Capítulo 61
MADISON
Meses después...
-¿Quieren dejar de mirarme así?
-Es que estás muy...
-Embarazada, estás muy embarazada. –Termina la oración Aiden con una pequeña sonrisa
-¿Acaso me ibas a llamar gorda? Porque les recuerdo que aquí dentro hay un bebé. –Le respondo indignada a Connor, quien me observa divertido.
-Yo no te llamé así.
-No, pero seguro lo pensaste. -Inlcuso yo lo pienso y ni hablar de que ya ni siquiera me puedo ver los dedos de los pies. Estoy gigante. Esto no aumenta mi autoestima, para nada.
-Bueno, en su defensa has subido unos cuantos kilos. –Comenta Jesse. –Unos pocos, claro. Casi ni se te nota.
Par de mentirosos.
-Vaya que están observadores. ¿Trajeron el helado? –Pregunto yendo al punto importante.
-Sí, está aquí. Si nos dejas pasar a tu casa te lo pasaré, de lo contrario me lo llevaré.
-Vaya que está rebelde Aidencito.
-Aiden pueden pasar. –Digo aceptando la bolsa que contiene el helado, pero me interpongo entre la puerta para que aun no entre ni Jesse ni Connor. Me llamaron gorda, deben ganárselo.
-Les gané, yo le caigo mucho mejor que ustedes.
-Yo te vine a acompañar para ver Glee, tú misma me mandaste un mensaje. –Luego de pensarlo un momento, me doy cuenta que tiene razón y dejo pasar a Jesse.
Thomas está hoy ocupado y quiero compañía, así que me comuniqué con Jesse y le pedí que si venían pasaran por helado. Es mi antojo favorito no lo negaré.
-¿Qué hay de ti ricitos? Dime una razón por la que deberías de pasar.
-Quiero estar aquí por mi sobrino y bueno porque con el tiempo, te he tomado algo de cariño. Sólo un poco, pero con eso deberías de conformarte. Además traje un regalo. –Dice sacando un pequeño paquete que me extiende.
Yo emocionada por el gesto lo tomo y lo abro inmediatamente y veo que es un pijama de bebé.
-¿Puedo pasar ahora? –Yo me sorprendo dándole un breve abrazo y lo tres me siguen hasta uno de los sillones donde toman asiento.
-¿Estás sola? –Pregunta Jesse
-Bueno, Bella no está en la ciudad, Elena me fue a traer helado por si ustedes no venían y mamá está en su oficina. Mi abuela vendrá dentro de poco, pero por ahora está en su casa.
-Y Kyle está viajando. –Dice Aiden. –Espero que al menos pueda hablar con su padre.
-No me cae especialmente bien su padre, pero también me gustaría que pudieran hablar. –Dice Connor. –Entonces, ¿qué veremos ahora?
-Veremos Glee. –Digo alegre y Jesse es el único en compartir mi emoción.
(...)
-¡Ahh!
-¿Qué te pasa? –Pregunta Connor preocupado.
-Nada.
-¿Y entonces porque gritaste? –Pregunta Jesse
-Quería saber si estaban atentos, lamento si los asusté. –Respondo avergonzada
-Por un momento creí que nacería mini Connor
-No se llama así y para su alivio. Estoy bien, dudo que mi hijo nazca aún. Y espero que todavía no lo haga, debo prepararme mentalmente para eso.
-Y por mi bien espero que se mantengan ahí hasta que llegue su papá, porque si llegara a pasarte algo Kyle no será gentil con nosotros. Bueno, conmigo tal vez sí, después de todo tenemos una conexión especial.
-¿Kyle y tú? Sabemos que es mentira, yo soy su favorito. –Le dice Jesse a Connor
-No quisiera parecerme a Connor por decir esto, pero su favorito soy yo. Es decir, Aidencito.
-Claro, y ahora tú mismo te llamas así. Eso no es justo.
-¿Y ahora discutirán por saber cuál de los tres es el favorito de Kyle? –Pregunto divertida
-¡Sí! –Responden los tres al mismo tiempo.
Los minutos que siguen escucho a los chicos dando sus argumentos de porque creen que son el favorito de Kyle. Rememoran algunas situaciones y lo próximo que sé es que me termino haciendo pipí frente a los chicos.
Una vez más pasando verguenza.
(...)
-Madie, abre la puerta. –Dice Connor intentando ocultar la risa.
-¡Váyanse! Quiero estar sola. –Grito intentando subir a la cama. Ni eso puedo hacer bien.
