¿¡Que sabría un demonio de pesadillas!?
13 años…
Eran cuatro muñecas karakuri, tenían una apariencia que se le hacía tan familiar que le aterraba.
De las cuatro muñecas brotaron una flor diferente cada una, menos la que tenía una apariencia similar a su prima Miku, en ella fueron dos bellas margaritas las que brotaron; y de cada flor una pequeña hadita.
Pero las hadas que nacieron del par de margaritas eran diferentes… sus alas eran un poco más oscuras que las de las otras.
Aquello enojo a la reina, una demonio de exorbitante cuerpo con alas de murciélago y ropas atrevidas, ella rugió en cólera antes de tomar al par de hadas gemelas con sus manos.
Les arrancó sus alas y brazos, las pequeñas hadas gritaban de dolor por aquello mientras una especie de líquido carmín brotaba de ellas.
La muñeca sólo observo, no se oponía a aquella escena.
Al final arrojó a las moribundas hadas al suelo antes de pisarlas con fuerza, sería un milagro que aún estuvieran vivas. Pero lo estaban, deseaban vivir…
Entonces llegaron las mascotas de la súcubo, unos lobos de deforme aspecto.
— Ya z4v3n que 4s3r…
Los lobos devoraron a las hadas vivas… sus hocicos se mancharon de sangre que se relamian complacidos.
Ryoken despertó aterrado y con la voz rota… no podía ser… definitivamente no podía ser…
¿¡Acaso él heredó la maldición de la clarividencia familiar!? ¡Ese debió ser el deber de Asura, maldición!
Muy bien, tal vez exageraba… si, lo que soñó sólo fue sólo una pesadilla cualquiera y ya, no tenía que preocuparse de nada… ¿Verdad?
Esa misma semana cuatro de sus primos encinta dieron a luz, dos nuevos omegas y una beta se unieron por nacimiento al clan Kuromatsu; pero la noticia fue su prima omega de cabello rojizo con coletas, Miku.
Era su tercer embarazo, había traído antes al mundo y al clan una hermosa omega de cabellos cenizos y un beta de azabache pelo, él sólo estaba allí porque su madre lo arrastró hasta la habitación en caso de que algo malo pasará. Sus hermanos socorrian a la chica junto al beta de cabellos rubio oscuro, que posiblemente era el padre del niño…
— ¡Vamos Miku! ¡Ya lo has hecho antes, sólo debes pujar! —Su hermano de azulado cabello animaba a la omega mientras le tiraba aire con su abanico.
— ¡Se le ve la cabeza! —Ayano hablaba bastante emocionada— ¡Tu puedes Miku!
El único menor en la habitación, porque todos los demás fácilmente eran de entre la edad de sus hermanos o más, observó asqueado como genuinamente su hermana sacaba con sus manos, cubiertas de sangre, un pequeño bebé recién nacido de entre las piernas de su prima; el bebé aún tenía su cordón hasta que Ayano, que dejó al recién nacido sobre una toalla que su guardián le ofreció, ató un lazo rosa en el cordón antes de cortarlo con unas tijeras que Asura le entregó.
— Es una niña… felicidades Mi-
— No terminaron.
— ¿Tu que sabes, moco-?
— ¡Ahh! —La omega grito desesperada llamando la atención de todos.
Ayano se puso pálida, igual que su hermano, al comprobar que efectivamente… no habían terminado.
— ¡¿Gemelos!?
— ¿¡Me estas jodiendo, Aya!? —La castaña negó frenéticamente antes de gritar pidiendo más agua y toallas.
— ¡Entregasela a Ritsu y ayúdame aquí, imbécil! —La omega de ojos rojos le gritó a su guardián, que obedeció temeroso la orden de la chica.
Fueron casi 10 minutos de otro infierno, donde ahora la desesperación se había sumado, nadie esperaba que la omega llevará a término un embarazo doble.
Cuando todo terminó, su madre había aparecido con su harén de betas y su abuela, estaba tan radiante que le daba asco el solo verla de ese modo, o tal vez le perturbaba ver su abultado vientre de siete meses, no quería saberlo.
Miku lloro al ver a sus hijos, una niña y un niño, pero no había alegría en su llanto, solo tristeza y enojo contra ella misma; rogó por perdón a Hanako negándose a tomar a los menores.
La omega la observaba confundida antes de tomar a los dos recién nacidos, estaba por nombrarlos cuando la madre gritó su pecado.
— ¡Di a luz a perros! ¡Son dos malditos perros alfas! —La omega lloraba desconsolada, Ryoken era capaz de sentir su autodesprecio igual que los demás presentes— ¡Le ruego mis disculpas gran sacerdotisa! ¡Nunca desee-
— Miku, está bien —Hanako entregó ambos bebés a uno de sus guardianes con una gran sonrisa—. No es tu culpa haber dado luz a perros. Jamás lo es, ninguno sabía que serían… así que no te preocupes, yo me encargaré personalmente de tus hijos…
— Gran sacerdotisa...
