¿Habrá perdido la pelea?
15 años...
— ... En vida, Yusaku era peor que ahora...
— "Si que lo era... aunque no parece haber cambiado en nada."
Ryoken suspiró agotado antes de estirarse en su lugar, echó su cabeza hacía atrás para poder contemplar el cielo cubierto por las ramas de los frondosos árboles que habían en el bosque, el lobo de castaño pelaje bostezo cansado antes de apoyar su cabeza en las piernas del albino, acomodarse y cerrar sus ojos marrones para dormir; el de ojos azules comenzó a acariciar la cabeza del demonio con apariencia lobuna que descansaba pacíficamente en su regazo mientras dejaba que el viento revolviera suavemente algunos mechones de su cabello...
Todo le era tan calmado y relajante en ese momento...
— "¡Maldito imbécil, alejate del omega!" —O así era hasta que Yusaku, con su apariencia de zorro, apareció de entre las ramas de un árbol para pelear con el otro demonio.
El omega sintió a los dos alfas pelearse un momento sobre su regazo antes de seguir su pelea en el piso, aunque realmente le impresionaba que un zorro estuviera ganando en una batalla a mordidas y zarpazos contra un lobo, Ryoken en serio no estaba de humor para soportar las estupideces del demonio en forma de zorro. Así que se levantó y se fue dejando a ambos alfas discutir, que ellos resuelvan sus estúpidos conflictos.
(...)
— Haou...
— ¿Qué pasa...?
— ¿Puedo hacerte una pregunta? —El demonio de cabello castaño asintió con la mirada levemente perdida y sin dejar su tarea de estimularse analmente sobre una de las ramas del árbol de sakura donde habitaba, Ryoken ni siquiera volteo y solo asumió ante la falta de gemido que el otro omega había asentido.
— Mientras... no preguntes sobre... porque no estoy con los idiotas... ¡Mgh~! ¡Pregunta lo que sea~!
— Además de que me gustaría saber porque cada vez que vengo a pedirte un consejo te encuentro masturbándote, solo quiero saber sobre Yusa-.
— ¡Ah~! —El albino volvió a ignorar aquel fuerte gemido, solo suspiró antes de voltear, esta vez, a ver al demonio de cabello marrón con ojos bicolor que solo parecía buscar recuperarse un poco mientras estaba en su rama— ¿Quien necesita a esos imbéciles...? Mis dedos llegan más profundo que sus miserables y cortos penes... Bueno, Yusei suele tener buen ritmo... Jonouchi si que tiene buenas manos... y Yusaku-.
— ¡Ya! —El de ojos azules interrumpió sonrojado al mayor— ¡Eso lo podemos discutir luego, ahora necesito algo de conocimiento histórico!
— ¿No tienes pergaminos para eso? —Haou comenzó a arreglar lo mejor que podía su kimono— Se supone que el clan escribe en pergaminos todo...
— La información que busco no debe estar en ningún pergamino.
— Y exactamente... ¿Qué necesitas saber?
— Quiero saber un poco más sobre la familia de Yusaku, Yusei, Jonouchi o Yubel y tu... —El omega de ojos azules y pelo blanco suspiró con cierta resignación— Quiero saber... porque ustedes son demonios.
— Bueno... Los chicos y mi hermana son Youkais de alto rango por sus experiencias, pero si preguntas que los hizo demonios fue la ira de cuando los ejecutaron injustamente por ayudarme... y yo fallecí poco después de que di a luz a mis gemelos.
— Eso solo lo se yo, según los pergaminos, tu moriste cuando tu antiguo amo te mato a golpes después de violarte por negarte a dormir con él por considerarse "poco cosa" para un "gran alfa" como él...
— ¿¡Gran alfa!? ¡Por favor! Era un viejo verde imbécil que me llevaba como veinte o treinta años y yo tenía quince, ¿Qué acaso creía que yo era Kogami Yukiko o qué? —El albino volteo sorprendido al escuchar ese apellido, lo había leído en algún revistas paganas que sus primos y tíos, tanto betas como alfas incluidos, trataban desesperadamente de ocultar de su madre; sabía que tenían historia, pero no creyó que tanta...
— ¿"Kogami Yukiko"? ¿Y esa quien era?
— Es "la pre-fundadora" del actual clan Kogami, esos alfacentristas que viven en una ciudad, su único hijo alfa fue el verdadero fundador del gran nombre de ese clan familiar, pero su hija omega mayor siempre se llevo el crédito.
— ¿Cómo?
Haou pareció meditar un poco su respuesta antes de saltar entre las ramas hasta encontrar una donde pudiera hablar a gusto con Ryoken, ninguno de sus generales los escuchara y el clan Kuromatsu no los descubriera.
