011.

Jungkook se levantó de golpe, haciendo que su dolor de cabeza se incrementara hasta los cielos. XO Tour Life se escuchaba desde su equipo de sonido, que por suerte estaba a un volumen bajo. Recorrió la cama con su mano, en busca de su chica y se giró rápido a su lugar habitual al no encontrarla. Lo más probable es que ella se había despertado mucho más temprano que él.

— Mierda...

Había bebido como loco la noche anterior. No había nada qué festejar o asistió a una fiesta, él simplemente quiso embriagarse el domingo por la tarde hasta que le dieran altas horas de la noche.

Se arrastró fuera de la cama y posteriormente salió de su habitación, sintiendo como rayo toda la iluminación del resto de la casa. Había mucho silencio, eso era raro.

— ¡Heeeeey!— Seokjin, quien bajaba por las escaleras, festejó al verlo, Kook se tapó las orejas.— ¡Por fin despiertas!

— ¡Hyung, deja de gritar! Buenos días.— Respondió de vuelta.— ¿Dónde está Leehi?

— Buenas tardes.— Corrigió. Jungkook miró el reloj del lobby, pasaba de la una de la tarde.— Ella se fue desde muy temprano, por cierto te dejó el desayuno preparado.

Jungkook sonrió como bobo. Bostezó y se rascó el abdomen. Comería lo que Leehi le hizo y después iría a dormir hasta que tuviera que ir por ella a la universidad. La resaca lo estaba matando.

— ¿Acaso en todo lo que piensas es Leehi?— Jimin salió por uno de los pasillos y siguió a Jungkook hasta la cocina.

— Claro que sí. Le debo todo a ella.

El menor buscó por lo que le había cocinado Leehi, como esperaba, estaba en el microondas listo para calentarse con una notita. Cómelo todo y bebe el licuado que dejé en la nevera. Te ayudará con la resaca. Jungkook arrugó la notita y la metió al bolsillo de sus pantalones.

Jimin recargado en la isla, bufó.

— Yoongi hyung no deja de joder y dice que vayas al taller, que es lunes y tienes que trabajar.— Redactó el mensaje que le había llegado en ese momento. Aunque toda la mañana había sido así, Jimin no despertó a Jungkook porque seguro le iba mal.

— No iré. Estoy que me pudro de crudo.— Jimin hizo una mueca al escuchar eso, ya que, no tenía nada de coherencia.

— No sé cómo Leehi te tolera esas ideas locas que sacas de la nada.— Comentó.— ¿Y cómo que le debes todo a ella?

Jungkook sacó el plato del microondas, abrió el refrigerador para tomar el licuado y posteriormente, arrastró una de las sillas altas que estaban en la isla y se sentó. Jimin lo observó, aún esperando una respuesta. Kook bufó antes de meter el primer bocado a su boca, terminó de hablar y entonces habló.

— Gracias a Leehi, Namjoon me contactó y gracias a eso, ahora soy parte de esta familia.

— Uh sí, aún recuerdo ese día que llegaste, bueno no aquí, en la pequeña casa que vivíamos ante. El punto es que fue el peor día de mi vida.— Bromeó, consiguiendo que Jungkook se molestara, lo cual era su meta.— Pero, ¿por qué gracias a Leehi?

Jungkook suspiró y lo soltó todo.

Él había salido corriendo de Busan en busca de algo nuevo. Nunca tuvo una vida lujosa, le gustaban los retos y por lo mismo siempre estaba en problemas. Sus padres lo tenían asfixiado con tantas ordenes y sermones que lo mejor era la escuela. Así que se fue de casa.

Sus primeros meses en Seúl no habían sido los mejores, pero le gustaban. Sentir la libertad y que el mundo no le podía reclamar nada, era el mejor sentimiento de todos.

Una de sus tranquilas noches por el barrio que vivía, volvía de un bar y uno de los paseos nocturnos que solía dar después de un trabajo. Trabajaba para el gangster del barrio, no estaba orgulloso de su trabajo, pero tampoco se quejaba. Esa noche, la iluminación no estaba en condiciones en el vecindario y era tan tarde que varios puestos y locales ya estaban cerrados, las únicas luces se podían ver a lo lejos entre calles, donde estaban las viviendas.

Poca gente andaba por allí, todas serenas y caminando en silencio a sus destinos; fue entonces, que una chica salió corriendo de uno de los callejones, gritando por ayuda. Ayuda para su padre. Ella ni siquiera se detuvo con Jungkook, lo pasó de largo mientras gritaba para que cualquiera le hiciera caso. Jungkook algo desconcertado, apresuró su paso hasta ese callejón y se encontró a dos hombres, uno de ellos estaba tirado en el piso, lleno de sangre y moribundo mientras el otro, grande y robusto, lo golpeaba sin piedad alguna. El señor en el piso juraba ser inocente, lo gritaba a los cuatro vientos. Entonces Jungkook recordó a la chica y sin esperar a saber la verdad, corrió para ayudar al padre.

