Capítulo 21.
¡Hola, aquí, Af Reaction!
¿Me extrañaron? XD.
Sí... Me perdí aproximadamente un mes y los deje sin capítulo, estuve muy ocupada...
¡¡¡PERO HE VUELTO, BUA, JA, JA, JA!!!
Y con el nuevo capítulo, obviamente.
El final salió muy diferente a lo que tenía planeado xd.
Ojalá y lo disfruten. :3
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Baile soñado... Bueno, casi.
(Capítulo final)
El sol se despedía de la ciudad con su últimos rayitos de luz para darle paso a la noche.
Y no cualquier noche, esta era "la noche".
¿Qué quiere decir esto?
Pues la luna se viste de gala, mas redonda y brillante que nunca; se prepara para ser la anfitriona del gran evento que se llevará a cabo en unas horas.
Algunas estrellas, pequeñas y curiosas, se muestran en telón grisáceo; espiando los preparativos que ponen esas personillas en el patio de aquella preparatoria.
—¡¡¡Hey, suéltenme!!!
Aunque, dentro de la preparatoria, las cosas estaban mucho mas interesantes que afuera.
—¡¡¡Hey, esto no es divertido!!!
La chica que se caracteriza por tener unos cortos cabellos otoñales y ojos esmeralda, era arrastrada a través de los pasillos del instituto por dos figuras masculinas.
—¡¡¡Déjenme!!!
Ella sólo quería un poco de ponche, ¡Ponche! Por eso se acercó a la mesa de aperitivos.
Tal vez un poco de ponche la haría olvidar su fracasada vida amorosa y esos ojos celeste que no salen de su cabeza, mismos ojos que la dejaron sola en el baile y sufriendo, pero de la nada, un saco de —posiblemente— papas a cortado su campo de visión e inmovilizado su cuerpo.
Una dosis extra de mala suerte para la de orbes verdes.
Por más que trataba de librarse de sus opresores, sus intentos eran en vano, ambos chicos la sujetaban con fuerza para evitar su escape.
Los dos captores empujaron a la indefensa Emma a un salón, donde una chica al ver que la joven quedó adentro, cerró la puerta con llave para asegurar que no escapará.
Emma salió del saco y dio un vistazo a su alrededor, era obvio que estaba en un salón, más específicamente, el salón de ciencias.
El salón donde solo puedes abrir las ventanas con su respectiva llave.
El salón donde la única salida es la puerta.
Puerta que esta muy bien cerrada.
En pocas palabras, la pequeña solecito esta sin escape.
Los secuestradores se alejaron un poco del salón para conversar; sin embargo, la chica del grupo golpeó a los otros dos con una increíble fuerza sobrehumana.
—¡¡¡Oye!!! —chilló uno de los chicos adoloridos.
—¡¿Son idiotas?! ¡La orden fue traer a Emma con delicadeza! —exclamó enojada—. ¡¡¡Delicadeza!!!
—¡¡¡Nosotros no tenemos la culpa de que Emma se mueva como una niña hiperactiva!!! —chilló el otro chico, sobando el lugar donde recibió el golpe—. ¡¡¡Además, por culpa del idiota de Don, Emma casi escapa!!!
—¿¡Mi culpa!? ¡¡¡Nat fue el que la soltó!!!
—¡¡¡Porque me piso!!!
—¡¡¡Esa no es excusa!!!
—¡¡¡Oh, claro, dícelo al tacón de cinco centímetros que me enterró en el pie!!!
Gilda no sabía si golpearlos o... Golpearlos.
«Los hombres son inútiles, tengo mil pruebas y cero dudas», pensó la peliverde.
—¡Bueno, ya! —Gilda interrumpió la discusión—. No importa lo que haya pasado en el trayecto, lo importante es que ya esta encerrada y no va a salir tal como ordenó Ray.
—No puedo creer que tengamos que llegar a este grado para cumplir el NorEmma —sonó los quejidos de Nat—. Sigo pensando que era mejor el OlivEmma.
—Que asco, son primos —mencionó Don con una mueca.
—¡Eso es lo mejor, el Norte los unió!
—Nat, por favor. Cállate —rogó Gilda.
