Tori
Tori se recargó en la pared antes de suspirar pesadamente. Lee los resultados de los exámenes y no puede evitar arrugar el papel, lo desgarra con sus uñas pintadas de rojo, llora del coraje. "¡Te odio!" Le grita a la nada antes de tomar su encededor y prender en fuego la bola de papel, la deja tirada en el piso de madera y se va sin mirar atrás; ya no le importa nada.
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Inició con cambios leves.
La chica decía ir a la tienda, preguntaba quién querria qué. Al volver solía resultar que "Olvidaba" la botella de Coca-cola o "confundía" la lata de Cola con Pepsi.
Pero, como un juego, esto subió de nivel.
A veces ignoraba a su novio.
Al menos hasta que este tocaba su hombro.
A veces, coqueteaba con Thomas o Matt.
Hasta empezar a reír después de ver sus caras.
A veces, llegaba tarde a casa.
Siempre era antes de las 11
Siempre era por "Estar leyendo".
Siempre era por "Estar jugando".
Siempre era por "Problemas con la universidad".
Mas temprano que tarde, empeoró.
Si Edd le hablaba o tapaba lo que tuviera enfrente, prefería ni inmutarse.
Sus coqueteos llegaban a ser dirigidos a Eduardo, demasiado serios para ser juego.
Llegaba al día siguiente después de ir "Por cigarros".
Edd estaba cansado de esta nueva y dañina dinámica, le dolía físicamente. Tom y Matt estaban preocupados por él, y, sinceramente, tampoco podian aguantar a Tori.
— ¿Te gustaría ir de visita a la fábrica de Coca-Cola? Quiero decir, la reconstruyeron hace poco y aún no te prohíben ir. — Pregunta Tom como quien no quiere la cosa. De inmediato la cara de Edd se ilumina ante la pregunta.
El hombre de cuencas sonríe un poco y Matt entra, más que listo para que Edd se vuelva a sumergir en los contenedores de Coca-cola, una cuerda "discretamente" enrollada en su cintura.
Una hora después, ya están dirigiéndose a la fábrica, Tom conduce y Matt se admira en el espejo del auto, casi chocaron con autos al menos tres veces por culpa del pelirrojo. No hace falta decir que lo amarraron al exterior del auto e ignoraron el resto del camino.
Estaban a punto de llegar a la fábrica cuando Edd recibió una llamada de la chica que lo traía loco... al igual que a sus amigos. En el caso de Edd era de amor, claro. Matt y Tom simplemente la odiaban.
— Hey, Eddie. — Lo saluda con calidez, el recién nombrado sonríe como estúpido y su corazón se acelera. Tori, no sólo está en línea con él, no. Ella lo llamó.
—¡Tori! — Chilla emocionado, su rostro radiante, básicamente gritando en el oído de Tom.
—¡No mames Edd!
— ¡Si! ¡No ganes Edd! — Corea Matt, muy seguramente, no comprendía del todo que ocurría. O decían. Muy seguramente ya ni recordaba en dónde estaba.
— ¿Qué dijiste? No te entiendo bien, hay mucho ruido. — Comenta la chica, segura de haber escuchado que alguien maldecía.
— Espera un segundo, min engel... — Se aleja el celular del oído, se sienta encima de Tom, y Aparca el auto en el primer lugar que puede, ni siquiera le importa la gente. Un par de años después negará haber atropellado a ese niño.
— Tienes la peor novia del mundo, de verdad, ¿Qué te pasa? — Pregunta Tom, claramente juzgandolo. Edd lo calla sin pensarselo mucho y se vuelve a acercar el móvil.
— ¿Ahora si me escuchas bien? — Pregunta a su novia.
— Si, jaja, resulta que fue error mío, no tengo buena señal. — Ríe Tori, mientras, a Edd casi se le bajan los colores de la cara al percatarse de que hay sangre en el parabrisas. Se asoma y sólo ve a Matt traumado. Intacto, eso sí.
— No te preocupes, min-
— No me llames así. — Lo interrumpe Tori. Sonidos similares a los de música disco se escuchan por la bocina— En fin, hoy una amiga va a abrir un estudio y quiero que vayas conmigo. Quiero decir, sabes de arte, ¿No? — Pregunta sin que le importe mucho la respuesta.
