Cuatro.
Yoongi ni siquiera esperó a que yo me quitara los zapatos al entrar al departamento. En cuanto él puso un pie dentro del lugar, empujó mi cuerpo contra la muralla del pasillo y buscó mis labios para besarlos con agresividad. Sujetó mis muñecas sobre mi cabeza y recargó todo el peso de su cuerpo contra el mío, devorándome la boca con exigencia.
No sabía si el efecto de sus besos me hacía sentir mareada o era el libido que sentía por él pero sentía como todo me daba vueltas, mi cuerpo más receptivo que nunca ante cualquier caricia o roce de su parte.
Hice el intento de soltar mis manos, haciéndolo reír contra mi boca. Creó un camino imaginario de besos húmedos por mi cuello y volvió a subir, su lengua deslizándose por la piel expuesta de mi cuello hasta llegar a mi oído. Sentir su respiración contra mi oreja hizo que me recorriera un escalofrío por todo el cuerpo, centrándose en mi punto más sensible.
—¿Qué pasa, pequeña? —se burló de mí. Tiré de mis brazos y él apretó mis muñecas, riendo. Me miró a los ojos. Sumidos entre toda la oscuridad del apartamento, sus ojos brillaban con una chispa de peligro que me hacía delirar— ¿Tenemos a una pequeña traviesa por aquí?
—Jódete. —escupí. Sentí mis labios adormecidos por culpa del alcohol.
Él chasqueó la lengua —¿Sabes una cosa, pequeña Jun? A la única que voy a joder esta noche es a ti. Tan fuerte y duro... justo como a ti te gusta.
Sus palabras hicieron que mi estómago se apretara por la ansiedad de llegar pronto a ese momento determinado. Cerré los ojos por un segundo pero los volví a abrir cuando él tomó mi mentón con su mano libre, sus dedos enterrándose en mis mejillas.
—Quiero tus ojos puestos en mí.
Después de decir aquello, él posó sus manos en mi trasero y me impulsó hacia arriba para que yo enredara mis piernas alrededor de sus caderas. Lo abracé por el cuello y busqué su boca para besarlo con cierta ansiedad, anhelando el momento en que llegáramos a alguna de nuestras habitaciones.
Arrastró sus pies por el estrecho pasillo que conectaba la sala con las habitaciones y abrió la puerta de una de ellas, ingresando a ciegas. Él me dejó sobre mis pies y a regañadientes me aparté de sus labios, viendo su rostro ensombrecido gracias a la tenue luz que entraba a través de la ventana. Entonces, él encendió la luz y me observó con fijeza, sus ojos recorriendo mi anatomía con lentitud.
De la misma manera, Yoongi alzó la mano y coló sus dedos bajo mi sudadera, rozando el dorso de los mismos contra mi vientre.
—Quítatela.
Obedecí sin chistar. Con manos ansiosas, tiré de mi sudadera y mi camiseta hacia arriba y la dejé caer al suelo, un par de centímetros lejos de mis pies. Yoongi alzó su mano derecha y deslizó sus dedos por mis hombros, deslizándolos por mí clavícula hasta llegar a la curva de mis pechos, sin apartar la mirada de mis ojos. Su toque causó que mi piel se erizara, un suave estremecimiento se deslizó por todo mi cuerpo.
—¿Tienes idea de lo hermosa que eres, Aejung? —inquirió en voz baja y ronca.
La misma mano que se deslizaba por mis pechos fue a parar hasta mi espalda y desabrochó el sujetador como si esa simple acción fue tan habitual para él. Deslizó las tiras del sostén por mis hombros hasta que mis pechos quedaron libres frente a él, sus ojos brillando con una adoración sexual que me calentaba la sangre.
Alcé las manos para quitarle la chaqueta pero me detuve, preguntándole con la mirada si podía hacerlo. Yoongi asintió despacio y yo procedí, quitando su chaqueta y su camiseta también, dejando su torso pálido al descubierto. El chico me acercó a su cuerpo y me abrazó por la cintura, recorriendo mi espalda desnuda con las manos mientras me llevaba casi al límite de la locura con sus besos. La habilidad que Min Yoongi tenía con la boca era increíble. Su lengua no se movía rápido simplemente para lanzar los putos comentarios que tanto lo caracterizaba. No, él necesitaba un reconocimiento especial donde dijera que era uno de los mejores (por no decir el mejor) dando sexo oral.
No fui consciente en qué momento él se desabrochó el pantalón pero sentí un subidón de adrenalina cuando Yoongi tomó mi mano y la guio hasta su entrepierna donde su erección era solo cubierta por el bóxer.
—¿Te das cuenta...? —me preguntó y soltó un pequeño jadeo a la par que movía mi mano en un vaivén tortuoso para él sobre su miembro— Sólo tú logras ponerme así. Sólo tú.
Di un pequeño apretón, mi sentido auditivo sintiéndose maravillado con el gruñido que escapó de sus labios.
—Vamos, pequeña... —él gruñó contra mi boca—, demuéstrame qué eres capaz de hacer con esa linda boquita que tienes.
Guie a Yoongi hasta su cama para que él tomara asiento. Bajo su atenta mirada me arrodillé entre sus piernas sin apartar los ojos de los suyos que estaban oscuros y brillantes de excitación. Mis manos se deslizaron por sus muslos cubiertos por el pantalón y en cuanto la punta de mis dedos tocó el dobladillo de su ropa interior, él se relamió los labios como si estuviera a punto de probar uno de los manjares más exquisitos del mundo.
