03: Cliche.
Sábado.
Mi mañana se resumió en estar en cama hasta después de las diez, ver un especial de películas de comedia mientras me dedicaba a comer cualquier tipo de comida dañina para la salud.
Hablar con los abuelos mínimo cinco minutos, jamás he sido muy cercana a mis abuelos y menos después de la muerte de Héctor. Cualquier persona en el mundo se siente más familiar que ellos, pese a que tendría que ser lo contrario.
En cuanto la abuela cuelga mi llamada, me dispongo a llamar a la casa de los Black para hablar con cada uno de los miembros, después de las amarga llamada con los abuelos, hablar con los Black me alegra la mañana.
Y una vez de que me aseguro de que le lleguen mis mensajes a Orlando, me dispongo a salir de la pijama e iniciar mi día a pesar de que ya es casi medio día.
La mayoría de los que se dedican a trabajar en casa tienen el fin de semana libre, desde el jardinero hasta el chef. Así que estoy sola durante 48 horas que son el fin de semana, mi tío no cuenta porque la mayoría del día no está, él nunca está. Tengo amigos pero no puedo llamarlos y pedirles que vengan, la mayoría no saben donde vivo y es una lucha para dar la dirección y asegurarse de que no se pierdan en el camino.
Hoy es la dichosa cita doble con Bianca y no se quien más, no creo poder ir y además de que no tengo permiso no sé en dónde nos vamos a encontrar, y como si fuera poco no tengo medio de transporte. Si, bien tengo un auto y más aparte los que están a mi disposición, pero el problema es que yo no puedo conducir y no porque no sepa sino porque me da miedo, desde que Héctor murió no he vuelto a tocar un volante.
Al llegar la tarde me metí a la tina para disfrutar de una ducha caliente e ir pensando en pretextos para no ir a la cita, pero mi teléfono sonó anunciando una llamada. Suspire pesadamente y procedí a contestarle a Oliver.
—¿Qué quieres?. —preguntó irritada jugando con la espuma.
—Antes que nada, buenas tardes. Y segundo, ¿ya estás lista?.
—¿Lista para que? —pregunte sin entender, pero el tono que está usando solo me deja ver que se divierte con mi desgracia.
Qué buenos amigos que me vine a conseguir.
—La cita... —respondió soltando un bufido.
—¿Eric te lo dijo?
—Sí y también me pregunto tu dirección, y prácticamente me rogó para que fuera.
—Le dijiste que no, ¿cierto? —pregunto esperanzada.
—Por supuesto que no, le he dicho que sí.
Por un momento consideré dejar caer el teléfono al agua y fingir que me estoy ahogando, pero en su lugar solo cierro los ojos con fuerza intentando recordá si está mañana él hizo un comentario acerca del tema.
—¿Por qué has hecho eso? Creí que éramos amigos, que éramos como familia, Oliver.
—Lo somos, pero seamos honestos, yo no iba a desperdiciar comida gratis, no se lo digas a nadie pero la comida de mi madre no es cien por ciento segura. —se excusó, bueno, no lo culpo porque la comida de la señora black no es muy segura, y no porque sepa mal. En realidad sabe bien, pero lo peor viene con el dolor estomacal.
—Está bien, hablaré con Eric.
—Disfruta de tu novio, Bea. Parece un buen chico y tú eres una buena chica, no dejes pasar la oportunidad por tus inseguridades.
No digo nada, pero mi silencio lo dijo todo, colgué la llamada y me sumergí en el agua, después de pensar por un buen rato me decido por salir del agua. Me enrede en una bata y me coloque otra en el cabello, me senté sobre la cama para luego llamar a Eric. El número lo tenía guardado gracias a que la asistente del director me lo dio para estar en contacto con mi tutor. La primera vez no me contestó, la segunda tampoco... hasta que finalmente lo hizo.
—¿Eric? —pregunté, para asegurarme de que era él.
—¿Bae? ¿Estas lista? Oliver aceptó ir, iremos a un restaurante nuevo en la zona.
—Suena bien, puedes pasar por mi dentro de una hora, avísame cuando estés afuera para abrir la reja.