—Oh, vamos, querida... No te quejes de mis ship's, ¡Te juró que son los mejores! —aseguró Nat con una sonrisa—. Por ejemplo, a ti te shispeo con Emma y Ray —Apunto a Don—, ¡Y a ti! —Su rostro expresó asco—. Con nadie. ¿Quién querría a un estúpido como tú? No sé como Gilda se enamoró de ti, pero si no fuera así, seguramente morirías viejo y solo... Y virgen... —concluyó el pelirrojo.
—¡Dios, si existes, dame paciencia para soportar a este enano! —Don extendió sus brazos al cielo, tratando de encontrar ayuda divina.
—Esta será una larga noche —Suspiró Gilda.
—¡¡¡Ayuda!!! —exclamó Emma golpeando la puerta.
Sí, será una laaaaaarga noche...
(...)
En otro lado de la ciudad, exactamente en la casa Ratri, los golpes en la puerta de madera y los gritos de un chico pelinegro han logrando incomodar a los vecinos y al dueño de la habitación.
—¡Maldito, Norman Ratri, abre la puerta! —vociferó Ray golpeando aún más fuerte la puerta—. ¡Abre la maldita puerta!
¿Cuanto llevaba ahí? ¿Quince minutos? ¿Media hora? Aún así, en todo ese tiempo, el de cabellera blanca no se ha dignado a abrir la puerta de su alcoba.
—Mejor ríndete, esta claro que mi fracasado sobrino no quiere ir a la fiesta —comunicó Peter Ratri quien se encontraba recostado de la pared, observando la situación.
—¡¡¡Norman, abre!!! —gritó Ray enojado— ¡Tsk, maldita sea! —el pelinegro pegó su cabeza de la madera y se recostó en la puerta cansado.
La puerta comenzó a abrirse.
—Ray, mejor vete de a...
Sus palabras quedaron en el aire ya que el cuerpo de Ray chocó contra el de él, logrando que la gravedad hicieran su trabajo y ambos cayeron al suelo.
—¡Ray, quitate de encima de mí!
—¿Norman? —Ray examinó el cuerpo de su amigo—. ¿¡Qué haces en calzones!? ¡Deberías estar con tu traje!
—¡Estoy en calzones porque me iba a poner el pijama, pero tú no parabas de molestar! —exclamó el albino.
—¡Y seguiré molestando hasta que no muevas tu trasero hasta el auto y vayas al baile conmigo!
—Eso sonó muy gaaay —expresó Peter mientras reía.
El azabache empezó a darle pequeños golpes en la cabeza a Norman.
—¡Vamos, Norman! ¡Tú más que nadie estabas emocionado por ir al baile!
—¡Porque Emma iba a estar conmigo! —Él albino mostró tristeza en su rostro—. Ella iba a estar conmigo...
—Norman...
—¡No entiendo, Ray! ¡Todavía no lo entiendo! ¿Por qué ella se alejo de mí? ¿Qué hice mal? ¿Ya no me considera su amigo?
—No... Norman...
—No me importaba si íbamos a ir a la fiesta sólo como amigos o si no eramos los que darían el dichoso baile bajo el brillo la luna, sólo deseaba pasar tiempo con ella, ¡Mostrarle mi atención y cariño como siempre lo he hecho! —algunas lágrimas empezaron a brotar de los ojos celeste—. ¡Por un maldito beso mi amistad con el amor de mi vida se fue al carajo! ¡Ella ni siquiera desea verme!
El dolor punzante se manifestó en su mejilla.
Aquel dolor fue provocado por la gran cachetada que le brindo Ray.
—¡Deja de llorar y escuchame! —El azabache miró directamente al albino a los ojos—. Iremos al baile, la pasarás bien, olvidarás a Emma por un rato y serás feliz, aunque solo sea unos minutos —aseguró Ray como si de una orden se tratase—. No dejaré que mueras de desilusión en tu horrorosa alcoba.
—Pero, Ray...
—¡Pero nada, te juró que hoy serás el joven más feliz del mundo!
—¿Como estas tan seguro de eso?
—Porque tu ponche tendrá la droga de la felicidad.
—¿Qué?
—¿Qué?
—¿Qué?
Sí, Peter no se perdía de nada de esta peculiar conversación.
—Okay, iré al baile —murmura Norman aceptando su derrota.
—¡Excelente! —exclamó Ray.