— No es tu culpa, linda… —Hanako abrazó maternalmente a la chica— Te concedo mi perdón pequeña, ahora descansa, te esforzaste demasiado.
— Gracias… gran sacerdotisa… muchas gracias…
Su prima lloro un rato antes de que él se fuera, era tarde y en serio toda esa escena le daba asco, en especial porque todos estaban siendo unos completos hipócritas.
Estaban tan emocionados por aquel nacimiento, eran dos niños… ¡mellizos de cabellos castaños nacidos de un gran clan como ellos! Si fueran beta todos estarían alegres o si fueran omegas todos celebrarían casi con un estúpido festival, cada vez que nacía un nuevo omega en el clan se hacían enormes celebraciones.
Al día siguiente, mientras guardaba los futones, ese imbécil demonio, que lo venía acosando desde que tomó a la fuerza su virginidad, le informó sobre cómo su madre torturó al par de bebés, cortandoles los brazos y golpeandolos para callarlos antes de lanzarlos como basura al bosque donde los lobos los devoraron vivos…
— “¿Y a nosotros nos llaman demonios? Tu madre torturó a dos cachorros recién nacidos antes de usarlos como comida de lobo.”
— Mi madre cree que hace lo correcto por el clan y, por primera vez, yo debería hacer lo mismo y exorcizarte.
— “¿Eh~?” —El zorro sacudió su esponjosa cola sin dejar de ver al omega— “Pero si te deshaces de mi… ¿Como podrías desafiar a tu adorada madre~? Ella también se quiere deshacer de mi.”
— Sólo por eso sigues vivo y sin exorcizar, Yusaku.
El zorro soltó un encantador gruñido antes de salir del cuarto junto a Ryoken siguiendole, el menor iba tarde a sus clases de arreglo florales… ¿O eran las de japonés? La verdad no le interesaba, pero no quería un castigo por faltar a sus clases.
Cómo envidiaba a Whi-Two y a Himika, ellas sólo iban por lecciones para haikus, historia y baile, en el caso de Himika, en el resto iban a algo llamado “escuela”...
— Yusaku, respondeme algo.
— “Algo. Listo~.”
— Y yo que me iba a ofrecer a darte algo de alimento para tener tu cuerpo normal y poder chupartela a cambio de la información. —El de ojos azules habló sin dejar de caminar hacia la habitación que le correspondía para sus lecciones, ignorando por completo al demonio que se encontraba en shock por aquella declaración—. Pero si tendrás esa actitud entonces mejor sólo dejo que te la limpies y te doy mis sobras como cada-
— “¡Bien, de acuerdo, de acuerdo! ¡Tu ganas!” —El animal de azulado pelaje alcanzó rápidamente al chico que volteó a verlo victorioso— “¿Que asunto quieres discutir con mi gran sabiduría?”
— ¿Que es la escuela?
— “… ¿Ah?...”
— Himika-san y Whi-two-chan van a ese lugar llamado escuela, me dicen siempre que es muy molesto ir… —Ryoken suspiro antes de ordenar su cabello— por el contrario están un poco celosas de mí, porque es mi familia quien me educa… por eso ¿Que es la escuela?
— “La verdad… no lo se, es un término implementado hace poco en mi vocabulario” —Ryoken observó como el zorro saltaba del barandal al jardín y después se iba corriendo rápidamente— “¡Eso de escuela suena interesante! ¡Te dejo por unas lunas, iré a descubrir qué es eso de la escuela!”
— ¡He-! Ya se fue…
El de ojos azules suspiro al ver al demonio subirse al techo de los pasillos e irse corriendo rápidamente en alguna dirección. Bueno, al menos se había deshecho del demonio, eso era algo.
(...)
Había pasado una semana desde que Yusaku se fue a investigar eso llamado “escuela”... y Ryoken no podía negar que le extrañaba en cierto modo, al menos le hacía algo de compañía cuando Kouhei estaba con sus hermanos adoptivos o afrontando algún castigo que Hanako le dio.
Pero también estaba el hecho de que con el demonio podía calmarse después de una pesadilla, porque su hermano lo golpeaba cuando lo despertaba en la madrugada por despertarlo después de cada una… como anoche que soñó con un mal augurio.
Había soñado con un demonio, una muñeca durmiente, un títere roto, un muñeco triste y un lobo infernal… bueno, siempre que soñaba con un demonio algo malo pasaba...
Ryoken estuvo todo el día cayéndose del sueño, no pudo conciliar el sueño por el dolor en su brazo por el golpe y el miedo de aquel sueño, Kouhei casi tenía que cargarlo para que llegara a sus lecciones en pie… claro que todo se fue al demonio cuando en medio de las clases de Haiku, que tomaba con Akaba Himika, la única omega de su círculo que toleraba, se quedó dormido sobre el papel con la tinta aún fresca.
Su guardián se ofreció como escucha para la razón por la que estaba así de mal, desde la muerte de los perros gemelos de Miku, había estado bastante alterado en muchos sentidos, en especial porque en vez de discutir con el profesor, un beta miembro del harén de su madre, y posiblemente su padre quien sabe, Ryoken se disculpó sumisamente y juro en el nombre del clan que terminaría los haiku.