—Está bien —se limitó a decir, ninguno de los dos dijo más así que me decidí por colgar.
Siempre me gustó verme bien y probablemente sea por eso que soy adicta a las compras, desde niña me gustaban las cosas brillantes pero en vista de que soy la novia falsa de Eric y por ende no lo tengo que impresionar, me pongo uno de mis vestidos favoritos que compré la temporada pasada. No acostumbro maquillarme así que solo aplique un poco de brillo labial, y como afuera hace frío me he puesto unas medias a juego con el vestido y el abrigo.
El vestido es realmente muy bonito, de color azul y un poco de dorado pero no planeo lucirlo ya que no me quitaré el abrigo en toda la velada.
Con mucho tiempo de sobra baje las escaleras a la espera de que Eric llegue, aún tengo tiempo de sobra por lo que me siento en uno de sofás de la sala de estar y me dedico a ver Instagram por un largo rato, hasta que alguien se sienta frente a mi.
—Linda tarde, ¿verdad? —pregunte en un intento de hacer conversación.
Ignacio Sanders no es una persona muy sociable, es alguien frío y antipático. No solemos vernos siempre, tampoco hablar. Nosotros solo nos quedamos en silencio sin hacer nada, a veces siento que un día voy a despertar y él también se habrá ido. Y por más que quiera odiarlo no puedo por que si lo odio entonces no tengo a nadie, sé que tengo a los abuelos y a la familia Black pero lamentablemente en algún momento los abuelos morirán, y los Black en algún momento se marcharán.
Como sea, la buena comunicación que mantenía con mi tío murió hace tiempo, ahora solo somos extraños viviendo en la misma casa.
—Oliver dijo que irían a cenar con amigos, ¿a que hora estarás de vuelta? —pregunta tomando uno de los libros que se encontraban en una de las mesitas, siento que en algún momento terminaré por enloquecer.
¿Qué tan difícil es seguir una conversación? Nada le cuesta pasar un rato de caridad con la niña que vive en su casa desde toda la vida, me enferma como lo único que hace es hacer preguntas.
—No lo sé, un compañero pasará a recogerme para todos reunirnos en el restaurante.
Evitar decir que mi novio vendrá a recogerme es lo mejor, Eric es alguien pasajero en mi vida. Solo nos ayudamos mutuamente, fingimos una relación para la escuela, no para nuestra familia y mucho para mi tío que lo mandaría a investigar a la primera mención.
Mi tío Ignacio está siempre a un botón de saber la vida de absolutamente todos, no por nada es el director y dueño de una de las empresas tecnológicas más grandes del mundo.
Mi flojera contribuye mucho a que nunca tenga que pasar momentos incómodos como este, las veces en las que más pasamos tiempo y en las que podría decirse que hablamos lo más cercano a una conversación es el día de mi cumpleaños, los días festivos suelo pasarlos en casa de los Black.
Otra cosa que me disgusta de mi tío es su desagrado hacia la familia que me ha acogido, extrañamente Oliver le agrada, al igual que uno que otro miembro de la familia, pero siempre ha existido alguna clase de tensión entre él y los padres de Oliver. Me costó mucho asegurarle que estaría bien con ellos y que no había nada de qué preocuparse, ahora me deja ir más a menudo, pero antes la única posibilidad de verlos era que ellos vinieran a mi.
Mi teléfono vibró en señal de que me había llegado un mensaje, lo revisé y automáticamente agradeci de que se tratara de Eric. Respondí a los segundos avisando que en seguida salía.
—Ya me voy. —avise en voz alta sin esperar respuesta por parte de mi tío, iba a tardar mínimo 10 minutos en salir de mi casa.
Para llegar a la reja había un enorme camino lo suficientemente ancho para carros, tengo la opción de decirle que abra la reja y entre pero eso sería como dejarlo pasar a mi casa, y temo que mi tío salga a verificar y Eric lo eche a perder.
