Capítulo 2:
Pasaron varias semanas desde su primera cita, y aunque al principio ambas se sentían un poco inseguras, poco a poco fueron creando una relación llena de complicidad y confianza. Las citas se volvieron algo habitual, y T/n empezó a formar parte de la vida cotidiana de Sabrina.
Un día, Sabrina decidió invitar a T/n a un lugar especial, un pequeño parque en las afueras de Los Ángeles, al que le gustaba ir cuando quería escapar del bullicio de la ciudad.
Sabrina: He estado pensando en este lugar desde hace días. Creo que te va a encantar.
T/n: ¿Un parque? ¡Me encantan los parques! Pero si es especial para ti, seguro que será aún mejor.
Sabrina la tomó de la mano mientras caminaban por el sendero rodeado de árboles. La calma del lugar, la quietud de la naturaleza, se sentían como el escenario perfecto para una conversación sincera.
Sabrina: ¿Sabes, T/n?, tengo que decirte algo que he estado pensando. Desde que te conocí, mi vida ha sido mucho más divertida, más ligera... nunca pensé que alguien tan increíble como tú estaría tan cerca de mí.
T/n (mirándola a los ojos, un poco nerviosa): Yo siento lo mismo, Sabrina. En serio. Nunca imaginé que llegaría a tener una relación con alguien como tú... alguien tan amable, talentosa... y tan real.
Sabrina se detuvo por un momento y miró a T/n con una sonrisa cálida, mientras jugaba con sus dedos.
Sabrina: Es que, en este mundo, parece que todos te quieren por lo que eres en el escenario, pero nunca se detienen a ver quién eres realmente. A veces me siento sola, incluso rodeada de tanta gente.
T/n la miró, comprendiendo perfectamente lo que quería decir.
T/n: Creo que todos necesitamos a alguien con quien podamos ser nosotros mismos, sin máscaras ni expectativas. Y yo... yo quiero ser esa persona para ti.
Sabrina se acercó lentamente, y en un gesto suave, acarició la mejilla de T/n, como si necesitara asegurarse de que todo lo que estaba sucediendo era real.
Sabrina: Te agradezco por eso, T/n. No todos pueden decir lo mismo, pero contigo me siento tan... tranquila. Como si no necesitara ser otra persona.
T/n sonrió, su corazón latiendo fuerte mientras las palabras de Sabrina calaban hondo en su ser. Sabía que lo que estaban compartiendo era algo genuino, algo que iba más allá de la fama o la admiración.
T/n: Te quiero, Sabrina. Desde que te conocí, no puedo dejar de pensar en lo afortunada que soy de estar a tu lado.
Sabrina, al escuchar esas palabras, sintió una mezcla de emoción y gratitud. La tensión que había en el aire se desvaneció, dejando solo una conexión pura entre ambas.
Sabrina: Yo también te quiero, T/n. Y me encanta que estés a mi lado. No te imaginas cuánto.
Era como si todo el mundo se desvaneciera, y el único sonido fuera el de sus respiraciones y los susurros de las hojas movidas por el viento. Fue en ese instante cuando Sabrina, con una sonrisa tímida, tomó la mano de T/n y la apretó suavemente.
Sabrina: ¿Te gustaría vivir esta aventura a mi lado, sin importarnos lo que digan o lo que piensen los demás?
T/n: No hay nada que desee más en este momento que vivirlo contigo.
Ambas se acercaron, compartiendo un beso suave, lleno de promesas y sueños. La complicidad que tenían era indescriptible. No importaba el futuro, no importaba lo que pudiera traer la vida. Mientras estuvieran juntas, todo sería perfecto.
El sol comenzaba a ponerse, y el cielo se teñía de colores cálidos. Sabrina y T/n se recostaron sobre la hierba, mirando las nubes que se desvanecían lentamente. Ninguna de las dos necesitaba decir más. Sabían que lo que compartían era único.
Sabrina: Siempre que te mire, quiero recordar este momento. Este instante en que todo se siente tan... correcto.
T/n: Lo recordaré, Sabrina. Siempre.
Y así, con las estrellas comenzando a aparecer en el cielo, T/n y Sabrina sabían que, a pesar de los desafíos que la vida podría presentarles, siempre tendrían este amor tan especial, el uno para el otro.
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