Capitulo X
Aitana
—Mami, ¿a dónde vamos?
—Iremos a visitar a alguien, ya vas a ver, no comas ansias, cariño —respondo con una sonrisa sin dejar de mirar al frente mientras conduzco.
—Mami, ¿Jimmy no volverá a visitarnos? ¿O él ya no quiere ser mi papá? —la veo cruzarse de brazos y hacer un puchero.
La consuelo asegurándole que él irá pronto a visitarla, que ha estado muy ocupado trabajando. Ella aplaude con emoción. Le sonrío brevemente para volver mi vista a la carretera. A ella no se le sale de la cabeza eso de que él sea su padre y yo no tengo el valor de contradecirla, está tan ilusionada que me dolería apagar esa ilusión.
Ha pasado una semana desde que colocamos el árbol de Navidad con ayuda de Jimmy; después de ese día, él ha ido varias veces según a visitar a mi hija y de paso verme a mí. Ambos se llevan muy bien, y no niego que me gusta que sea así.
Una semana que ha sido una locura total. Al siguiente día después de comprar el árbol, cuando llegué a la empresa, lo primero que encontré fue todos los muérdagos colgados, los empleados murmurando y cuestionándose ¿por qué había tantos? Yo solo reprimía una sonrisa. La mañana de ese día había pasado normal, pero cuando salí de la oficina, lo vi a él con una gran sonrisa, se me acercó y sin pedir permiso me besó, ¿pueden creerlo? Lo peor fue que yo le correspondí.
Después del beso solo me señaló al techo, donde había muchos muérdagos; donde sea que me moviera había. Claro, él no puso nada en mi oficina, dijo que respeta mi decisión de no tener nada navideño. Y así se pasó la semana, de beso en beso. Ya a este punto me siento adicta a ellos. Ganas de besarlo en cada momento; ya lo disfruto, pero trato de que no sea tan obvio.
Aunque se me está dificultando, porque las veces que él fue a mi casa, estuve a punto de besarlo. Cuando lo vi fue lo primero que deseé, pero me contuve, y él en ningún momento intentó besarme, y estaba molesta por ello. Pero luego recordé que él dijo que me besaría cuando haya muérdago presente y en mi casa no hay nada de decoración, a excepción del árbol.
Faltan días para el cumpleaños de mi niña, y la verdad no sé qué hacer, porque antes ella no tenía tanto conocimiento. Siempre ha sido inteligente, pero últimamente sabe demasiado. Nunca se lo he celebrado. Cuando llega ese día solo no quedábamos en casa jugando o viendo la TV a la vez que destapaba los regalos, le compraba un pequeño pastel y le tomaba fotos, y ella no decía nada, pero ahora las cosas han cambiado. Solo me queda esperar y ver qué ella me dirá.
Me estaciono frente a su casa y sin poder evitarlo sonrío, a la vez que mi corazón late muy rápido. No sé qué estoy haciendo, pero creo que tenía que venir. Ya hace dos días que él no va a mi casa porque ha estado lleno de trabajo, al igual que yo, y hemos salido agotados, pero por suerte ya el trabajo fuerte concluyó y les di vacaciones a mis empleados.
Salimos del coche. Mientras nos acercamos a la puerta, unos nervios se apoderan de mí, por primera vez conoceré a Paola y en verdad espero caerle bien. Cuando estamos en la puerta, esta se encuentra semiabierta y se escuchan voces.
—No me hagas esto, por favor dame otra oportunidad. —esa es una voz de mujer.
—Ya te dije que no, ahora te pediré por milésima vez que te vayas de mi casa y no vuelvas. —ese es Jimmy.
—No me iré, tengo derecho. —dice la mujer algo alterada.
—No lo tienes, derecho que perdiste hace mucho tiempo, por si no lo recuerdas. —la voz de Jimmy se escucha molesta.
Sé que debería irme o entrar, pero no puedo evitar no moverme. Miro a Aury y le hago señas de que no diga nada.
—Pero me amas, y no puedes prohibirme estar con mi hija.
No puede ser, esa es la madre, la que los abandonó.
—Ya no tienes autoridad con mi hija, el juez me dio toda la custodia, así que no tienes derecho, ahora vete, deja de perturbarnos, tenemos cinco años sin ti y hemos sobrevivido, y sabes bien que nunca te amé.
—No mientas, si me amas, tuvimos una hija. —dice más alterada.
—Sí, hija que tuvimos en un momento de copas y que tuve que casarme contigo. Pero no me arrepiento de ese fruto, porque ha sido toda mi felicidad, me ha dado vida y ella no te necesita. Y por si se te olvida también, solo he amado a una mujer, que, aunque pasen años, la amaré, fue mi primer amor y lo seguirá siendo.
¿Él se está refiriendo a mí? No, no puede ser, él no puede estar enamorado durante tanto tiempo, aparte que apenas éramos niños. La risa de la mujer me hace volver al presente.
—¿Te refieres a esa? No seas ridículo, eran unos niños, y no creo que a esa edad tú amaras. —su voz sale con burla.
—No es tu asunto. Vete antes de que mi hija regrese, no quiero que te vea. Y si no lo haces, llamaré a la policía.
Creo que ya fue suficiente de escuchar. Mejor entro.
—Interrumpo algo. —mi voz sale molesta, Jimmy se sorprende al verme, mientras que mi mirada se posa en la susodicha. —Jim, cariño, ¿está todo bien? ¿qué está pasando? —hablo sin pensar mientras me acerco a él.
Aury se suelta de mi agarre y corre hacia él, lanzándosele encima para abrazarlo.
—Princesa, qué sorpresa, no te esperaba. —habla Jim con una sonrisa abrazándola.
—Quería verte y mami me cumplió ese deseo. —responde ella sonriendo.
—¿Quién es ella? —pregunta la susodicha viéndome con cara de pocos amigos.
No le respondo y cuando estoy cerca de Jimmy, le doy un corto beso en los labios, acto que lo sorprende, pero él sonríe más. Coloco mi brazo en su hombro y él rodea mi cintura con su brazo, mientras tiene cargada a Aury.
—Soy su prometida, y creo que no tienes derecho de estar aquí.
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