VENTIDUE

"Y ahora Ferran te odia,
y para el eras como su hermano."

Me despierto debido a la luz que entra por una de las ventanas de la habitación, siento que mi cabeza esta por explotar en cualquier momento, recuerdo haber llorado toda la noche, jamás...jamás llegué a pensar que sería él, que me dejaría.

De verdad pensé que por fin habría encontrado un final feliz para mi cuento.

Aunque quizás tengo complejo de paracaídas y de vez en cuando me gusta saltar al vacío sin importarme lo que dejo atrás. Y a pesar de que no haya sido mi culpa no puedo culparlo, soy incapaz de tenerle una pizca de odio. Con él descubrí que el amor no odia sino que se guardan pequeñas piezas para segundas partes.

Aunque no las vaya a haber.

Decido hacer algo productivo como darme una ducha aunque no tenga una pizca de ganas en mi cuerpo de hacerlo. Según Ferran mi vuelo sale esta tarde a las seis así que tengo tiempo antes de marcharme. El agua templada empieza a recorrer todo mi cuerpo, la suavidad del tacto del agua en mi piel hace que me relaje durante unos instantes, sin dejar de pensar en nada. En cierto modo tampoco quiero parecer de esas personas que dejan de vivir por alguien que les hizo daño.

Yo no soy así.

Salgo de la ducha y me extiendo crema por todo el cuerpo, suspiro y siento como una vez más las lagrimas luchan por salir.

Una vez más el amor me ha demostrado que su única función es destruirte más de lo que alguna vez estuviste, te vuelve débil y te obliga a confiar porque tú corazón siente que está en un lugar seguro. Y Pedri con ese amor logró traer de vuelta a mi niña interior, esa que amaba el baile y las mariposas, que pasaba la noche mirando la luna y las estrellas y la que amaba de verdad todo.

Me tumbo en la cama otra vez, no tengo ganas de hacer nada, pero es inevitable el no sentirme culpable por no hacer nada productivo y seguir en la cama tumbada mirando al techo sin ningún tipo de explicación. Llaman a la puerta.

Ferran entra por la puerta con un ramo de flores y una caja blanca entre sus brazos. Una sonrisa tonta se dibuja en mi cara mientras veo como mejor amigo deja las cosas y se tumba sobre la cama.

— ¿Pero tú no tenías entrenamiento?

— Sira le ha llorado un poco a su padre y me ha dejado salir antes.

Río levemente y me tumbo a su lado.

— Pedri va a dejar el fútbol.

Me levanto sobresaltada y miro a Ferran sin creer lo que está diciendo. El me dedica una mirada que no logro descifrar lo que significa.

— ¿Como? Eso no puede ser verdad, el fútbol es su sueño.

— Pues parece que ya no tanto, se lo he escuchado decir a Gavi mientras entraban en el campo para entrenar.

Me tumbo otra vez a su lado. El silencio inunda toda la sala, pero no es un silencio incómodo sino más bien que ninguno de los dos quiere hablar del tema.

— Pero, ¿que pasó exactamente? - Ferran pregunta al fin.

— Después de la primera noche que me quede aquí noté que estaba raro, de repente estaba más distante así que asumí que eran los nervios del partido que seguía, pero...en la fiesta de anoche le encontré hablando animadamente con Gabrielle, me daría igual si fuese con otro cualquiera pero verle con ella fue como admitir que me había mentido en la cara.

— Cuando Pedri empezó a salir con ella yo ya lo conocía de un año más o menos, y te puedo asegurar que cuando termino su relación Pedri nunca volvió a ser el mismo.

— ¿Y porque Gabrielle lo rompió tenía que romperme a mi? - suelta con un nudo en la garganta.

Ferran me mira y me acaricia la cara.

— Conozco a Pedri mejor que la paloma de mi mano, pero también te conozco a ti lo suficiente como para saber que vas a. salir de esta, Irene, tienes que aprender que la luz que se supone que te ha devuelto Pedri es la que has tenido todo este tiempo y si ese cabron no la merece, no la merece, vuelve a casa y pasa todo el tiempo que quieras con tu hermano, enfócate en ti misma, ya no tienes que seguir nadando, estoy aquí contigo y juntos llegaremos hasta la orilla, patitas.

Le abrazo y hundo mi cabeza en su pecho, Ferran me abraza con la mayor calma posible y deja besitos por toda mi cabeza. Me prohibo llorar, no me lo merezco.

— Se que te va a costar, mi vida, pero saldrás de esta, te lo prometo, eso si, como vea que se te acerca pienso partirle toda la cara, ese idiota no volverá a hablar contigo jamás.

Me acurruco más a su lado, jamás podré agradecer a la vida por poner en mi camino a Ferran, jamás.

...

El avión aterriza sobre el aeropuerto, estoy de vuelta en el Prat de Barcelona, Andrés me ha comentado que estará esperándome en la puerta junto con mi hermano. Y efectivamente les veo a los dos con un cartel que pone mi nombre e inconscientemente se me dibuja una sonrisa al ver a mi hermano tan sonriente.

En cuanto me ve sale corriendo en mi dirección y yo extiendo mis brazos para abrazarlo.

— Pero bueno, si has crecido un montón enano.

— Te echado 'ucho de menos, tata.

— Y yo a ti también.

Agarro la manita de mi hermano y caminamos juntos hasta el coche, le echo una mirada a Andrés de lo mucho que le tengo que contar y el me devuelve la mirada de "cuéntamelo ya"

—¿Y Pedri? - Sergio formula la pregunta que no quería contestar.

— Pedri...Pedri no vendrá a visitarnos en mucho, mucho tiempo, pequeñín, tiene muchas cosas que hacer.

— ¿Ya no sois amigos? - mi hermano dibuja una sonrisa triste en su cara.

— Claro que lo somos.

Y aunque esa mentira me doliese más que un tiro directo al corazón, mi hermano no merecía llevarse un mal recuerdo de su ídolo. O más que nada era yo la que no quería quedarse con un mal recuerdo del chico que tanto amé.



















Espero que os guste, cuidaros. 💖

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