Suspiro con cansancio cuando al fin llegue, normalmente siempre hay alguien cuidando la reja y encargándose de la seguridad pero como lo he dicho antes, los fines de semana el personal descansa. La familia De la rosa lleva trabajando en mi hogar desde antes de que yo naciera por lo que les estimo mucho, ellos contribuyeron mucho a mi crianza pero se que no puedo pedirles que se queden estos días porque los usan para visitar a sus familiares.
—Por poco creí que me dejarías plantado. —confesó Eric al momento en el que me vio, sonreír para evitar decir que ese era el plan.
Subir al asiento del copiloto, y fingir no darme cuenta del desorden que había en su auto. Siempre creí que Eric era alguien ordenado a juzgar por la forma en que sus cosas están acomodadas en su mochila y en su casillero que he visto sin querer, yo suelo ser muy desordenada con mis cosas, pero a veces, mi propio desorden me desespera, aunque una cosa es mi desorden.
—Hace frío afuera —dijo Eric en un intento de hacer conversación, acomodé mi abrigo para no congelarme y entrar en calor.
—Bastante —afirme sonriendo en el asentamiento, creo que esta es la primera vez que salgo de noche, y también creo que la primera vez que voy a una cita, falsa o no, no deja de ser una cita.
—Tienes una casa muy bonita.
—Gracias —agradezco, evitando decir que el interior es mejor.
—Este lugar parece ser muy...
—Aburrido —termine la frase por él.
—Y elegante.
—Lo es, los vecinos son una pesadilla. —no mentía cuando decía eso.
—En donde yo vivo también, la diferencia es que la zona no es tan exclusiva. Este parece ser un buen lugar para crecer.
—Este no es un buen lugar para crecer, Eric. Las personas aquí solo piensan en el poder, y los niños en vez de ser solo niños, son las versiones pequeñas de sus padres ambiciosos y llenos de maldad, definitivamente si llegan a tener hijos no crecerán aquí. —solté sin pensar en lo que decía, las palabras solo salieron por si solas.
—Entonces, ¿en dónde quieres que crezcan? —preguntó con la vista en la frente.
—No lo sé, me gustaría que fuera en un lugar lejos de la ciudad, como por ejemplo una granja —respondí fijando mi vista en él, aún distraído sigue luciendo bien.
La verdad es que nunca me había puesto a pensar en eso, o en el futuro. Pero estoy segura de que no quiero tener hijos al menos de estar muy segura, quiero vivir sin el temor de ser abandonada y temo aún más ser yo la que abandone, se que es ese sentimiento y por eso se que no quiero tener hijos.
—Suena a un buen lugar, mi mamá creció en el campo y dice que la crianza es muy diferente a la de ahora, en realidad todo era muy diferente.
—Es sorprendente cómo las cosas han cambiado, a veces me gustaría haber nacido en otra época.
En una donde pudiera tener una familia.
—A mi también pero prefiero el presente, no lo cambiaría por nada.
—¿A dónde dijiste que íbamos? —pregunte recordando que nunca me lo dijo, tal vez nos dirigimos a un lugar peligroso donde tal vez Bianca lleve a cabo nuestro homicidio.
Uno nunca sabe.
—Nunca lo mencioné, pero nos dirigimos a un restaurante de comida italiana. Oliver ya está ahí y ha llevado a un amigo. —me informa deteniéndose en un semáforo, —creo que ha llevado a Orlando.
—Ah, él me cae bien. —exclamé recordando nuestra conversación de esta mañana acerca del último episodio de Mentes criminales, estoy segura de que él terminará por convertirse en un buen policía, aunque él quiere ser doctor, en cualquiera de las dos profesiones estoy segura de que le irá excelente.
—¿Por qué? Es decir no es muy buena persona que digamos, aunque es muy buen jugador…
Me preguntó, ¿Hablara así de él por la extraña amistad que mantiene con su ex novia? Quiero preguntar, pero prefiero mantener mi boca cerrada. No es algo que me importe.
—Orlando no es una mala persona pero tampoco es bueno, él simplemente es él. Antes solíamos ocultar lo que éramos realmente, ahora lo dejamos salir —deje salir en su defensa.
—Pareces conocerlo mucho.
