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— miren, no es tan complicado. Cuando su madre y yo éramos niñas éramos muy amigas, nuestras familias se llevaban bien y todo eso. Pero en ese grupo no solo éramos nosotras dos, éramos tres. También estaba nuestro gran amigo Matt. Era un chico encantador y aunque era de una familia inferior nosotros lo queríamos demasiado. Conforme fuimos creciendo nuestra amistad también lo hacía.
— ¿Entonces mi mamá también lo conocía? ¿Ese chico es del que hablaron en la cena?
— Exactamente querido.
— Eso podría significar que ese hombre quiso relacionarse con ambas. Eso explicaría porque mi padre lo odia tanto. — pensó Bradley para si mismo
— ¿Y qué pasó entre ustedes? — preguntó Max con curiosidad
— bueno, yo no estuve tan involucrada que, para cuando fue la separación, yo ya estaba casada y viviendo aquí pues no me pude enterar de mucho. Pero, hasta donde se hubo un problema muy grande luego de que Matt conociera a Monique, la mejor amiga de Bradley, mi cuñado.
— ¿Era su mejor amiga? ¿Nada más? — preguntó Bradley con curiosidad
— Eso se, no se exactamente que conflicto sucedió pero fue muy grave. Bueno fueron dos en realidad, el primero que fue poco después de que tus padres se conocieron y el segundo cuando tú eras muy pequeño. Cómo te digo yo no me enteré de gran cosa ya que yo estaba muy ocupada amando a mi querido esposo Riccardo.
— ¿Qué no se llamaba William? — preguntó Max con curiosidad según lo que recordaba cuando se infiltró en la cena de compromiso
— Oh si, pero no me gusta que lo llamen así. Dice que suena demasiado elegante. En fin, si bien Matt fue un gran amigo mío también, quién lo conoce mejor es mi hermano. Ambos eran mejores amigos, inseparables, se llevaban demasiado bien y tenían una conexión única. Aún recuerdo que de niños mi hermano quería llevar a Matt a todos lados que pudiera, si nos íbamos de vacaciones siempre lo invitaba o si iba a jugar en su casa del árbol llamaba a Matt, a mi y a tu madre igual. Que memorias de infancia tan bellos — expreso la mujer con una sonrisa
— Quizás el pueda decirnos más sobre lo que sucedió ¿Donde vive su hermano? — preguntó Max
— Ese es el detalle Max, mi querido hermano falleció hace cinco años. Dijo que tenía una tristeza tan grande en el corazón que no podría curarse con nada. Nadie de la familia supo que le ocurrió, simplemente cuando pudo independizarse se aisló de todos y corto toda comunicación, solo conmigo hablaba pero no era mucho. Eran pocas sus cartas y sus palabras siempre eran tan melancólicas. Mi madre lo extrañaba pero al igual que mi papá jamás hicieron nada para buscarlo. Ojalá pudiera saber que paso con él.
— lo lamento mucho tía.
— No te preocupes pequeño Harrison, hay cosas en esta vida que no podemos controlar — dijo finalmente para luego ir por más té.
Max y Bradley se miraron mutuamente, la historia familiar parecía estar más enredada que luces navideñas viejas sacadas de su caja en diciembre.
Dos días después emprendieron el viaje hacia Venecia. Max miraba por la ventana entusiasmado como si de un cachorro se tratara mientras que Bradley se comía la cabeza dando vueltas y vueltas sobre la situación. Max noto eso y pensativo propuso una idea para hacerlo sonreír otra vez. Sonriente tomo su mano para llamar su atención.
— Oye, se que todo esto está siendo muy complicado para ti. Pero no olvides que son vacaciones amor, aunque sea disfrutemos Venecia ¿Si? Que sea la única parada sin preguntas ni problemas, ya después retomaremos todo en París. Pero ahora, respiremos un poco. Me gustaría disfrutar de un lugar que jamás he conocido.
— Tienes razón — sonrió concordando con el pelinegro — me estoy frustrando tanto con todo esto que olvidé que estoy visitando mis lugares favoritos al lado del hombre más maravilloso del mundo.
— Exacto. Dime ¿Qué actividad se te ocurre que podemos hacer en Venecia primero? — preguntó con curiosidad
— Te llevaré a cenar.
— ¿A cenar? — preguntó sorprendido
— Hay restaurantes hermosos con comida deliciosa que me encantaría que probaras. Además de otros sitios interesantes.
— ¡Oh! ¿Podríamos pasear en Góndola? — propuso con emoción como si de un niño pequeño se tratara
— Por supuesto — respondió sonriente
— ¡Si! — exclamó con felicidad
— Max
— ¿Si?
Bradley tomo su rostro y acaricio su mejilla con su pulgar.
— ¿Te habían dicho lo lindos que son tus ojos cuando te emocionas y brillan?
Max se quedó perplejo, no tenía idea de que pudiera escuchar ese tipo de palabras dirigidas hacia el mismo alguna vez. Sus mejillas se ruborizaron y algo avergonzado escondió su rostro en el torso del castaño siendo abrazado por él.
— Idiota.
Bradley solo se río levemente y continuaron el viaje acurrucados. Después de unas tres horas finalmente llegaron a Venecia, un lugar lleno de canales y alegría.
— Me siento como en esa película de "Él turista" — expreso Max haciendo reír a Bradley
— Oye Bradley ¿También tienes familia aquí? — preguntó Bobby con curiosidad
— Solo mi abuela que regreso aquí, su país natal, después de que enviudó — respondió con tranquilidad
Mientras comenzaban a caminar directo al hotel Cipriani Max se acercó a su amigo pelirrojo con impaciencia.
— Oye Bobby, supe que tú y melody fueron a conocer a tus suegros ¿Cómo te fue?