-Por favor, Madie. Sabemos que fue un accidente, ya no nos reiremos. –Dice Aiden, pero aun puedo escuchar la risa de Jesse a través de la puerta
-Jesse se está riendo. –Digo sonando como una niña molesta, pero es más por la vergüenza que por otra cosa.
-Lo... siento... Es que... –Ni siquiera termina de hablar antes de echarse a reír de nuevo.
No puedo creer que me haya hecho pipi frente a ellos y justo cuando no está Kyle. Quiero morir de vergüenza en este momento.
Ya me cambié de ropa y me di una breve ducha como pude, pero aun así sé que una parte de ellos se siente culpable por haberse reído de mí. Porque admito que me puse a llorar y después me molesté con ellos.
-Por favor Madie, sabemos que fue por la risa que te provocó nuestro debate. Al menos dinos quien piensas que es el favorito de Kyle. Nos escuchaste, ahora debes decidir.
-Ninguno.
-Eso es mentira, alguno debe caerle mejor.
-¿Aún no abre la puerta? –Ay, no. Es mi madre y a ella sí que debo abrirle. –Madie, soy yo. Ábreme la puerta, quiero ver cómo estás.
Algo molesta camino dos pasos y abro la puerta. Mi madre luce algo divertida al verme
-¿Tú también te reirás de mí?
-No, es que... bueno, debe de haber sido un poco divertido, quizás.
-Oh, sí lo fue. –Dice Jesse
-A él déjenlo fuera. –Digo molesta de nuevo y Aiden le cierra la puerta, pero Jesse logra interponerse.
-Aun no puedo creer que me haya hecho pipi. ¿Por qué me pasan estas cosas a mí?
-Es más normal de lo que crees. Ahora te ayudaré a subir a la cama y a acomodarte. –Dice mamá tendiéndome una mano.
Cuando ya estoy lo más cómoda que puede estar una mujer embarazada, decido ver películas de Disney con la intención de que los chicos se vayan, pero no lo logro.
Connor y Aiden se sientan en el piso y Jesse se sienta a mi lado.
-¿Qué debo hacer para que se vayan?
-Cualquier chica quisiera estar en tu lugar en este momento, ¿y tú quieres echarnos? Me debería de sentir ofendido. Además aunque quisiera negarlo la película no es aburrida, es algo absurda, pero entretiene. –A esta altura ya no me sorprende ese comentario viniendo de Connor, aunque razón no le falta. Sé que varias chicas estarían más que felices de estar en la misma habitación con ellos tres.
-Es Hannah Montana, obviamente no será aburrida.
-¿Enserio crees que porque alguien use peluca no la reconocerán? –Pregunta Connor
-La magia de Disney, supongo. Bien, si se quedaran entonces que sea en silencio.
-Estábamos en silencio hasta que tú hablaste. –Señala Connor
-Muy bien, pues calladitos se ven más bonitos.
-Yo siempre luzco bonito.
-Silencio Connor.
La siguiente media hora sólo se escuchaba mi afinada voz cantando junto a Hannah Montana.
(...)
Los chicos me acompañaron hasta tarde y aunque gran parte del tiempo fueron más una molestia que un apoyo, al menos me sentí más acompañada.
Se supone que dentro de tres semanas aproximadamente tendrían que nacer mis hijos, aunque de todas formas su nacimiento puede adelantarse, por eso debo estar atenta a cualquier cosa que me ocurra.
Cuando finalmente llega Kyle de su viaje, me pongo enseguida feliz por verlo.
-¡Hola! ¿Cómo te fue? –Pregunto intentando abrazarlo, pero gracias a mi gran panza de embarazada se me dificulta. Kyle sonríe al notarlo y se acerca él a abrazarme
-Lo cierto es que no llegamos a ningún acuerdo. Simplemente me llamó para decirme que lamentaba ser un mal padre, pero que si no hubiera sido por mí su hermano seguiría vivo, así que volvimos a discutir por lo mismo. No hay nada que pueda hacer, al menos no hasta que él cambie de opinión respecto al accidente.
-Oh, lo siento. Creí que sería diferente.
-Yo también creí lo mismo. ¿Cómo se portaron los chicos en mi ausencia? Aquí está el bebé de juguete, lo llevé al viaje conmigo.
-Dentro de todo, se portaron... Bueno, tú los conoces más, deberías de hacerte una idea.
-No suena muy alentadora esa respuesta. ¿Qué tan mal estuvo?
-Me hice pipi frente a ellos.