—Lo hago, compartimos historias parecidas.
No mentía, aún recuerdo el día en que lo encontré conversando con la orientadora, después de eso nos mantuvimos juntos siendo el soporte del uno al otro.
—¿Falta mucho? —pregunto, y no necesito verme al espejo para darme cuenta de que parezco una niña pequeña.
—Un poco —respondió sin mucho interés.
El resto del camino fue silencioso pero la música reproduciéndose en la radio lo hacía menos incómodo, de estar en un momento tranquilo y agradable conversando pasamos a esto.
—¿Por qué?. —preguntó en voz alta para llamar su atención, él se giró y me confundido. —Entre todas las chicas, ¿por qué yo?
No quiero tener una amistad con él, o algo parecido por lo que evito hacer preguntas de más, pero el hecho de que me presionará mucho para mantener está farsa me inquieta.
—No lo sé, supongo que eras mi única opción. Eras la única chica en el pasillo, de haber tenido la oportunidad seguro hubiera escogido a alguien más.
—¿Si?¿como a quien? —pregunto enderezando en mi lugar, llena de intriga por saber quién ocupaba los pensamientos de mi novio falso.
—A Holliday.
—¿A Holliday Riddle? Es Bonita e inteligente, tiene sentido. Además que es toda una romántica, seguro y habría aceptado tu propuesta al instante —y seguramente habría terminado en una fantástica historia de amor juvenil, como las que ella suele leer.
—Crecimos juntos, nuestros padres son muy buenos amigos desde hace mucho tiempo y, además, son socios.
—Tiene mucho sentido que te guste.
—Ella no...
—No mientas te gusta, como tu novia falsa te digo que luches ahora por ella o de lo contrario te arrepentirás, y créeme que en serio lo harás.
—No puedo creer que en serio vayamos a entrar ahí y cenar con Bianca. —confesó en voz alta a la hora de estacionar el auto.
—Yo no puedo creer que Oliver haya aceptado venir. —dije al ver la motocicleta de Oliver en el estacionamiento, ese traidor me las pagará.
—Yo no puedo creer que haya tenido que llegar a este punto con tal de que Bianca me deje en paz.
Ambos nos adentramos en el lugar, el restaurante por dentro es muy colorido y el ambiente bastante agradable, es uno de esos restaurantes que normalmente está lleno.
—Creo que es por allá. —me señala el camino y juntos caminamos hacia ahí.
Al caminar pude ver a Oliver sentado en la barra del minibar al otro lado de mi posición, y también miré a Orlando hablando con una chica, lo que es normal en él.
No paro de caminar con Eric pisándole los talones hasta que llegamos a la mesa, Bianca y Leo (su acompañante) hablaban tranquilamente sin notar nuestra presencia hasta que Eric se aclaró la garganta.
Conozco a Leo Jones, es el capitán del equipo de fútbol americano y siempre está bien vestido, hijo de un político importante y con mucho peso sobre los hombros. Les sonrió en forma de saludo y me tomó un segundo para inspeccionar a Bianca, parece como si se hubiera puesto lo primero que vio, o sea yo también lo hice pero lo hice bien, logré verme de forma impecable y elegante a diferencia de ella que parece que estuvo en una larga sesión de yoga.
Bianca D'alessio siempre me pareció alguien que tenía mucho que contar aún con su actitud de "mírame, pero no me toques". Antes solía ser agradable, los mellizos D'Alessio y yo siempre hemos asistido a las mismas escuelas y por eso he podido ver sus transformaciones de cerca, un día simplemente Bianca llegó siendo otra. Se aisló por completo con su actitud de diva y fue su hermano quien comenzó a ser el agradable, siempre creí que algo le tuvo que haber pasado para cambiar por completo.
Todos nos volvemos otra persona cuando algo malo nos pasa, mi tío cambió con la muerte de Héctor y yo también.
—Al fin llegan, que bien. —nos saludó y a los segundos llegó una mujer a tomar nuestra orden.
