Capítulo 24

Al llegar a mi clase de historia me senté sóla en una de las últimas filas, coloqué mi bolsón en el escritorio y decidí apoyar mi cabeza en éste mismo al rededor de mis brazos, pero fue en ese instante en el cual mi celular comenzó a vibrar sin cesar.

Busqué rápidamente en mi mochila hasta por fin encontrarlo.

Número Privado

Aceptar ✔                       Rechazar

Fruncí el ceño cabreada; nuevamente aquél número privado volvía a molestarme.

Decidí atender una vez más, con la esperanza de que esta vez sí me respondieran de vuelta y me dijeran cual es su maldito problema.

—¿Quién habla?- pregunté más seria que núnca, pero como era de esperarse, nadie respondió.—Mira, no sé quién coño eres, ni porqué me marcas de la nada, lo único que quiero es que me digas cuál es tu puñetero problema conmigo, así que te vuelvo a preguntar... ¿Quién eres?.

Una respiración pesada comenzó a sonar de forma lenta del otro lado de la línea; un escalofrío recorrió mi cuerpo, esto comenzaba a ser muy creepy.—El hombre que si le dejas, hará que veas las estrellas.- susurraron de forma ronca y grave.

—Vete al diablo.- colgué de forma asustada.

¿Qué carajo?

Suspire tratando se calmar mis nervios y decidí dejar todo así, no quería alterarme más de lo que ya estaba; toqué mi frente y cerré los ojos, la cabeza comenzaba a dolerme, pero unas risas llamaron mi atención causando que posará mis ojos hacía la dirección en la cual escuchaba que éstas provenían visualizando así a Karen, Lara y Carina entrar por la puerta del salón.

De pronto sus miradas se toparon con la mía y éstas pararon de reír poniéndose al instante serias, caminaron hasta llegar a los lugares de en medio y se sentaron en grupo, Karen me veía molesta, mientras Carina y Lara me veían con melancolía.

Después de unos cuantos minutos tomando valor decidí pararme de mi asiento y caminar hacía ellas para enfrentarlas de una buena vez.

Ellas notaron que me acercaba, pero solamente se lanzaron miradas entre sí.—Hola...- dije sin más.

Karen alzó una ceja.—¿Hola?- dijo viéndome de pies a cabeza.

Suspire pesadamente.—Perdón por lo que pasó el lunes, sé que no debí comportarme así, pero me alteré mucho.

Nuevamente se vieron las unas a las otras.—¿Estáis juntos?- preguntó Karen de manera seria.

—Sí... Bueno, no realmente... No lo sé.

—¿Porqué no viniste ayer?- preguntó de igual manera.

Me quedé pensando en si contarles o no, pero qué más da ahora, ¿no?.

—Es que... Bueno... Estuve con él, ya sabes.- rasqué mi nuca de forma nerviosa.

Lara y Carina no decían absolutamente nada, sólo se veían entre ellas y hacían gestos para comunicarse.

—Ese lo único que quiere es meterse entre tus piernas.- declaró.

Nuevamente la sangré comenzó a hervirme, pero trate de controlarme.—Basta, Karen, no hables así de él.- dije lo más neutra posible.

—¡Es la verdad, ___!- exclamó alterada llamando la atención de varios compañeros de clase.

—Cállate...- susurré.

Ella al parecer decidió tratar de calmarse y dejar a un lado la mala vibra.—Escúchame, ____, sé que no debo meterme en tu vida, pero lo único que quiero es que no te haga daño como lo hizo André, tu más que nadie sabe que los hombres como ellos son una porquería.

—Ya basta, Karen...- dije al borde del llanto.

De pronto la profesora entró ordenando que nos sentáramos, y sin más, me marché de ahí molesta y dolida por lo que mi mejor amiga me había hecho recordar otra vez.

[…]

El resto del día me la pasé sóla, no quería volver a discutir más con Karen, parece que no entiende lo que trato de decir, es más, nisiquiera me escucha.

