~17
Siendo casi la una de la madrugada los tres llegaron sanos, salvos y despiertos (a excepción de Goofy) a casa de Max. Bradley miro el lugar con atención, para el no era la gran cosa pero tampoco era lo más sencillo del mundo, tenía lo suyo.
— ¿Esta es tu casa? — pregunto bradley volteando a ver al chico que se estaba quitando el cinturón de seguridad.
— Sip, desde que tengo 8 años — respondió algo apagado debido al cansancio que ya sentía.
Ambos bajaron del auto y Max con toda su fuerza tomó a su padre en brazos y con ayuda de bradley, quien le abrió la puerta usando la llave que le dio, llevo a Goofy cargando dentro de la casa dejándolo en su cama. Silvia que ya estaba ahí dormida, en cuanto sintió movimiento se despertó de golpe y algo alterada se puso a gritar.
— ¡Ah! ¡¿Quién está ahí?! — pregunto sentándose y "mirando" hacia todos lados, lo cual era complicado por el antifaz en sus ojos.
— Shhhh — pidió Max llevando un dedo a sus labios
Silvia se quitó el antifaz para dormir de los ojos y miro a su futuro esposo profundamente dormido a lado y a Max frente a ella.
— Ay dios, que susto me dieron. Por un momento creí que ya no llegarían — comentó la pelirroja tapando bien a Goofy con la manta
— Hubo algunas complicaciones, me voy a dormir; Buenas noches — dijo sonriendo el pelinegro para luego salir de la habitación de sus padres
— Descansa pequeño — despidió la mujer con una voz dulce y tranquila seguida de una sonrisa
Max cerró la puerta y volteando hacia las fotos familiares colgadas en la pared miro a su madre y a el de niño, demasiado niño.
~ Yo voy contigo - Brisa Carillo ~
Max le sonrió a las fotos y acomodo una que estaba algo ladeada, en esa estaba su madre riendo al ser salpicada del pastel de cumpleaños de Max que estaba derramando al jugar con el. Max estaba seguro de que la llegada de Silvia no era una invasión ni mucho menos, simplemente era mucha más felicidad para el hogar Goof. Felicidad que su padre se aseguro de conservar todo el tiempo haciendo ambos roles y soportando críticas de las personas a su al rededor, ser padre soltero no era fácil y sabia que su madre estaría orgullosa de ese buen trabajo, aún con los ratos de mal humor de Max. Goofy merecía ser feliz y ambos lo sabían perfectamente, Silvia es una mujer dulce, amable y divertida, perfecta para ser una nueva miembro del hogar Goof.
— ríe bajo — Quién diría ¿No? La familia está creciendo ma — Dijo en voz baja Max a la fotografía.
Casi no recordaba a aquella mujer al estar ausente gran parte de su vida, pero su voz fuerte como opera y risa distinguida como la de su padre jamás saldrían de su cabeza. Suspirando camino hasta su habitación y ahí estaba bradley acomodando y organizando las maletas.
— creí que ya te habías dormido — dijo Max cerrando la puerta
— Si, solo quería... Quería ordenar algunas cosas antes de acostarme — respondió el castaño doblando algo de ropa — tú habitación es un desastre por cierto — juzgo haciéndose el indignado
Max se ríe un poco y caminando hacia el castaño lo abraza por la espalda recargando su mentón en el hombro del mayor.
— ¿Por qué no dejas eso ya y vamos a dormir? Estoy muy cansado y mañana nos espera un día movido — pidió el pelinegro bostezando
Bradley dando los últimos dobleces a una playera queda pensativo respecto a su plan, cadia minutos que pasada lo dudaba cada vez más. No estaba seguro de si lo que hacía era correcto ¿Qué carajos pensaba? Por supuesto que no es correcto, pero era lo necesario¿No? Suspirando dejo la playera en su lugar y puso sus manos sobre las de Max que estaban rodeando por completo su pequeña cintura (que podría jurar, estaba creciendo y eso le preocupaba)
— Max... Quisiera saber ¿De verdad te gustó tanto como dices? Porque... Antes de proponerte que fueras mi novio... — titubio el castaño algo nervioso
— ¿Proponerme? — pregunta Max riendo al recordar que no fue una propuesta como tal
— Bueno, antes de ordenarte que fueras mi novio — corrigió — tú tenías interés en otras chicas y yo no te pasaba ni por la frente — expreso bradley inseguro
— Brad, admito que si; pensaba en otras chicas, pero literalmente tú no salías de mi cabeza — confesó el castaño sonriendo
— ¿En serio? — pregunto sorprendido e incrédulo
— Al principio creí que era porque te odiaba o algo así, pero luego de que me ordenaste ser tu novio y pasar tiempo juntos, me di cuenta de que no era odio. Era una pequeña obsesión y algo de cariño hacia ti. Cariño que podo a poco a ido creciendo — expreso el pelinegro con los ojos cansados que se abrían y cerraban sintiéndose cada vez más cansados
— Max... Creo que tenemos que... — bradley estaba a punto de confesarlo todo otra vez hasta que fue interrumpido por los ronquidos de Max quien se había quedado dormido aún estando de pie.