-¿Enserio? ¿Te dieron mucha agua o qué? –Al menos Kyle tiene la amabilidad de reírse de manera mucho más disimulada.
-Estaban teniendo una especie de debate en cuanto a cuál de ellos es tu favorito y empezaron a contar diferentes anécdotas y lo siguiente que supe fue que me había hecho pipi.
Esta vez Kyle no oculta su risa y a mí sorprendentemente no me molesta tanto que lo haga. De hecho me siento feliz de que ría si tuvo problemas con su padre. Me gusta hacerlo feliz, aunque sea porque se ríe de mí.
-Algo de eso me dijeron.
-¿Enserio?
-Aiden me envió un mensaje, preguntándome si él era mi favorito y me puso al tanto de lo que había sucedido
-¿Y es tu favorito?
-No creo que tenga favorito, ¿o acaso tú tienes una hermana favorita?
-No, las quiero de distinta forma, pero no podría escoger a una sobre otra.
-Lo mismo me ocurre a mí.
Sonrío ante su respuesta y luego me acompaña a ver algunas películas antes de quedarme dormida.
KYLE
Ahora que Madie en cualquier momento puede dar a luz y quiero estar ahí acompañándola, me estoy quedando en una habitación de invitados en su casa. Antes compartíamos habitación, pero ahora está demasiado grande y de manera amable me echó de ahí.
Así que en cuanto escucho su grito en mitad de la madrugada me hago una idea de lo que ocurrirá a continuación.
En cuanto llego a su habitación me doy cuenta de que su madre se ha adelantado e intenta tranquilizarla.
-¿Qué sucedió? –Pregunto medio adormilado para cerciorarme de que todo está en orden
-Creo que nuestro hijo ha escogido este día para nacer. –Responde Madie intentando levantarse con la ayuda de su mamá, así que me apresuro ayudarla también.
-Será mejor que armen un bolso con ropa para el bebé. Ese dolor que acabas de sentir se hará más fuerte cada vez.
-Gracias mamá, ahora estoy mucho más tranquila. –Responde Madie irónica
-Bueno, es parte de ser madre. Yo tuve que pasar por lo mismo cuatro veces y sigo aquí. Tú podrás hacerlo.
-No entiendo cómo te sometiste a este sufrimiento voluntariamente.
-No me arrepiento, adoro a mis hijas, pero no me vuelvas a responder en ese tono.
-Está bien, lo siento mamá.
Sólo pasa un momento antes de que Madie vuelva a gritar y esta vez quien viene a verla es Liv.
-¿Estás bien Madie? –Pregunta Liv preocupada viendo a su hermana
-¡No! Me duele, voy a morir.
-Madie no asustes a tu hermana. Liv, Madie estará bien. Ven, ayúdame a preparar unos bolsos. –Dice su mamá llevándose a Liv quien se veía aterrada
-¿Necesitas que te ayude en algo? –Pregunto
-¿Sabes? Lo único que se reproduce en mi cabeza es a Quinn dando a luz en Glee mientras suena de fondo Bohemian Rhapsody. Y eso se veía doloroso. No quiero pasar por eso. Tengo miedo.
En cuanto ve que me río por su comentario sobre la serie me tira un cojín, demostrándome que está molesta. Así que ni me molesto en ocultar mi risa.
-¿Enserio en un momento así piensas en una serie?
-En todas las películas y series que veo es doloroso. Y me acaban de dar una probada de lo que será mi madrugada. ¡Justo empezaba a quedarme dormida! En cuanto nazcan, estarán castigados. ¿Escucharon? Castigados, no tomarán nada de leche.
Esta vez no puedo evitar mi risa, a pesar de que Madie planea lanzarme otro cojín, esta vez uno más grande.
-Eso lo veremos más tarde, por ahora te ayudaré a vestirte. –Digo en cuanto veo que se aproxima a su armario.
En cuánto ambos estamos vestidos la llevo cargada escaleras abajo y no mentiré cuando digo que fue un gran desafío y estuve a punto de tropezarme. Menos mal que no sucedió nada y pude terminar de bajar sin problema alguno.
-¿Nacerá mi sobrino? –Pregunta Liv emocionada sentada en un sillón. –Ya lo quiero conocer. Aunque tengo sueño, ¿no puede nacer más tarde?
-Al parecer no quiere nacer más tarde. –Responde Madie sacando su celular.
Una vez que la madre de Madie baja con un bolso con ropa para el bebé y yo le envio un mensaje a los chicos para avisarles, nos subimos a su auto y vamos camino al hospital.
(...)
