Capítulo 11
–¿Interrumpo algo? –preguntó Elena alzando una ceja e intercalando miradas entre ambas.
–No, nada importante. –respondió Valeria, cruzando los brazos y mirando a otro lado.
–¿Qué hiciste? –me preguntó con curiosidad.
–Nada. –dije alzando mis manos con inocencia. –Esto es un malentendido.
–Un malentendido con Mateo. –murmuró Valeria, la miré durante un segundo antes de volver a ver a Elena.
–Que conveniente...
–Mateo es mi mejor amigo. Solo quería apoyarme con todo lo que está pasándome.
–Claro, porque la gente suele sostener la mano de sus amigos como si fuera algo más. –dijo Valeria mirándome con seriedad, y suspiré cansada.
–Déjame esto a mí. –me susurró Elena y asentí.
Dejé a ambas en el salón y me marché a la terraza para relajarme observando el mar. Llamé a Mateo para ver si había alguna nueva situación pero no había cambiado nada. El tratamiento iba avanzando positivamente y eso me relajó gratamente. Elena se marchó minutos después mientras me deseaba suerte antes de irse. Decidí enfrentar a Valeria directamente, la encontré en el patio interior mirando el cielo nocturno iluminado por las estrellas.
–Valeria, tenemos que hablar. –Valeria no se giró pero seguí hablando mientras iba acercándome lentamente a ella. –Sé que lo que viste hoy pudo parecer extraño, pero te prometo que no hay nada entre Mateo y yo. Él es mi mejor amigo, y siempre lo será. Pero lo que siento por ti...eso es completamente diferente.
–¿Y qué es lo que sientes por mí? –Valeria finalmente se giró para mirarme. Sus ojos reflejaban miles de emociones.
–Siento que no puedo imaginar mi vida sin ti. –me acerqué lentamente, tomé sus manos mientras le daba una pequeña sonrisa. –Que me haces querer ser mejor, más fuerte, más valiente.
–¿De verdad? –su expresión se suavizó poco a poco.
–De verdad. –sonreí, y sin pensarlo mucho llevé mis manos a su cintura para acercarla más a mí.
Valeria rodeó mis hombros con sus brazos, su sonrisa fue suficiente para saber que no hacían falta más palabras. Acercándose a mí cerró la distancia entre nosotras y me besó, cerré los ojos dejándome llevar por aquel beso lleno de emociones acumuladas; celos, alivio y sobre todo, amor. Seguimos el beso durante unos minutos hasta que nos separamos, ambas sonreímos, como si el peso del malentendido hubiera desaparecido.
–Creo que Mateo se reirá mucho cuando le cuente esto. –bromeé sin dejar de sonreír, y sin apartarme de Valeria.
–Si lo hace, dile que estoy agradecida por sus intenciones...pero que mantenga sus manos lejos de ti. –dijo apoyando su frente contra la mía mientras sonreía.
Días después del beso con Valeria me encontraba sentada en la mesa mientras tamborileaba los dedos sobre la mesa a la vez que miraba mi móvil. Llevaba un buen rato contemplando cómo escribir un mensaje para Valeria. Mi plan era simple: invitarla a una cita. Pero cuanto más lo pensaba, más compleja parecía la idea.
–¿Qué le doy a alguien que ya tiene todo? –murmuré para mi misma. Dejé caer la cabeza sobre la mesa mientras soltaba un gemido de frustración.
Después de pensar decidí que necesitaría ayuda, marqué el número de Elena, la única persona que podría ayudarme con una situación como esta. Si había alguien que conocía perfectamente a Valeria, era Elena. Media hora más tarde, Elena apareció en mi casa con una sonrisa y una vez sentadas en el sofá comencé a contarle mi preocupación.
–Déjame ver si entiendo esto bien. –dijo Elena, sentada frente a mi en otro sofá. –¿Quieres invitar a Valeria a una cita, pero no sabes cómo hacerlo porque "tiene todo"?
–Exacto. No quiero que piense que es algo superficial. –entrelacé mis manos para darme consuelo. –Quiero que sea especial, algo que realmente le gusta y recuerde. Pero...¿Qué le puedes ofrecer a alguien que tiene todas las comodidades del mundo?
