nueve.

Luego de tantos días en que la rutina volvió a absorberme por completo, trabajando por las noches y durmiendo prácticamente todo el día, el tan esperado día de las postulaciones a las becas llegó. Intenté hacerlo desde casa para no moverme de la comodidad de mi cama pero, el edificio donde vivíamos tenía una señal de mierda del internet que teníamos que andar buscando cobertura por todos lados. Así que, no me quedó otra alternativa más que tomar una ducha y vestirme. Cuando iba saliendo de mi habitación, a eso de las once de la mañana, me encontré con Yoongi caminando en dirección contraria en el estrecho pasillo.

—¿Vas a algún lado? —me preguntó al percatarse que me había quitado el pijama. Asentí y me detuve en el descansillo para colocarme los zapatos.

—Iré a la universidad. Tuve problemas con el internet aquí para postular a las becas, ¿quieres venir conmigo?

Él pareció dudar pero luego de unos segundos, asintió.

—Iré a buscar mi sudadera, espérame un poco.

El rubio caminó con toda la calma del mundo hasta su habitación y un par de segundos después volvió vistiendo una sudadera blanca con cuello en V y un hoodie en su mano que pasó por sus brazos y su cabeza con rapidez. Calzó sus pies con unas desgastadas zapatillas y cuando se enderezó, esbozó una media sonrisa, diciéndome de aquella manera que estaba listo.

Al salir de casa, pude sentir el olor a tierra húmeda gracias a la lluvia de la noche anterior. Bajé la escalera con cuidado de no resbalar y esperé a Yoongi al final. Estaba demasiado ansiosa, el corazón me latía con fuerza y sentía que en cualquier momento saldría disparado por mi pecho, el estómago apretado en un ocho me causaba mucho malestar pero, yo sabía que sólo se debía al hecho de que estaba a un paso de alcanzar uno de mis sueños.

Nos montamos en el autobús. El viaje hasta la universidad me pareció eterno, el transporte deteniéndose en cada una de las paradas. Cuando llegamos finalmente, estuve a punto de irme corriendo por la ansiedad hasta la universidad pero no lo hice por el simple hecho de que Yoongi venía conmigo así que me obligué a caminar a su ritmo lento.

—Tengo hambre. —él rompió el silencio. Lo miré y me di cuenta que mientras caminaba se iba sobando la barriga. Sonreí.

—Vamos a desayunar después. Yo invito.

A pesar de no estar mirándome directamente, pude ver como sus labios se torcieron en una sonrisa victoriosa. Emocionada, enganché mi brazo con el suyo y lo obligué a caminar un poco más rápido. A medida que nos íbamos acercando, podía ver a varios estudiantes entrando y saliendo de la universidad, cargando folios con papeles, preparándose para iniciar un nuevo año académico.

—Estoy nerviosa —confesé. Tomé una profunda inhalación y dejé que el aire escapara por mi boca, sintiendo el corazón latiendo en mi garganta—. Pensé que este momento nunca llegaría. Quiero hacerlo bien, ¿sabes? Realmente quiero tener un sueño y seguirlo hasta conseguirlo. ¿Crees que pueda hacerlo? No me respondas. —lo corté antes de que hiciera el intento de responderme. Yo estaba hablando sin parar, todo producto de los nervios— Hay veces en las que pienso que no podré ser capaz de hacerlo pero...

Yoongi deshizo el agarre en mi brazo y se plantó frente a mí. Su anatomía rígida y su altura imponente no me dejaron avanzar.

—Cállate y escúchame —escupió, con esa amabilidad inexistente—: tú sabes lo que yo opino de todo esto, ¿verdad? Pero, yo también sé que cuando te propones algo, no paras hasta conseguirlo y eso es una de las cosas que más me gusta de ti. Eres persistente y aunque te cagas en el pantalón por el miedo que sientes, lo haces una y mil veces. Lo harás bien.

La esquina de mis ojos picó. Yoongi no era el tipo de persona que te alentaba, recordándote tus cualidades pero, que me haya dicho aquello hizo que algo dentro de mí se tranquilizara un poco. Yo sé que él no estaba del todo de acuerdo con esto, sin embargo, le agradecía que hubiera dicho un par de palabras de aliento.

—Gracias, Yoon.

Él se encogió de hombros quitándole importancia—No me des las gracias, me pagas con el desayuno.

