004.
La gente felicitaba a Soomi por su victoria, Hoseok la observaba desde lejos y por una fracción de segundo sus miradas hicieron contacto visual. Entonces las cejas de Hoseok se juntaron y fuego se esparció por sus venas; entre las personas que se habían acercado a Soomi, había un chico, quien claramente estaba haciendo algo más que un simple coqueteo, pero ella no lo notaba por la emoción aún retenida por la reciente carrera que había tenido. Basta , Hoseok. Ella. No. Es. Tu. Chica. Y decirse eso a sí mismo lo hizo enojarse más.
Ella no era su jodida novia y eso lo hacía sentir la bilis llegar a su garganta.
Y no sabía si estaba enojado con ella, con el mismo o con todo el jodido mundo. Pero sin duda, le hacía rabiar lo mucho que Soomi influía en él sin siquiera hacer algo intencional en su contra.
— ¡Despejen la pista!— Gritó un chico con fuertes cuerdas vocales.— ¡Se viene la carrera principal!
La multitud celebró y empezaron a despejar la zona de inicio. Soomi practicamente llegó corriendo al lado de Hoseok antes de que él subiera al Mustang.
— Hey.— Dijo sin aliento por la corrida que echó.— Buena suerte.
Tenía la intención de acercarse y darle lo que le había prometido hace rato. Sin embargo, notó un humor diferente en el castaño.
— Corriste muy bien.
Soomi arrugó su frente al escucharlo. ¿Sólo dirá eso? Y un bufido se le escapó. Los ojos de Hoseok se le clavaron como navajas al oírla. Ella puso los ojos en blanco y volvió a bufar.
— Sabes, eres el jodido chico más bipolar que conozco.
No necesitaba explicaciones por su repentino cambio de humor, sabía que no arreglaría nada estando a un minuto de su carrera. Además, Hoseok no se las daría. Lo conocía y no le gustaba decir su mierda, por lo menos no cuando estaba en plena crisis de enojo. Hope subió un pie al auto, listo para entrar completamente.
— Cada quien sus asuntos, Soomi.
Soomi asintió, viéndolo entrar al Mustang. Hoseok hizo revivir el motor y ella prefirió darse media vuelta y alejarse de ahí.
Hoseok la miró hasta que llegó al lado de Leehi y Jungkook, más tranquilo que estuviera con sus conocidos, él avanzó en el poco espacio que tenía y alineó el auto. Aún faltaban dos autos por llegar de todas maneras. Tomó su frente y dio un fuerte suspiro. Era hora de correr, tenía que olvidar todo lo demás. Arreglaría las cosas con Soomi después, o por lo menos eso esperaba. Un suspiro más. Hizo una cuenta regresiva de cinco y pronto su mente se volvió en blanco y lo único que le importaba en ese momento era la canción con la que correría.
I Got The Keys se apoderó del Mustang.
Los dos autos participantes que no llegaban habían llegado ya, Namjoon estaba con su parloteo, el cual extendió por ser la carrera más esperada de la noche.
Entonces Hoseok sonrió. La vibración del motor se expandía por toda la maquina, incluyendo su cuerpo. El acelerador se movía impaciente bajo su pie y jodidamente quería que Namjoon diera la indicación de salida. El primer auto hizo sonar el motor, indicando que estaba listo, entonces llegó el momento de Hoseok, siendo el último en la alineación. Joon aclaró su garganta.
— ¡En sus marcas... Listos... Fuera!
Hoseok golpeó el gas después de liberar el embrague y sonrió al escuchar el rugido de su amigo. El Mustang rápidamente tomó la delantera, Hoseok soltó una risa traviesa. Vamos a jugar. Dejó a los otros tres autos adelantarse, pasándose ágilmente justo detrás de ellos en el centro. Ya habían pasado el primer semáforo. Tenía 300 metros para jugar y apodarse del juego. Hizo una combinación de pies y subió hasta quinta, desvió el volante a la izquierda y se metió entre el Trans AM y el Nissan GT, los cuales al verlo tan ligero se hicieron a los lados, dándole un fácil acceso.
¿Quién era Soomi? ¿Qué eran los problemas en el trabajo? ¿Le habían robado alguna pieza? No importaba. Nada importaba en ese momento más que él, su auto y la música que llenaba el ambiente. La adrenalina corría por su venas casi tan rápido como él hacía correr a su musculo. Sin duda, correr era lo que más le gustaba en toda la vida.
