Capítulo 8
Daniel.
Los días pasan rápidamente y cada vez que pasa el tiempo tengo más metida a ____ en la mente, es una chica hermosa, no es la típica zorra que se acuesta con cualquiera, de hecho, creo que aún es vírgen, no lo sé en realidad, pero si es así, quiero ser el primer hombre que folle con ella.
Me encanta que se haga la dura, me pone muchísimo que se resista tanto a darme un simple pico, ya me la imagino gimiendo mi nombre, tiene que ser fantástico, pero tengo que darle tiempo al tiempo, conquistarla; no tengo idea de como conquistar a una chica, pero ya luego veré eso, estoy dispuesto a hacer lo que sea por pasar un buen rato con ella.
Por un momento he creído que la rubia que se encuentra gimiendo debajo de mí es la hermosa castaña, acelero mis embestidas y la beso apasionadamente, tengo que olvidarme de ella por un momento, no es normal que piense tanto en ____ estando con otra chica.
El sillón se movía de su sitio, pero yo no paraba; gruñí totalmente excitado recordandola nuevamente, joder, si sus pechos y su culo me vuelven loco no me quiero ni imaginar cuando los tenga sólo para mí; gruñí nuevamente cuando sentí que ya iba a llegar y al instante noté como las manos de la rubia viajaron hasta mi cabello, pero de inmediato las aparte reteniendolas arriba de su cabeza.
Nadie me toca el pelo.
Segundos después explote, pero aún no me había saciado. Caímos rendidos en el sillón, pero me aparté para no aplastarla.
—Eso fue fantástico.- dice agitada, pero la ignoro centrándome en mis pensamientos.—Bebé, te noto algo ido...- me acaricia el pecho.—¿Pasa algo?.
Me levanto de su lado y me pongo el bóxer.—Nada... Pero es hora de que te vayas, preciosa.
Ella se levanta con el ceño fruncido y coge su ropa, camino hacía la ventana observando la ciudad, no quiero ver a la rubia, lo único que quiero es que ___ salga de mi mente un puto momento. Necesito entretenerme, estár ocupado y qué mejor cosa que hacer ejercicio.
De pronto siento como alguién me abraza por atrás y giro topandome con la chica cuyo nombre no se me ha quedado.—Me voy...- dice sonriendo coqueta.—Pero hay que volver a repetir otro día.- muerde su labio.
—Lo siento, nena, no repito otra vez... Date por satisfecha, eres afortunada.- digo de forma egocéntrica y ella alza una ceja.
Sin decir nada más se da la vuelta y sale de mi apartamento dejándome sólo. Camino hasta el baño y me doy una ducha corta.
Al salir me pongo ropa deportiva y decido ir al gimnasio, salgo de allí topandome con el idiota de Calum, es mi compañero de piso.—¿Cómo te fue con la rubia?- pregunta burlón.
—Le doy un siete, no estuvo tan mal.- me encojo de hombros.
Él ríe y le lanzo las llaves del apartamento para después seguir con mi camino. No sé porque me siento así, es como una necesidad y de alguna manera siento que me estoy metiendo en una zona de peligro.
Me subo a mi auto deportivo y cierro la puerta quedando en completo silencio, trato de relajarme, pero en mi mente aparecen imágenes de ella moviéndose sobre mí, acariciandome, gimiendo, ¡mierda!, quiero besarla, tocarla, perderme en sus curvas, quiero hacerla mía, soy un jodido enfermo, ¿cómo puedo pensar así de una chica tan dulce?.
Maldigo mentalmente y decido ponerme en marcha de una buena vez.
[…]
Apenas son las cinco de la tarde y veo que hoy, jueves, hay varias personas en el gimnasio, en especial chicas, tomo la pequeña toalla azul que se encuentra en mi maleta y me limpio el sudor de la cara para después tomar de mi botella de agua, pero cuando la cierro noto como todas las mujeres del lugar me están viendo como si fuera comida.
Sonrío de lado divertido y veo como varias se muerden el labio y otras me devuelven la sonrisa, paso la mano por mi cabello para que esté más o menos presentable robandome así varios suspiros.
Sin más, camino hacía las pesas, pero una vista increíble me hace parar por unos segundos.
Joder, tío.
Sé a quien pertenece ese culo, a la chica que no ha salido de mi mente éstos últimos días, mi pequeña flor, es su apodo desde hoy ya que es muy hermosa y pequeña, ¡____, ____!, es obra del universo comenzar a vernos tan seguido.
Está en la máquina de dar pasos o como se llame; su culo va de arriba hacía abajo con el movimiento y no me lo pierdo ni un sólo segundo.
Oh, joder, que ganas de tocarselo.
Mi mirada está fija en ese hermoso y apetecible trasero mientras siento mi boca hacerse agua.
Ahora entiendo porque se carga ése cuerpazo a su corta edad, viene al gimnasio, ¿pero desde cuándo?, núnca la había visto por aquí, quizá viene más temprano o más tarde que yo, no lo sé, y por la manera en la que usa la máquina mientras escucha música estoy seguro que no es la primera vez que viene, pero seamos honestos, si la hubiera visto desde antes mi mirada hubiese estado clavada todo el jodido rato en ella.
Menudo trasero.
Veo como baja el ritmo, al parecer ya ésta acabando su rutina. Sonrío para mí mísmo y me acerco a ella para fastidiarla un rato, pero una chica se acerca a mí, cosa que me exaspera, no quiero ser grosero.
—Hola, guapo.- dice jugando con un mechón de su cabello.
No está tan mal, es guapa.
—Hola, preciosa.- sonrío de lado causando que casí se corra ahí mismo.
—Me llamo Irene...- se muerde el labio.
Pero ____ pasa frente a mí e inmediatamente dejo de hacerle caso a la chica esa cuyo nombre no sé, ni me interesa.—¿Pero qué es ésto que ven mis ojos?.- digo acercándome a ella y sólo para fastidiarla observo sus hermosos pechos.
Sé que le jode que haga eso, pero mientras más le jode, más me gusta molestarla.
—¿Qué haces aquí?...- dice poniendo una de sus manos en su escote para ocultar sus perfectos cenos.—Tú eres imbécil, no tienes remedio.
Me río ante su comentario, pero la sonrisa no desaparece de mi rostro al notar como ella se cruza ésta vez de brazos frente a sus pechos para que deje de verlos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top