FINALE

Han pasado casi cinco meses desde el accidente, todavía me cuesta moverme en algunas situaciones, pero casi estoy recuperada. Pedri ha sido un gran apoyo en este proceso.

Las cosas han cambiado en estos últimos meses, quizás demasiado para mi gusto, Pedri compareció ante un juez hace poco menos de dos semanas, por fin decidió acabar con ella, con sus recuerdos y con todo el daño que le causó. Obviamente ganó, aunque se hizo público y durante varias semanas solo se hablo de eso. ¿Lo bonito? Lo bonito de todo fue el apoyo que recibió portarte de todo el mundo, aficionados, clubes de toda España, incluso de fuera. Aunque no sirviese de mucho, Pedri por primera vez en mucho tiempo se sintió libre.

Y ahora estamos aquí, justo antes de que empiece uno de los partidos más importantes de su vida quizás, la final de la Nation League. Se que jamás me lo dirá a la cara, pero esto es muy importante para él, sentirse parte de un torneo con su selección, sobre todo después del mundial.

Mi hermano está jugando con Fer, mientras yo espero a que Sira venga, en su lugar llega antes una chica joven, de unos veinte quizás, me suena de haberla visto en algún lado, me mira y me sonríe.

— Aurora, la hermana de Gavi.

Entonces suena un "click" en mi cabeza, recuerdo haber coincidido con ella en el mundial, también recuerdo su mirada divertida al verme con la camiseta de su hermano puesta.

— Irene, ya no se si amiga de Ferran o novia de Pedri.

Suelto una carcajada más bien por la vergüenza que por lo divertido, Aurora se ríe levemente y yo opto por mirar al frente, los jugadores ya están en fila en el centro del campo para escuchar ambos himnos. Croacia es un rival fuerte, a pesar de no tener mucho reconocimiento mundial es un equipo digno.

El partido comienza, parece que España ha decidido salir con bastante tranquilidad, quizás lo que quieren es tantear el terreno, Ferran comienza una jugada que no llega a puerta debido a que la defensa croata consigue interceptarlo.

La primera parte se pasa volando a pesar de que el marcador sigue a cero.

— No metieron gol. - mi hermano hace una mueca triste.

— Todavía queda otra parte, estoy segura de que van a marcar.

Mi hermano sonríe y parece que eso le basta para volver a su estado de siempre, a la entrada le han regalado una bandera de estas pequeñitas de España y desde entonces no para de zarandearla. Lleva la camiseta de Pedri que le compró mi abuela, la del 10 si.

Aurora se cambia el sitio con alguien, Sira me sonríe de manera sospechosa a lo que yo entrecierro los ojos mientras la miro.

— ¿A ti que te pasa?

— ¿A mi? Nada.

Sira me mira con una sonrisa de oreja a oreja a lo que yo termino por fulminar la con la mirada, como dicen eso de que si las miradas matasen la mía ya estaría sepulcrando a esta chica bajo tierra.

— Ya lo verás, si se da la oportunidad lo verás con tus propios ojos.

Me enfurruño en mi asiento, los jugadores vuelven a salir al campo y veo como a lo lejos Pedri me lanza un beso antes de que el árbitro pite el comienzo de la segunda parte. Sonrío, sonrío como la persona más estupida del mundo, la misma que está colada hasta las trancas por ese futbolista canario de ojos marrones.

Los primeros veinte minutos son bastante tranquilos, más bien aburridos.

Ferran no llega a la portería, en el medio campo no hay mucha coordinación y la defensa no está haciendo sus mejores jugadas, doy gracias al cielo que al menos Unai parece estar despierto en esta segunda mitad.

Aunque como siempre suele pasar, cuando alguien dice algo, acto seguido ocurre algo que contradice todo.

Rodri hace un pase casi perfecto que acaba en los pies de Pablo Gavi, el cual corre entre los jugadores croatas y sale airoso para pasarle el balón a Pedri que encaja la pelota en la escuadra derecha de la portería.

Todo el mundo comienza a saltar y yo cojo a mi hermano en brazos mientras señalo al goleador. Sira me abraza y me da un beso en la mejilla de la emoción.

Lo que ocurre a continuación me deja sin aliento.

Pedri hace su característica celebración de las gafas en honor a su padre, lo que nadie sabía es que escondía un as sobre la manga.

Literalmente, Pedri se levanta un poco la manga de su camiseta para señalar un pequeño tatuaje que en la pantalla grande se puede ver a la perfección que es la inicial "I". Me quedo estática en el sitio, me ha pillado de sorpresa, tanto que siento que necesito sentarme por un momento.

— Eso era por lo que sonreías tanto.

Sira me mira, pero no dice nada.

Lo que queda de partido no se muy bien describir lo que pasó, más bien mi mente no prestó atención, lo único que se es que somos campeones de la Liga de Naciones. Todo gracias a él, a mi chico.

Es el momento de celebrar de arropar en amor a los jugadores. Sergio y yo bajamos al campo, en el camino me encuentro con Ferran que me dice que quiere llevarse a Sergio y hacerse una foto con él así que le dejo con su tío.

Lo veo a lo lejos mientras juguetea con Gavi entre risas. Nada más llegar le pego un empujón suave.

— Tú odias los tatuajes.

— Pero te amo a ti.

— Eres un auténtico estupido, te odio. - rio mientras finjo que empiezo a pegarle.

Sus brazos no tardan en rodearme llenándome de ese calor indescriptible que solo te llena el alma. Noto como llena de besitos toda mi cara hasta que por fin llega hasta mis labios donde deja un beso suave y cariñoso.

— Gracias por estar aquí hoy, por estar siempre.

— Te prometí que estaría siempre, Pepi, las promesas son para siempre.

Veo como sonríe, me agarra del brazo y me lleva hasta Kepa, quien tiene la copa en estos momentos. Se la quita de las manos y le pide que nos haga una foto, sonrío, pero no por que sea una foto sino porque lo siento de verdad, le miro y me doy cuenta de lo afortunada que he sido al conocerlo.

Kepa nos devuelve el móvil y se lleva la copa.

Pedri mira la foto que nos hemos hecho y sonríe para después mirarme.

— Lo que te dije de que algún día estarías en mi estantería de premios al principio era una broma, pero a día de hoy, ¿Sabes que?

Le miro expectante mientras se me dibuja una sonrisa en la cara de nuevo.

— A día de hoy quiero que esa estantería de premios signifique que voy a poder compartir toda una vida contigo, bailarina.

— Claro que lo haremos, canario.

Dicho esto junto sus labios con los míos.

Sabiendo que eso significa un para siempre.

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