Capítulo 20.

¡Emma, él siempre estuvo enamorado de ti!

El viejo Yuugo manejaba con rapidez entre las calles mientras su mente meditaba sobre varias cosas.

Su hija mayor, su antena, su niñita...

Su bebé esta enamorada...

El pelinegro sufría de pánico al estar en esta situación. Y le dolía. Le dolía que gracias a ese amor, ella sufría.

Él se dedicó toda su vida a protegerla, a proteger su sonrisa llena de jubilo; sin embargo, esta vez no pudo lograr su objetivo. El dolor hacia tan solo el pensamiento de ser rechazada por el albino la ha destruido, cambiando su sonrisa por una mueca depresiva.

—¡Maldición! —exclamó el pelinegro, enojado con el mismo por no poder ayudarla de una forma más efectiva.

—¿Pasa algo, papá? —preguntó la chica.

Él observó el rostro de su pequeña, destellaba pizcas de emoción. ¿Estará ansiosa por ver a su amado?

—Antena... —El pelinegro tragó saliva—. Te quiero prometer dos cosas.

—¿En serio? ¡¿Cuáles!?

—Uno, siempre haré lo que sea para verte feliz, ¡Lo que sea! Sólo con tal de que nunca pierdas esa bella sonrisa que tienes.

—Papá...

—Dos, algún día cumpliré mi sueño de dispararle un balazo al albino asqueroso del que estas enamorada.

—¡¡¡Papá!!

—¡¡¡Será un disparo con cariño!!!

—¡¡¡No matarás a Norman!!!

—¡¡¡Es un balazo de amor!!!

Al final, ambos terminaron riendo. Emma recostó su cabeza contra de la ventana del auto, mientras escuchaba el sonido de las ruedas deslizándose sobre la carretera y su mente recitaba lo increíble que es su padre.

(...)

La chica de orbes verdes bajo del auto y se despidió de su padre, asegurando que a Isabella no le importaría si ella se quedaba a dormir en su casa.

Como la peli-naranja tenía las llaves —Sí, es obvio que tendría las llaves de su segundo hogar— no se molesto en tocar, abrió la puerta y entró en la casa.

—¡Ray! ¡Mamá Isabella! ¡Soy Emma!

Para su sorpresa, nadie respondió a su llamado.

Decidió cerrar la puerta e ir a buscarlos.

—¿Ray? ¿Mamá Isabella?

No estaban en sus habitaciones.

—¿Ray?

Tampoco en el ático.

—¿Mamá Isabella?

Mucho menos en la sala.

—¿Se habrán ido a alguna fiesta?

Busco en todos lados pero no los hallaba, tampoco había señales de su albino.

Opto por rendirse y volver a su casa. Pero justo antes escuchó un ruido desde la cocina...

¡La cocina!

Fue corriendo a la cocina. De seguro preparaban la cena.

—¡¡¡Ray, Anna!!!

La chica de ojos esmeralda no estaba lista para ver tan cosa.

—¡¡¡Emma!!! —gritaron al unísono al notar que los descubrió haciendo ese acto tan horrible.

Es que, frente los ojos de Emma, lo que hacían era desagradable.

—¡Emma, lamento que hayas visto eso!

—¡Anna, ¿como es posible?!

—Antena, no te alteres. Hay una explicación para todo.

—¡Pues no le veo ninguna explicación a esto!

—¡Ay, Emma, lo lamento! —dijo Anna, cubriendo su cara por la vergüenza.

—¿Al menos usaste protección, Ray?

—No. Por favor, no se lo digas a mamá.

—Me ofendes, Ray. Me ofende que hayas echo esto... ¡Y sin mí!

—Emma...

—¡Estas haciendo galletas de jirafa sin mí!

Sí, Emma los agarró con las manos en la masa, o mejor dicho, en la masa y las chispas de chocolates.

Anna vendaba la mano de Ray ya que este tomo la bandeja sin guantes provocando distintas quemaduras en sus dedos.

Desde hace mucho tiempo Ray y Emma reunían los ingredientes para su día especial de "galletas de jirafas". Que golpe al pecho fue ver a Ray haciendo galletas con alguien más.

Violó las reglas de su hermandad.

Pero es obvio que Emma lo perdonará, mucho más si le da de esas galletas con forma de jirafa y olor a vainilla.

(...)

—Emma, come con la boca cerrada.

Ambos jóvenes dejaron a Anna en la cocina para ir a la alcoba de Ray y hablar en privado.

