A medida que las semanas pasaban, Sabrina y T/n fortalecían su relación. Sin embargo, la vida de Sabrina en el ojo público continuaba siendo un desafío. Los rumores sobre su vida personal seguían circulando, y a veces, la presión de los medios hacía que se sintiera atrapada.

Un día, después de un concierto muy exitoso, Sabrina y T/n decidieron ir a una fiesta privada organizada por uno de los amigos de Sabrina. Al principio, todo parecía normal: risas, conversaciones y gente conocida. Pero cuando comenzaron a llegar más periodistas y cámaras, Sabrina se sintió incomodada.

Sabrina (susurrando a T/n): "No quiero estar aquí, T/n. Esto se está volviendo insoportable."

T/n la miró, preocupada.

T/n: "Si no te sientes bien, podemos irnos. No vale la pena quedarnos aquí si no te sientes cómoda."

Sabrina asintió, y sin decir mucho más, las dos abandonaron la fiesta. Mientras caminaban por las calles vacías de la ciudad, Sabrina se permitió relajarse, sintiendo la libertad que solo T/n podía ofrecerle.

Sabrina: "A veces siento que el mundo quiere que sea algo que no soy. Todo el tiempo me están observando, y eso me da miedo."

T/n: "El mundo puede esperar, Sabrina. Tú eres quien eres, y eso es lo único que importa. No dejes que los demás te digan quién debes ser."

Sabrina la miró con cariño, sintiendo que, finalmente, había encontrado a la persona que siempre la aceptaría, sin importar las expectativas del mundo exterior.