Capítulo 3

Las chicas corrieron hacía él para que les diera un autógrafo y unas le pedían descaradamente que les firmará un ceno, pero claro, él no reprochaba y lo hacía, idiota.

—¿Qué dicen si vamos por alguna bebida?.- preguntó Karen.

Todas asentimos y nos acercamos a un puesto que había allí, las demás pidieron una cerveza, excepto yo que opte por un jugo de naranja natural.

De pronto Lara se acercó como loca.—Tienen que ver ésto...- se bajó el escote de la blusa mostrándonos el autógrafo que llevaba ahora marcado en el ceno derecho.—Joder...- alucinó.

Rodé los ojos algo irritada de que una de mis amigas haciera eso, pero qué va, es su problema.

—Habrá una fiesta por su logro, ¿vamos?- dijo Karina.

—No, yo no iré...- les informé, de pronto mi celular comenzó a sonar interrumpiendonos.—Ahora vuelvo.- dije al ver que me estaban llamando.

—No te vayas muy lejos.- pidió Karen, pero la ignoré.

Era un número de casa, cosa que se me hizo rara.—¿Hola?.

¡Cariño, soy yo!, tu abuela.- aclaró haciendo que esbozara una sonrisa.—Solo te llamaba para saber si no necesitabas algo.

—Tranquila, abuela... Estoy bien.- hablé con ternura.

—Vale, si necesitas algo no dudes en llamarme, mi niña.

—Lo haré, gracias por llamar, te quiero mucho.

También yo, linda... Hasta pronto.

—Adiós, abue...- dije antes de que colgará.

Guardé mi móvil y al levantar mi rostro, mi vista se nubló por lo que estaba en frente de mí, era una moto hermosa, estaba en un lugar algo alejado de todos, sin embargo, aún podía visualizar a mis amigas charlando y riendo, volví mi vista hacia el hermoso transporte que estaba justo ante mi vista y al darme cuenta de quien era mi piel se puso de gallina, era de él, era de Daniel.

Metí mis manos entré mis bolsillos traseros y me quedé parada viéndola, era negra como la noche y hermosa de admirar.

No me fío mucho de él, pero me provoca mucha curiosidad y eso que nisiquiera he visto su rostro. Me gustaría saber porque es así de intocable, como todos suelen decir... Todas las chicas van detrás de él con las bragas por los tobillos, ha de ser guapo, ¿no?.

—¿Te gusta lo que vez?...- preguntó una voz suave, ronca y varonil detrás de mí causando que casi me paralice.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo y no quería siquiera voltear a ver de quien se trataba.—Lo siento, simplemente me ha llamado la atención... Es hermosa.- digo lo más sumisa que puedo sonar aún sin girar a ver.

—No debiste hacer eso.- me rodea quedando delante mía y vaya sorpresa que me llevo.

Es él.

Aún lleva el casco puesto haciendo que luzca intimidante y noto que mi pequeño cuerpo es una gran diferencia con el suyo; es más alto, más fuerte, más todo.

Él se desabrocha el pasador del casco debajo de su mandíbula y éste cae por los lados.

—Lo mejor será que me vaya...- me doy la vuelta decidida a irme.

—Espera...- su voz profunda me destabiliza y volteo a verlo desde donde estoy parada.

Él se saca el casco dejándome ver por primera vez su rostro y juro que el corazón casí se sale de mi boca y las bragas casi se me bajan solas.

Sus ojos oscuros levemente rasgados son hipnotizantes al igual que sus labios rosados y con forma, sus cejas son gruesas y masculinas, sin perder forma... Su mandíbula dura y cuadrada contrasta con su rostro simétricamente perfecto, su mirada me inquieta, es segura y profunda... Ahora entiendo porque es todo un rompecorazones.

—Ven aquí.- ordena.

Me acerco con nerviosismo a él y desde tan cerca sus facciones son mejores de admirar.

Se sube a su moto haciéndome ver indefensa y esboza una sonrisa de moja bragas.—Dime tu nombre al menos.- pasa una de sus manos por su tupé despeinandolo más.

—Me llamo ___.- respondo deleintandome con su rostro.

—Vale, ____... Núnca nos conocimos- sin más enciende su moto llamando la atención de varias personas.

—Como digas..- respondo siguiéndole la corriente algo molesta por su forma de comportarse.

Me observa por última vez y noto como clava la vista en el escote de mi blusa. Que descaro.—Nos vemos en la fiesta. — Sin más que decir se marcha dejándome sóla.

Que hombre tan bipolar.

¿Qué hacías con él?.- preguntan mis amigas acercándose sorprendidas.

—Es un imbécil.- recalqué.—Nada humilde, idiota.- escupí molesta.

—No puedo creer, te dijimos que no te acercaras a él.- habló Lara.

—¿Saben qué?, iremos a esa fiesta.- dije segura de mis palabras.

Ellas se hecharon miradas las unas a las otras sin entender porque mi cambio repentino de actitud.

—Tienes que contarnos que te dijo, tía.- habló Karen desesperada.

—Nada interesante, ya vamonos.- sentencié y sin más nos acercamos al auto para después ponernos rumbo hacía la fiesta.

[…]

El camino estuvo callado, al parecer la fiesta no era tan lejos ya que llegamos rápido. Era un club nocturno y muchas de las personas que estaban antes en la pista ya estaban aquí.

Karen estacionó su auto y giro a verme.—No te acerque a él, es enserio.- advirtió.

—No es por nada, ____, pero no queremos que te haga daño.- dijo Karina preocupada mientras Lara asentía viéndome con pena.

—Ya, está bien... No me acercaré a él, lo prometo.

—Vale...- dijeron al unísono.

Nos bajamos del auto todas asegurandonos que las puertas hayan quedado cerradas y sin más que hacer entramos.

La música era alta y todo estaba patas arriba, habían borrachos, drogados, parejas de todo tipo besándose, gente bailando por todos lados, era un caos, como en todos los sitios así.

Nos acercamos a la barra de bebidas y ésta vez pedí una margarita juntó con las chicas... El bartender nos dió las bebidas y no estaba tan segura de probarla, no suelo tomar alcohol y no porque no me guste su sabor, si no, porque me agarra muy rápido y me suele poner muy hiperactiva.

—Prueba, está deliciosa...- me dijo Karen al ver mi inseguridad.

Observé unos minutos más la bebida y tomé un poco de valor antes de beberla por completo y pedir otra ronda.

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