Hoseok miró por el retrovisor al momento de pasar el segundo semáforo, el Trans AM se estaba recuperando, sin embargo, el Mercury era el que estaba por alcanzarlo. Cambió la marcha, amando por completo el sonido de las palancas y pedales. Preparó el freno de mano y justo en el tiempo justo tiró de él para dar la vuelta en el tercer semáforo. El olor a neumáticos quemados llegó a sus fosas y aunque el nuevo juego de llantas le costaría un buen billete, no le importó. Le gustaba ese olor.
Subió a primera, paciente bajó a segunda y después de analizar su entorno, preparó los botones del nitro. 3... 2... 1... Boom. Su cuerpo chocó con el asiento, sus manos apretaron el volante con fuerza para no perder el control y desde lo más profundo de su garganta soltó un grito de emoción pura.
— ¡¡Amo esta mierda!!— Exclamó, como siempre, feliz y emocionado.
Pasaba el último semáforo, jugó con las pedales y calculó la meta. Hundió el freno con fuerza y lo último que escuchó antes de entrar en su trance post-victoria, escuchó el festejo eufórico de la gente. Y no pudo creer lo que veía; Yoongi bailando arriba del capo del Charger mientras sus amigos debatían en reírse de él o celebrar de igual manera. Esto era lo que hacía;
Corría por dinero.
Corría por la emoción.
Corría por el mismo.
Toda la calle estaba llena de personas y forrada de autos en las orillas de las aceras. La música se escuchaba cuadras antes y se veían personas caminando hacía la fiesta. Namjoon y Yoongi venían desde su casa, ya que no planeaban estar cargando con todo lo que habían ganado esa noche, por lo que optaron ir primero a casa y dejar todo en la caja fuerte, después juntarse con todos en la fiesta.
— Llamale a Seokjin, dile que abra las puertas.— Pidió Joon.
Yoongi sacó el celular de sus bolsillos del jean y presionó un botón, llevó el aparato a su oreja y esperó a que Seokjin contestara.
— Ya.
El propietario de la casa era un muy buen amigo y socio de otra familia. Su casa tenía un extenso terreno y por eso, casi siempre las fiestas importantes eran en su casa. Y como era de costumbre, éstas siempre terminaban fuera de control. El festejo estaba por cumplir la hora de transcurso cuando Yoongi y Namjoon entraron por la puerta de la cocina. Casi nadie estaba ahí y Suga disfrutó de la tranquilidad mientras podía. Sabía que iba a enfrentar la locura cuando saliera de la cocina. Namjoon empujó la puerta de madera blanca y un choque de música acompañado de euforia fue a lo que se enfrentaron.
— ¡Jimin, bájate de ahí por una mierda!— Seokjin le gritó al risueño mientras corría escaleras abajo.
Jimin estaba arriba de la barra del bar situado en la sala de juegos, al lado de la sala de estar. Bailaba, gritaba y bañaba a las personas que estaban a sus pies con botellas de champán y vodka.
— ¡Hyung, ve por una chica y déjame tranquilo!— Le gritó el pelinegro de vuelta sin dejar de hacer aquello.— Es mi alcohol, no te metas.
— Sólo me quiero ahorrar el escuchar tus lloriqueos cuando te caigas de allí y te fractures un hueso, mocoso.— Se dio la vuelta sin decir más, Yoongi y Namjoon sonreían divertidos por su frustración.— Necesito un maldito whisky. Ahora.
El mayor desapareció entre la multitud, Namjoon decidió seguirlo porque también necesitaba algo de alcohol en su sistema, Yoongi fue al bar donde Jimin estaba haciendo su show.
— ¡Taehyung, ven amigo!— Gritó el pelinegro y pronto su mejor amigo castaño ya estaba arriba con él.
Yoongi tiró de sus chaquetas y puso sus caras a la altura de la suya. Ellos lo miraron frenéticos.
— No quiero que hagan una escena más alterada que esta, ¿de acuerdo?
La amenaza de Yoongi fue suficiente para aquellos dos, después de eso, Jimin y Taehyung siguieron con su diversión y Yoongi se perdió en la fiesta.
— ¿Nos vamos o qué?— Jungkook susurró en el oído de su novia.
Estaban sentados en uno de los sofás del patio. Kook con su vaso lleno de cerveza en mano, ella moviendo lentamente su cuerpo al ritmo de la música.
— Jungkook, por lo menos debemos estar dos horas aquí para cumplir.
Después de la sentencia de Leehi, Jungkook le dio un trago a su cerveza, tragándose también ganas que tenía de muchas cosas para esa noche. Maldición él sólo la quería subir al Challenger y largarse de la fiesta.