— Yo también quiero saber — preguntó Pj emocionado y con curiosidad
— Al principio tenía el estómago hecho nudo amigo, me comieron los nervios. Pero después todo marcho excele en te — contó con seguridad
— ¿En serio? — dijo Max incrédulo
— Si, claro que los tiene intranquilos el hecho de que Melody y Bradley estén casados pero les dije que podíamos resolverlo.
— Esperemos — dijo Pj dudoso
— Tranquilo, se que todo marchara bien — dijo Max
El pelinegro volteo a ver al frente y se encontró con la linda imagen de Bradley, melody y Poet conversando de lo más tranquilos y felices.
— Oigan, es increíble ¿No? Hace unos años jamás hubiéramos pensado que ir a la universidad nos sorprendería de esta manera.
— Si, es increíble amigo. No me pudo pasar mejor cosa en la vida — aseguro Bobby
— El futuro actúa de maneras inesperadas Max — Dijo Pj — siempre puede sorprenderte.
Max reflexionó esa frase, sabía que era cierto pero no creía que pudiera ser de una manera tan impactante como esa. Miro a Bradley y pensó en la forma en como lo conoció y como era su relación ahora. No supo cómo fue pero era algo que simplemente paso, llegó, ocurrió y ahora lo hacía sumamente feliz.
En el hotel apenas llegaron Max quedó impresionado por el lugar. Principalmente tenían reserva en el Hotel Cipriani pero cuando Bradley escucho a Max mencionar la película de "El turista" hizo un pequeño cambio de planes cambiando el rumbo del bote al que subieron.
— No es cierto... — susurró incrédulo
— Quante stanze verranno riservate? — preguntó el recepcionista con amabilidad
— Ci sono tre stanze, per favore. Ho bisogno di quello speciale per me e mio marito, penso che tu sappia quale intendo. — respondió Bradley encargándose de los detalles y el recepcionista asíntio como respuesta a sus palabras
Cada pareja fue llevada a su respectiva habitación siendo Bradley y Max dirigidos a la habitación más prestigiosa del edificio y que Max conocía muy bien.
— ¡No es cierto! — exclamó entre risas incrédulas mirando toda la habitación
— Goditi la permanenza — comento el recepcionista para luego cerrar la puerta detrás de él volviendo a su trabajo
— ¿Te gusta? — preguntó Bradley al pelinegro pidiéndole a los empleados que dejarán las maletas en la habitación y luego se fueran
— Brad, verdaderamente estás loco ¿Cómo...? Bueno para que preguntó es más que obvio — emocionado camino hacia el balcón contemplando la vista — en mi vida hubiera imaginado estar aquí — dijo desde la lejanía para luego volver con el y abrazarlo con fuerza — pero no debiste, esto es demasiado lujoso para mí.
— Darte un gusto de ves en cuando no es malo Max — respondió el castaño — ¿Quieres ver la habitación? — preguntó separándolo un poco
— Si, debe ser hermosa — luego de pensar un poco llegó una idea a su cabeza — ¡No! ¡No es cierto! ¡No!
Bradley solo comenzó a reír mirando como Max corría a toda prisa a la habitación abriendo el armario lleno de joyería, accesorios y ropa de alta costura.
— ¡Brad! — exclamó sorprendido
— ¿Qué? — preguntó sentándose en la cama aún riendo un poco
— Si vas a estar así todo el viaje...
— ¿Qué? ¿Me matas?
Bradley tomo el cuerpo del pelinegro con sus manos y lo atrajo hacia el haciendo que se siente en sus piernas.
— Solo digo que ya estás llegando a extremos — respondió Max acomodándose un poco para estar en una mejor posición
— Solo quiero consentirte
— Pero esto es demasiado
— ¿No te gusto?
— Si pero... — Max suspiro y un poco más relajado acaricio el cabello del castaño y beso si frente — se que quizás este es el único lenguaje de amor que has conocido debido a todo lo que has vivido pero no es necesario. Créeme, no necesito que me llenes de regalos para saber que me amas. — Hablo con suavidad
— Lo se... Pero me gusta hacerlo — respondió en el mismo tono
— Que sea de ves en cuando ¿Si? No siempre y no tanto — suplico Max acurrucandose en el hombro de su novio
— Está bien, pero al menos déjame consentirte en este viaje ¿Si?
— de acuerdo pero no mucho
Después de un rato Bradley estaba leyendo un libro sentado en el borde de la cama matrimonial mientras que Max se maravillaba con la vista a través de la ventana abierta.
— Esto es hermoso.
— si... — respondió Bradley desinteresado, estar tantas veces ahí por asuntos familiares hacia que su disfrute fuera menos, podría decir que conocía el lugar al derecho y al revés y ya no lograba maravillarlo tanto.
Max al notar su respuesta tan amena decidió tratar de iniciar una conversación.
— Así que... Tu abuela es de aquí ¿No? Es sorprendente. Tu abuela es italiana, tu madre y tu tía inglesas... Y tu papá americano. Eres como un pastel de diferentes sabores — bromeo
— Agrégale que mi bisabuela paterna es francesa.
— ¡WOW! Oye en serio, tu familia si que es toda una telenovela — dijo entre risas
— Así es cuando todo tu linaje se basa en matrimonios arreglados.
— Es bueno saber que contigo se acaba esa mala costumbre.
— Si, bueno yo me daré un baño y luego nos prepararemos para ir a cenar — dijo el ojiazul dejando el libro de lado para luego levantarse y dirigirse al baño.
— Oye ¿Y como debo vestirme? — preguntó Max con curiosidad
— Ya te imaginarás — le sonrió y se fue cerrando la puerta tras él
Max podría darse una idea y solo soltó una risa tonta imaginando como podría ser su noche y los siguientes dos días en Venecia.
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