Le di un empujón y rodeé su cuerpo para seguir caminando. Empujé la puerta y me adentré al hall central, siguiendo las indicaciones que uno de los chicos que estaba en la entrada me dio. Yoongi caminaba atrás de mí, observando con ojo crítico todo a su alrededor.

—¿Quieres pasar conmigo? —le pregunté una vez que estuve fuera del salón de informática.

Él lanzó un vistazo al interior, dándose cuenta que había varias personas ahí siendo ayudados por un par de docentes. Me encontré con su mirada y arrugó su nariz a la misma vez que negó con su cabeza.

—Te espero aquí.

—Está bien, ahora vuelvo.

Entré y sentí nuevamente el estómago apretado. Caminé hasta llegar a un escritorio junto a la ventana donde un chico se encontraba sentado frente a una computadora.

—Hola —lo saludé, haciendo una pequeña reverencia— he venido a inscribirme para las becas estudiantiles.

Él me miró a través de sus gafas y esbozó una pequeña sonrisa.

—¿Cuál es tu nombre?

—Gu Aejung.

Él tecleó, supongo que mi nombre, y asintió.

—Puedes ir al equipo 209. El profesor Jung te guiará en toda la inscripción. Cualquier duda que tengas, puedes consultarla con él. Bienvenida.

Las mejillas me dolieron por culpa de la extensa sonrisa que esbocé. Me despedí con una reverencia y fui en la dirección que él me había indicado, encontrando la computadora 209 que el chico me había dicho. Pocos segundos después, un hombre de unos cuarenta y tantos se acercó a mí y me ofreció asiento en la silla acolchada. Mientras abría la página web, iba diciéndome su nombre y la materia que impartía en la misma universidad.

—Debes rellenar las casillas con la información que se te solicite. Si tienes alguna duda y yo no estoy cerca, puedes preguntarle a cualquier voluntario, ¿está bien?

Asentí —Muchas gracias, señor Jung.

Centré mi atención en la pantalla, leyendo la información inicial. Con ayuda del mouse, fui bajando en la página, leyendo las casillas que salían al inicio: nombre completo, fecha de nacimiento, edad, sexo, nacionalidad, dirección de correo electrónico, número de teléfono, domicilio.

Empecé a rellenar las casillas con mi información personal, revisando cada respuesta dos y hasta tres veces porque no confiaba en mis dedos y cualquier falla podría significar la anulación de la postulación. Cuando bajé a la segunda sección de preguntas, sentí mi estómago retorcerse.

—¿Antecedentes familiares? —murmuré, mi mirada deslizándose por el lista de información requerida.

Miré a ambos lados, intentando buscar al maestro que había estado conmigo al inicio pero, él se encontraba demasiado lejos. Busqué a uno de los voluntarios que me habían dicho y cuando encontré a uno, alcé la mano hasta que capturé su atención.

Él le dijo algo a la chica que estaba ayudando y asintió antes de acercarse a mí. Cuando llegó a mi lado, me regaló una bonita sonrisa, sus ojos brillaban con amabilidad.

—Hola, ¿en qué puedo ayudarte?

El olor a su perfume cosquilleó en mis fosas nasales. Aclaré mi garganta, como si eso fuera a darme más tiempo para intentar explicarle el por qué no quería escribir los datos personales de mis padres.

—En los datos familiares... ¿es estrictamente necesario que coloque la información personal de mis padres? No vivo con ellos y yo seré mi propia tutora legal...

Él asintió —Más que la institución, es el Estado quien requiere esa información para validar los datos de ingreso monetario. Sólo pon los nombres de tus padres y más abajo, en los antecedentes de pago colocas la información que realmente debería ir, eso que me estás diciendo, ¿está bien?

Moví mi cabeza en aprobación.

—Si necesitas otra cosa, háblame.

Antes de que él se fuera, agarré su muñeca con firmeza. Apenas él se giró a mirarme, solté su extremidad.

—Disculpa... uh, ellos no recibirán notificación alguna si yo los inscribo aquí, ¿verdad?

Una sonrisa en forma de corazón adornó su bonito rostro.

—No te preocupes, esa es información confidencial. Puedes estar tranquila.

Como una estúpida, volví a asentir y lo observe hasta que él desapareció entre la larga fila de computadores, resolviendo las dudas de los demás estudiantes de nuevo ingreso. Hice todo lo que él me dijo y una vez que completé todo lo requerido, hice clic en el botón de enviar. Una vez que estuve lista, cerré la ventanilla y me coloqué de pie, dejando la silla en su lugar. Al alzar la mirada me encontré cara a cara con Yoongi quien me observaba desde la puerta con detenimiento. Le sonreí pero lo único que obtuve de regreso fue una mirada de ojos entrecerrados, atento a todo lo que sucedía a mí alrededor.

