Capítulo 10.
¿Puedo dormir en tu casa?
Las calles se encuentran oscuras, desoladas, congeladas, incluso tenebrosas, pero eso no impide que un chico con fleco camine entre ellas siendo rodeado por las tinieblas de la noche.
El joven vestía con una gabardina beige para abrigarse del frío y cargaba un bolso en sus hombros al igual que muchos problemas.
Problemas con su madre para ser exactos.
Al llegar a su destino, una lujosa casa con un patio extenso, toca el timbre dos veces y espera ser escuchado.
Un hombre moreno habré la puerta y se encuentra con aquel joven de orbes grises. —¿Señorito, Ray Field?
—Hola, Vicent. He venido desde tierras muy lejanas a fastidiarle la vida a tu jefecito.
(...)
—Dejame ver si te entendí —dijo Norman al punto de ponerse histérico por la insensatez del azabache—, tu mamá se dio cuenta de que incendiaste la cancha y quieres que te de asilo hasta... ¿Hasta cuando?
—Solo será hasta que mi madre apagué su enojo —respondió Ray que estaba acostado en la suave cama del albino.
—¿Cuando sería eso aproximadamente?
—No lo sé, ¿Tres semanas? Aunque tengo sospechas de que esta rabia de Isabella puede durar un mes.
—Eres un idiota, Ray.
No es que a Norman le molestaba tener a su amigo en su casa, de hecho, era agradable estar con Ray ya sea jugando ajedrez o debatiendo algún tema interesante. El problema es que a Ray hay que mantenerlo vigilado, lo descuidas y ¡¡¡puff!!! Incendia el patio o anda tratando de suicidarse... De nuevo.
—¿Como hiciste para...?
—Escape por la ventana —aclara Ray—. Al llegar y verla furiosa, corrí a mi habitación y cerré la puerta con llave. Agarré todo lo que pude y lo metí en un bolso. Luego, escape por la ventana y para finalizar mi huida, vine a quedarme con mi mejor y más querido amigo.
—¿En serio eres tan cobarde?
—¡¡¡Sabes que es capaz de romperme una pierna, Norman!!!
Y en eso no mentía, Isabella era capaz de muchas cosas si la furia la consume.
El albino suspira. —Bueno, esta bien. Puedes quedarte.
—¡No te arrepentirás, Norman! —Ray se sienta en la cama y su cara demuestra una sonrisa—. ¡Imaginate, será como en lo viejos tiempos! ¿Te acuerdas? Ibas a dormir a mi casa junto a Emma y fingimos que eramos hermanos y Isabella nuestra madre.
—Sí, eran buenos tiempos... Pero... —el albino se pone en frente del azabache y le extiende su mano—. Entrega todo.
Ray mira la mano de Norman con burla. —No sé de que estas hablando, hermano.
—Bolsillo derecho de tu pantalón, un encendedor; en el bolsillo izquierdo de tu camisa, una caja de cerillos; en la gabardina, gasolina. ¿Quieras que siga hablando, Ray?
El azabache mostró un puchero. Odiaba que su mejor amigo lo conociera tan bien. Se resignó a obedecerle a Norman y entregar todas las cosas que tenía que eran capaces de iniciar fuego.
Norman sostenía cinco cajas de cerillos, dos encendedores y tres pequeñas latas con gasolina en sus manos.
—¿Seguro que esto es todo? —Ray asiente—. ¡Cisclo!
El joven adulto pelinegro entra a la alcoba del albino con una sonrisa servicial. —¿En que lo puedo ayudar, joven todopoderoso Norman Ratri?
Ray observa a Cisclo con grandes sospechas de que él junto sus compañeros tienen un altar donde alaban a Norman con esmero.
—Cisclo, quiero que escondas esto y que quede lejos del alcancé del señorito Ray —el albino entrega todo lo que esta en sus manos al joven adulto—, ¿Entendido?
—Afirmativo, señor —Cisclo estaba a punto de irse pero Norman lo detiene.
—Espera un momento —el albino se acerca a el azabache—. En tu zapato izquierdo.
Ray pone una cara de estupefacción al escucharlo.
—Ray...
Él nombrado suelta un bramido. Sin embargo, obedece y le entrega a Cisclo la caja de cerrillos que tenía en su zapato. El adulto se va dejando atrás a un Ray a punto de llorar por el arrebató de sus preciados objetos.