— Si, quiero decir soy un artis
—Bien, te mando su dirección, es por Greenwich, te veo ahí a las nueve y- ¡Fijate en dónde tocas idiota hijo de puta! — Lo siguiente que Edd escuchó fue el sonido de vidrio rompiéndose antes de que la llamada se cortara.
— Edd. Son las Ocho, ¿Sabes? — Edd asiente. — Greenwich está a una hora de aquí. — Edd vuelve a asentir, mira al suelo fijamente y suspira.
— Les llamaré un taxi.
— Edd... — Tom se le queda viendo, geninuamente preocupado.
— La próxima vez, ¿Qué dices, Tom?
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— La inauguración no es hoy. — Murmura su amiga, confundida.
La chica "con cuernos" asiente, metiendose a un taxi, prendiendo su cigarro y sacando su laptop. — Ahora, a hackear.
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El tono de que está marcando suena varias veces. Tiene que volver a llamar cinco veces antes de que Tori conteste.— Tori, ¿En dónde estás? Estoy en la dirección que me diste, estuve preguntando por tí y nadie te conoce. Ni siquiera te vieron llegar, de verdad, Tori... tengo miedo— Confiesa. Escucha a Tori suspirar pesadamente y siente como si lo hubieran pateado en el trasero.
— Edd, ¡No puedo creer que ni siquiera leíste mi mensaje! !Ya no quiero que vayas!
—¿Qué?
— Te dije que sería mañana, Edward. No lo puedo creer, ni siquiera me haces caso. — El dibujante siente lágrimas cálidas deslizarse por su rostro, pero en efecto, tiene un mensaje con la dirección, hora y día... — Llegaré temprano a casa. Tenemos que hablar. — Gruñe Tori antes de colgarle. El británico se recarga en la pared, se sienta en el asfalto sucio, y llora.
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— No vas a llegar temprano, ¿Verdad? — Tori muerde su uña, arruinando su manicura.
— Claro que no, Ell. Hay que divertirnos, ¿No? — Se inclina hacía el rostro de la otra y la sienta en su regazo. El resto de la noche, una de las chicas sólo llora.
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—¡Tori! — Grita antes de correr a abrazarla, él se calma. Ella se tensa de inmediato. Son las dos de la madrugada, está oscuro y escuchó en la radio que alguien estaba atacando gente. Se quedan quietos. Incomodos. El olor de ella no es el de siempre. Manzana canela. Huele a alcohol. A drogas. A alguien más.
— ¿En dónde has estado? — Se aventura el británico.
— Por ahí. — Responde antes de alejarlo y subir a las escaleras, dirigiéndose a su cuarto. Edd la sigue, frustrado.
— Tori, por favor. — Edd quiere la verdad. Tori quiere un final feliz. Lástima que nadie consigue lo que quiere. Ella se mete a su cuarto y asegura la puerta. — ¡Tori! — Grita. — ¡Tori! — Vuelve a gritar.
— ¡Estás gastando mi nombre, Bola de grasa! — Grita ella de vuelta antes de cubrise la boca. Sólo se escucha silencio y después los pasos de Edd alejándose de su puerta. Se tira a su cama y evita echarse a llorar. — Lo siento, Eddie. — Murmura, sin siquiera intentar guardar sus lágrimas.
Así llamaban a su novio en la primaria. Cuando lo pateaban. Cuando le gritaban. Cuando le hacían sentirse escoria andante. "Bola de grasa".
Ni siquiera se cambia de ropa y abraza su almohada antes de caer dormida. Sabe que está arruinando su relación a un punto sin retorno. Pero eso quería, ¿No? Que decir...
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— Han sido dos semanas y aún no te habla.
— No. Debería sacarme de la casa pronto.
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— No me agrada. — Declara Tom antes de morder su sándwich.
Matt asiente mientras se admira en el espejo, Tori está tirada en el sofá, su cabello revuelto, su ropa desarreglada, todo indica a que entró por la puerta y se dejó caer al sofá.
— ¿Estará viva? — Thomas sube los hombros y sigue comiendo.
Un bostezo ruidoso llama la atención de ambos, al mirar hacia arriba se encuentran con Edd, este talla sus ojos mientras baja las escaleras, vestido con una camiseta de "Smeg Head" y Shorts verdes.
— Buenos días. — Saluda, más dormido que despierto. — Oigan chicos, mi mamá va a venir hoy- — Cuando ve a Tori tirada en el sofá, sube corriendo a su cuarto.