—Ya está todo listo. —le avisé al profesor voluntario.

—Perfecto. ¿Puedes anotarte en el listado que anda trayendo Hoseok? Las clases comienzan la próxima semana, no lo olvides. Hoseok —el hombre llamó al chico que minutos antes había estado ayudándome. El chico alzó la cabeza tan rápido que me asusté por un instante—, ven aquí un momento. Ella debe anotarse en el listado.

—¡Sí!

—Él te registrará en el listado. No le busques mucha charla porque se distrae con facilidad —me reí ante su comentario y asentí—. Nos vemos la próxima semana. Bienvenida, señorita Gu.

—Muchas gracias.

Me despedí con una reverencia y esperé al chico, sintiendo la mirada intensa de Yoongi quemar mi nuca. Él jamás bajaba la guardia pero estaba tan emocionada que apenas tenía cabeza para pensar en eso.

—Bien, ya estoy aquí —anunció el castaño con un folio en sus manos, su mano derecha sostenía un bolígrafo azul—. ¿Cuál es tu nombre?

—Gu Aejung.

—¿Este es tu primer año de ingreso? —asentí en respuesta– ¿Carrera universitaria?

—Literatura.

Él asintió gustoso —Genial. Ese hombre gruñón que habló contigo será tu profesor. No confíes tanto en él porque es como un verdugo.

—Él me pareció bastante amable.

—Mmh, al inicio siempre es así. Muy bien, ya estamos listos. Nos vemos el lunes porque estamos... —él no alcanzó a terminar ya que el mismo profesor Jung le llamó la atención desde la distancia— Ya voy, papá. Cuídate mucho, nos vemos la próxima semana.

Él hizo una pequeña reverencia y se alejó rápido hasta llegar a los computadores nuevamente, cumpliendo su labor de voluntario. Volví al lado de Yoongi y salimos del salón en silencio. Lo noté bastante inquieto, mirándome cada tanto y entreabriendo los labios, como si quisiera decirme algo así que cuando salimos del edificio, le pregunté:

—¿Sucede algo?

—¿Debería suceder algo? —respondió con otra pregunta, mirándome de soslayo.

—No lo sé, por algo te estoy preguntando, ¿no?

Él murmuró por la bajo, como un niño al que se le niega un juguete pero que reclama en susurros en contra de sus padres. Y sin poder guardarlo más, lo soltó:

—¿Quién era ese?

—¿Quién?

—Ese con el que estabas hablando.

Solté una carcajada y él me miró con una ceja alzada.

—¿De qué te estás riendo?

—¿Es por eso que estás enfadado? ¿Por qué hablé con un chico que no eras tú?

Yoongi rodó los ojos. —No estoy enfadado, simplemente estoy curioso, eso es todo.

—Sí, por supuesto —asentí sin borrar la sonrisa de mi rostro. Pensando que habíamos dado el tema por terminado, le pregunté: —¿Todavía quieres pasar a desayunar?

—Claro. Y todavía no me has dicho quién era ese.

—Ay, Yoongi, no lo sé. Es un chico que estudia en la universidad y ya. Sólo hablé con él cinco minutos, no le pregunté sobre él y tampoco me interesa.

Ante mi respuesta él guardó silencio y yo no dije nada más al respecto porque creí que no era necesario. Caminamos un rato más hasta que llegamos a una cafetería cualquiera e ingresamos, sentándonos en la primera mesa para dos que encontramos. No hablamos mucho mientras tomábamos desayuno, Yoongi se notaba bastante pensativo y yo estaba lo suficientemente ocupada en mis pensamientos como para indagar en algo más. Me sentía cada vez más cerca de alcanzar una de mis metas y realmente esperaba lograrlo.

—¿Irás a trabajar hoy?

Alcé la vista para encontrarme con los ojos de Yoongi fijo en mí.

—No. De hecho, sólo debo ir a hablar con el señor Han. Me gustaría saber si existe la posibilidad de trabajar medio tiempo, ya sabes, sólo los fines de semana. —le conté. Yoongi asintió, comprendiendo a lo que me refería— ¿Quieres ir conmigo? Después podemos ir a dar una vuelta o algo así. No hemos conocido mucho la ciudad desde que llegamos.

Yoongi asintió, sus ojos brillando de una manera que no pude descifrar en ese momento.

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