12
Sus brazos colgaban junto a su cabeza mientras se sujetaba del respaldo del sillón con sus piernas, estaba aburrido.
Muy aburrido.
Así que había decidido que ver la televisión de cabeza era una buena idea. Hasta que la sangre se le acumuló y en un barato intento por reincorporarse, cayó al suelo.
-Jum... -suspiró y sobó su cabeza con un morro en los labios. Odiaba no tener cerca a su hyung, pero tampoco podía prohibirle que viese a su familia, y, aunque pudiese hacerlo, Yoongi no le haría caso, sólo le mostraría el dedo medio y lo echaría del departamento.
Se levantó del suelo, decidido a cocinar algo delicioso, debía ser algo sumamente elaborado, de tal forma que, quedase tan lindo y se viera tan delicioso, que le tomaría una foto, y cuando Yoongi volviese, se la estamparía en la cara para demostrarle de lo que se perdía por no estar con él durante tres agonizantes días.
Lástima que su hermoso plan no se haya podido efectuar, porque Jimin no sabía cocinar. Así que simplemente buscó algún delivery y terminó pidiendo comida tailandesa.
Era triste comer solo, pero se consolaba recordando el cómo había conocido a Yoongi, y más aún, el momento en que le pidió que fuesen novios, eso si que había sido épico. Pero el recuerdo más endemoniadamente emocionante, según Jimin, que superaba en creces el de su primer beso, e, incluso, el de su primera vez teniendo relaciones sexuales, hace un par de semanas, era el recuerdo de cuando Yoongi le pidió que vivieran juntos.
Bueno, técnicamente no le había pedido que vivieran juntos, sólo que pagaran a medias algún lugar para abaratar costos, pero Jimin había notado que eso no era realmente importante para el mayor, en cuanto se vió pagando mucho menos que la mitad de la renta, dando por hecho que el departamento era, casi en su totalidad, de Min Yoongi, por lo cual, le daba el derecho de tener, por ejemplo, la habitación más grande, o de imponer las reglas de convivencia.
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