— Veinte a que la corre. — Dice Matt.
— Treinta a que hace una estupidez tierna.
Cuando baja, tiene una manta verde en sus brazos, la estira y cubre a Tori con ella, esta se acurruca de inmediato.
—¡Edd! — Lo regaña Matt, molesto de haber perdido treinta libras.
— Es en serio, Chicos, quiere decidir si dejarme la casa o dejársela a Vic. — Menciona Edd angustiado, sacando unos huevos del refrigerador y la mantequilla.
— ¿Tu hermano? — Matt pregunta, mirándolo curioso. Edd asiente y le da un trago directo a la caja de leche.
El resto del día consiste en tres británicos "Guardando" (empacando, sin duda alguna) sus cosas o arreglando el lugar. Tienen hasta la hora de la cena.
Cuando la señora Gold llega el lugar está impecable, como si recién vivieran ahí. O como si se preparan para dejar de hacerlo, había demasiadas cajas de cartón. Pero, la dueña de la casa no se da cuenta de esto por que tres chicos están parados frente a la puerta.
— Edd. — Le sonríe a su hijo y le da un abrazo de oso, este corresponde como puede, casi incapaz de respirar. — Thomas. — Saluda cuando deja en paz a su progenito. El castaño de cuencas la saluda de mano y el rubio fresa espera su abrazo. — ¡Matt! — Y regalos. Lo que a él le importan, son los regalos.
Cuando se alejan de la entrada y se dirigen a la cocina, ve a una joven estudiante de ingeniería desparramada en el sillón, inconsciente de lo que ocurre a su alrededor. No puede evitar fruncir el ceño y hacer una mueca. Edd sabe que su madre esta juzgando a su novia.
A fin de cuentas, Tori despertó poco después de que la madre de Edd se hubiera ido, se talla los ojos, revisa su celular, y se va sin avisar. Al menos eso suponen los chicos, sin tener idea alguna de los paraderos de Tori... Algo que era su nueva normalidad.
— No sé por qué sigues con ella. — Gruñe Matt, se había perdido de todas sus siestas de belleza buscando una noruega estaba perdida. Una noruega chaparra, tonta, grosera que salía con su mejor amigo.
— Exacto, es más probable que la encontremos en un prostubilo. — Se burló el menor, tirándose en el sofa de la sala. — No quiero ni pensar con cuantas personas ha estado. — Tom prosigue a hacer comentarios hirientes respecto a la chica, Matt sólo asiente. Riendo por las palabras de su amigo, Edd intenta ignorarlos mientras llama a la policía para ver si la han encontrado.
— Está bien loca, en serio, déjala, amigo. Ella es un monstruo de esos de película. — Declara Matt. Una sonrisa burlona en sus labios.
Tom coincide con Greaves y Edd siente como su estómago se estruja con cada verdad dolorosa que comentan de su novia. Se siente atacado y le duele oir lo que dicen de ella, y, con todo motivo, explota.
—¡Pues si no la quieren, busquense otra casa! — Les grita, Tom y Matt paran de inmediato, no por que Edd los quería correr de su hogar. Sino por lo devastado que se veía.
— Edd...
— Ella me lástima, lo sé, ¡Lo sé! No soy imbécil. Hace cosas que me duelen, de verdad, y no la puedo perdonar. Pero ella no es así, Thomas. — Edd se talla los ojos, llevándose lágrimas que querían salir. — A veces no la tolero... pero la quiero, la amo, de verdad. Sé que volverá a ser ella misma.
—Pues acostumbrate. Por que así soy, y así he sido siempre. — Declara Tori, haciendo que Matt se caiga del susto y asesinando con la mirada a Tom.
Le sonríe a Edd, le da un beso en los labios, y así como llegó sin avisar, se va. Cuando terminan de procesar sus palabras y acciones, Edd sale de la casa y voltea a todos lados.
Ella ya no está.
Pasan meses con esta misma rutina.
Y les duele.
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— Según tu infalible y maravilloso plan, Edd debería de haberte corrido desde hace tiempo. — Se burla la castaña, acariciando cabellos pelirrojos.
La noruega le sopla humo en la cara y muerde su labio. — Tu trabajo es hacerme olvidar, no recordar. — Gruñe molesta.