–Primero, relájate. –Elena cruzó sus brazos a la vez que pasaba una de sus piernas sobre la otra. –Valeria no está contigo porque espera que le compres cosas o le lleves a lugares lujosos. Está contigo porque te quiere tal y como eres.
–Lo sé. –suspiré. –Pero eso no hace que sea más fácil. Quiero impresionarla, hacer algo único.
–Entonces, hagamos un plan. –respondió Elena con determinación, sacando su móvil para tomar notas.
Me senté junto a ella para ver lo que estaba escribiendo en las notas de su móvil, ella me comentó que podríamos hacer una lluvia de ideas y elegir la que más nos gustara. Acepté de inmediato y Elena comenzó a proponer ideas:
–¿Una cena elegante en un restaurante exclusivo?
–No, eso es demasiado típico para Valeria.
–¿Un día en un spa de lujo?
–Ella tiene uno en su casa.
–¿Un concierto privado de su banda favorita?
–No soy millonaria, Elena.
–Vale, vale. –Elena soltó una carcajada mientras borraba esa idea. –¿Qué tal algo más personal? Algo que tenga un significado especial para ambas.
–¿Algo que tenga que ver con la playa? –dije pensativa. –Fue donde nos conocimos, después de todo.
–Ahora estamos hablando de verdad. –dijo Elena, inclinándose hacia delante. –¿Qué tal una noche bajo las estrellas? Puedes llevarla a un lugar apartado, preparar algo sencillo pero romántico.
–Eso suena...¿muy cliché? –pregunté algo insegura de la idea.
–Para nada. A Valeria le encantará porque es algo que tú planeaste con cariño.
Con el plan decidido, comencé a preparar todo con ayuda de Elena, quién pasó la tarde entera conmigo para ayudarme. Fuimos a varias tiendas a comprar todo lo necesario; lámparas portátiles de camping, mantas cómodas, una cesta para el picnic, y por supuesto, algo de comida que Valeria disfrutaría.
–¿Y qué hay del vino? –preguntó Elena, sosteniendo una botella.
–Creo que eso es indispensable. –respondí con una sonrisa nerviosa.
–Confía en mí, después de esto, Valeria caerá aún más rendida ante ti. –dijo Elena mientras me guiñaba un ojo.
–Gracias Elena. Sé que esto no es fácil para ti...con todo esto.
–¿Qué quieres decir? –Elena alzó una ceja, fingiendo estar ofendida.
–Que estés ayudándome con Valeria, a pesar de lo que puede significar para ti.
–Mira, no voy a mentir, me habría encantado ser yo la que te robara el corazón. –Elena suspiró pero sonrió. La verdad era que, ella había estado lanzándome comentarios coquetos últimamente. –Pero también soy tu amiga, y quiero que seas feliz. Y está claro que Valeria lo es contigo.
–Eres la mejor. –dije con una sonrisa mientras la abrazaba.
–Vale, vale, deja de ser tan sentimental o empezaré a llorar y no será bonito. –Elena aceptó el abrazo con un suspiro dramático.
(...)
La noche de la cita llegó más rápido de lo que hubiera podido prevenir. Quedé con Valeria en que la recogería para ir a enseñarle un lugar que había encontrado en mi jornada laboral, algo que era cierto, pero no le di demasiados detalles para no arruinar la sorpresa.
–¿Adónde vamos? –preguntó Valeria curiosa mientras veía como nos alejábamos del pueblo.
–Es una sorpresa. –respondí, intentando parecer confiada. Estaba segura de que Valeria podría detectar si estaba mintiendo.
Conduje durante unos minutos hasta llegar a un acantilado cercano con vistas al mar. La zona estaba iluminada suavemente por las lámparas que había comprado y que Elena se había encargado de colocar mientras iba a por Valeria. Caminamos por el pequeño sendero hasta llegar a un pequeño mirador donde había una manta extendida en el suelo con cojines y la cesta de picnic lista.
–¿Hiciste todo esto para mí? –Valeria se quedó sin palabras cuando vio el lugar. Comenzó a caminar hacia la manta mientras admiraba el lugar con una sonrisa.
–Quería que fuera algo especial. –respondí nerviosa, caminando tras ella y sintiendo mi corazón latir con fuerza. –¿Lo es?
–Es perfecto.
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