— Entonces deja de bailar así pegada a mi cuerpo porque nos iremos aunque no quieras.
Leehi se detuvo, se puso de pie en un segundo y entrelazó su mano con la de Jungkook, hizo que se pusiera de pie y lo abrazó.
— Amor, mejor vamos a bailar para matar el tiempo.— Sonrió como niña buena.
Jungkook encarnó una ceja, dio un largo trago a su cerveza y la lanzó lejos a cualquier parte del césped. Sonrió travieso.
— Te encanta hacerme sufrir, ¿verdad?
Hoseok le dio una calada profunda a su tabaco al ver a Soomi a unos pocos metros de él, ella hablaba con unas chicas, reían y a veces bailaban con la música. Otra calada más; Minsik, un chico que corría también se acercó a aquel grupo, pero sus intenciones sólo eran con Soomi. Tiró la colilla del cigarro y la pisó con su bota con fuerza innecesaria al ver a Minsik hablarle a Soomi al oído y ver cómo ella cubría su boca para reírse. Está actuando linda. Ella no es linda. Es una fiera. Hoseok despegó su espalda de la fría pared y por su cabeza pasaba la idea de irle a cagar la escena a Minsik, y estaba a punto de hacerlo, pero sus oídos se pusieron atentos y se percató que Living Single de Big Sean estaba de fondo.
Sólo aléjate. Estás bien por tu cuenta, Hoseok.
Le gustaba su vida de soltero, estaba acostumbrado a ella. Pero últimamente esa necesidad de estar con Soomi compartiendo una plática o saliva era tan fuerte que comenzaba a enojarse al no lograr ser independiente de esos impulsos. Quería tanto volver a aquellos tiempos donde su única nena era el Shelby que él trataba como la, aquel bello auto que sólo usaba en ocasiones especiales o casuales.
Dio un fuerte suspiro, alejando todos aquellos pensamientos. Se conseguiría una chica esa noche, podría ser la rubia que le coqueteó al entrar o la pelinegra que no lo había dejado de ver desde que llegó al jardín trasero de la casa. Pero antes...
Su brazo enroscó la cintura de Soomi, y tiró de su cuerpo, interrumpiendo su charla con Minsik y una de las chicas. Ella lo miró confundida y con molestia en sus ojos. Hoseok sonrió ladino y acercó sus labios al oído de Soomi.
— No actúes linda. Tu actitud atrevida es la que conquista a los chicos.
Soomi sintió un escalofrío al sentir los labios de Hoseok rozar con su piel hasta finalmente pegarlos. Su boca ligeramente abierta, pero la cerró de golpe y se alejó de él, sonriéndole con despreocupación.
— Cada quién sus asuntos, Hoseok. ¿Recuerdas?
— Claro que lo hago.— Le dedicó una última sonrisa y se alejó de ahí.
Lo último que observó Soomi antes de volver a sus asuntos, fue a Hoseok con una chica en sus brazos, dirigiéndose al interior de la casa.
— Oh, Jimin...— Gimió aquella rubia que había conocido en el bar.
Este último año Jimin había desarrollado un fetiche por las rubias. Pero no cualquier rubia. Sólo aquellas de un rubio oscuro, medio acaramelado. Le gustaba la imagen de ellas con sus cabellos sobre el rostro en medio acto.
— ¿Youngji era tu nombre, no es así, preciosa?— No la dejó contestar, sus labios estaban nuevamente fundidos en los de ella. Su lengua cálida recorriendo cada rincón. Ella como pudo asintió.
— Así.. Así
Jimin estaba haciendo un buen trabajo con sus dedos allá abajo, casi igual de bueno como el de ella al conquistarlo en el bar. Mientras él esparcía alcohol por todo el lugar, ella bailaba a lo lejos y lo miraba coqueta. Park Jimin simplemente no pudo resistirse. Sus movimientos fueron más precisos y largos. La chica casi se venía en su mano y él no pudo esperar más así que incrementó velocidad.
— Oh Dios mío— Youngji pegó sus caderas a las de Jimin al sentir la onda de calor en su estómago, entonces dio su último gemido antes de relajar su cuerpo. El par de dedos de Jimin se retiró de su centro.— Eso fue mejor que la última vez que tuve relaciones con mi ex.— Jimin rió divertido por tal confesión y un nuevo record se agregó a su lista: ser mejor follando con la mano que cualquier otro pito corto.
Ahora sus manos tomaban la cintura de la chica, lo besos bajaron de los labios al cuello, dejando una que otra marca allí y entonces le dijo:— Ésta es apenas una probadita, nena. Vamos a bailar y después subimos por la segunda ronda.