La cena transcurría tranquila, Leo era agradable y Bianca no estaba siendo tan perra como una vez dije que lo era, y Eric estaba demostrando que podía ser divertido. Oliver y Orlando se fueron un poco antes que nosotros, al parecer irían a una fiesta.
Después de terminar la comida los cuatro de vez en cuando soltamos un comentario referente a algo, se supone que era solo cena pero la conversación que estábamos teniendo era agradable.
—¿A quién tienes en mente para capitán después de que te vayas? —preguntó Eric a Leo, me pareció raro ya que él no pertenece al equipo.
—A Orlando Heller, lo merece. —se limita a decir, todos sabemos que lo hace pero no sabemos si él lo quiere.
—Él es un buen jugador —opinó Bianca, pareciendo tener conocimiento acerca del deporte.
—Estoy de acuerdo —Anuncié en voz alta, siempre me he alegrado de los logros de mis amigos. Amo ver ese brillo en sus ojos cuando los cumplen, a la mayoría los han subestimado pero han sabido levantarse de la arena.
—Ustedes dos forman una buena pareja. —dice Bianca y a diferenciar de otras personas, ella lo dice de forma real.
Tal vez ya no le atrae Eric porque es fan de la relación, o algo parecido.
—Si, la verdad siempre pensé que Oliver y tú terminarían juntos —dijo Leo estallando de risa.
—¡Dios, no! Conozco a ese idiota desde antes de que pudiera pronunciar la R. —informe para luego unirme a las risas. —Además, somos como familia.
La velada terminó a una buena hora para regresar a casa, a este grado de la noche Bianca ya no me parecía tan irritante de hecho podría llegar a caerme bien, ni siquiera se que le ve a Eric si puede tener al chico que ella quiera.
Al salir del restaurante me aproximé hacia el auto de Eric, lo notaba algo serio y distraído. Tal vez era cansancio o no se sentía bien, encendí la radio para hacer el camino menos incómodo de lo que ya se sentía el ambiente. Odio a los hombres cuando cambian de humor repentinamente, pero, lo tolero.
Si ellos nos aguantan a nosotras, creo que podemos hacer lo mismo cuando les da la menstruación psicológica.
—Entonces...
—¿Entonces qué…? —preguntó girando a verme antes de encender el auto.
—¿Qué tal salió la cita? —pregunté metiendo mis manos a los bolsillos del abrigo, estoy segura de que terminaré por enfermarme.
—Salió bien, ¿nunca habías ido a una cita? —pregunta conduciendo por el mismo camino por el que llegamos.
—No, en realidad no, ¿así es como son?
—Algunas, otras terminan en encuentros sexuales, pero descuida nosotros no llegaremos a eso.
—Me alegra oír eso.
El camino fue silencioso e incómodo pero la música lo hacía menos largo, algo rondaba por mi cabeza impidiendo que me limitara a ver el pasaje por la ventana.
—¿Estás enojado? —pregunte rompiendo el silencio, Eric tenía rato actuando extraño.
—No, ¿porque debería de estarlo?
—No lo sé, por eso te pregunto. Estas así desde... —me detuve a pensar por un momento hasta que mi cerebro hizo clic. —Es así desde que mencionamos a Orlando en el auto, ¿estás celoso?
Antes de que pudiera decir otra cosa él detuvo el auto en medio de la calle de forma brusca provocando que me golpeara un poco la frente, por instinto me lleve una mano a la zona afectada.
—No estoy celoso, por que tú no me gustas.
—Jamás mencioné que estuvieras celoso por mi —aclare, y antes de que la tensión se adueñara del espacio tan pequeño que es su auto, decido lanzar un comentario —¿Pero, por qué no te gustó? Solo mírame, soy un buen partido.
—¿Acabas de decir...?
—Estaba bromeando, querido. Aunque en verdad me encuentro ofendida, tengo los buenos genes de mis padres. Y quiero decir, mis padres no son feos.
Pero si horribles personas.
Eric soltó una pequeña risilla, para después poner en marcha el vehículo.
—Si mi corazón no lo tuviera otra persona, creeme que pondría mis ojos en tí.
Y eso fue suficiente para que se me bajara la azúcar.