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— ¿Así que va a venir y se comportará bien? ¿No habrá que limpiar sus bolas de pelo y no se subirá a las camas? — Pregunta Matt mientras come su tostada con una jalea morada. Un líquido curiosamente similar al del suceso del ogro de nieve.
— Si. Y no hables de ella como si fuera un animal — Responde Edd con una mezcla de molestia y alegría, preparándose unos huevos con tocino y jamón.
— ¿No te había preguntado cuándo es tu cumpleaños hoy? — Inquiere Tom, mofandose de ese hecho.
— ¿Cómo sa- — El mayor se auto corrige, sonrojado — ¿Qué te hace creer eso?
Thomas solo se rie por lo bajito, en los últimos meses se prometieron eso; No se tomarían el tema de Tori en serio. Como si no hubiera un problema.
— Reshuerdameaquieshoravah hravenyr — Pide Matt, haciendo su cara más tierna. Edd sólo se le queda viendo confundido. Todos en esa casa sufrían de algo inexplicable; hablaban con la boca llena y no se les entendía nada. Matt traga su bocado y repite lo que dijo— Recuerdame a que hora va a venir.
— Ahora que lo pienso, no me lo dijo. — El castaño se pone a pensar, revisa sus mensajes con la noruega y no encuentra algo que avise a qué hora llegará o cuanto tiempo se quedará, así que la llama. Lo duda unos segundos, pero, hey, es su cumpleaños, seguro le responderá. Si... seguro le responde... pasa al menos un minuto antes de que se escuche que contesten.
— Hola, ¿Con quién hablo?
— Tori, verás, quería saber cuando-
—¡Ja! Te la creíste, deja tu mensaje después del tono, god dag. — Edd se congela en su lugar, Matt y Tom cruzan miradas antes de voltear a verlo.
—¿Estás bien? — El de sudadera azul lo ve preocupado. El hombre de ojos cafés piensa rápido y miente.
—¡Tori! No hagas esos ruidos en el teléfono. — Se sonroja de inmediato y empieza a sudar en frío. No le van a creer, no le van a creer, no le van-
—¡Qué asco! — Exclama Tom, totalmente rojo, intentando sacarse esa imagen de la cabeza.
Matt los mira confundido antes de decidir que le da igual, él es mejor que cualquier cosa.
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— Te llaman. — El polaco mueve un celular con una carcasa con chicas de anime dibujadas.
— Si es Edd, cuelga — Tori lo mira de reojo, bajando el rifle y verifica que le dió al blanco.
— ¿Es en serio? — Ella rueda los ojos y maldice antes de seguir disparando. Patryck sólo suspira y se va. — Ni siquiera soy tu secretario.
— Tú sólo traeme café.
— ¡Tori! — Chilla el mayor. Rojo de vergüenza se empieza a retirar del área "Voy en serio" la escucha gritar. Ella sabe que sí le traerá el café.
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—... Probablemente le era InBillybable — termina su historia, Tom es el único que no se ríe.
La chica con Top rojo evita poner una mueca de frustración y le pide a Edd que lleve sus platos a su fregadero. En cuanto el mayor sale de la habitación, suspira pesadamente y saca su celular.
— No sé por qué te da risa, Matthew.
— ¡También reiste Lassen!
— Sólo por que me da todo su dinero. Para tener una cara bonita te falta cerebro. — Responde Tori, ni siquiera dignandose a dirigirle la mirada al rubio fresa.
— ¿Crees que soy lindo? — Inquiere emocionado, prestandole toda su atención a la chica que lo aduló.
— Si, claro. — Contesta, sin ponerle mucha atención.
Tom se quiere echar cloro en las cuencas en el momento que Edd entra y Tori le lanza un beso. Se le hace demasiado falso.
Cuando se acercaba el día para su doceavo aniversario, Tori empezó a calmarse. Ya no salía a tantas fiestas, volvia el mismo día o sin olores... raros. Aún bebía mucho, fumaba más.
Pero Edd tenía fe. Estaba seguro de que podrían salvar su relación.
La casa, por tan siquiera un momento, le recordaba al año pasado.
No se había dado cuenta de lo cansada que estaba Tori todo el tiempo, o lo pálida que se veía.
Al menos hasta el día del aniversario.
— No va a venir. Veinte libras. — Inicia la apuesta Tom, dado a que la noruega no estaba en departamento desde el momento en el que despertaron y, si había salido, aún no llegaba.