—Tú le quitas lo divertido a la vida, genocida —dice el azabache cruzando los brazos.
(...)
Media hora después, ambos jóvenes se encontraban acostados en la cama conversando.
—En pocas palabras, soy el mejor chico que puede existir para Anna. Así que ella me aceptó y ahora somos novios.
—¿En serio quieres presumir en mi cara que tu eres novio de tu crush y yo no?
—Exacto. Y no fue tan difícil, sólo tuve que enamorarla y cayó en mis garras. Tienes que hacer lo mismo con la antena. Enamora a esa chica con detalles y será tuya.
—No puedo...
Al escuchar eso, Ray se sienta en la cama y sus facciones demuestran enojo por las palabras del albino.
—Joder, no vengas con esas estupideces —reclama Ray y lo apunta amenazante—. Tus excusas cada vez se hacen más falsas, mini Hitler. Tus ganas demuestran que quieres hacerlo pero algo te detiene. Dame una muy buena razón para creer que no puedes hacerlo.
—Ray, Emma ya esta enamorada.
El azabache lo mira con sorpresa.
—Ella me lo confesó el día que salimos juntos —la voz del albino suena triste—. Dijo que esta enamorada de alguien y yo estoy aquí como un estúpido sufriendo por ella...
—Espera, espera, espera —el azabache lo interrumpe—, ¿Qué tal sí ese chico del que está enamorada eres tú?
—Si lo fuera me lo hubiera dicho ese mismo día, ¿No crees?
—Tal vez. ¿Qué tal si todavía siente que no debe decírtelo? Recuerda que Emma es la chica más impredecible en el mundo. Piensa en las posibilidades, Norman.
—Solo hay como un veinticinco por ciento de posibilidades de que lo que dices sea cierto.
—Norman, ¿Te puedes sentar en la cama, por favor?
El albino lo miró confuso pero con obediencia siguió la orden. Cuando ya estuvo sentado, Ray no desaprovechó la oportunidad y le dio una cachetada con todas sus fuerzas.
—¡¡¡Raaay!!! —reclama Norman furioso.
—¡¡¡Idiota, te ayudo y ayudo y tú ni siquiera haces el esfuerzo de conquistar a Emma!!! —exclama Ray igual de furioso, aunque soltando leves risas al ver a Norman con la mejilla roja—. ¡Maldita sea, Norman! Llevó años esperando y esperando que ustedes dos sean una linda pareja. Pero el señor Ratri dice: "Nooo, ella esta enamorada de otro", estoy casi seguro que ese alguien eres tú, Norman. Y sí te di una cachetada es para que te des cuenta que debes luchar por ese amor y no enfrascarse en la cobardía de expresar esos sentimientos. ¡Quiero mi NorEmma, idiota!
—¿Sabes que hay otros métodos para que me de cuenta de la verdad y no sólo la cachetada, Ray?
—Cuando la conversación gira en torno a Emma, no hay otros método —asegura el de orbes grises—. A parte, me gusta darte cachetadas, tu mejilla es muy suave —el albino bufo al escuchar tal tontería —Yo te ayudaré... de nuevo... Quiero que se cumpla mi NorEmma. Ahora que lo pienso, deberías pagarme por ayudarte.
—No te pagaré, Ray.
—Okay, señor tacaño.
Norman se vuelve a acostar en su cama y suelta un suspiro. ¿Él es capaz de conquistar a Emma? ¿Es posible que Emma este enamorada de él? Tantas dudas le revolvían la cabeza y el miedo de ser rechazado por el amor de su vida crecía a grandes proporciones, no obstante, las palabras de Ray le habían dado una chispa de esperanza.
—¡Ánimo, genocida! Yo creo en ti y se que puedes hacerlo.
Norman sonríe. —Esta bien, Ray. Lo haré, pero tendrás que ayudarme.
—¿Cuando no lo hago, Norman? —el azabache muestra una pequeña sonrisa.
(...)
El albino estaba en la cocina preparando una bandeja con leche y galletas para su invitado. Y aunque por fuera se veía sereno, por dentro era un volcán activo de pensamientos.