El omega claramente estaba ocupando su mente en las tareas que más odiaba, quería una distracción de su propia mente lo más rápido y efectivo posible, era obvio.
— Ryoken-sama, sabe que puede confiar en mí ¿Cierto?
— Si dejarás de llamarme “Ryoken-sama”, te creería más eso, Kouhei —El omega tomó uno de los dangos de matcha que tenía de merienda junto a la infusión de hierbas— ¿Cuántas veces te he pedido que dejes de tratarme como tu superior? ¡Eres mayor que yo, hombre!
— Perdóneme… es que como su guardián es mi deber tratarlo con el respeto que merece… usted es un omega, hijo de nuestra gran y poderosa sacerdotisa líder, Kuromatsu Hanako, usted es por mucho superior a mí… que soy un alfa e hijo del ya fallecido hermano menor de nuestra gran líder quien me perdonó la vida, me permitió vivir aquí y me encomendó a usted como su guardián eterno…
Ryoken suspiró antes de pedirle que se levantará, el alfa se había arrodillado en la tierra demostrando su inferioridad sobre él.
El omega necesitaba hablar con alguien… que no viera al hijo de su sacerdotisa, como Kouhei, que no viera a alguien como su posible con-cuñado, como Whi-two, a alguien que tal vez sólo pasa con él por ser el hermano de su interés romántico, como Riku, o alguien con el que estás obligado a tener una especie de amistad para mantener apariencias, como Himika… alguien como Yusaku.
Él era un demonio, le faltaba el respeto, invadía su vida cada mísero día, robaba parte de su comida y solía insinuarsele cada media hora… pero también era el único que lo trataba casi como un igual; lo extrañaba. Por eso no dudo en tomar su té y dangos e irse para el jardín seguido por Kouhei, era usual que el zorro durmiera bajo los árboles de sakura o las enredaderas de wisteria, siempre buscaba cubrirse del sol, esperaba verlo… necesitaba hablarle.
— Ryoken-sama…
— ¿Que pasa?
— ¿No es esa de ahí su mascota? —El alfa de cabellos blancos y ojos azules señaló el pequeño zorro que venía cojeando… bajo el sol… con bastantes heridas...
Ryoken no dudo en nada antes de acercarse desesperado al demonio, que perdió el conocimiento en sus brazos, le pidió a Kouhei llevarle agua tibia y vendas a su cuarto, allí trataría al pequeño zorro.
(...)
— ¿Me vas a explicar que diablos te pasó?
— “Tres cosas… la primera: ese lugar que llaman escuela es igual a que vayas a tus lecciones, pero incluyen cosas que tu familia consideraría “pagano”.... ¡Auch!”
— Perdón… —El omega estaba sólo con el zorro, quería examinar bien sus heridas, así que le pidió a su guardián traerle algunas hierbas y comida para el animal— ¿Y… qué más pasó?
— “Segundo… Al parecer un demonio vengativo estaba atacando a algunos humanos sólo porque sí, así que combatí con él, pero alguien sintió nuestra presencia y bueno…”
— ¿Le avisaron a mi familia?
— “He ahí, el tercer punto… el demonio se fue, sus hechizos sólo nos debilitaron, pero casi me exorcizan a mi…”
— Entiendo…
Aquello tenía sentido, las heridas de Yusaku eran casi como quemaduras, parecidas a las que él le causó cuando casi lo exorciza el día en que se conocieron; ahora sabía que hacer.
— Está más fría… —El albino se mordió los dedos de su mano izquierda hasta hacerlos sangrar, después los sumergió en el agua y, con los dedos aún húmedos, acarició las heridas del zorro.
Las quemadura comenzaron a sanarse, cicatrizando mientras liberaban una especie de humo blanco, después de aquello vendo cada parte donde había una cicatriz, era un cuerpo demoníaco, pero un cuerpo a final de cuentas…
— “Gracias…”
— Te arriesgaste demasiado… ¿Por que te enfrentaste al otro demonio?
— “Porque tus amigas estaban en peligro… ese demonio iba a comérselas si yo no hacía algo y obviamente eso no te hubiera gustado…” —Aquello sorprendió al omega.
— ¿En serio? ¿Las ayudaste… por mi?
— “Si, después de todo…” —El demonio lo observó con cierta ironía— “Su muerte te traería dolor y si sientes dolor, tienes más pesadillas y las pesadillas no son sabrosas~.”
— … Eres un imbécil —Ryoken tiro al animal antes de levantarse y tomar el cubo con agua—. No se porque diablos aun me preocupo por ti.
— “Jamás he tenido una pesadilla… ¿Como son, Ryoken~?” —El demonio claramente lo ignoró— “Según Haou y Yubel son algo tenebrosas… así como la vida sexual que llevarás cuando pases tu-.”
— ¡Cállate de una vez! ¿¡Que sabría un demonio de pesadillas!?
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