La fiesta se había extendido hasta las tres de la mañana y parecía que no tendría fin. Taehyung había tomado mucho, sin embargo, litros de alcohol ya no eran suficientes para embriagarlo al punto de ser un inútil sin sentidos en función. Le habían ofrecido unas cuantas líneas, sin embargo, esa noche no tenía humor para la cocaína. En las horas que estuvo bailando, tomando y festejando, sólo había alcanzado a ver a Liah desde lejos. Siempre con Gwangmin a su lado. El golpe bajo en su estómago se volvía presente.
Quería irse a casa. Pero no lo haría sin Liah.
Su mirada atrapó la despedida algo cariñosa entre Gwangmin y Liah, estaban en la puerta principal de la mansión. Ella esperó a verlo subir a su Audi R8, cerró la puerta y se giró para ir en busca de su mejor amigo o alguien conocido, sin embargo, Taehyung ya estaba frente a ella incluso antes de que girase su cuerpo por completo.
— Vámonos.— Su voz salió ronca. Liah no alegó, simplemente abrió la puerta de nuevo y salió con Taehyung detrás.
Las luces del Lexus alumbraron toda la calle, el motor rugió como pocas veces lo hacía. Como pocas veces Taehyung lo forzaba. Y fácilmente salió cajón imaginario en el que estaba, el auto de Jimin estaba enfrente del suyo y el de Hoseok detrás. Eso lo hizo pensar en que nadie se había ido además de Jungkook, pero Taehyung estaba totalmente seguro que él se había quedado en donde Leehi. Eso significaba que la mansión Bangtan estaba sola y sin preguntarle a Liah en dónde quería pasar la noche, él condujo a su casa.
— Te vi beber mucho hoy.— Comentó ella, aún buscando una buena canción en el iPod de su mejor amigo.— Puedo conducir yo si quieres.— Taehyung tan sólo negó con la cabeza y se concentró en subir la marcha.— Bien.— Respondió ella y puso Pacify Her de Melanie Martinez, relajándose y hundiéndose en el asiento.
— Ya llegamos, Liah.
Liah abrió los ojos al escuchar la voz de Taehyung. No estaba dormida, simplemente descansaba porque había terminado muerta. Bajó del Lexus y junto a Taehyung caminaron a la puerta principal de la casa; él puso la clave y entraron. El lugar estaba muerto y ninguno de los dos se molestó en encender alguna luz. Subieron por las escaleras hasta llegar a su habitación, mejor conocida como la habitación de Taehyung. Tampoco encendieron las luces ahí, con la luz nocturna que entraba por las puertas francesas de cristal del balcón era suficiente.
Taehyung se deshizo de su camiseta mientras caminaba al armario, sacó los primeros pantalones de chandal que encontró y se cambió los jeans por ellos, por otra persona parte, Liah le dio flojera buscar en su ropa y tomó prestada una camiseta de Taehyung la cual le quedaba grande; se quitó los molestos zapatos, se libró del sostén de encaje que llevaba y agarró su cabello en un moño alto y rebelde. Ella fue la primera en ir a la cama, se acostó en el lado donde acostumbraba y se tapó con las sabanas y cobertor. Segundos después sintió el peso de Taehyung a su lado.
— Buenas noches, Tae.— Dijo ella y le dio la espalda.
— Igual.— Murmuró y también le dio la espalda.
Pero eso no duró mucho.
Taehyung necesitaba el calor del cuerpo de Liah; esa era mucha más calidez de la que una manta le podría brindar. Dio medio vuelta en la cama y la abrazó por la cintura, pegándola a su cuerpo. Pudo escuchar el pequeño suspiro de Liah y después sus pequeñas manos estaban sobre las de Taehyung, acariciándolas.
Después de un rato, ella estaba a punto de caer dormida hasta que sintió a Taehyung enterrar su cabeza en su cuello. Segundos después, sus labios hacían un recorrido de pequeños besos en aquella parte sensible para ella.
— Te necesito.
Liah dio un fuerte suspiro y ligeramente negó con la cabeza.
— Taehyung, para.
Un resoplido frustrado por parte de él.
— ¿Por qué, Liah?— Cuestionó con dureza.— Hemos hecho una promesa, Milky.— Su voz cambió a una llena de tristeza y eso hizo sentir mal a Liah.
Ella se alejó de él, reincorporándose y sentándose en la cama.
— Es sólo que estoy intentando algo con alguien y no creo que esto sea correcto.