Durante el trayecto al hospital Madie se mantiene en silencio mirando por la ventana, lo cual se me hace extraño, pero teniendo en cuenta lo que ocurrirá dentro de unas horas decido quedarme callado.
Cuando ya estamos en el hospital y la señora Natalie habla con una de las personas encargadas, Madie se acerca a mí y dice que se siente mal, seguido de eso vuelve a quejarse. Lo que provoca que la atiendan más rápido.
Veo que traen una silla de ruedas y la sientan ahí mientras se dirigen por un pasillo. Entonces una mujer me pregunta si soy el padre del bebé y en cuanto asiento con la cabeza me lleva por otro pasillo.
Paso por un proceso de desinfección y me pasan un tipo de ropa quirúrgica, ni idea de cómo se llama, pero hago lo que me piden sólo para ir en cuanto antes donde Madie.
Cuando entro a la sala en donde está rodeada de doctores y enfermeras, veo que ya está en una camilla.
Lo siguiente que hago es caminar hacia ella y tratar de tranquilizarla, lo que me sale fatal, puesto que estoy muy nervioso por todo esto. Lo único que sé es que suele doler y todo gracias a películas, no es que le pregunte seguido a mi madre cómo fue dar a luz.
El trabajo de parto empieza mucho antes de lo que a Madie le gustaría. Entiendo muy poco del lenguaje entre doctores, pero lo que sí me queda claro es que aún se está acomodando para salir. Se está poniendo en posición y por eso Madie se queja tanto. A mí me duele solo de verla, no me quiero ni imaginar cómo debe sentirse.
-Aun te quedaban semanas. ¡Te quedaban dos malditas semanas! –Grita Madie histérica
Yo me mantengo en silencio y evito decir que en realidad quedaban tres semanas y no dos, porque no quiero que su furia se vuelva contra mí.
No tengo ni idea de cuánto tiempo pasamos ahí dentro, todo se reduce a tomar a Madie de la mano y secar su sudor. Si hablo puede que se moleste conmigo y me sentiría como un imbécil.
El poco sueño que tenía se evapora en cuanto una de las enfermeras dice que falta sólo un poco para que el primer bebé esté con nosotros. Nuestro primer hijo.
En cuanto escuchamos un llanto tanto Madie como yo observamos a la enfermera y a lo que supongo que es mi hijo. Sólo que me cuesta verlo como una personita todavía, es algo feo.
Supongo que cuando esté limpio y con algo de ropa, será diferente o eso espero.
-Es una niña. –Dice el doctor observándonos con una sonrisa. Luciendo orgulloso.
-Una niña. –Repite Madie observándola mientras nuestra hija no deja de llorar.
La enfermera la acerca a nosotros para que podamos observarla un poco antes de alejarse para llevarla a otra sala.
No puedo creer que ya tengo una hija. Rápidamente la imagino mirando películas junto a Madie y le doy un beso en la frente.
-Hiciste un buen trabajo, cariño. -Digo sonriéndole sintiendome orgulloso de ella. No sé si yo hubiera podido hacer todo eso. No soy muy tolerante al dolor que digamos.
Antes de que ella me pueda responder, siento como me aprieta la mano recordándome de que son dos bebés y que aún le falta nacer a nuestro segundo hijo.
-Muy bien Madie, repetiremos los mismos ejercicios que has hecho, ¿sí? Tú puedes, sólo una vez más. Ya puedo verlo.
Madie respira hondo y asiente con su cabeza. Pasados unos segundos empieza nuevamente a pujar.
(...)
Nuestro segundo hijo le puso el trabajo un poco más difícil a su mamá, pero finalmente decidió que quería conocernos.
Es un niño.
Soy padre de una niña y un niño.
Mi hija nació llorando y mi hijo nació en silencio, aunque sí con los ojos abiertos. Casi como si se preguntara qué hace ahí.
Ahora que ambos están con ropa y limpios puedo decir que sí son lindos.
-No puedo creer que ustedes sean los culpables de que no haya podido dormir. –Dice Madie mirándolos. –Si se ven adorables, parecen unos muñequitos.
-No creo que te entiendan aún.
-Vaya que te levantaste inteligente Kyle.
Escucho como se ríe una enfermera que intenta disimularlo con una tos. Y Madie me observa divertida.
-Admito que no es lo más inteligente que pude haber dicho.
-Ahí tienes razón.
Observo a Madie y luego los observo a ellos. No creo que pueda cansarme de esta imagen jamás. Ellos son mi nueva familia y yo me siento inmensamente afortunado ahora mismo.
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