Ese día, ni él mismo recordó porqué actuó tan impotente, pero sí recordaba el coraje que sintió al escuchar como el agresor gritaba. Se creía un dios, cuando en realidad era una basura. De un momento a otro, Jungkook no tuvo opción más que sacar la navaja que a veces llevaba consigo y sin pudor alguno, lo enterró en la panza del puerco y en ese momento la chica, Leehi, volvió al callejón con alguien más y esa persona era Namjoon.

No mató al hombre. Casi, sí; pero no llegó al punto máximo. Esa noche, acompañó a Leehi al hospital y estuvo con ella hasta que su padre fuera dado de alta, no sólo eso, Namjoon se había contactado con él para invitarlo a ser parte de Bangtan.

— ¿Así conociste a Leehi?— Jimin tenía una mueca en su rostro. Jungkook simplemente asintió, dando el último bocado de su desayuno.— Qué traumático.

— Bueno ahora lo tenemos todo, nos amamos y su padre está a salvo.

— Sí, pero ella no.— Jimin bromeó, aunque era cierto. Jungkook puso la cara como piedra.— Okay, me voy.

Después de comer, Jungkook tomó una gran botella de agua y volvió a las penumbras de su habitación para dormir, no sin antes poner la alarma, así despertaría para ir por Leehi.

Cuando despertó, lo primero que hizo fue tomar agua, acabándose lo que le quedaba de un trago. Después, apagó la alarma de su celular y se puso de pie, yendo directamente al baño para tomar una ducha. Cuando salió se vistió y secó su cabello.

Aún tenía tiempo para ir por Leehi. Los lunes salía a las cinco de la tarde de la escuela.

Salió de su habitación siendo las 4:20 p.m., él partiría a las 4:30 p.m.

— Hola, Kook.— Liah lo saludó, justo cuando el salía por el pasillo, ella bajaba por las escaleras.

— Hey, ¿cómo te fue hoy?

— Bien, gracias.— Respondió y saltó los últimos escalones que le quedaban, estaba yendo a la cocina por un bocadillo y justo cuando iba a cruzar por la puerta, se volvió a Jungkook.— Hey, este tipo, ¿Yugyeom?— Jungkook se puso más atento.— Bueno, me dijo que estuvo enviándote mensajes todo el día, necesita hablar contigo.

— Gracias.

— No hay por qué.— Entonces entró a la cocina.

Jungkook desbloqueó la pantalla de su celular y le marcó rápidamente a su amigo.

— Hey, Kook.

— Hey, ¿pasa algo?— Fue al grano. Yugyeom estaba a cargo de Leehi y si él llamaba, era por ella.

— Es lo que pregunto.— Yugyeom se escuchaba confundido.— Leí el horario de Leehi de los lunes y ella tiene todas las horas hoy...— Se quedó en silencio, Jungkook no entendía.— Pero amigo, no la ha visto en todo el día. ¿Vino a la universidad?

— Sí, claro que fue...— Jungkook tragó duro.— ¿Y sus compañeros?

— Me he topado a algunos.

— Qué mierda...— Jungkook comenzaba a alterarse.— Gracias, Yugyeom. Voy para allá.

Jungkook colgó y rápidamente marcó el número de Leehi. Buzón. ¿Qué está pasando?

— ¡¡Liah!!

— ¿Qué pasa?— La chica salió de la cocina con un brownie en la boca y varias rosquillas y galletas cargando.

— ¿Leehi fue a la escuela?— Preguntó, consiguiendo una mirada irónica de Liah.

— Claro que sí. Llegamos juntas, como de costumbre, pero es lunes y ella sale mucho más tarde que yo y eso ya lo sabes.

— Mierda...

— ¿Sucedió algo?

— Leehi no está en la universidad.— Jungkook tomó las llaves del Challenger y abrió la puerta principal.— Y no contesta mis llamadas.

*

Jungkook había parecido un loco corriendo por todo el campus de la universidad y le importaba una mierda. Cada minuto que pasaba, más se desesperaba. Llamaba a Leehi y esta lo mandaba directamente al buzón. Todos los de su facultad ya se habían ido a sus casas, pero sin duda habían tenido clases. Leehi no estaba en el campus.

Caminó a todo prisa a su auto, pensando en dónde podría estar, pero no se le venía nada a la cabeza. Su padre no estaba en la ciudad, así que no estaba de visita.

Llamó a todos sus amigos y compañeros de carrera pero nadie sabía. ¿Y si ya está en casa?

— ¿Hola?

— ¡¡Hyung!!— Jungkook gritó al escuchar a Hoseok del otro lado de la línea.— ¿Quién está en casa? ¿Leehi ya llegó?

— Tranquilo, ¿qué pasa?— Fue lo primero que preguntó.— Y no.— El corazón de Kook se hundió en ese momento y la voz de Hoseok comenzaba a escucharla muy lejos.— Estamos todos, menos ustedes dos. Namjoon pregunta que si a qué hora llegan, por cierto.

