O2
Los siguientes años de su vida, fueron una tortura constante.
Jungkook estaba creciendo como un verdadero líder de la manada con rapidez, se estaba convirtiendo en un hombre del que la manada confiaba por completo y podía sentirse segura por él. A los ojos de los integrantes de su manada, seguía siendo un joven serio y tímido que sólo compartía con su familia.
Seguía siendo él mismo, mirando al Omega desde lejos y en silencio. Ahora, que tenían diecisiete y dieciocho, Jimin dejándose llevar por su instinto, lograba acercarse al Alfa que siempre lucía igual de sorprendido por estar cerca suyo. Era una escena cómica desde fuera, el alfa mirando a Jimin ayudar a su abuela con las curaciones, Jungkook entrando a su carpa (persiguiendo a sus hermanos), mirándolo desde la esquina de ella o mirando al joven omega en cualquier rincón de la manada, Jimin cumpliendo con sus misiones y luego acercándose al alfa que lo miraba sorprendido, apartando la mirada. A pesar del rechazo aquel día, el Omega no estaba dispuesto a rendirse.
La dinámica estaba establecida, Jungkook mirando a Jimin desde lejos y este acercándose a él con un sonrojo en el rostro y una conversación hecha por el mismo. El alfa se dedicaba a escucharlo en silencio y a asentir, no decía alguna palabra, pero era suficiente para Jimin. Su compañía era lo primordial y poco le importaba que el alfa no dijera mucho.
El problema comenzó a ser cuando los susurros entre los miembros de la aldea se agrandaron con el paso de los días. Notaron que Jimin parecía perseguir al futuro líder, como un completo acosador. Como notaban que Jungkook lucía como si le importase poco, dedujeron lo que podían.
Los susurros pasaron a ser acoso, cuando Jimin se tomó el atrevimiento de llevar un par de flores al Alfa (mientras este los recibía con una expresión seria y un pequeño sonrojo en las mejillas), Jimin recuerda haberle comentado al Alfa que sentía algo por él, en el momento en que cumplió dieciocho.
Justo cuando el joven de cabello oscuro y ojos afilados estuvo por responder, recibió un golpe de parte de una de las alfas de la aldea. El objeto que parecía una piedra o algo parecido, había impactado con su cabeza.
Jungkook había parpadeado lentamente, sus ojos se habían oscurecido y estuvo por perder la cabeza, pero no lo hizo, al ver al joven omega con la cabeza sangrando. Con delicadeza lo había tomado entre sus brazos y llevado a la carpa de la abuela del omega que podía curarlo. El alfa, sin pensarlo dos veces, observó a la mujer con enojo y le había susurrado al oído con el intento de retener un gruñido. "No lo volverás a tocar, jamás." Si aquel día el alfa estaba enojado, no pudo notarlo nadie más que ella y el grupo de algunas personas que se habían formado alrededor de la escena.
Jimin recuerda haber sido golpeado por un objeto extraño y despertar en la camilla que su abuela usa para sus pacientes. El alfa está a su lado con los ojos cerrados, es de noche y sigue tomando su mano.
El joven sonríe ante la sensación reconfortante que se encuentra en su pecho, ver al Alfa dormir, parece ser suficiente para hacerlo ignorar el dolor en su parte inferior de la cabeza, piensa que el rechazo que recibió años atrás había sido un capricho por no poder controlar sus sentimientos, como adolescente. Espera que el alfa despierte y toma su mano para poder dormir un par de horas más. La observa en silencio y juega con sus dedos enredados con los suyos. Termina por admirar su rostro un par de segundos más, cuando decidió dormir. Con una sonrisa en el rostro, se permitió ignorar lo sucedido con la mujer, esperando que aquello no hubiera sido más que un malentendido y su relación con el alfa iniciaría de la mejor manera.
A la mañana siguiente, Jimin estaba sentado sobre su camilla, con el dolor de cabeza más fuerte que horas atrás, la mano del alfa unida con la suya había desaparecido. En cambio, habían sombras fuera de la carpa, que Jimin logró reconocer por las voces a las que pertenecían.
La líder de la manada y su hijo mayor, Jeon Jungkook.
Jimin notó que estaba siendo reprimido por el tono de voz en la mujer y la postura encorvada del joven alfa. El dolor de cabeza no le permitió descifrar a lo que se refería la mujer, pero al arecer dio resultado, cuando el alfa entró a la carpa con las mejillas húmedas y los ojos con la mirada perdida. El alfa, al notar que Jimin había despertado, dejó un beso en su mejilla abultada y revolvió su cabello.
Nuevamente, parecía que las únicas palabras que estaban destinadas a ser dirigidas a él, por parte del alfa, parecían ser una maldición para él, pues, con el omega preocupado intentando acoger el rostro del alfa y este con los labios temblorosos, lo único que logró decirle fueron las palabras que le rompieron el corazón, tal vez por segunda vez en su vida. "Lo siento. No puedo hacerlo."
Y sin explicación alguna, Jimin dejó que sus lágrimas cayeran por todo su rostro, sin importarle nada más que la tristeza que sentía en el pecho
Mientras su herida que estaba tratando de sanar, volvía a sangrar, su abuela llegó a apaciguar su dolor, abrazándolo con fuerza y limpiando sus lágrimas.
¿Quién le hubiera dicho que aquello sólo fue el inicio de unos años dolorosos?
actualización sorpresa!!
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