— Va a venir. Treinta libras. — Cierra la apuesta Matt.
— Bueno, ya les contaré si vino o no, pero tenemos un trato. Casa sola, largense. Ya. — Edd empieza a caminar en cuanto las voces de sus amigos dejan de escucharse, quiere arreglarlo todo, por algún motivo, sabe que "es su última oportunidad".
La puerta de la casa se abre, deja la comida en la cocina (aunque ya este algo fría) y se dirige a ver quién llegó.
Es su novia.
Si todo sale bien:
Su prometida.
Todo el mundo aseguraba aue un anillo reparaba hasta la relación más rota, y Gold realmente deseaba que fuera verdad. Estaba desesperado, y la probada de como había sido su vida antes lo dejó anhelando por más.
La puerta principal de la casa finalmentese abre, dandole paso a Tori.
Y se ve hermosa. Con un vestido rojo, que no está muy pegado, al contrario, apenas deja ver su figura, viéndose cómodo y lindo; de falda tiene holanes que la hacen verse esponjosa, el color combina con las mejillas de tori y esta usa unas zapatillas de plataforma negra. Casual y Elegante a la vez.
Edd no combina con ella. Una camisa blanca y pantalones cafés de vestir.
— Hola. — Ella deja su chaqueta en el perchero y saluda de mala gana a su novio. Unas bolsas blancas en sus manos.
— ¡Viniste! — exclama con alegría Edd, dirigiéndose de inmediato a abrazarla.
— Si. Traje comida. — Comenta, alzando las bolsas. Al británico de inmediato se le van los colores — ¿Pasa algo?
— No. Nada. Es sólo que había preparado comida... pero, no importa. — Edd sonríe con falsedad, triste, molesto y a la vez feliz. Al menos la ojiazul le llevo algo, ¿No?
El resto de la cena no es para nada romántico. Muchas preguntas de Edd son evadidas, algunos comentarios hechos menos y sus chistes malos son lo único que consiguen una sonrisa sincera de Tori; la chica lo ve como si es fuera su mundo de nuevo y siente esperanza.
Pero hay una cosa que lo sigue molestando.
— Sólo quiero saber, ¿Con quienes saliste esta mañana? — El tenedor cae de las manos de tori, manchando su vestido.
— ¿De qué hablas? — Lo mira fijamente, fingiendo inocencia. Edd alza la ceja y ella suspira. — ¿Qué viste?
— Dos tipos. Uno rubio. El otro con cejas de Frida Kahlo.
— Son mis amigos.
El británico muerde el interior de su labio y la mira fijamente. — ¿Los conozco?
— No.
— ¿Los conoceré?
— Tal vez.
El castaño siente que su corazón se hunde, Tori ya no lo mira a los ojos, vuelve a las respuestas cortantes.
— Te amo. — Suelta.
Los ojos de la chica se abren de par en par, un sonrojo se sube a sus mejillas.
— También te quiero. — Tori lame sus labios, los siente resecos, quiere decirle la verdad en ese momento. Quiere decirle todo. — Edd yo-
Edd espera lo peor, así que no la deja terminar. Se arrodilla. Saca un anillo de su bolsillo. La mira a los ojos y sus pulsos se aceleran. — ¿Te casarías conmigo?
Ella se petrifica, sus ojos se llenan de lágrimas, lo toma de la mano y le ayuda a pararse y, solloza en su pecho, rodea su cuello, pero no lo toca. No directamente.
Edd la jala de su cintura y recarga su cabeza en la de ella. Tranquilo, pues escucha como repite un "Sí" varias veces, casi sin titubear.
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—¡Lassen! — Tori lo ignora y sigue caminando, sus plataformas haciendo eco en el pasillo. — ¡Tori Kae Lassen! — Patryck suspira exasperado, la noruega escucha como le habla a su hermanito menor.
— Tori. — Es una voz masculina, pero aguda. Sabe que es su hermano. Él la jala de su hombro y ella se rehusa a verlo.
— Tenías que deshacerte de él no hacerlo tu prometido.
— ¡Y tú tenias que decirle que tenemos una armada!
— Yo-
— Él puede hacer lo que quiera. — Patryck interviene, viéndose claramente molesto de que se metiera con su pareja. — Respeta a tu superiores, Lassen.