— Hoseok, tienen a Leehi.

Y colgó.

Subió al auto y salió del estacionamiento a toda velocidad. Voy a matar a esos bastardos. Desde que Hoseok incendió el estacionamiento de aquel bar, la BGH52 solía reunirse en su taller y Kook sabía donde estaba y si era necesario incendiarlo también, lo haría.

Hacía alto cuando un semáforo, completamente ansioso, entonces un mensaje llegó a su celular. Un número desconocido. Jungkook casi estrella el aparato al ver lo que era; era una foto, enfocando un celular que marcaba la hora de hace un minuto, y de fondo, se encontraba Leehi, leyendo algo, pero era ella.

No le estaban haciendo daño, pero prácticamente la tenían en sus manos.

— Hijos de puta.

Revisó todos los compartimientos del auto y desafortunadamente estaba desarmado, tendría que volver a casa y estrenar los nuevos cuchillos militares que había comprado hace poco. Bien, ahora comenzaba a emocionarse.

Esos malditos pagarían.

Jungkook derrapó, entrando a la cochera de una manera tan brusca que Yoongi y Jimin salieron corriendo de la casa. Jungkook ignoró sus gritos y entró corriendo a la casa.

— ¿Y Leehi?— Liah se puso de pie del sofá Chaeyoung, la chica de Jimin también estaba presente, Kook pasó de largo.— ¡¡Jungkook!!

Y debido a la demanda, el menor giró sobre sus talones y volvió a ella, furioso.

— Ellos la tienen.— Dijo tratando de controlar todo su ira y desesperación.— Y los voy a matar.

Taehyung y Hoseok salieron corriendo tras Kook, él fue a su habitación y de un baúl, sacó cuatro calibres y el estuche donde tenía sus nuevos cuchillos.

— Voy contigo.— Aseguró Hoseok.— Leehi es de la familia, esos cabrones no saben lo que están haciendo.

— Me apunto igual.

— Salgo en diez minutos de aquí.— Dijo Kook, metiendo todo a una bolsa de tela.

Los otros dos asintieron y salieron corriendo a sus habitaciones para preparar todo lo que tenían. Conocían a Jungkook; a él no le bastaría con encontrar a Leehi. Él iba por sangre esta noche y nadie lo podía parar.

Kook salió de su habitación, gritando el nombre de Hoseok y Taehyung, Jimin se había unido también. Hoseok ya estaba en la puerta, con las llaves del Mustang en mano, Taehyung y Jimin bajaban corriendo las escaleras.

Y cuando los cuatro estaban a punto de salir por la puerta principal, alguien entró por ella.

— ¿Qué pasa?— Leehi preguntó rápidamente al ver que todos la miraban como si fuera un fantasma.— ¿Amor?— Hizo lo mismo al verlo tan alterado.

Jungkook dejó el bolso caer de sus hombros y corrió a ella, tomándola y viendo si tenía una herida o no.

— ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? ¿Te lastimaron?

— Kook, ¿de qué hablas?

— ¡Te han extorsionado!— Gritó Liah, furiosa también.— Esos malditos...

— Sigo sin entender.

— ¡¿Dónde estabas?!— Jungkook no pudo evitar gritar, Leehi hizo una mueca.

— En el congreso de Educación, el cual te mencioné ayer.

El congreso. Por toda la alteración, enojo y miedo, Jungkook había olvidado al congreso al que Leehi asistiría. Sin embargo, ellos la habían seguido, sabían donde estaba o donde estaría. Y eso dejaba más preocupado a Jungkook.

— Amor, te siguieron.— Jungkook le enseñó la foto que le habían mandado.— Y me hicieron creer como si te hubiera secuestrado.

— ¿Qué demonios?— Leehi le arrebató el celular, sin duda fue de esa tarde. Ahora tenía miedo. Estuvo en peligro todo ese tiempo y no se dio cuenta. Le devolvió el celular a Jungkook y lo abrazó, notando la bolsa que él había tirado.— ¿Qué ibas a hacer?

— Los iba a torturar hasta que me dijeran donde estabas y después los iba a matar.

— Kook...

Leehi tragó duro y por una parte se sintió aliviada porque sabía que él era capaz de eso y que iba a por todas por hacerlo.

Namjoon entró a la escena.

— A partir de ahora tenemos que estar más alerta.— Dijo el líder.— Primero fue el auto de Hoseok, ahora Leehi. No podemos comparar algo material con un miembro de la familia.

En ese momento, Jimin se acercó a Chaeyoung. Ella lo miraba aterrada, pero él sonreía para tranquilizarla.

— Una cosa hay que tener clara...— Yoongi se puso de pie y los miró a todos.— Esto es lo último que permitimos, a la próxima, no quiero que tengan pudor.

••••
ESTUVE TODO EL CAP PONIENDO "HYEJI" EN LUGAR DE "LEEHI" CASI ME MATO AHHHH

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