🍂
Normalmente los domingos me pongo tan triste que los pasó todo el día en cama, acostada y durmiendo porque el simple hecho de saber que mañana es lunes y que tengo que volver a la escuela me deprime lo suficiente para quedarme todo el día en cama.
Así que aquí estoy echa bolita entre las cobijas de mi cama, no me he levantado ni un segundo desde que desperté. Me duele el cuerpo y creo que se debe porque mi periodo está cerca, odio esos días porque aparte de estar adolorida y de mal humor, me pongo caliente. Puede que sea una chica inexperta en muchos sentidos en cuanto a los chicos, pero he ganado confianza en mí misma al ponerme las manos encima.
Al principio me sentía bastante mal por auto tocarme, pero ahora sé que es algo normal para la mayoría de las mujeres, es decir, si los hombres lo hacen a diario, ¿por qué nosotras no?. Antes me sentía menos por ser mujer, en el pasado yo solo me limité a ver las diferencias entre el trato que me daban a mi al de un hombre. Ahora soy fan de mi misma, me idolatro a mi misma.
Me estiré para alcanzar mi celular y ver la hora, aún es temprano. Creo que solo comeré palomitas mientras veo una película. No tengo ánimos de hacer nada, a este paso moriré bastante joven. Recuerdo que una vez leí que las personas que pasaban mucho tiempo sentadas o acostadas mueren muy jóvenes, creo que esa será la causa de mi muerte. Me puse de pie para dirigirme a la cocina e ir preparando las palomitas, como es de costumbre estoy sola por lo que hago todo con calma. Me distraigo cuando i wanna dance with somebody comienza a sonar desde mi teléfono anunciando una llamada.
—Hola. —conteste sin ver el nombre, en estos momentos me encuentro más concentrada en las palomitas que en otra cosa.
—Hola, ¿me creerías si te digo que estoy en la puerta de tu casa por error?
—¿Acabas de decir que estás en mi casa? —preguntó confundí.
—Si... traje pizza, por cierto.
Ah, conoce la llave.
—Iré en un momento, pero te tienes que ir antes de las 8:00 pm, ¿entiendes?
—Está bien, de todos modos no planeaba quedarme por mucho tiempo. —respondió, colgué para dirigirme a fuera.
Al abrir la puerta los rayos de sol me golpearon fuerte, estoy tan acostumbrada a estar a oscuras que siento que me quedaré ciega en cualquier momento si salgo.
—¿Qué haces aquí? —pregunté al llegar a la reja que nos separa, Eric estaba recargado en la parte trasera del mismo auto en que salimos anoche.
—¿Es malo querer visitar a mi encantadora novia? —pregunto burlón, lo mire incrédula. —¡Bien! Simplemente no quería estar en mi casa, eso es todo.
Me aguanté las ganas de preguntar la razón, abrir la reja para que él y su auto entrarán al interior de la propiedad. No me preocupa que alguien nos vea, ni siquiera mi tío pero siempre he sido muy selectiva en amistades y en personas que dejó entrar a mi casa, y mi vida. Cerré la reja para luego volver adentro, cuando llegué a la puerta principal Eric ya se encontraba ahí esperándome con una caja de pizza, siendo sincera solo lo dejé entrar por la pizza.
—Adelante —dije abriendo la puerta para adentrarnos en el interior de la casa, lo dejé ahí para ir a la cocina a ver las palomitas que seguramente se habían quemado.
Por suerte las palomitas estaban bien, por tres largos minutos me dediqué a ponerlas en un tazón lo suficientemente grande para que no se salieran de ahí. Al volver a la sala Eric se encontraba mirando las fotos en la pared, la mayoría eran mías a través de los años y otras eran de mi difunto primo Héctor. Actué con normalidad y dejé el tazón sobre la mesita, me senté en el sofá enfrente del televisor y esperé a que Eric terminara para poner la película que iba a ver antes de que llegara.
—¿Que veremos, señorita Sanders? —pregunto después de unos segundos.