—¡Cala... Te... Taici... Nedo!

—¡Come y luego hablas, idiota! ¡No te entiendo nada si tienes la boca llena! —la regaño Ray, sacando un pañuelo de su bolsillo y limpiando las migajas que se regaron en las mejillas de la chica.

Emma trago y se recostó en la cama de su hermano. Lo miró con un puchero en su cara.

—¿Norman?

—Norman.

No hacia falta tantas explicaciones para entenderse perfectamente.

—¿Te gusta?

—Demasiado.

—¿Qué tanto?

—El símbolo infinito resume muy bien lo que siento.

—¿Y por eso lo besaste de tal forma y luego escapaste como cobarde?

—¡No me juzgues!

Emma cubrió su cara con una almohada.

—¿Y por eso lo evitaste todo la semana?

—Sí...

Ray resoplo. —¡Tenías que evitarlo a él, no a mí! —El pelinegro tomó una almohada y empezó a golpearla con ella—. ¡Maldita, antena! ¡Me dejaste solo, solin, solito!

—¡Tenías a Anna y Norman!

—¡Pero a ellos no los puedo regañar como te regaño a ti!

—¡Es que no me podía acercar porque siempre estabas al lado de Norman!

—¡Excusas baratas!

—¡Dejameeee, waaaaa!

Y así, Ray duró largos minutos golpeando a su hermana con la suave almohada.

—Listo, me cansé. —Tiró la almohada al suelo y miró a Emma—. No vuelvas a hacer eso, boba. Me asustas.

—Lo lamento, Ray. Prometo no alejarme así de ti...

—Esta bien. Hace unas horas vino Norman... Quejándose de que no logró verte.

—Ay, lamento hacer sentir así a Norman.

—Emma...

—¿Sí?

—¿Estas consciente de qué a Norman le gustas desde hace mucho, no?

—¿En serio?

Ray volvió a tomar la almohada.

—¡Idiota! —exclamó mientras la golpeaba con el cojín—. ¡Emma, él siempre estuvo enamorado de ti! ¡Desde que éramos niños! ¿¡Como lo dudas todavía!?

—¡¡¡Lo siento, lo siento, lo siento!!! —exclamó la chica, cubriendo su cabeza—. ¿¡Por qué nunca me lo dijiste!?

Ray paró los golpes. —¿Y que el albino me exterminará por chismoso? No, gracias.

Emma suspiró. ¿Como nunca se dio cuenta de aquellos sentimientos de su amigo? Que tonta era...

Pero sí lo que decía Ray era cierto... ¡Su amor es correspondido!

—¿¡Ray, crees que Norman me amé demasiado!?

—¿No te quedó claro con todos los golpes que te di?

—¡Sí, él me ama! —De la emoción, empezó a brincar súper feliz y con el ánimo a mil—. ¡Norman me ama!

—¡Calmate, tomate saltarín! —Emma, obedecí y se quedó quieta—. Mañana es el baile, ¿Qué tal sí ahí le confiesas todo lo que sientes a Norman?

—Confesar... ¡Me gusta la idea! —La chica abrazo al azabache—. ¡Gracias por tu maravillosa idea y el apoyo emocional, Ray!

—¡¡¡Suéltame!!!

(...)

Luego de un rato, Ray dejó a su hermana en su habitación y caminó a la cocina.

—¿Y Emma? —preguntó la rubia al notar que no esta la enérgica Emma a su lado.

—Se durmió luego de que casi la ahogué a almohadazos —respondió el azabache.

Ray se acercó a la rubia y la abrazo.

—¡Ray! —exclamó la chica sonrojada.

—¿Me ayudarás a limpiar todo esto antes de que mamá llegué de su cita con el tal Leslie?

—Claro, Ray. —Sonrió.

El azabache también sonrió, propinándole un corto beso en los labios.

—Y me ayudarás en el plan: "Uniremos al NorEmma", ¿Cierto?

—Por supuesto, amor —respondió la tierna rubia.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

¿Les cuento un secreto que ya no será secreto?

El próximo capítulo es el último del libro.

¡Aaaaah, que emoción! ✨💖

Sí, hoy no es día de actualización; sin embargo, ya que no pude actualizar ayer, lo hice hoy.

Vale, se nos acaba la historia :'> ¿Alguna opinión sobre eso?

¡Gracias por todo el apoyo que me han brindado, los amo ♡♡♡!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top