✧༺Segundo capítulo༻✧
Jungkook no se lo pensó dos veces antes de salir de la cueva en la que había estado por un periodo de tiempo desconocido para él. Él sabía muy bien que eso no era lo que acordó con su gente, pero ninguno de ellos podía juzgarlo.
Acababa de despertar de un sueño larguísimo. Moría de hambre y se sentía asfixiado en ese espacio tan pequeño ubicado en lo más alto de una montaña. El escondite ideal para que nadie pudiera encontrarlo.
El azabache cerró su ataúd con cuidado, y caminó hasta llegar a la pequeña abertura que yacía en la dura cobertura de roca, por la cual se colaba la potente luz de luna de la oscura noche.
Todavía recordaba cuando se decidió que estaría ahí por una larga temporada. Por lo que una sonrisa nostálgica se posó en sus labios y a su mente vino la imagen de esas personas tan preciadas para él, tomándose el trabajo de adecuar esa caverna para que fuera su refugio ideal.
Transportando su cómodo ataúd con el único fin de que descansara sin molestias y cubriendo la entrada lo más que pudieron por protección, dejando un agujero del tamaño justo para que en su forma de murciélago consiguiera entrar y salir sin problema.
Sin embargo, esto último era algo que no debería hacer. Debería esperarlos tal y como acordaron, pero su sed de sangre le jugó una mala pasada.
Así que concentrándose lo mejor que pudo, mutó a murciélago y cruzó la grieta sin medir las consecuencias.
Voló por los aires y analizó lo mucho que cambió la ciudad en la que vivió gran parte de su inmortalidad. Ninguna construcción era como recordaba, pues cada edificación tenía un encanto más moderno y se podía vislumbrar luces de varios colores iluminándolo todo a su paso.
No supo cuánto tiempo se quedó cautivado detallando el paisaje, hasta que bajó la mirada y notó que la zona boscosa seguía estando donde debía. Lo que lo alegró internamente. Ya que podría buscar algún animal pequeño como una ardilla y beber de él para mitigar las ansias que hacían picar sus colmillos. Sin hacerle daño a nadie en el proceso.
Decidido, el vampiro fue descendiendo poco a poco hasta quedar resguardado por un gran árbol, en donde deshizo su transformación. Acomodó su ropa y se dispuso a encontrar a su presa. Se movió lentamente por el territorio, tratando de pasar desapercibido, mezclándose en la oscuridad.
Estuvo así por aproximadamente diez minutos, hasta que por fin encontró a una ardilla que parecía estar metiendo alimento dentro de su madriguera.
—Ven acá pequeña... No te haré mucho daño—susurró el joven de piel nívea—. Solo necesito un poco de tu sangre y te dejaré en paz.
No obstante, antes de que Lord Jeon consiguiera poner sus manos sobre el esponjoso roedor, un ruido le alertó y por consiguiente el animalito se escapó en sus narices.
Jungkook quiso maldecir al ver frustrado su plan. Pero inmediatamente trató de verle el lado positivo, suponiendo que aquel ser que había provocado el estruendo que ahuyentó a su refrigerio, debía ser otro animal.
Que sí o sí ocuparía el lugar de la ardilla, volviéndose su comida de esa noche.
Escabullándose detrás de algunos arbustos, y siguiendo los sonidos que el susodicho hacía, el azabache no tardó en encontrarse con su deliciosa cena.
Y no lo decía solo por la sangre.
A una considerable distancia, se encontraba un joven de preciosa piel canela, tambaleándose de un lado al otro, como si estuviera pasado de tragos. Se reía de todo y de nada, cautivando al vampiro con el maravilloso sonido de su risa.
Porque con tener una rápida vista del rostro ajeno, podría afirmar que lo que sus ojos escarlatas veían eran a un ángel caído del mismísimo cielo.
El chico era una presa fácil. Demasiado.
Y Jungkook no era del tipo que se aprovechaba de las circunstancias. Así que con el poco sentido común que le quedaba, quiso retirarse de ahí para seguir buscando un reemplazo.
Lástima que el destino no pensara igual.
Porque en ese preciso instante, el chico de sonrisa cuadrada rasgó su piel con la espina de una rosa que había tomado entre sus manos.
Provocando que el olor de su exquisita sangre alcanzará al vampiro hambriento.