— ¡Cállate maldito marica lameculos, Tord no es más que un cobarde y lo sabes! — Le grita enojada, la mirada de su hermano se oscurece y lo siguiente que sabe es que está tirada en el piso. Su ojo pronto se hinchará, lo mismo con su mejilla.
— Hice lo que pude. — Comenta el mayor cortante, poniéndole el pie en sus costillas. Ella tose, viéndose incapaz de respirar bien. — Tú debes hacer lo que puedas. Y decir "No" no es difícil. — Ve que la menor intenta contestar, así que saca su arma y apunta a su sien.
—. . . Caída. — Logra decir. Tord deja de apuntarle y ella regula su respiración antes de seguir. — Así le va a doler más la caída. — El líder asiente y se va del lugar, dejándola tirada en el corredor.
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Tori sabe que es lo que ama Edd. Su gato. Sus amigos. Su casa. Sus útiles de dibujo. Su auto.
Así que con un contoneo de caderas y una linda sonrisa, destroza el Honda rojo. Se asegura de que los frenos no funcionen y va a toda velocidad por la carretera más cercana.
Ni siquiera se abrocha el cinturón.
Su cabeza rebota al chocar con un árbol, siente la sangre deslizarse por su frente y su conciencia desvanecer, pero ella es como Tord: Cobarde. Y no quiere ver su cara cuando lo haga sufrir.
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Se levanta de inmediato, su cabeza duele y escucha un zumbido, como si hubiera sido ahorcada, todo su cuerpo duele y sus ojos le arde, su visión esta borrosa y siente hambre.
Honestamente, no recuerda que sucedió.
—¡Estás despierta! — Celebra una persona con capucha verde, sus brazos la rodean y Tori puede distinguir un poco el cabello castaño oscuro. — Todos estábamos seguros de que ya no ibas a despertar...
— Sobre todo Edd. — Interviene Tom. Mira a las dos chicas, una curiosamente similar a su mejor amigo, con la excepción de que su ojos son verdes y es delgada.
— ¿Qué haces aquí?
— Si, hola, gracias por felicitarme por venir aquí, como hubieras hecho con Matt o Edd si te hubieran visto en mi lugar. — Responde de manera sarcástica el más alto.
Ell rueda los ojos y Tori sólo mira mal al único hombre en esa habitación.
— ¡Tu cabello es un desastre! — Tom asiente, revisa que no haya nadie alrededor y saca una licorera. Lo más seguro es que tiene vodka. — Traje tu mascarilla, tu fundación, rubor, ay, ¡Y tenemos que arreglar esas puntas!... — Continua Ell, le dirige una mirada al chico de ojos negros y sonríe. Actuar como Matilda no lo hizo huir, así que va al plan B — Un momento... ¿No estas usando brasier Tori?
Por inercia, o curiosidad, Thomas voltea y confirma que es cierto, antes de ahogarse con su Smirnoff se sonroja. — ¡Santos pepinos con una metralleta yo me voy de aquí!
Ell y Tori suspiran al mismo tiempo, escuchan como algo muy seguramente vergonzoso pasa entre Tom y una enfermera y se echan a reír. La noruega para en cuanto puede, pues su cabeza sigue punzando.
— Te extrañe. — Le sonríe con calidez, —Tord pagó las cuentas y Pau se encargó de que no te necesitaran allá. — Ell sabe de la armada. Eso facilita muchas cosas. Se sienta en la cama del hospital, y, con delicadeza, mueve un mechón de cabello de su rostro y besa a su "amiga". Esta no corresponde. Eso es normal. Pero eso es bueno.
Eso significa que Ell no es necesitada.
Ell se aleja y se recarga en la menor.
Cuando Tori escucha unos pasos acercase, se imagina que es Tom. Así que toma del mentón a la más alta y estrella sus labios, esta se sorprende, pero corresponde. Escucha el clic de una cámara seguido de pasos rápidos y pesados. Thomas la vio.
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— ¡La besaste! — Gold se pasa las manos por el cabello, estupefacto. — La besaste, la besaste, la besaste-
— La besé, ya entendimos. — Rueda los ojos y le mira con indiferencia. Cigarro entre su dedo índice y anular. — ¿Y qué? Es una mujer, no cuenta.
— Es un beso. Sabes lo mucho que significa para mi-
— Ugh, Lo que sea. — Se pone su chaqueta de cuero y se va.
En realidad no quiere lidiar con eso.