—Ahora, levántate porque ya no siento mis cositas.
—Oh, cierto. Hablar sobre ti se sintió tan gay —dijo Ray levantándose de encima del albino.
—¡Y se vio muy gay! —exclamó el rubio, disfrutando toda la escena como si estuviera viendo una película.
—¡¡¡¿No tienes algo mejor que hacer, estúpido Ratri?!!! —vocifera Ray enojado, mirando al adulto.
—¿Aparte de ver a mi sobrino despechado hablando con su amigo de dudosa heterosexualidad? No, nada —aseguró sonriente.
—¡Soy hetero!
—Pero no mucho.
—¡Tengo novia!
—Para que nadie note lo gay que eres.
—¡Come pito, Ratri!
—No, gracias. No comeré lo mismo que tú comes. Tengo gustos más refinados.
—¡Hijo de...!
—¿Pueden cállarse e irse de mi alcoba para que me pueda vestir a gusto?
Tanto el azabache como el rubio obedecieron la orden del albino.
—Bueno, creo que ya debo irme —dijo Peter mientras se alejaba, pero no sin antes aclarar—. Pero Ray, yo si recuerdo de las cartitas de "amistad" que le regalabas a mi sobrino cuando eran niños. Ambos sabemos que no eran de "amistad" —Y así, Peter desapareció de la vista del azabache.
Ray no sabía que era peor, que gracias a Peter, haya reactivado recuerdos de cuando él tenía a Norman como crush... O que solo al escucharlo, recordó la perturbadora cara de Nat.
(...)
—Tranquilo, Norman. Iremos a la fiesta y serás feliz.
¿Quién es capaz de no sonreír cuando Ana te da palabras de aliento y te mima?
Exacto, nadie.
—Ana, creo que ya puedes parar —dijo Norman entre risas mientras la rubia lo abrazaba y acariciaba.
Es que los abrazos de la chica de orbes celestes tenían algún tipo de magia especial, pues son capaces de eliminar tu tristeza y cambiarla por euforia.
—No quiero parar, quiero que esa sonrisa permanezca en tus labios.
—Es mejor es que lo suelte, señorita —sugiere Vicent quién manejaba el auto hacia el evento—. Puedo ver por el espejo retrovisor que el señorito Field esta demostrando conductas celosas, y por la seguridad del joven Ratri, es mejor que lo suelte. No me gustaría ver a mi protegido quemado por ese pirómano.
—¡¡¡No estoy celoso!!!
—¿Ray?
—Bueno, tal vez un poco...
La rubia no puede negar que su novio le causa una gran ternura.
—¿Quién diría que un angelito como Ana le tocaría a un amargado como Ray? —objetó Norman riendo.
—Cállate, estúpido genocida —chilló Ray.
Y entre bromas y risas, el automóvil se detuvo en su lujoso destino.
Los tres jóvenes se adentraron al lugar. Estaban maravillados con la increíble decoración del sitio. No se veía como el mismo patio donde pasaban el rato, definitivamente su apariencia era como una gran fiesta de gala. Cuando Isabella aseguró que este evento sería el mejor de todos, no lo decía en broma.
Sin embargo, eso no quitaba la tristeza en el corazón del albino.
Se supone que esta noche la pasaría con Emma.
Bailaría con Emma.
Haría reír a Emma.
Emma sonreiría y él sonreiría aún más por verla llena de euforia y alegría.
Pero como la vida esta más llena de injusticias que de glorias, no pudo ser así.
Cuando el azabache vio que Norman estaba a punto de volver a su mueca depresiva, lo guió hasta la mesa de aperitivos.
—Vamos Norman, no es hora de deprimirse —El albino soltó un suspiró.
Ambos tomaron un vaso de ponche.
—Emma tampoco esta en la fiesta —farfulla el peliblanco—, de seguro decidió no venir para evitarme.
—¡Emma, Emma, Emma! ¿¡Puedes hablar de algo que no tenga que ver con la antena!?
—¿Por qué trajiste esta noche esas latas de aceites y tu encendedor?
—¡Oh, sí, hablemos de Emma! ¡Hablemos de la tonta antena!
—Ray —murmura el albino escudriñando al pelinegro con la mirada.
—¿Sabías que a Emma le gusta las jirafas y quiere montarse en una?
