradas posadas encima de mi. Era incómodo.
—¿Sucede algo?— pregunté mientras dejaba el vaso sobre la mesa.
—Nada Cariño— declaró mi mamá, algo estáñaba muy raro y podía sentirlo.
—¿Cómo dormiste hijo?— preguntó está vez mi padre mientras me miraba.
—Supongo que bien— respondí.
—¿Qué tal la escuela?— mamá me miraba esperando mi respuesta.
No había pronunciado palabra, su voz y el como me observaba me hacía sentir extraño.
—Esta bien— mire mi plato—, y ¿A qué se debe esa plática?— levanté mi vista para posar la sobre ambos.
Ambos me miraron confundidos como si fuera tan ingenuo para no saber que traían algo entre manos.
—Nos iremos de aquí ¿verdad?— pregunté mirando a ambos.
—No para nada hijo— ella sonrió.
Estaba comenzando a odiar que sonriera. Me repugnaba completamente.
—¿Entonces?— quise saber. Sus estúpidos juegos me hartaban.
—Tu hermano vendrá— fue el turno de Daisuke mientras mi madre disfrutaba de su fruta— el y un amigo suyo vendrán a pasar las vacaciones aquí en Tokio
—¿Kuro? ¿Vendrá?— pregunté sorprendido.
Casi nunca lo veía, solo cuando era necesario o cuando mis padres en verdad querían ver lo. El era el orgullo de los Kirishima y el que viniera a pasar sus vacaciones aquí era raro y bello al mismo tiempo.
—El te cuidará mientras estamos de viaje, hijo—habló mi madre—. ¿Está bien?.
—Si, lo esta— conteste mientras de mí boca salió un suspiro—. No pasa nada— seguí desayunando—, ya estoy acostumbrado— pensé .
No era común que siempre rompieran promesas pero al menos un «Lo sentimos» sería bueno escuchar pero eso jamás saldría de sus bocas.
Con vivir con la servidumbre no me era posible pues mis padres se habían encargado de alejarlos de mí y tampoco tenía amigos.
Así que esperar la llegada de mí hermano era extraño porque no tenía idea de cómo convivir con el. Siendo honesto el ya era un adulto por lo que le interesaría hablar sobre mis problemas o algo por el estilo.
Kuro siempre había sido el hijo perfecto así que molestarlo con mis cosas no era de importancia.
Nota: Primer capítulo, me tarde en corregir y arreglar algunas cosas más. Espero les gustará y nos vemos en el próximo capítulo.
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