— Para resumirlo, Kogami Yukiko tuvo 30 hijos, el trigésimo lo asesinó ella en cuanto nació, sospecho que era alfa y lo asesinó ahorcándolo con su cordón umbilical aún unido a ella... un rato después se emborrachó con sake, vómito y se desmayó sobre su vómito. Murió a los treinta, irónicamente. El punto; es que su hijo mayor, y el único alfa que sobrevivió, se alisto al ejercito con doce años y para los 21, ya tenía casi un rango de noble pero cuando murió todas sus pertenencias y título nobiliario pasaron a la mayor de sus hermanos menores, Kogami Reiko, que era tan ambiciosa y manipuladora que su madre y hermano... pero no era tan psicópata como él y tampoco tan zorra como ella... pero si lo suficiente para hacer que los alfas que eran sus esposos le dejaran toda su fortuna.
— Vaya... cuanta clase tenían... —El menor rodó los ojos con sarcasmos, suspiró cansado justo antes de darse cuenta de la gran cantidad de detalles que le entregó el demonio de alto rango que ahora estaba recostado en la misma rama que antes usaba de asiento— Haou... ¿Como es que sabes eso?
— Yusaku tiene muchos traumas, pregúntale por su familia y te hablara horas de ella y todas las generaciones que custodió hasta que engaño a uno de los tantos clanes con los que su bélica familia se enemisto... —El castaño con kimono se enderezó en su lugar con cierto gesto de asombro e incredulidad— Y ahora que lo pienso, Yusaku solo hizo su trabajo al mostrarle la verdad a su protegida, que se haya suicidado no fue su culpa... Creo que lo castigue sin sexo y ninguna renovación de contrato injustamente...
— ¿Q-Qué? ¿Qué tiene que ver Yusaku?
— ¿No sabías? Cuando se transformó en Yokai se cambió el nombre, porque muerto que se encontraba, muerto que durmió con su madre y eso le era incómodo. Pero su apellido en vida era Kogami.
(...)
Leía con obvio aburrimiento los pergaminos que tenía entre sus manos, o así era hasta que agarro el pincel que tenía cerca del tintero lleno de aquel líquido oscuro para comenzar a dibujar sobre los sagrados haikus que habían escritas; su antepasado Kuromatsu Takeru entendería que dibujara sobre sus pirómanos poemas y su madre no se enteraría hasta días después, así que no importaba.
— "El oscuro cuervo solo puede danzar en el crepitante fuego", "Las hermosas llamas que rodean a las aves, lloran por su calor"... —Ryoken alzó una ceja antes de garabatear sobre esas líneas con el mismo aburrimiento de antes— Esa maldita bruja me regaño por usar una leve insinuación sexual sobre el clan y su necesidad de aparearse con todo beta o alfa que vean... y uno de mis antepasados los usaba en casi todos sus haikus, esto es prácticamente hipocresía, pero bueno... eso es lo básico para ser líder en esta maldita farsa.
Continuó con su tarea de mancillar aquel sagrado y valioso pergamino justo cuando su primo y guardián apareció con más pergaminos para su entretención, aunque era más probable que estuvieran vacíos y solo se los llevo para que ya no dañara los que tenía... aunque también olía ligeramente a fresas con azucena...
— Kouhei...
— ¿Si, Ryoken-sama?
— ¿Tuviste un encuentro con Himika-san? —El alfa pareció aterrarse y sonrojarse ante esa declaración, el omega solo siguió dibujando ignorando al mayor— La verdad no me importa, solo no se reúnan en los terrenos del templo, si algún idiota te ve con ella a solas Akaba Kaito-san va a solicitar que te castren y desoyen vivo, en el mejor de los casos claro.
— Y-Yo...
— ¿Puedes traerme té de jazmín? Quiero relajarme antes de devolver estas cosas todas manchadas y con la frase "Que te jodan mamá" escrito cada nueve garabatos. Si estoy tenso, sospecharan de mí y no podré culpar a Ciel después...
— ¡D-De inmediato, Ryoken-sama! —El omega observó a su pariente alfa irse rápidamente con el rostro totalmente sonrojado.
— Debería decirle a Himika que la siguiente vez que venga a seducir a Kouhei, mínimo venga a saludarme... —Ryoken dejó el pergamino re-manchado con tinta para que se secara a un lado antes de ver, por las rendijas de madera de la única ventana que había en ese cuarto, el cielo que parecía pintarse de naranja por el ocaso— Que extraño... ha esta hora Yusaku ya estaría aquí, pidiéndome sexo o ir a cenar... ¿Acaso habrá perdido la pelea?
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