Bradley riendo al verlo dio suaves caricias a su mejilla y lo ayudó a recostarse en la cama. Mirándolo a hi tan en calma se sintió peor, suspirando camino hacia la ventana y mirando las calles vacias y cubiertas por el manto oscuro de la noche reflexiono si lo que hacía estaba bien.
Volteando hacia una maleta se dio cuenta que había traído una de Goofy por error, dicha maleta contenía en su interior el brillante trofeo de los juegos extremos, las palabras tan serias y estrictas de su padre se repitieron en su cabeza una vez más. Al instante volvió a mirar a Max, luego una vez más al trofeo y otra vez a Max. Suspirando creyó que lo que más necesitaba era un consejo de su madre, pero sabía que en cuanto la mujer se enterará de todo le haría de todo menos darle un consejo.
Suspirando se acercó a la maleta de Max buscando algo en especial, de ahí saco el oso de Max y sonriendo la puso donde debía estar, en los brazos de Max. Luego de una rutina de noche perfecta ambos estaban rendidos en la cama, en un orden de bradley pegado a la cama, Max en medio y bubu a la orilla de la cama siendo abrazado por el pelinegro.
Por la mañana, unos gritos femeninos despertaron a los jóvenes desde su habitación.
— ¡Oigan! ¿Pero a donde me llevan? — preguntaba Silvia confundida recién levantada
— El novio no debe verte — ordeno Minnie quién se llevaba junto a Deisy a Silvia fuera de la casa.
Bradley estaba confundido, siendo que no reconocía ninguna de esas voces y optó por levantarse de la cama bostezando. Max por el contrario se recostó para volver a dormir.
— Max, maxie levántate — pidió bradley poniéndose de pie
— No gracias, lo are después — respondió Max sin ganas acurrucándose en la cama
— Eres un flojo, levántate — ordeno el castaño quitándole la manta de encima a Max
El pelinegro renegó y simplemente le dio la espalda para seguir dormido. Bradley con una sonrisa se le ocurrió una idea y al segundo le dio al pelinegro un ataque de cosquillas.
— ¿Cómo te atreves a darme la espalda galán? — bromeó bradley siguiendo con las cosquillas
Max comenzó a reírse a carcajadas forcejeando y tratando de quitárselo de encima. Por el contrario bradley se puso encima de el siguiendo con las cosquillas.
— ¡Brad basta! — entre risas — me dolerá el estómago — siguió riéndose
Max atrapó las manos de bradley y dándose la vuelta lo dejo abajo de el haciendo que ahora el estuviera recostado y Max sobre el sosteniéndole las muñecas con fuerza por arriba de su cabeza.
— Basta — exigió Max mirándolo con seriedad
— Vaya, el novato se puso rudo — bromeó bradley entre risas
— ¿Rudo yo? Eres un... — antes de decir algo es interrumpido por la puerta que comenzó a abrirse
— ¡Ay! Lo siento hijo, Ajio — se disculpo Goofy avergonzado
— ¡Pa! — grito Max avergonzado y molesto
— lo olvidé perdón — Goofy cerró la puerta, la tocó y luego la volvió a abrir — solo les iba a decir que ya está el desayuno — comentó el mayor y luego se fue cerrando la puerta
— Carajo... Lamento eso yo... — se disculpo Max pero otra vez se vio interrumpido
Bradley tomó la camisa roja del chico y lo jalo hacia el para besarlo, finalmente decidió a que ambos lleven a cabo un acto que por mucho han estado negando.
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