Tomé mis libros de matemática y los guardé en mi bolsón para luego salir, de seguro Dany ya estába afuera esperándome.

Camino rápido por el pasillo hasta por fin estár afuera de la escuela, me despido de unos cuántos compañeros de clase que me encuentro por el camino y justo cuando volteo hacía la carretera logro ver su hermoso coche parqueado al lado del establecimiento.

Veo como varios alumnos observan aquél auto admirados hablando entre ellos mientras las chicas solo mueren de curiosidad por saber quién es el dueño de semejante eminencia.

Zorras.

Camino hacía la dirección de aquél auto deportivo negro, pero algo me detiene, o más bien, alguién.

—____...- sonríe mientras me observa.

Trato de no rodar los ojos harta.

—¡Jorge!.- exclamo sonriendo entre dientes.

¿A caso no entiende que no quiero nada con él?

Quería proponerte algo.- me safo suavemente de su agarre, pero él toma mi mano y rezo por que Daniel no esté viendo está escena desde su coche.

—¿Qué ocurre?- pregunto tratando de ser amable.

Él acomoda mi cabello.—Por favor, acepta salir conmigo otra vez, dame otra oportunidad, prometo no arruinarlo está vez.- suplica.

—Es que... No lo sé, yo no puedo...

—¿No puedes?, ¿porqué?

—No quiero lastimarte, Jorge, eres un gran chico.

—Pero me gustas.- dice con un brillo en los ojos.

—Déjame pensarlo, ¿está bien?

Él sonríe esperanzado.—Como quieras, en cuanto tengas la respuesta, búscame.

Me abraza por la cintura fuertemente apegandome a él y de pronto escucho como un auto pita sin cesar causando que varios se quejen y llamando mi atención.

Sé de quién se trata.

—Debo irme.- lo aparto de mí como puedo.

—____, una cosa más...- acaricia mi mejilla de forma tierna y comienzo a rezar nuevamente.—Te ves hermosa.- coloca mi cabello detrás de mi oreja.

Volteo hacía el auto de Daniel y casi se me sale el corazón por la boca cuando veo que la puerta del coche se abre y él sale con el ceño fruncido y la mandíbula apretada aproximándose hacía donde nos encontramos.

—Ya, ya, ya...- lo alejo como puedo asustada.—Debo... Debo irme.- y sin dejar responderlo me voy de su lado caminando hacía la dirección en la que él viene.

Veo como mira a Jorge y juro que quiero que la tierra me trague, nisiquiera parece prestarme atención, pasó por su lado y lo tomo del brazo para llevarlo lejos, pero él no aparta su mirada de la dirección por donde se ha ido aquél pobre chico el cual no se dió cuenta de su presencia.

—¿Qué pasa, Dany?- digo asustada tratando de calmarlo.

—Sube al auto ahora mismo.- me ordena safandose de mi agarre.

¿Qué?

No.- digo.

Él se voltea viéndome fijamente.—¿Qué?

—No voy contigo a ningúna parte hasta que te tranquilices.

Él vuelve a tensar la mandíbula y sin previo aviso me coge de las piernas haciendo que mi torso caiga por su espalda, nuevamente soy un costal de papas.

—¡Daniel!- me quejo pataleando.—¡Bájame!.

Siento la mirada de todos sobre nosotros y juro que me muero de la vergüenza.

—Será peor si no dejas de moverte.- dice entre dientes.

Llega a la puerta del auto y la abre como puede para luego meterme dentro, rodea éste y está vez el que entra en el carro es él.

—¿Quién era ese?- pregunta cabreado.

—Tampoco pasa nada porque me relacione con alguién.- me quejo.

—Sí que pasa, cuando ese alguién es chico.- recalca.

—¡Puedo hacer lo que me dé la gana!

—¡Mientras estés conmigo no!

—Entonces deja que me vaya.- intento abrir la puerta, pero él me toma fuertemente del brazo.

—Si sales por esa puerta núnca me vuelves a ver.

Jo-der...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top