—Ray...
—Deberías disfrazarte de jirafa y decirle a la antena: "móntame, baby".
—¡Ray!
—Okay, sí. Sí quemaré esta fiestecita... Pero cuando sea casi el final, relajate.
—En definitiva, te llevaré a un psicólogo.
La charla fue interrumpida porque accidentalmente Don a chocado con Ray, y este a su vez, tiro el líquido de su vaso al traje del albino.
—¡¡¡Maldito, fifas!!!
—¡¡¡Lo siento, Ray, no me mates!!!
Y mientras Ray le regalaba unos dulces golpes al moreno, Norman creía con más intensidad que venir esta noche había sido una completa idiotez de su parte.
«¡Primero lo de Emma y ahora esto!», pensó Norman enojado consigo mismo y su pésima decisión, «Me hubiese quedado jugando ajedrez con Vicent en casa».
Luego de unos minutos, Ray volvió a dirigirse a Norman cuando terminó la paliza que le dio a Don. —Vaya, tu traje quedo arruinado.
—¿Tu crees? —mencionó el albino con una gran pizca de sarcasmo.
Es que ahora, su "outfit actual" consiste en un traje añil con una gran mancha vino tinto regada encima.
—La mancha tiene forma de un dinosaurio en una motocicleta.
—¡Ray!
—Ay, Norman, no te alteres —Rodó los ojos—. Vamos al baño y veamos que podemos hacer para arreglar tu problemita.
¿Qué otra opción le quedaba al pobre Norman?
(...)
Ambos chicos caminaban por los pasillos mas Ray convenció al albino de tomar un "pequeño desvío" para llegar más rápido a su destino.
—¿Estas seguro que este es el camino corto?
—¡Sí, ven!
Ver al azabache tan animado no le generaba mucha confianza; sin embargo, decidió descartar su sospecha y seguir caminando.
—¡Y esta es nuestra parada!
Norman miró alrededor.
—Ray, este es el salón de ciencias.
—Exacto. —Y sin decir más, el azabache empujó al albino adentro y cerró la puerta rápidamente—. ¡Después me lo agradeces!
Gilda apareció detrás de Ray y cerró la puerta con las llaves, para luego dirigirse al azabache y agarrarlo de la camisa.
—¡¿Ray, por qué exageraste con los golpes a Don?!
—Para que la actuación se viera más creíble.
—¡¡¡Casi lo matas!!!
—Lo sé, eso decía el guión.
—¡Le dejaste un hematoma en el ojo y su nariz chorrea sangre! ¡Justo ahora Anna esta tratando de curarlo!
—Que buen actor es Don. Hasta sangra y todo.
El día de hoy, la peliverde perdió la fe en los hombres.
—¿Ya enciendo la música? —interrumpió Nat, aburrido de la absurda discusión de ellos.
—Hazlo —ordenó Ray.
Nat prendió la radio y el grupo se alejó del salón.
Confiaban que el amor haría su magia en ese lugar.
(...)
Mientras tanto, en el salón, Norman apenas cruzó la puerta y cayó de rodillas. No sin antes golpear su cabeza contra el suelo que lo recibió gustoso.
—¡Auch, maldición! —se quejó. Era obvio que mataría a Ray después de salir de aquí.
—¡¡¡Alejate, secuestrador!!! —De la nada, Emma apareció con una silla y golpeó al albino en la espalda haciéndolo caer al suelo... De nuevo.
—¡¡¡Mis huesos!!!
—Espera... ¿¡Norman!?
Claro, no es cosa de todos los días golpear al amor de tu vida con una silla mientras gime de dolor...
¡Que romántico!
—¡Norman! —Emma se agacho a auxiliarlo—. ¡¡¡Perdón, perdón, perdón!!! ¿¡Te sientes bien!?
—Sí... Solo... Solo... Me recostare aquí un rato... Hasta olvidar el dolor... De mi espalda...
«Primero me rompe el corazón y ahora las costillas», pensó el albino derrotado.
(...)
Luego de que el dolor de Norman cesará, los dos jóvenes quedaron en un profundo silencio.
Sumidos en la inquietante oscuridad, ambos sentían la incomodidad que se reflejaba en el ambiente, pero ninguno estaba dispuesto a decir alguna palabra por miedo y vergüenza.
