QUATTORDICI

Ha pasado una semana desde que Gabrielle se presentó en casa de Pedri.

Pedri no fue a entrenar ese día, avisé a Ferran de todo y él me dijo que se lo comunicaría a Xavi, me quedé todo el día a su lado dando mimos hasta que por din se tranquilizó y yo decidí volver a casa.

Desde el momento en que esa chica entró por esa puerta supe que algo no iba bien, el lenguaje corporal de Pedri era tenso y la incomodidad se vio reflejada en él. Y cuando le tocó, cuando le tocó sintió desde el lugar en dónde estaba como cada músculo de su cuerpo se encogía ante el tacto de esa mujer.

También me di cuenta de lo inestable que es Pedri, los problemas para confiar en sí mismo, la ansiedad que tiene, por ejemplo, cuando vamos en coche, la pierna que no descansa en el acelerador siempre la tiene intranquila, se muerde la mejilla cada vez que esta en publico y sobre todo muchas veces le tiemblan las manos al coger agua.

Y a pesar de eso, es el chico más amable, humilde y bueno de todo el universo.

En cierto modo me recuerda a mi misma.

Sergio se baja del coche, hoy es lunes así que tiene que ir al colegio.

— ¿Y el beso de la tata? - me señalo la mejilla.

Mi hermano se ríe y me da un beso en la mejilla.

— Hoy vamos a comer con Ferran y su novia, así que no te entretengas mucho ¿vale?

'ale. - Sergio se despide de mi con la mano y yo me subo al coche.

Esta semana trabajó más que ninguno en el local que me dio Ferran, y hoy por fin voy a abrir mis puertas para que todas las niñas que quieran aprender a bailar puedan hacerlo.

Al llegar hay una cola bastante larga esperando en la puerta. Me sorprendo, no creo que tanta gente querría apuntarse, lo único que hice fue poner un anuncio en mis redes sociales.

Abro la puerta y comienzo a apuntar a todas las niñas. Tras casi una hora y media todas las personas de la cola están apuntadas. Son un total de veinte niñas.

Les digo a todas las madres que los horarios serán por la tarde, lunes y miércoles además de algún sábado por la mañana. Todas están de acuerdo, el miércoles siguiente será su primer día, si las niñas deciden continuar será cuando empiecen a pagar por las clases, y si no la clase será gratis.

Una de las madres se acerca hacia mi y me entrega un papel.

— Mi hija se empeñó en que te diese esto hoy, espero que te guste. - tras decir eso se va.

Miro el papel, es un dibujo, en él estoy yo vestida de bailarina, con un tutú y un moño de competición, lo sorprendente es que a mi lado está Pedri, está vestido de futbolista y a su lado tiene un balón.

Para mi bailarina favorita, mi primo no para de habar' de ti.

Silvia. La niña pequeña que se acercó a mi el día de padres en el colegio de mi hermano. Sonrío y me guardo el dibujo en mi bolsa.

...

— Vaya, si te soy sincero yo tampoco pensaba que tantas niñas se fueran a apuntar. - Ferran me dice mientras juega con Sergio.

— Pues yo si, eres una bailarina estupenda, es de extrañar que el idiota de tu mejor amigo piense que nadie se quisiera apuntar el primer día.

— Es de lo que no hay, ¿a que sí, pesadilla?

Ferra le tapa los ojos a mi hermano y me saca el dedo anular con una sonrisa falsa, yo me empiezo a reir teniendo que dejar mi copa de vino en la encimera.

— Vendras al partido de esta tarde ¿no? - Sira me mira como si esa pregunta fuese una orden.

Yo no respondo nada, Sira me tira de el brazo para que acepte y es que durante estos días ha sido una gran amiga, hemos salido varias veces juntas por ahí.

— No lo sé, Sira, yo no pinto nada viendo un partido.

— A ver, que yo sea la hija de uno de los grandes entrenadores de nuestro país no significa que no entienda nada de fútbol, vamos, que se quien es Messi, Cr7 y da las gracias.

— ¡Eh! ¿Y yo que? - Ferran contesta con un puchero.

— Tú también entras dentro de ahí, amore - Sira le lanza un beso a Ferran - Ademas, estoy segura de que al enano le encantará.

— El enano y el no tan enano.

Río levemente y levanto los brazos en señal de derrota. Sira mi abraza y me asegura de que estoy haciendo lo correcto.

Todos sabemos que a partir de ahora, Sira me obligará a acudir a todos los partidos.

Por suerte, llevo la camiseta de Pedri en el coche, quien sabe porqué. Tras varios minutos de pelea, Ferran consigue que mi hermano lleve su camiseta en vez de la del canario.

— No es justo que tu hermano haya llevado más la camiseta del come plátanos que la mía.

— Guarda las garras, celosón.

Me río y me subo al coche, iremos en el mío ya que me parece estúpido hacer mover el coche a Ferran cuando yo soy la que me tengo que mover.

Como siempre, el Camp Nou está hasta arriba, Sira se pone donde siempre y me dice que hay un asiento para mi hermano y para mi a su lado.

Los jugadores salen a calentar, noto como la mirada de alguien me está observando.

Pedri está sonriendo mientras se acerca hacia mi.

— No creí que vendrías.

— Pues sorpresa. - digo apoyándome en la barra que separa el campo de las gradas.

— Estoy nervioso, estamos ante un partido importante y no quiero cagarla.

— Tú confía en ti y ya verás que todo sale genial, además, Sergio y yo vamos a estar animándote, ¿a que si, renacuajo?

Mi hermano asiente y sonríe a Pedri, a lo que el canario contesta con un pequeño toque en su nariz.

Ferran se acerca a saludar y avisar a Pedri que ya tiene que empezar a calentar.

— ¿Me das un besito de la buena suerte? - Pedri me mira haciendo un puchero.

Niego sonriendo y me cerco hasta el para darle un beso corto, tras eso, Pedri se va dando saltitos, seguramente le diga a Gavi lo que ha pasado.

— No sois nada, pero, se nota a leguas que queréis serlo todo. - suelta Sira de repente.

— ¿Qué?

— Que te gusta mucho, ¿verdad?

Dudo en si decirle la verdad. Pero, Sira me dedica una de sus típicas miradas que te hacen sentir la confianza suficiente como para contar cualquier cosa, incluso si la conoces de hace dos minutos.

— Si, me gusta, no te haces una idea.

Sira me mira y sonríe. La miro intentando adivinar que quiere decir, pero, no consigo entender que pasa.

— Entonces no tengo nada más que decir.

Sira ríe y yo miro al campo.

Pedri me está mirando, justo antes de que el silbato que da comienzo al calentamiento suene, me lanza un beso.

Y en cierta forma llega hasta mi corazón.

Y es que ese mismo chico de ojos marrones y origen canario me ha hecho creer en el amor de nuevo.

Y no se siente tan mal.

















Aparezco, una vez más os doy un capítulo que ni mucho menos es el mejor, pero, bueno, Pedri e Irene mis papis.

Quien sabe si el siguiente capítulo es dramático y mato a todos, broma, nos leemos pronto. 🤎 

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