Emma, te amo pero ¿tú me amas?, pensaba Norman mientras servía la leche en dos vasos de vidrio. ¿Qué tal si yo no soy su enamorado? ¿Su rechazó me dolerá como miles de agujas enterrándose en mi corazón?
No estaba del todo seguro del plan que Ray nombró "desesperado plan para que el cobarde de Norman se declaré a la estúpida antena".
Y menos del primer paso que se titula "ganarse el suegro", lo tenía algo preocupado.
Bueno, muy preocupado.
Yuugo era capaz de conseguir una escopeta para amenazar a Norman con que no se acerqué ni un metro a su casa y mucho menos a su hijita antena.
Sí, ahora estaba demasiado preocupado.
No obstante, esta vez no piensa rendirse. Sí tiene que hacerse amigo de la muerte —O sea, su suegro— para conseguir el corazón de Emma, no lo durará y hará lo posible para lograrlo.
—Sí, es hora de actuar —se dice a sí mismo.
—¡¡¡Jefecito, jefecito!!! —Barbara cruza la puerta de la cocina desesperada—. ¡Jefecito, hay un problema en su alcoba!
Norman igual de alarmado que ella corrió hacía su habitación.
Abrió la puerta y lo primero que vio fue plumas blancas y plumas quemadas por todos lados, humo que se extiende hacia los extremos y un olor a ave cocida invadió su nariz.
—¡¡¡Williams Minerva!!!
(...)
Yuugo sentía gran satisfacción al estar en su cómodo sofá viendo una película con toda su familia.
Bueno, los pequeños ni siquiera la están viendo, hace mucho que estaban dormidos.
En sus piernas, descansa el pequeño Phill dormido, el moreno se ve tan cómodo que de seguro esta soñando con grandes trenes; a su lado, su esposa, Dina, atenta a la película mientras sostenía en sus brazos a la pequeña Carol que daba pequeños ronquidos; y a su otra lado, su linda antena que veía la televisión con entusiasmo.
Al hombre le parecía tierna la escena.
—Pá, creo que están tocando el timbre —menciona la antena.
Y esta en lo correcto, el timbre esta sonando.
—¿Quién molestará a estas horas? —refunfuña Yuugo enojado
Con delicadeza, Yuugo acuesta a Phill en el sofá y le pide a Emma que lo acompañe.
Cuando abren la puerta se consiguen con nada más y nada menos que...
—Ra... ¿Ray?
Ambos miran con confusión al inusual visitante.
—Hola, Yuugo. Hola, Emma.
—¿Ese bolso? —pregunta Yuugo.
—Escaparé de mi casa por unos días hasta que mamá se calme —dice Ray con mucha serenidad.
—¿Por qué tú...? —Emma es interrumpida por el azabache.
—Ya descubrió que incendié la cancha.
—Oh —dijeron Emma y Yuugo al unísono.
—¿Puedo dormir en tu casa? Será por unos días.
Yuugo asiente y deja pasar a Ray, luego, se retira a seguir viendo la película dejando a Emma y Ray solos.
—Fui a la casa de Norman —asegura Ray mientras deja el bolso en el suelo.
—¿¡Y por qué Norman no te ayudo!? —exclama Emma.
—Sí lo hizo. Pero me echo de su casa porque accidentalmente incendié a su búho albino.
—¡¡¡¿Qué le hiciste qué a Williams Minerva?!!!
—Es que... Verás, yo jugaba con mi encendedor que todavía no me había quitado Norman y no noté las plumas blancas a mi lado.
—¡¡¡¿Qué?!!!
—¡Hey, pero mira el lado positivo! —exclama el azabache extendiendo sus brazos—. El búho asado sabe mejor el pollo.
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¿A qué sabrá el búho asado? .-.
Olá, en portugués. (Aunque no estoy segura que se escriba así xd).
¿Como andan? ¿Chéveres o tristes?
Se me había olvidado que hoy tenía que actualizar así que recién estoy escribiendo esto xd.
@Lectora_Sama, recuerda que tu me diste la loca idea de que Ray iría a la casa de Yuugo xd.
¡GRACIAS POR LAS MIL LECTURAS! Bueno, bueno, yo quería preparar algo bonito por eso pero no pude :(. Perdón, se los debo.
Gracias por apoyar esta historia... Son unos soles, nunca se apaguen. 🌞💞
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