Sin embargo, no se necesitan palabras cuando sus miradas lo decían todo...
Los dos se extrañaban.
Los dos se querían.
Los dos querían salir corriendo y abrazar al otro, sin importar lo que ocurrió los últimos días.
—Norman.
—Emma.
Sus palabras chocaron entre sí a lo que ellos no pudieron evitar soltar unas risas.
Ellos se amaban y escuchar su nombre en los labios del otro sólo lograba que sus corazones pudieran palpitar con mucha más fuerza y emoción.
—No... Norman —Emma fue la primera en hablar—. Yo... Yo lo siento...
—¿Eh?
—¡Lamento todo! ¡Lamento todo lo que hice! ¡Lamento haberte ignorado! ¡Lamento el beso! ¡Actué de manera insensata y por eso estamos en esta situación!
El albino, sorprendido por escuchar sus palabras, sonrió al escuchar su declaración.
—¡Me gustas, Norman Ratri! Y yo... Yo te besé sin permiso... Y luego huí... Y te ignoré... ¡Y perdón!.. Y si me odias...
Las palabras acabaron cuando unos brazos la rodearon con mucha delicadeza.
—No te puedo odiar ni aunque quisiera —susurró en su oído.
El albino tomó la mejilla de la chica como solía hacer y secó algunas lágrimas que se escurrían sin permiso sobre su cara.
—Te amo, Emma.
Los ojos de la joven brillaron. Brillaron con más intensidad que nunca. A pesar de que ya sabía eso gracias a Ray, no podía evitar la emoción que le provocaba escuchar esas hermosas palabras por parte de su amado.
—Te amo desde que tengo memoria. Eres tan perfecta, insensata, pero perfecta. Llena de energía, actitud y una voluntad tan grande que me vuelve loco. Tu sonrisa me motiva a ser feliz, solecito. Emma, mis razones para amarte son como la cantidad de estrellas del cielo, infinitas y brillantes.
—No... Norman —tartamudeó.
—Nunca fui lo suficientemente valiente para admitirlo. Temí a que me rechazarás y nuestra amistad acabará. Pero cuando me besaste, ¡Mi corazón daba brincos! Me sentí tan lleno de euforia... Me sentí tan enamorado... Que cuando decidiste alejarte... El miedo me invadió... Me sentí tan horrible porque creí que te perdía. Pero tenerte entre mis brazos ahora, sólo me hace sentir ser el hombre más afortunado del planeta. Te amo, Emma. Te amo demasiado.
—Yo también te amo, Norman —respondió la pelinaranja sonrojada—. Al principio no entendía estos sentimientos, los ignoré porque pensé que no eran nada. Pero ahora estoy segura de lo que siento —Lo abrazó—. Te amo.
Sus sonrisas risueñas y sus rostros sonrosados eran la pura declaración de su amor mutuo. Eran el vivo ejemplo de las almas gemelas.
—¡Norman, bailemos!
—¿A... Aquí?
—¡Claro, recuerdo lo emocionado que estabas por este baile!
Emma tomo las suaves manos del albino y las entrelazó con las suyas.
Ambos se dejaron llevar por la música que se escuchaba desde el exterior, recreando la danza que practicaron por tantas semanas.
Y a pesar de bailar sin ver nada alrededor, sabían que el otro sonreía, con un pequeño color decorando su cara, por supuesto.
Norman paró de bailar. —Emma.
—¿Qué pasa?
Juntó sus labios con los de ella y se desataron miles de sentimientos escondidos.
¡Fue magnífico! Una explosión de sensaciones recorrieron sus pieles. Las mariposas en sus estómagos se volvieron elefantes... Pero sobre todo, en Norman creció la valentía para hacer una pregunta.
—E... Emma.
—¿Mmm?
—Tú.. Tú... ¿Quieres... Ser mi novia?
—¡¡¡Síííí!!!
Pequeños rayitos de la luna se filtraban a través de la ventana y siguieron bailando toda la noche...
Bajo el brillo de la luna.
Fin.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~
No sirvo para escribir romance, equis de.
Pero...
¡Hey, no se vayan!
¡Todavía falta el epílogo!
Aunque no sé cuando lo subiré xd.
¿Opinión final del libro y de la escritora pendeja?
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