—Estaba por ver una película de terror antes de que llegase. —informe, poniéndome cómoda en mi lugar. Me di cuenta de que aún continuaba en pijama y de mi cabello desarreglado, pero no le di mucha importancia.
Me siento cómoda como estoy, además de que no tengo que verme bien con Eric porque es mi novio falso y es como si estuviera con Oliver viendo películas cuando me visita de sorpresa. Él está en su último año por lo que en estos meses estamos intentando pasar el mayor tiempo posible.
—¡Oh, Bae! No tienes que poner una película de terror para que te abrace. —exclamó sonriendo.
—¡Dios! No vayas a hacer eso, pero lo que sí harás será ver la película en silencio.
—Me gusta esta faceta tuya, te ves tierna cuando eres mandona.
—Solo ve la película, Eric. —dije finalizando la conversación para poder prestarle atención a la película que se reproducía en la pantalla, ignorando el hecho de que dijo que era tierna.
La película aparte de no tener sentido, era demasiado aburrida para ser una película de terror. Esto comenzaba a desesperarme, no se si realmente era por la película o mi menstruación, tal vez era la presencia de Eric que por cierto se miraba bastante bien hoy. Estaría mintiendo si digo que Eric nunca me ha parecido caliente, porque lo es. Sallow prácticamente es como un príncipe, tiene buenas calificaciones. Es lindo, atractivo, divertido y… no lo sé, creo que es una combinación rara y peligrosa a la vez.
Es normal que las chicas lo acorralen en los pasillos, a cualquiera de ellas le gustaría estar en mi lugar, siento una verdadera pena no formar parte de ellas… porque honestamente Eric es una extraña combinación de todo lo que me gusta.
—¿Por qué no querías estar en tu casa? —pregunte ignorando por completo la película, tome una rebanada de pizza aprovechando que aún no se enfriaba.
En el fondo se que lo pregunto para saber que tal son las cosas en su casa, ¿tendrá problemas paternales? ¿Será despreciado por sus padres? No lo sé, pero sé que me gustaría saberlo.
—¿Recuerdas que te dije que los papás de Holly son socios del bufete de mis padres? —preguntó, asentir mirándolo pero en realidad le estaba prestando más atención a su cabello.
Demonios, deben ser las hormonas que me hacen ver más lindo de lo que realmente es.
—Nuestros padres se conocen desde hace mucho tiempo, por lo que acordaron reunirse todos los domingos para convivir.
—Supongo que no te apetecía estar ahí. —Estaba regresando mi atención a la película.
—Créeme, es demasiado aburrido.
—Lo imagino.
—Además, de que los hermanos de Holly pueden llegar a ser muy pesados.
—He oído hablar de ellos.
—Creeme, todo lo que dicen es verdad. Charles, el hermano mayor de Holliday es un completo imbécil, una vez intentó llevar a una cita a mi ex novia cuando aún era mi novia.
—Oh, ¿Terminaron por eso?
Después de todo, Orlando quizás no es la razón de su quiebre.
—Para nada, es solo que algo cambió en mi.
—Ay, ¿Eres homosexual? —pregunte lista para darle mi apoyo por completo y hacerle saber que soy aliada de la comunidad.
—No soy homosexual, Bea. —afirmó, —he tenido novias así que tú no serás mi primera vez en nada, pero estoy seguro de que yo me llevaré todas tus primeras veces mientras está farsa continúe.
—¿Que te hace pensar que eres mi primera vez en muchas cosas?.
—Ayer me preguntaste si así eran realmente las citas, además admitiste nunca haber ido a una —respondió, con una sonrisa triunfante —Apuesto que si te beso, no sabrás cómo seguir el beso.
—Por suerte no lo harás.
—O tal vez sí, uno nunca sabe. —agregó sonriendo de lado. —No es bueno tentar al universo.
—Eres tan molesto.
—Y tú tan inocente.
—No soy tan inocente. —admitir recordando las veces en que me toque.
—Si lo eres.
—Hablar contigo hace que me de ganas de terminar con esta falsa.
—Pero no lo harás, me necesitas y yo a ti.
—Eso sonó tan cliché.
—Tal vez somos muy cliché juntos
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