El azabache ni siquiera fue consciente de cómo sus pies se movieron con una velocidad increíble, quedando justo detrás del castaño, al que ni corto ni perezoso le clavó sus colmillos en el cuello.
Succionando el elíxir rojizo con parsimonia, abrazándolo de la cintura con fuerza para que nadie se atreviera a separarlo del cuerpo impropio.
Un gemido se escapó de los labios rojizos de Taehyung. Una extraña mezcla entre el placer y el dolor, que fue capaz de adormecerlo con más rapidez que el mismo alcohol que había ingerido, el cual le daba un sabor particular a su plasma.
Pero ni siquiera eso fue impedimento para que Jungkook detuviera su accionar.
Cuando en un instante de lucidez lo soltó, lamiendo la tersa piel canela, mientras algunas gotitas se desbordaron por sus labios, siendo recogidas por su lengua para no desperdiciar ninguna de ellas.
Porque jamás se perdonaría desaprovechar algo tan exquisito.
Aunque ese no era el mayor de sus problemas en ese instante.
Lo que sí lo era involucraba al castaño desmayado entre sus brazos.
Definitivamente la había jodido en grande.
🍷
Taehyung abrió de a poco sus ojos, adaptándose a la luz del nuevo día y notando muchos árboles a su alrededor. Seguía en el mismo lugar de ayer en la noche.
Su cabeza daba vueltas, por lo que no pudo evitar masajear sus sienes en un intento de disipar dicha molestia.
Pero cuando el mínimo movimiento, una incomodidad se hizo presente en su cuello. Y de la manera más instintiva, llevó sus dedos para palpar la zona. Encontrándose con la sorpresa de lo que parecían ser dos perfectos agujeros en su dermis.
Su primera reacción fue querer gritar al recordar como en la noche fue atacado por algo o alguien, pero se contuvo.
Debía mantenerse calmado en situaciones como estas.
El soju si había hecho efecto en su organismo, pero no el suficiente como para no recordar nada de lo vivido el día de ayer.
Taehyung estaba jodidamente arrepentido por su comportamiento tan imprudente y temerario al arriesgarse a entrar en una zona boscosa cuando no estaba en sus cincos sentidos, y peor aún, en plena noche.
Por eso las desgracias le perseguían. Ya estaba más que claro.
El joven de piel canela hubiera continuado perdido en sus pensamientos y con la mirada baja, de no ser porque alguien se ubicó frente suyo.
Con lentitud y algo de temor, fue levantando su rostro hasta encontrarse con un joven de piel tan pálida como la porcelana, cabello azabache cayendo en suaves ondas y un rostro con un aire aniñado, pero al mismo tiempo poseedor de facciones atractivamente definidas, el cual vestía una ropa muy pasada de moda para su gusto.
Pero no por eso el desconocido dejaba de verse sumamente guapo.
Su mente le gritó corre, pero su cuerpo estaba paralizado.
Esa situación no debería gustarle para nada, sin embargo, ahí se encontraba. A completa merced de un chico muy extraño y cautivador.
—Ya despertaste. Eso es bueno—una sonrisa ladina apareció en su rostro, confundiendo mucho más al castaño—. Por un momento creí que se me pasó la mano.
—¿Quién eres? —demandó saber—. ¿Tú me hiciste esto?
La mirada del vampiro recayó sobre la marca de sus colmillos, la cual era señalada por el bonito chico.
—Antes de responder tus preguntas, ¿puedes decirme si te encuentras bien? —lo interrogó, sonando sinceramente preocupado—. Ayer vi que estabas un poco pasado de tragos, pero lo comprobé cuando probé tu sangre...
—¡¿Qué tú hiciste qué?!
De golpe el castaño se levantó, impresionado por la locura que el contrario había soltado.
Esto debía ser un sueño, o sin querer había inhalado algo raro que le estaba haciendo escuchar cosas raras.
—Soy un vampiro que necesitaba alimentarse de una u otra forma...—confesó sin tapujos, porque no le quedaba de otra más que ser sincero con su mate inesperado—. Tú te cruzaste en mi camino y aunque quise contenerme, el olor de tu sangre me cautivó cuando te heriste con esa rosa—señaló la mano ajena, y Taehyung pudo comprobar que estaba diciendo algo que si era cierto. La herida había sido muy superficial, lo que garantizó que se cerrara en el transcurso de las horas.