Liberé su erección por completo y enredé mis dedos a su alrededor de su longitud para comenzar a masturbarlo unos cuantos segundos escuchando su respiración agitada. En cuanto introduje su miembro en mi boca, yo sentí cómo él se estremeció, un gemido ronco escapó de sus labios y rompió el silencio que nos envolvía. Comencé un juego de sube y baja con mi boca, deslizando mi lengua en la punta y volviéndolo a introducir en mi boca una y otra vez. Yoongi tomó mi corto cabello con su puño y tiró de él haciéndome clavar mis uñas en sus muslos. Fue él mismo quien guio mi cabeza en una velocidad más rápida, la punta de su pene golpeando mi garganta, produciéndome arcadas.
Poco a poco, comencé a sentir cómo él iba tensándose hasta que su cuerpo se vio suavemente sacudido por el orgasmo. Hice el intento de apartar mi boca antes de que él eyaculara pero el imbécil me aferró con fuerza haciéndome que no tuviera otra alternativa más que tragar su semen.
Cuando aflojó el agarre en mi cabello, aparté su mano con un golpe y limpié el exceso de saliva y los residuos de semen que quedaban en mi mentón con la mano.
—Maldito hijo de puta.
Él me miró y sonrió con malicia. Quise borrarle esa sonrisa con un puñetazo.
—Quítate el pantalón y la braga.
Alcé una ceja mientras me colocaba de pie con lentitud.
—¿Y si no quiero, qué?
—No te follaré y tendrás que follarte con los putos dedos. Sabes perfectamente que soy capaz de hacerlo.
—Eres tan delicado, Yoongi. Todo un caballero... —me burlé de él, haciéndole caso.
Una vez que estuve completamente desnuda, el rubio me señaló que me subiera sobre su cama y así lo hice. Como él no se andaba con rodeos, una vez que estuve tendida en la cama y lista para recibirlo, lo vi de pie junto al colchón, desnudo también.
—Quiero que te toques. —exigió, enredando sus dedos alrededor de su miembro, comenzando a masturbarse otra vez— Quiero ver cómo te tocas.
Tragué saliva, sintiendo de pronto la boca demasiado seca. Llevé mi mano hasta la boca y chupé dos de mis dedos antes de guiarla hasta mi centro. El mero roce me hizo soltar un jadeo ahogado. Estaba tan caliente, tan ansiosa de sentirlo dentro de mí que estaba dispuesta a hacer cualquier mierda que él me pidiera.
—Mételos y gime para mí.
Introduje dos de mis dedos e intenté con todas mis fuerzas mantener el gemido dentro de mi boca pero fallé en el intento. Comencé con movimientos lentos y a medida que los segundos pasaban iba aumentando la velocidad viendo como Yoongi hacía lo mismo, masturbándose frente a mí sin dejar de mirarme. Su mirada era tan oscura y perversa, tan llena de deseo y de una adoración enfermiza que me asustada.
Solté un gruñido cuando sentí que mis piernas comenzaban a temblar. Sin poder sostener mi propio cuerpo, me dejé caer en la cama, enterrando la cabeza en el colchón, los gemidos escapando libremente por mis labios entreabiertos.
De pronto, sentí como Yoongi se subía en la cama. Él tomó mis piernas por los muslos y me arrastró un poco para estar más cerca de su cuerpo. Quitó mi mano desde mi interior y sin quitarme los ojos de encima, llevó mis dedos a su boca para chuparlos con fuerza.
—Tan dulce y fresca. —ronroneó.
Él no me dio tiempo para responder su comentario. En menos de lo que yo pude darme cuenta, Yoongi me penetró con fuerza haciendo que sintiera un agudo dolor desplazarse por mi entrepierna. Sujetó mi cuello con una de sus manos y me obligó a inclinarme un poco hacia arriba para besarme con agresividad mientras se movía en mi interior tan fuerte. Luego de unos instantes, dejó mi torso caer sobre la cama y su mano se aferró a mi cuello apretándolo levemente los primeros segundos.
Abrí la boca para soltar un gemido e intentar coger un poco de aire pero sus dedos se enterraron en la piel de mi cuello, haciendo que esa simple tarea se viera interrumpida. Arañé sus brazos en busca de un poco de aire y él lo soltó por un leve momento. Yo ni siquiera alcancé a tomar una bocanada de oxígeno antes de que él volviera a apretar, su mandíbula tensándose a medida que iba acercándose al orgasmo.
La sensación que sentía en ese momento era inexplicable. El corazón me latía con fuerza, el poco aire que quedaba dentro de mí hacía que mis pulmones ardieran, ni siquiera los gemidos salían de mi boca porque él tenía el puto agarre tan apretado alrededor de mi cuello que estaba segura que si no me corría en ese instante, terminaría desfalleciéndome.
Y en ese momento ocurrió. Un espiral de sensaciones se juntó en mi entrepierna y explotó a través de mí que sentí todo mi cuerpo tensarse por unos segundos. Yoongi se corrió en mi interior y a medida que iba llenándome, su mano iba cediendo en agarre. Tomé una larga bocanada de aire, tosiendo, sintiendo como mi garganta ardía y el cuerpo de Min Yoongi cayó sobre el mío, sus labios liberando un gemido final que daba término a aquella sesión de sexo que yo no dudaría en volver a repetir.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top