Capítulo 16.
Cobardía.
Dos jóvenes sentados en la grama. Dos corazones cantando en altas notas canciones de enamorados. Dos mentes revueltas entre lindos y románticos pensamientos. El sol y la luna, deseando desesperadamente ser amantes, pero el miedo al rechazo les impide confesar. A pesar de que su mente, sin descaro alguno, cree escenas donde ambos se unen para crear un hermoso eclipse lleno de amor y cariño.
—E... Emma... ¿Qué haces?
—¡Te doy un gran abrazo!
—Pe... Pero... ¿Por qué?
—¡Porque estoy orgullosa de ti, Norman!
—¿De mi?
—¡Claro, te has esforzado demasiado para aprender a bailar conmigo! Todas las clases se volvieron mejores porque tú siempre me acompañabas. Me dabas aliento para que no me rindiera, y así, poder dominar el vals. Y si que fue difícil aprender... —El melifluo sonido de las risas de la chiquilla de cabellos revueltos, hacían que los nervios del de orbes azules aumentaran al igual que el sonrojo que ahora es notable en su rostro—. Lamento, todas las veces que pise tus zapatos.
—Emma, me pisas y yo solo te lo agradecería —soltó sin pensar—. ¡Digo! ¡Es que...! ¡No, me refiero...!
—¡Norman, eres demasiado gracioso! —la chica aprieta a Norman con más fuerza—. ¡Me alegra que estés aquí conmigo! —Beso la mejilla del albino y recostó su cabeza en su hombro, su bella carita siendo adornada por una pequeña sonrisa—. Te quiero...
Lo quiere. Lo ama. Emma Grace sentía que aquel albino de sonrisa tierna y ojos cielo era el indicado para hacerla feliz. Su voz le entrega paz, su compañía le da seguridad, su rostro le provoca alegría. Ella desea que sus labios logren besarlo en toda esa belleza llamada "cara".
—Te amo, Norman. Te amo como nunca he amado a alguien. Quiero que estés siempre a mi lado —dijo en un tono de una boba niña enamorada, y así sentía, como una idiota enamorada de un ser tan perfecto. Pero no hubo respuesta a su confesión lo cual le pareció extraño—. Norman... Norman... ¿Norman? ¿¡Norman!? ¡¡¡Norman!!!
Sí, el albino se había desmayado desde que sus labios soltaron ese "te quiero".
(...)
—Paso tres del increíble plan "complacer al fan número uno del NorEmma", o sea yo, es... Confesar todo —expuso el azabache.
El albino se inquietó al escuchar las palabras de Ray. Confesar todo y absolutamente todo lo que ha escondido en lo más profundo de su alma y su corazón... Sería difícil.
—¿No crees que es muy pronto?
—¿¡En serio harás esa pregunta tan patética, Norman!? ¡Ya es hora de que sueltes todo! Recuerda que muy pronto viene el baile de la noche resplandeciente, ¡Quiero que mi ship supremo sea el que realice la danza de la luna llena!
—Te lo dije, Ray. Norman se esconderá detrás de su cobardía... De nuevo —objeto el Divo Nat. Nadie lo invitó al lugar. Él solo llegó acá y se unió a la conversación como si nada.
—¡En serio anhelo decirle todo a Emma! Pero hay un detalle que me pone intranquilo.
—Que te rechace, ¿cierto?
—Esta en lo correcto, Ray.
Rechazo, ¿Estaría preparado para el rechazo de Emma? ¿Dolerá mucho? El miedo invade al de cabello blancuzco. No quiere recibir el " no te amo" de Emma, es su peor pesadilla.
—Si te rechaza, yo te llevaré pañuelos para que llores con gusto. —Ray revisa su teléfono—. Oh, me largo. Ana me espera. Tengo que ir al cine.
—Tenemos —recalca Nat.
—¡Yo no te invite, Diva!
—No necesito invitación, yo me auto invito solito.
—Que jodidas ganas de prenderte en fuego.
Que linda y extraña relación tóxica entre cuñados.
—Adiós, Norman. Suerte, confesar te hará sentir mejor —dicho esto, Ray sale corriendo del lugar con la intención de que Nat no vaya con él.
—¡¡¡Hey, esperame, pirómano emo!!!