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—¿Qué? ¿Te llama tu novio, linda? — Ella le sonríe y se separa del hombre.
— Si.
Edd vuelve a recibir al buzón de voz. Su corazón se quiebra un poco más, su paciencia se está haciendo añicos.
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— ¡Edd! — Llora. Sujeta el teléfono entre sus manos temblorosas, sabe que la están siguiendo y la cabina teléfonica no la salvará.— Edd, por favor ven, ven, ven, ven, ven, ven... —
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Cuando despierta Edd está a su lado. Están en la cama del mayor y este seguramente veía como dormía.
— ¿Estás bien? — Le mira preocupado, acaricia su rostro como si temiera romperla.
— Si. — Le miente. Se acurruca en su pecho llora en silencio. Él rodea su cintura, ella rodea su cuello. Han sido meses desde que están así, juntos.
Pero ella no puede permitirse ese final feliz.
Al día siguiente, Tori desapareció de su casa.
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Es la tercera cajetilla que acaba en un día. Pero esta bien- Edd necesita a alguien más.
Está bien.
Arregló que Mattilda "casualmente" se encontrara con Edd.
Está bien.
Matti lo va a cuidar, no romperá su corazón y será tan linda y perfecta como siempre es, la chica que Edd merece, la que jamás se iría de su lado.
Está bien.
Le duele, pero está bien, de verdad está bien.
Está bien.
De seguro Edd se queja de lo horrible que es Tori y como la odia.
Esta bien.
Edd debería estar con Mattilda. Mattilda no podría pegarle una Ets, no le echaría humo en la cara.
Esta bien.
Por que Edd estará bien, si Tori no está.
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Y, parece ser, que después de unos meses. Edd también se dió cuenta de eso.
Sale después de haber vomitado sangre en el baño, sus labios se ven rojos y seguramente Gold asumió que se los pintó, pues no dice nada. Ella se sorprende al verlo y de inmediato se pasa la manga de su gabardina negra por su cara, tallando con la intención de que no se vea... enferma.
— Tori. — Él respira hondo, exhausto. La mira a los ojos y ella teme que vea sus ojeras.— Creo... creo que sería mejor que no nos casaramos.
Si hubiera sido otro momento, lloraría. Otra persona, no le importaría. Sólo se agita un poco su respiración. Tiene cosas más importantes de las que preocuparse, como que tiene manchitas en la piel que no son normales.
— ¿Qué? — Finge no entenderlo. Pero sólo quiere que el británico tenga a alguien que siempre pueda despertar a su lado. Oculta sus manos, el tatuaje con las medicinas a las que es alérgica estaba descubierto.
—Sabes que nuestra relación fue muy tóxica Tori, sé que no te importa. Pero, de verdad creo que estaríamos mejor por nuestra cuenta. — Edd se ve mucho mejor desde que se curó, recuperó un poco de peso, su piel ya no era enfermizamente pálida.
—¿Aunque sea podemos ser amigos? — Su voz se quiebra un poco y se maldice por ello, preguntó sin pensarlo, debería de alejarse de Edd, no rogar quedarse.
—Yo... — Rasca su cuello y evita mirarla a los ojos. — Lo siento.
Así que la menor toma sus pertenencias, con una maleta basta, nunca tuvo mucho.
Llama a Pau para que la lleve a algún lado y se va esa misma noche.
Logró su cometido, cumplió su misión. Debería de estar feliz. Pero solo llora amargamente.
Tom y Matt sólo se dan cuenta de que ella no está un par de meses después.
Cuando Tord llama para avisar que quiere volver a la casa.
🌵🐍🐍🐍🐍🐍🌵
Abner al micrófono:
Escuche el último pre-coro y fue así como "Quiero angst. Sé hacer Angst. Puedo trabajar con esto."
Son tres partes, así que... ¿Qué clase de final les gusta más?
Historia dedicada Kyoki-chan2003, pues le admiro mucho y amo como escribe (°w°)/ 🎆
Aunque me demoré más de lo esperado en poder publicar la historia aunque seguí mis planes.
Y para -GreenTerdd- por que siempre estás ahí 🌺
En cierto punto Perdí el hilo de la historia, olvidé como era el original, y ya no se me ocurría que hacer con la canción pero creo que lo recuperé jsjsjs
En total, son 5000 palabras .D
-trabaja una canción de anne marie. Escucha hello kitty de avril lavigne-
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