Capítulo 6

A mitad de la velada, un grupo de periodistas comenzó a circular por el salón, buscando a los asistentes más influyentes para entrevistas rápidas. Noté cómo Valeria se tensaba ligeramente.

–No hay manera de evitarlo. –murmuró Valeria, mirando de reojo al grupo.– Van a querer hablar contigo.

–¿Conmigo? ¿Por qué? –pregunté alarmada.

–Porque eres mi pareja y quieren saber más de ti. Solo sigue lo planeado y mantente breve.

–No te preocupes, Ana. Puedo ayudarte con esto. –dijo Elena con una sonrisa tranquila.

–¿Tú?

–Sí, yo. Confía en mí, Valeria. Si alguien puede hacer que Ana se luzca ante los medios, soy yo.

Antes de que Valeria pudiera objetar, Elena ya había me había tomado del brazo y me llevaba hacia los periodistas. Cuando ellos nos vieron acercarnos, las cámaras se alzaron y los mircrófonos se dirigieron hacia nosotras. Elena, con su carisma natural, tomó el control de la situación.

–Buenas noches, soy Elena, una amiga cercana a Valeria y Ana. Si tienen preguntas para Ana, por favor sean amables, es su primera vez en una gala como esta.

Los periodistas rieron suavemente y sus expresiones se mostraron amables. Estaba agradecida con Elena por hacer el primer comentario y así poder romper el hielo. Aunque aún estaba nerviosa de que todas las cámaras estuvieran grabándome, y que seguramente Mateo me estaría viendo, me senti más segura con Elena a mi lado.

–Ana, ¿Cómo es salir con alguien tan influyente como Valeria Duarte? –preguntó una periodista, y me acercó el micrófono.

–Es interesante, por decirlo así. Valeria es una persona increíblemente determinada y siepre me sorprende con su pasión por lo que hace. Estoy aprendiendo mucho de ella. –respondí y Elena asintió aprobatoriamente.

–Y también le recuerda a Valeria la importancia de relajarse de vez en cuando. No todo es trabajo, ¿verdad? –añadió Elena con una sonrisa.

Los periodistas volvieron a reír y sonreí suavemente sintiéndome más cómoda en la situación en la que estaba. Elena era alguien increíble y agradecía cada minuto el que ella me estuviera ayudando en estos momentos.

–¿Qué opinas del evento y del trabajo de la familia Duarte? –preguntó otro periodista.

–Es un evento increíble, y es evidente que la familia Duarte pone todo su esfuerzo en lo que hace. Me siento honrada de estar aquí y de ser parte de algo tan significativo. –respondí con una calma que me asustó.

–Y ni hablar de lo bien que se ve esta pareja juntas. Admitámoslo, ¡Son la sensación de la noche! Además, su relación puede ayudar a que otras personas en situaciones parecidas puedan tomar el valor para ser ellas mismas y estar con la persona que aman, sin importar el estatus que tengan.

Mientras Elena hablaba con los periodistas, dirigí mi mirada hacia donde se encontraba Valeria, quién veía todo claramente sorprendida. Nuestras miradas se encontraron y sentí un flash, seguramente una foto, pero eso no me importaba, sólo quería concentrarme en la sonrisa que Valeria me estaba dedicando.

Cuando regresamos a la mesa, Valeria nos miró con una mezcla de incredulidad y alivio.

–Tengo que admitirlo, Elena. No pensé que fueras a manejarlo tan bien.

–No subestimes mi capacidad para manejar a la prensa. –Elena se encogió de hombros, claramente disfrutando de la situación. –Además, Ana tiene más carisma del que le das crédito.

–Creo que he sobrevivido. –fue lo único que pude decir, tras sentarme en la silla junto a Valeria y sentir que el estrés se iba de mi cuerpo.

–Sobreviviste con estilo. –añadió Elena, chocando su copa de champán con mi copa, la cuál levanté con dificultad.

Valeria observó la situación con una pequeña sonrisa aunque al ver como Elena me elogiaba con tanto cariño, pude ver un destello de celos en mi pareja. Continué hablando con tranquilidad con Elena mientras Valeria parecía sumida en sus pensamientos. Uno de los socios le preguntó algo a Valerisa haciendo que ella le sonriera con falsedad mientras le comentaba que estaba pensando en la agenda de mañana.

–¿De qué hablan? –nos preguntó Valeria con un tono más cortante, algo que me sorprendió.

–Ana estaba contándome como casi se tropieza con sus tacones cuando entró. Honestamente, es adorable lo poco que se ha acostumbrado a estas cosas.

–No es tan gracioso. –dije tratando de defenderme pero mi sonrisa me delataba. Había sido gracioso.

–Fue un poco gracioso. –insistió Elena guiñándome un ojo.

Valeria sonrió aunque me pareció más una sonrisa forzada que una genuina. Parecía algo incómoda por alguna razón, intenté preguntarle pero ella fue más rápida y cambió de tema al preguntarme.

–Ana, ¿te gustaría acompañarme a saludar al presidente de una de las fundaciones que apoyamos?

–Claro, vamos. –estaba sorprendida por el cambio de dirección de la conversación pero acepté lo que me preguntó sin dudar.

–No me la secuestres mucho tiempo. –dijo Elena con un tono bromista. –Estábamos pasando un buen rato.

Valeria respondió con una sonrisa fría y falsa antes de entrelazar su mano con la mía y guiarme a través de la multitud, alejándome de la mesa dónde Elena se encontraba. Caminando juntas hacía el otro lado del salón, noté que Valeria estaba más callada de lo habitual, no quería enfadarla más de lo que parecía pero decidí preguntarle.

–¿Está todo bien?

–Claro. –respondió rápidamente, aunque el tono de su voz no coincidía con sus palabras.

–No lo parece.

–Es solo que...No entiendo como te sientes tan cómoda con Elena cuando hace apenas unos días ni siquiera querías aceptar esta propuesta. –Valeria se detuvo junto a una ventana, y se giró para verme directamente.

–¿De verdad me estás diciendo eso? Valeria, no es que esté más cómoda con Elena. Es que ella no me presiona tanto.

–¿Yo te presiono? –preguntó Valeria, incrédula.

–Un poco, sí. –admití bajo la sorpresa de la chica y me crucé de brazos observando a la multitud. –Pero también entiendo por qué. Es tu mundo, tu familia, tu empresa...Quieres que todo sea perfecto. Solo que a veces no sé cómo encajar en todo esto.

Valeria se quedó unos minutos en silencio mientras observaba su reflejo en la ventana. Revisé mi alrededor por si hubiera algún periodista pero al parecer todos se habían marchado, sentí como se acercó más a mí y presté atención.

–Lo siento. No quería hacerte sentir así. Es solo que... –hizo una pausa, como si luchara por encontrar las palabras adecuadas. –No estoy acostumbrada a que las cosas se salgan de mi control.

–Bueno, bienvenida a mi mundo. –sonreí suavemente mientras la veía con cariño. Valeria se rio por primera vez en toda la noche, algo que me alegró y me hizo feliz.

–Gracias por aguantar esto, Ana. Sé que no es fácil.

–No lo es, pero...estoy aquí, ¿no? Y no te dejaré sola con todo este caos a tu alrededor. –respondí, dándole un pequeño codazo en señal de ánimo, algo que la hizo sonreír de verdad por primera vez aquella noche.

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