Capítulo 4
Apenas había bebido tres margaritas y ya me sentía algo mareada, por suerte todavía podía caminar por mí misma. Habíamos estado un buen rato ahí sentadas y aún no había visto por ningún lado a Daniel, cosa que me molestaba un poco.
Un chico alto y algo rubio se acercó a nosotras y sacó a bailar a Karina, cosa que nos causó un poco de gracia ya que ella no quería y él era muy insistente, pero al final terminó aceptando. De pronto algunas personas empezaron a aplaudir y a felicitar en lo alto a alguién de la nada; giramos todas en dirección a la entrada principal para ver de quien se trataba encontrándome así con el rostro serio de Daniel.
El rey ha llegado.
Esta vez iba vestido de manera casual, es una mierda que se tenga que ver tan atractivo cuando va todo de negro como si fuera un funeral; llevaba una chaqueta de cuero, una camisa, un pantalón de pitillo y unas botas.
Tres chicos que al parecer eran sus amigos estaban junto a él sin apartarse, se veía que se conocían de bastante tiempo por la manera en la que hablaban. Entraron en el área V.I.P. y él se sentó en medio dando a entender que era el líder de aquél pequeño grupo.
—¿Quieres cubeta para la baba?, porque yo sí...- susurró Lara en mi oído.
—No lo estaba viendo.- mentí parandome del asiento frente a la barra.
Ella alzó una ceja mientras sonreía de lado.—Oh, claro, claro.- dijo burlona.
Giro a verlo nuevamente y observo sus ojos achinarse mientras se ríe, sus dientes blancos y su tupé peinado ésta vez a la perfección. Todo él me cautiva, posee físicamente lo que me gusta de un hombre.
—Vean a Karina.- dice Karen mientras se ríe.
Veo como tiene cara de harta por aquél chico que no la deja que se aparte ni un solo segundo de su lado y no puedo evitar reír, nos estaba pidiendo ayuda a gritos con la mirada, así que decidí ir a rescatarla, me acerqué a ellos, pero frunci el ceño al ver como todo estaba borroso.—Ey, Karina... Es hora de irse.- hablé lo más neutro que pude.
—Oh, sí, sí...- dijo poniéndose a mi lado.—Adiós, fue un gusto conocerte.- me jaló sin dejar al pobre chico responder.—Gracias, te debo una.
—No es nada...- la observé fijamente con una sonrisa en mi rostro.
Ella frunció el ceño.—¿Estás borracha?.- preguntó seria.
—¿Yo?... No.- mentí, pero al parecer no me creyó.
Veo accidentalmente hacía donde está Daniel y su séquito llevándome una sorpresa al visualizar que todos me están observando fijamente, pero mi piel se pone de gallina al ver como el líder desciende de abajo hacía arriba por todo mi cuerpo sin escrúpulo alguno con su intensa mirada y siento que comienzo a quemarme. Decido ignorarlo y vuelvo mi atención a mis amigas las cuales están hablando muy animadas y me uno a su conversación.
—Oye...- Karina llama mi atención con una medio sonrisa en el rostro, como si quisiera ocultar las ganas que tiene de reír y las chicas también deciden prestarle atención.
—Dime...- respondo sin más.
—Te está mirando.- trata de ser disimulada.
La encaro sin saber a que se refiere y al parecer todas se han dado cuenta menos yo.
—¿Quién?- pregunto algo borde, recorriendo el lugar con la mirada sin saber de quién hablan cuando me topo con la mirada fija de Daniel.—¿Qué dices?, de seguro está viendo a alguna de ustedes.- trato de ocultar mis mejillas levemente rojas.
Aún así no puedo evitar ponerme demasiado nerviosa; no sonríe, pero tampoco está serio, simplemente mantiene su mirada sobre mí. No sé como reaccionar ya que me he quedado paralizada ante aquellos ojos cafe oscuros.
—Sí, sí a alguna de nosotras.- se burla Lara.
—¿A caso no ves bien?- me pregunta Karen.
—Ya cállense, no me mira a mí.- aclaré borde.—Ahora regreso iré al sanitario.- trato de safarme de ellas y busco el baño por todos lados hasta que lo veo y entro de sopetón.
Me veo en el espejo y suspiro más calmada, la imágen de Daniel no para de pasearse por mi mente cada vez que cierro los ojos, su intensa mirada y sus labios rosados pueden llegar a excitarme en éste momento. Impone lo suficiente para ponerme nerviosa en cuestión de segundos, no está bien pensar tales barbaridades sobre el fuckboy, pero en éste momento tampoco puedo impedirlo. Es la primera vez que alguién me hace pensar de esa manera tan sucia.
No sé porque, pero siento la necesidad de que vuelva a sonreír como minutos atrás y observar como se le achinan los ojos.
Saco aquéllas ideas de mi mente y respiro profundo por última vez mientras arreglo mi cabello, cuando escucho que la puerta del sanitario se abre de golpe para luego volverse a cerrar dejándome ver el reflejo de Daniel por el espejo el cual se mira algo molesto. Me doy la vuelta para encararlo, pero él al verme camina hacía mí y me arrastra hasta meterme a uno de los baños junto a él.
—¿Qué ha...- tapa mi boca sin dejarme hablar y noto como desprende un olor increíble a colonia de hombre.
Mi debilidad.
—¡Shhh!.- susurra en mi oído causando que leves espasmos troten por todo mi cuerpo.
Escucho como la puerta se abre y unos tacones golpean el suelo.—Daniel, sal de donde quiera que estés, imbécil.- habla molesta.
Frunzo el ceño sin entender y él destapa mi boca haciendo que su mano descienda hasta mi cadera, él observa mis labios y yo simplemente veo su rostro perfecto.
—Sé que estás ahí.- la voz de aquella mujer resuena por todo el lugar.—¡Estúpido, gilipollas!.- exclama y sin más se larga azotando la puerta del baño.
Lo empujo haciendo que se aparte y salgo del baño aterrada.—¿Y esa quién era?- pregunté nerviosa por su presencia.
—Una amiga...- responde con sarcasmo causando que me moleste.
—Claro, una amiga.- ruedo los ojos.
—No te incumbe.- dice serio.
—¿Sabés?, eres un idiota.
Él alza una ceja y tensa la mandíbula.—Sólo no te metas en mis asuntos.- sin más, se larga dejándome sóla.
¿Qué fue eso?.
Lo que tiene de guapo, lo tiene de imbécil.
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