5. Jake
Cuando le pregunté al piloto si le daba miedo la posibilidad de morir en un accidente, me respondió:
—Llevo años esperando a que me pase. No tengo nada que perder con morirme, y sería una buena forma de hacerlo cayendo con mi avioneta.
Estoy volando con un viejo loco al que le gusta la idea de morirse en un accidente, en una avioneta tercermundista, camino a una isla remota y perdida. De entre todas las mil islas diminutas que estamos sobrevolando, no sé cómo puede saber cual es cual. Según me han dicho, hay muchas que ni están habitadas.
Intento mantener un ritmo cardíaco sano y que mis pensamientos no se conviertan en un tren de hipervelocidad. ¿Qué puede salir mal? Nada, todo irá bien. Lo repito como un mantra.
Pero cuando la avioneta empieza a hacer ruidos raros, a quejarse y rebelarse, me doy cuenta de que el mantra no sirve para nada. El pánico se apodera de mí.
—¿Qué está pasando? —pregunto alarmado. Lo que más me preocupa es ver al piloto preocupado.
Revisa controles y mandos, trapicheando en los botones, y lo único que dice al fin es:
—Mierda.
Fuera de mí, lo miro con la cara más desesperada que puede poner alguien en su vida, mientras un pitido de alarma empieza a sonar atravesándome la cabeza. Hasta aquí hemos llegado.
—En tu lado derecho tienes un chaleco salvavidas, póntelo. Mantén la calma y hazme caso en lo que te diga. La avioneta está teniendo una avería que puede ser jodida, y si va a más quizá americemos, perdemos presión y fuerza en los motores, pero espero que aguante un rato más antes de negarse a funcionar. Si caemos, protégete la cabeza y salta al mar.
Lo ha dicho todo tan deprisa y de golpe que apenas puedo asimilarlo. Estoy clavado en el sitio, con un ataque de pánico silencioso apoderándose de mí. Me dan náuseas, la cabeza se me va, me flaquean las piernas, quiero gritar, salir corriendo o algo, pero no puedo hacer nada más que ver cómo la avioneta empieza a convulsionar, como si diera sus últimos estertores. Mierda. No. No puede estar pasándome esto. ¡No puede ser! Dios, ayúdame. Dios, dios, dios. Mierda. Pitidos agudos atraviesan mis tímpanos.
—No no no nooo. DIOS, NO —grito histérico. Me va a dar algo; no, me está dando algo. ¡No puedo!
CRASH, se escucha, y de repente un motor deja de funcionar. Siento como si empezáramos a pararnos en el aire, y lo que sigue es volcar, girar y caer. Chillo con más pánico que nunca, como ningún ser humano en la vida ha chillado de puro miedo y desesperación. Se acabó, me veo morir. Todo pasa muy deprisa; flash blanco, golpes, grito, histeria, convulsión, sangre, náuseas, sollozos. Caída libre y desesperación.
Todo se hace negro, dejo de respirar de golpe. Empiezo a perder la consciencia, cuando el agua me devuelve a la realidad. Salir de la avioneta o morir en medio minuto. No sé cómo, pero consigo respirar aire. Aturdido, mareado, sin ser consciente de nada. El pánico sigue atenazándome. Shock total.
Sangro, vomito, sollozo. Intento mantenerme a flote. Gracias a algún instinto de supervivencia o a la adrenalina, y al chaleco salvavidas que me sostiene; si no, estaría muerto. Los restos de la avioneta se hunden no muy lejos de mí. No veo al piloto. Estoy en medio del mar, con un ataque de pánico, solo. Siento que me voy a morir en este momento, solo de la desesperación. Angustia. Pánico sordo. Mareo. Tengo la cabeza en blanco y mi vista se llena de puntos negros. Todo es confuso. Vuelvo a marearme.
Cuando consigo volver en mí, sigo flotando gracias al chaleco y no veo nada a mi alrededor más que agua. Pero al girarme, diviso tierra; una isla. Se me escapa un gemido angustiado, no siento las piernas, pero intento nadar. Llegar hasta ahí es mi única salvación. De repente pienso en los tiburones. En todo lo que puede haber debajo de mí en las insondables profundidades, en las fauces llenas de colmillos que destrozarían mi carne y acabarían conmigo entre terribles sufrimientos.
Como jamás pensé que me sentiría, más muerto que vivo, casi inconsciente, desesperado, con shock, angustia, pánico y mareo. Me dejo ir. Desmayado, las olas me tiran en la playa, como un cadáver.
YEEEYY, HERE WE GO.
Ya era hora de que pasara algo... interesante. Duh. Como le dije a mi dodito en un mensaje cuando estaba escribiendo esto: "no sé si al final lo pasarán bien, pero en el capítulo 5 ya tengo a uno con ataque de pánico, ansiedad, trauma y crisis nerviosa desesperada".
Yyy yes, actualización doble, así que id a ver qué le pasa a Jake. No olvidéis votar y comentar en cada capítulo, o no vuelvo a actualizar doble *angery*.
Btw me encanta la relación que hay entre el capítulo 5 y el 25. Pero vosotros no sabéis nada de eso todavía.
Love de cheeto <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top