~39
Esa misma tarde Max logro convencer a Bradley de visitar a su familia. El castaño no le agradaba mucho esa idea pero Max estaba más que entusiasmado. Ambos estaban frente a la puerta de una enorme mansión.
— No creo que sea buena idea — comento Bradley dudoso
— ¡Ay vamos! No puede ser tan malo, después de la experiencia con tu papá nada puede ser peor — alentó el pelinegro estando de buen humor
— Bueno si pero eso no quita que puedan dar comentarios ciertamente incómodos cielo.
— Puedo con eso
Max tocó el timbre y Bradley solo suspiro esperando lo peor. La puerta se abrió y frente a ellos estaba la tía de Bradley quién dibujo una sonrisa muy amplia sobre su rostro apenas noto la presencia del castaño.
— ¡Harrison! Que alegría volver a verte — saludo la mujer muy contenta apenas ver a su querido sobrino
— Hola... — correspondió Bradley el saludo pero de mala gana
— ¿Y este chico? — preguntó su tía un tanto confusa al ver a Max
— Buen día. Soy Max, Max Goof — saludó amablemente extendiendo su mano — Es un placer conocerla.
— Si... Igualmente, entren — pidió la mayor sin mostrar mucho agrado al ver a Max y su distinguida apariencia.
Ambos entraron a la enorme mansión. Bradley se notaba neutral mientras que Max observaba todo el lugar maravillado, cada detalle de la casa era todo un espectáculo a sus ojos. La decoración a simple vista se veía sencilla pero a la vez elegante con una paleta de colores entre grises y azules oscuros pero sin perder su estilo.
— Por desgracia tu tío está ahora de viaje y no volverá hasta dentro de dos días y tu querida prima está ahora en la universidad así que la casa está prácticamente sola, claro, a excepción de mi — se señaló a si misma excluyendo trabajadores y mascotas
— creí que mi tío podría ayudarme a aclarar algunas cosas sobre el misterio pero, tal parece, no podré contar con su ayuda — pensó Bradley para si mismo — Bueno, al menos estás tú para verte y saludarte tía. Aunque ya nos habíamos visto en la cena de navidad hace meses siempre es bueno un reencuentro familiar. Verás estaré en unas vacaciones por algunos lugares de Europa y me pareció buena idea comenzar por aquí.
— Tan considerado querido sobrino, claro que eso no es muy común de ti. Me imagino que eso del matrimonio te ha ayudado a mejorar tu manera de mirar las cosas — comento sonriente
— Claro...
— ¿Y tú a qué vienes jovencito? No es por ser grosera pero estoy muy segura de que no eres parte de la familia como para que vinieras a una visita — preguntó mirando a Max
— Nop pero lo seré pronto — aseguro el pelinegro con una sonrisa
— ¿Cómo dices? — preguntó extrañada
— Veras tía... — Bradley estaba a punto de explicarle cuando fue interrumpido
— ¿Qué es eso que tienes en la cara?
— Son piercings — respondió Max
— ¿En serio te gusta tener eso ahí?
— Tía por favor, necesito que me escuches — suplico Bradley siendo interrumpido una vez más
— Y qué fachas, pobrecillo, pero debo decir que si vienes para caridad no tengo mucho para ofrecer
— ¿Cómo dice? ¿Caridad? — preguntó Max algo ofendido
— Si, me parece extraño que tengas dinero para ponerte todas esas cosas extrañas en el rostro pero no para comprarte buena ropa.
— ¡Tía basta! Él es mi novio — aclaró Bradley finalmente dejándola impactada
— Exacto — respondió Max sonriente y orgulloso
La rubia mujer avanzo a paso con prisa hacia el sofá más cercano y se sentó, en su rostro se mostraba la decepción y el sufrimiento. Max y Bradley se miraron mutuamente muy confundidos para luego volver a mirarla a ella.
— Bendita sangre de Cristo — exclamó llevando su mano a su corazón — Embriagarme... Dios misericordioso — solloza de forma dramática — apiadate de tu cierva...
— Tía aver basta, en buen modo nunca creí que la noticia de que yo fuera gay te afectará tanto, digo se que no debe ser algo sencillo de procesar pero tampoco es una tragedia — dijo Bradley
— ¡Ay no digas abdeses! Yo y toda la familia sabíamos de tu orientación sexual desde que eras un niño, era evidente — respondió tranquilizando se un poco
— ¿Cómo? — preguntó Max confundido
— A ver tía ¿Qué? ¿Ya lo sabías? ¿Cómo lo sabías si ni siquiera yo lo sabía? — preguntó algo alterado
— Pues una madre lo intuye y la tuya lo tuvo más que evidente ¿Eh? No cualquier niño es tan delicado con la seda de la tela de su ropa y mucho menos pide una poodle de cumpleaños
Max ahogo la risa en su garganta dejando salir una que otra carcajada leve, Bradley lo miro un poco molesto y este solo pudo mirar hacia otro lado fingiendo demencia.