Pero lo de que era vampiro, debía ser una estúpida broma.
—Bien, pero con lo otro debes estar queriendo verme la cara de estúpido—determinó, mostrando un semblante serio—. Eso de que eres un vampiro es un chiste, ya que esos seres no existen. Solo eres una persona que se toma ese papel muy en serio.
El susodicho le regaló una mirada incrédula, enarcando la ceja, y aunque estuvo a punto de responder a esa calumnia, el castaño siguió hablando—Puedo estar tan seguro solo por esos bonitos lentes de contacto que estás usando.
—Ni siquiera sé que es eso.
—Deja de hacerte el que no sabes—lo retó, sintiéndose lo suficiente confiado para ello. Restándole la importancia a lo inusitada que era la situación, además de que hace apenas unos minutos estaba asustado. Pero el escritor ni siquiera reparaba en ese detalle al sentir que podía expresar sin dificultades con el azabache—. Nadie puede tener los iris de color rojo, y si alguien lo consigue, es porque está usando un par de lentillas.
—No estoy usando nada. Son naturales.
—Por supuesto, y yo soy Batman—ironizó, rodando los ojos—. No sirve de nada que finjas conmigo, solo sé sincero, ¿sí?
—Lo estoy siendo, pero no me quieres creer—expresó, ignorando por completo la mención del tal Batman al que no conocía de nada. Ni tampoco le interesaba conocer.
—Es que no creo mentiras.
—Entonces debo demostrártelo.
Ni bien esas palabras salieron de la boca del joven de piel nívea, Taehyung se esperó cualquier otra tontería de su parte. No obstante, grande fue su sorpresa al ver cómo le revelaba sus filosos colmillos, y sus ojos parecían volverse de un escarlata más intenso del que ya tenía.
Un escalofrió recorrió toda su columna vertebral al verle acortar la distancia entre los dos. ¿De verdad se trataba de un vampiro y pensaba morderlo una vez más?
¿Esa marca en su cuello era una mordida de un chupasangre?
¿Qué clase de crueldad era esa?
Se suponía que había salido a pasear para obtener ideas para su nuevo libro, no para encontrarse a un ser sobrenatural que creía que solo era producto de historias de ficción.
¡Maldición! ¡Se convirtió en la deliciosa cena de un hambriento vampiro!
En definitiva, ese era lo último que necesitaba.
No quería morir tan joven. Mucho menos quería que la causa de su deceso fuera por quedarse seco por dentro.
Así que hizo lo único que le pareció correcto en ese momento.
Suplicar.
—No me mates, te lo pido—rogó, juntando sus manos, arrodillado sobre el verde césped—. Mi vida es tormentosa, pero de verdad la valoro.
—Pero... ¿Quién te dijo que iba a atentar contra tu vida? ¿Estás bien de la cabeza?
Su pregunta era sincera. Ese chico era muy atractivo, pero no parecía muy cuerdo que digamos.
Cuando en realidad era un simple mortal demasiado estresado por su trabajo.
—Estoy muy bien, gracias por preguntar. Es solo que no puedo irme al otro lado todavía porque debo escribir y presentar mi nuevo best seller, no quiero tirarme flores encima, pero mi editorial depende gran parte de mí, y no puedo quedarles mal.
—Oh... Eres un escritor.
—Exacto, así que apiádate de este pobre humano.
Taehyung quiso reverenciarse ante el vampiro hasta postrarse en el suelo, pero este no se lo permitió, pues lo tomó del brazo, deteniendo sus movimientos.
—Deja de hacer eso. No te lo he pedido. La vista que me das al estar arrodillado es muy interesante, pero no quisiera que fuera para pedirme perdón—le coqueteó, pero las pobres neuronas del castaño, ni siquiera notaron el doble sentido de sus palabras—. Levántate.
—De acuerdo...
Acto seguido, Taehyung regresó a su posición inicial, completamente de pie, después de que el azabache le diera su mano. La cual era tan fría como el hielo, pero que extrañamente le brindaba una sensación electrizante cuando estaba unida a la suya.
—Ahora entiendo a la perfección la razón por la que estabas tan estresado—dedujo, soltando al contrario con pesar. Porque por más que quisiera no podía permitirse con cosas tan banales como sus manos entrelazadas.