«¿Confesar te hará sentir mejor? ¿Será que Ray dice la verdad o sólo caeré en el profundo hoyo de la decepción?» El peor enemigo de Norman, sus pensamientos negativos, lo atacaban con fervor.
La vereda de las amapolas. Un ambiente sereno, lleno de flores de diversos colores y aromas. En este lugar se encuentra la chica antena y el genocida albino.
Después del repentino desmayo del chico, Emma entro en pánico. Hasta que por fin el albino comenzó a reaccionar.
—Ya te dije que fue el calor, Emma —aclaró Norman—. ¿Ya me puedo levantar?
Su cabeza esta recostada sobre las piernas de Emma mientras ella acaricia su cabello.
—No te levantarás hasta que me aseguré de que estés súper bien. Aunque en mi opinión, deberías ir a un médico. No es normal que te de esos desmayos tan repentinos. —La chica de cabellos anaranjados inspecciona la cara de su amigo—. Estas muy rojo, ¿Será fiebre?
—Te aseguro que es todo, menos fiebre —dice Norman con una gran sonrisa.
El chico invito a Emma a este lugar con el único propósito de confesar su amor. Aunque esa idea solo lo ponía nervioso.
—Entonces, ¿Por qué estamos aquí? —preguntó la dulce Emma.
—Quería pasar tiempo con mi persona favorita en el mundo...
Las mejillas de la chica se pintaron de un color carmesí. —¡Aaaaws! ¿En se...?
—Pero Ray se negó porque tenía que salir con Anna. Así que te invite a ti.
—¡Norman, eres muy malo! —Emma hace un tierno puchero mientras ríe por la broma.
Y sí, Norman quedo embobado con su frágil belleza... Otra vez.
(...)
El bello atardecer se ha mostrado ante sus ojos. Las nubes arrebol que se extendían en el cielo, los últimos rayos del sol chocando contra sus caras y los pájaros volando hacía sus nidos, demostraban que ya casi era hora de irse.
Así que este es el momento en el que Norman debe confesar.
—Eh... Emma...
—¿Sí, Norman?
—Eh... Debo... Debo decirte algo...
—¡Okay! Pero antes de que lo digas... —la chica de ojos jade tomó la caja que estaba a su lado y la mostró a Norman—. Te preguntarás el porqué de que haya traído esta caja, ¿Cierto?
—Mmm... —Norman analizo la caja con hoyos—. Debo admitir que me da un poco de curiosidad.
—¡Pues es un regalo para ti!
El albino la miro con asombro. Regalo, ¿Cuál podrá ser?
Emma le entrego la caja y este se animó a abrirla. En su interior contenía un pequeño pichón de búho albino.
—Emma... No... No debías... —No tenia palabras para el asombro que le ocasionó tal regalo.
—Es un regalo, Norman. Por favor, no lo rechaces.
—Pero, ¿Como?
—Pues mi papá lo consiguió cuando iba a cazar. Como lo vio tirado en el suelo y sin alguna señal de la madre, decidió traerlo a casa. Y yo pensé en traértelo a ti.
—Pero...
—Vamos, Norman. Aceptalo. Se que lo cuidarás muy bien.
—Muchas gracias, Emma. —el chico acaricia la suave mejilla de Emma mientras sonríe.
—Y buuueno... ¿Qué es lo que querías decirme?
—Oh... Es...
«Vamos, Norman. Dilo» se alentó a sí mismo.
—Mira... Lo que pasa es que...
«Diloooo».
—Yo...
«¡¡¡Dilo, dilo, dilo!!!»
—Yo pensé que en el baile podríamos llevar una vestimenta donde los colores hagan contraste —dice nervioso.
Y otra vez su cobardía vuelve a atacar. ¿Qué diría Ray?
«Eres un grandísimo imbécil, Norman».
Sí, probablemente eso.
~•~•~~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~
Hello, ¿Me extrañaron? ¿No? Okay... *se va a llorar*
Les dije que si le devolvería el buhito a Norman. ;> #JusticiaParaWilliamsMinerva XD
Ando medio sin ideas pero igual traje el capítulo.
Muuuuuy pronto se acerca el final del libro, bua, ja, ja, ja.
PD: Gracias por los "Te amo, escritora" me subieron el autoestima. :') xd
¡Gracias por leer ♡!
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