— Duermes conmigo casi todas las noches, ¿es eso correcto?— Espetó enojado aún.
— Es muy diferente dormir a tener sexo, Taehyung.
— Terminamos compartiendo la misma cama, ¿o no? Además, no es simplemente sexo, Liah. No es como que me esté follando a cualquier chica que conocí en una fiesta o un bar. Que te quede claro.
— ¿Y entonces qué es?— Lo encaró, Taehyung se sorprendió por eso pero aún así mantuvo su semblante duro frente a ella.— ¿El amor?
Taehyung no dijo nada, simplemente se paró furioso de la cama y abrió bruscamente la puertas del balcón, saliendo a éste para intentar tranquilizarse antes de perder el control. Demasiada mierda había estado soportando esa noche. Liah lo observaba desde la cama y miles de pensamientos se le vinieron a la cabeza.
Sí, era verdad quería empezar algo serio con Gwangmin, pero esa noche fue apenas la primera vez que pasaban tiempo juntos oficialmente. Las veces anteriores era porque se topaban en algún lugar o fiesta. Y lo conocía, había una posibilidad de que Gwangmin se encontró con una chica después de que se despidiera de ella, ¿pero por qué no le hallaba conflicto a eso? ¿Por qué no se enojaba como lo haría cualquier otra chica? Bueno, tenía la respuesta a eso: cualquier otra chica no tenía a Taehyung a su lado.
Taehyung era la razón por la cual no se molestaba o armaba un quilombo.
Su mejor amigo siempre estaría para ayudarla. Así como lo hizo siempre; desde acompañarla a sus citas con el psicólogo, ir al supermercado o ir al centro comercial por alguna prenda que le gustaba, hasta quitarle la calentura que le daba de vez en cuando. Siempre estaría a su lado, y ella tenía que demostrar que estaba del lado de él también.
Salió de la cama, sintiendo el frío bajo sus pies. La noche estaba fresca. Liah se recargó en el marco de la puerta y observó a Taehyung, quien le daba la espalda y apretaba el borde de metal.
— Entra. Vas a enfermarte, Tae.
— Me importa una mierda.— Escupió.
Liah chasqueó la lengua y la mordió para no sonreír. Corrió de puntitas hasta Taehyung y lo abrazó por la espalda, pegándose completamente a él. Tae pudo sentir los endurecidos pezones de su mejor amiga contra su espalda. Puta madre. Era difícil después de que lo había rechazado. La tentación iba a ganarle por tal tacto así que mejor se dio la vuelta. Entonces Liah saltó a él, enroscando sus piernas en su cintura y los brazos en su cuello.
— ¿Vamos a entrar o nos quedaremos aquí?
Él seguía serio ante la sonrisa de ella, así que Liah lo besó y Taehyung no pudo resistirse a eso en lo absoluto. Enrolló sus cintura con los brazos para asegurarla y volvió a entrar a su habitación. Caminó de rodillas en la cama hasta chocar con el respaldo, él se sentó. Liah ahora besaba su cuello y clavículas, Taehyung se encargaba de explorar su cuerpo como por milésima vez. Nunca se cansaría.
— ¡Hoseok y yo ya llegamos!— Jimin gritó desde afuera.— ¡Y los demás están por hacerlo!
— ¡Okay!— Contestaron Taehyung y Liah.
Cambiaron de lugar, ahora ella estaba acostada y Taehyung sobre ella. Prácticamente desgarro su camiseta, dejando todo a la vista. Volvió a besar sus labios, bajó al cuello y posteriormente a la clavícula. Hizo una camino hasta sus pechos y besó cada uno, siguió por el abdomen mientras le quitaba las pantis lentamente. Liah ayudó en eso. Taehyung empezó a trabajar su centro, Liah ahogo un gemido y arqueó su cuerpo al sentir tal satisfacción.
— Sabes que me encanta estar aquí abajo.— Dijo él divertido, Liah rió por lo bajo.
Taehyung volvió arriba para besarla. Liah se sentó sobre sus rodillas estando a la altura de Taehyung. Empezó a desabrochar los cordones del chandal de Taehyung, él la miraba con una sonrisa traviesa, Liah volvió a reír y se acercó para besarlo.
— Sé que mañana me lamentaré por esto.— Dijo sobres sus labios.
Él sonrió encogiéndose de hombros y le devolvió el beso.
— Pero no te arrepentirás. Nunca lo haces.
••••
no recordaba lo mucho que amaba esta historia, tampoco por qué la publiqué, ¡bueno la razón volvió a mí! y estoy segura que estaré clavada en ella más que antessssss, yassssss
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