20. Jake


Me va a volver loco. Es demasiado, demasiado perfecta. Demasiado mujer y demasiado salvaje. Diosa. Divina. Superior. Exhala una esencia especial por cada poro de su piel que enloquece. Piel tostada, cobriza por el sol, uniforme, con sabor a sal. Piernas largas y fuertes, de muslos marcados, líneas definidas. Un torso esculpido por la naturaleza, de una forma que avergonzaría a Miguel Ángel; esa cintura y esas caderas; esos pechos, firmes, no grandes ni demasiado pequeños; ese cuello para besar y morder. Y su cara, tan natural y hermosa; esos ojos de azul profundo, cabellos de sol, mar y selva.

Me perdería una y otra vez en cada rincón de su cuerpo. Me siento lleno, completo, me enloquece y me cambia. Derrota mis barreras, derruye mis muros, me desnuda la mente, hace que me transforme. Y todo cambia. Acabo de dejarme llevar como nunca creí que lo haría; le he hecho el amor como si fuera una cosa nueva. Más salvaje y feroz, más pasional, más sentido, más loco. Más sin límites. Más allá de la piel. Como si me tocara el alma. Estando así, ahora, abrazados sobre la arena, me pide que lo haga otra vez. Me desarma; sé que sea lo que sea que me pida, lo haré.

Volvemos a hacer el amor. Con sentimiento. Más dulce y tierno, pero pasional. Siento que podríamos estar haciéndolo sin fin. Algo que nunca había hecho antes; sentirme sin fin, hacerlo una y otra vez, de esta forma. Me olvido de lo normal que era, me olvido de todo, y solo siento; la siento a ella, vibrando al mismo son, debajo de mí, encima de mí. Por un lado y por otro, de todas las formas. Besos y caricias, gemidos, jadeos, gruñidos, mordidas. Hay una fiera dentro de mí que acaba de nacer.

Baby, you burn so hot
You make me shiver with the fire you got.

Cuando acabamos otra vez, juntos, la serenidad se apodera del momento. Plenitud total. Me señala la bóveda celeste que se extiende sobre nosotros, con más estrellas de las que he visto en toda mi vida. Y sueño despierto, con ella a mi lado, piel con piel. Sensaciones nuevas. El ir y venir de las olas en la playa se escucha, como una cadencia monótona que acuna y cobija. Nereida se levanta, su silueta desnuda a la ligera claridad de la noche, y me tiende la mano invitándome a seguirla. Sin preguntar, acepto; la locura que sea que vaya a hacer, yo me entrego.

Corre por la arena de la playa, corremos cogidos de la mano, desnudos y salvajes. Una completa locura, y lo más liberador que he hecho en la vida. Hasta llegar al mar, que nos recibe con un suave oleaje de marea alta, juguetón. Invitándonos a su ir y venir. Ella no lo duda ni un segundo y se lanza, con toda la energía que tiene, se mete en el mar; y me arrastra con ella. De noche, bajo la luz de mil estrellas y una luna creciente, nos dejamos llevar por el océano. Me lleva a su mundo.

Empieza a reírse, con esa risa suave y sutil, clara y cristalina, y me contagia. Nos mojamos enteros. Se entrega de brazos abiertos al mar, al océano, a esas olas que son su cuna y ese agua salada que es su vida.

—Déjate llevar —me pide en un susurro—. Libérate.

Y me entrego con ella. Nadar en el mar, de noche y así, es algo que jamás pensé que haría en toda mi vida.

—Siente el océano. Baila con las olas.

Lo hago. Bailo con las olas, dejándome mecer, siento el océano. De pronto lo entiendo todo. Conecto. Me libero. El mundo vuelve a nacer ante mis ojos y lo siento todo, en conexión y armonía. Bailamos juntos con el océano. Unidos de una forma indescriptible; estoy dolorosamente cerca de ella, más allá de la piel, una unión que lo trasciende todo. Solo el mar, ella y yo.

Magia. Catarsis. Conexión. Pureza. El agua me envuelve, fría, devolviéndome a la vida, haciendo que la sienta en cada poro de la piel; sabor ligeramente salado en la boca. El brillo de la luna y las estrellas en cada ola y cada gota de mar jugueteando, cristalino, como si fuera un ser con vida propia, brillando y acunándonos. Lleno mis pulmones de aire, un aire cargado de mil aromas y esencias, aire libre y puro. Me siento vivo. Nereida toma mi mano debajo del agua y me mira; con ese océano en su mirada, en la semi tiniebla de la noche, su piel brillando mojada con la luna. Todo confluye en ella: agua de océano, luz de luna, brillo de estrellas, esencia salvaje.

Nos miramos por una eternidad.

—Lo sientes —murmura—. La liberación.

Tiene el mar a punto de derramarse por sus ojos. Y yo también.

—Gracias, Nereida.

—Gracias a ti, Jake.

La abrazo con el corazón en la piel.



Heey, ¿cómo estáis?

Yo sigo mal, enferma, y con una tos que me lleva de los mil demonios. Pero sobreviviendo :b.

Well, este es un capítulo especial: Jake, Nereida, bailar con las olas... yes.

Pero tengo que reconocer que estoy desde hace semanas en un punto muertísimo con esta historia, de bloqueo y desmotivación. No he escrito nada nuevo, no he reescrito, y ni siquiera me apetece revisar los capítulos porque termino odiándome lol. I'm sorry.

¿Qué se hace para volver a motivarte y escribir? ¿Volver a enamorarte de la historia y necesitar escribir hasta que te duelan los dedos? ¿La inspiración llevándose el bloqueo que te impide teclear más de dos frases? POR FAVOR, DEMONIO O ÁNGEL DE LA ESCRITURA, VEN A MÍ. 

¿Alguien que pueda ayudarme?

Okay, creo que eso es todo. Por cierto, ¡última actualización de noviembre! Entramos en fechas navideñas ;3.

Gracias por leerme y por apoyarme aunque ni yo misma lo haga. 

Love u, nos vemos no sé cuándo <3

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