— Y cómo dijo un sabio una vez ¿Quién soy yo para juzgar? Ay tu vive tu vida — ríe — aunque si me confunde un poco el hecho de tu matrimonio
— bueno... Que... Que increíble que lo tomes así pero entonces no entiendo ¿Por qué estás haciendo drama? — preguntó Bradley confundido
— ¿Y todavía lo preguntas insensato? — dijo levantándose del sofá completamente indignada — ser gay no es ningún crimen ¡Pero enredarte con un vagabundo perforado si! Además es un pecado mortal.
— ¡¿Cómo me dijo?! — exclamó Max molesto
Bradley llevo dos dedos a la cien de su nariz con frustración.
— Tú, un Cremanata con un muchacho como este; no, no, no.
— Sigo sin entender cómo es que te diste cuenta antes de que siquiera yo me diera cuenta.
— Una madre conoce a sus hijos desde que nacen, o bueno en este caso sobrino. Que una no lo mencioné o finja demencia es otra cosa. yo siempre supe cuál era tu verdadera naturaleza.
— Si ya lo sabías ¿Por qué nunca intentaste que habláramos al respecto?
— Más que nada, por tu papá.
Ambos chicos asintieron estando de acuerdo con ese punto.
— Y bueno pues...
— Espera — interrumpió el castaño — y sabiéndolo ¿Ibas a permitir que me casará con melody? ¿No que era tu consentido? — reclamo con indignación
— Ay ni me lo recuerdes que tú padre nos puso a todos donde el quería para que esa boda se realizará. Mira — dijo cambiando el tema — yo respeto tus inclinaciones pero lo que no te puedo aceptar es que te hayas fijado en...
— Bueno creo que ya fueron suficientes adjetivos los que me ha señalado ¿No cree? — dijo Max molesto cruzando sus brazos
— Haber tía, please, escucha ¿Si? Antes que nada, yo nunca había sentido algo así por un chico ¿Me explico? Fue algo que solo sucedió y pues... Max despertó cosas en mi que pues...
— ¡Na! Por favor esos detalles no quiero escucharlos. Más bien, deberíamos planear que fueras conociendo a un galán de tu altura, de tu nivel...
Para este punto Max ya no se estaba tomando en serio sus palabras. Solo le ocasionaba risa el enojo que causaban en Bradley. Era una discusión bastante divertida a su parecer.
— Alguien asi como el príncipe Guillermo ¡Ah! Ya se ¿Qué tal Arturo Irabien? Hasta su nombre suena lindo — propuso sonriente
— ¡Tía! Por favor, de verdad no estoy entendiendo nada de lo que me estás diciendo pero, ese tipo el tal Arturo está casado y con una mujer, no con un hombre.
— ¡Ay que más da! Siempre hubo rumores sobre el — comento con una risa burlona — dicen que se casó solo para cubrir un amante. Es guapo, atractivo, de buena familia y con una excelente posición economica.
— Un excelente partido — se burló Max tomando una taza de te que la sirvienta le ofreció
— ¡Tía! No puedo creer que me estés pidiendo esto. Yo no me voy a relacionar con un casado.
— ¿Por qué no? Es divertido — dijo Max a modo de broma
— Max no me ayudes.
— Que buen sentido del humor — señaló la mujer alegre — pero si quisiera saber ¿Qué pasará con melody? La chica tan linda, se vería muy mal como una mujer divorciada.
— Bueno no es como que vaya a durar mucho divorciada a mi parecer. Si nos vamos a divorciar pero, número uno: tenemos que resolver un asunto muy importante y tiene que ver con mi papá.
— Si eso es más que evidente, en cuanto se entere de esto se le va a caer el peluquín.
— Lo segundo: ella está enamorada de alguien más. Por eso rechazo la propuesta de matrimonio en la cena de hace un año.
— ¡¿Enamorada?! Que belleza, el amor es algo precioso.
— De un amigo mío — comento Max
— ¡Que desastre! Pero que ciegos se han vuelto verdaderamente.
— Tía concéntrate, sobre el asunto de mi papá tengo varias preguntas que hacerte. Creo que podría saber más de mi tío pero por ahora solo me quedas tú.
— ¿Y que preguntas son querido? — preguntó con curiosidad volviendo a tomar asiento
Max saco de su chaqueta la ilustración de la joven rubia molestándola a la mayor.
— ¿La conoce?
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