Él solo sería su mate por poco tiempo, no su pareja de sangre.
—Ser escritor no debe ser fácil, pero tampoco es para que tomes alcohol a montones, contaminando tu organismo— le regañó y el joven de piel canela inevitablemente frunció el ceño.
—No te lo estoy prohibiendo, se nota que estás lo suficientemente grandecito para saber qué hacer, pero tú como humano tienes un cuerpo que cuidar, en lugar de suplicarme por no atentar contra tu vida. Créeme que hasta yo me sentí borracho cuando bebí de ti.
Taehyung tenía su carácter, y definitivamente no iba a permitir que le dijeran lo que debía hacer. Mucho menos ahora que sentía que nadie comprendía como se sentía en realidad.
—¿Acaso yo te dije que bebieras de mí? —espetó con molestia—. ¿De casualidad tenía un cartelito que decía vampiros, vengan a morderme? —inquirió, chasqueando la lengua al ver que el azabache ni siquiera se inmutaba—. No, ¿verdad? Así que no te quejes.
Que humano más encantador, fue lo que Jungkook pensó. Tan jodidamente atrayente como la luz que lograba cautivar a grupos de polillas.
¿Dónde quedó el joven que suplicó por su vida minutos atrás?
¿Era normal que esa mirada desafiante le provocara cosas que mejor se las reserva muy dentro de su consciencia?
Claro que no. Por eso mismo se obligó a cambiar el rumbo de sus pensamientos.
—Lo siento. De verdad lo hago—admitió, avergonzado por su comportamiento tan primitivo. Pues hace mucho que los vampiros dejaron de actuar de esa forma, mordiendo sin consentimiento ajeno—. Yo sé que no debí morderte, porque estabas muy tomado, pero las ganas me pudieron más.
Kim podía asegurar que el arrepentimiento era auténtico, pero igual quería seguir escuchando como se disculpaba con él. Pero sobre todo quería saber el motivo por el que se había quedado. Y como si el vampiro le leyera la mente, se lo dijo.
—Me preocupé mucho cuando te desmayaste, así que lo menos que podía hacer era asegurarme de que te recuperaras para que pudieras marcharte sano y salvo a tu casa.
La mayoría de lo que había dicho era la más pura verdad, pero optó por omitir un detalle en particular, pues sentía que, si lo soltaba ahí mismo, el chico entraría en pánico y eso no era lo que quería—. Fue muy peligroso lo que hiciste, pudo haberte pasado cualquier cosa.
—Gracias, supongo. Aunque es muy raro que se cometan crímenes en esta ciudad.
—Pero igual, cualquiera podría aprovecharse de un chico tan lindo como tú.
—¿Te estás proyectando? —el castaño no se lo decía de malo, solo lo estaba molestando. Y a decir verdad a esas instancias poco le importaba lo que pasara, porque la sensación de miedo se había disipado.
Algo en su interior le decía que podía confiar en aquel azabache, a la misma vez que pensaba que quizá su mala decisión no había sido tan mala después de todo, ya que conoció a alguien muy interesante.
—Ya te dije que lo siento, una vez te mordí y no pude parar. Tu sangre es deliciosa, un verdadero manjar, a pesar del alcohol que llevabas encima.
—De acuerdo, no quiero saber más acerca de eso. Pero por tu cara siento que hay algo más que debemos hablar.
—Eres muy bueno leyendo a la gente.
"Me ahorró tener que ser yo quien se lo dijera, por una vez la suerte parece estar de mi lado".
El halago casi provoca que Taehyung sonriera en grande, pero de cierto modo no quería pasar del tipo de personas que rápidamente caen por lindas palabras. Así que se contuvo de hacerlo, manteniendo una perfecta cara de póker.
—Soy escritor, mi trabajo es crear personajes con diversas personalidades, cada uno siendo un mundo diferente, así que eso me ha ayudado mucho a saber interpretar a la gente.
"Menos las indirectas subidas de tono, o talvez solo es el estrés nublando tu juicio".
—Está bien, entonces te sigo...
—Taehyung—completó su oración, previendo lo que iba a decir al notar como el contrario le miraba con tanta intensidad como si con esa acción pudiera averiguar el nombre por el que debería referirse a él—. Me llamó Kim Taehyung.
—Gracias. Un placer Taehyung, mi nombre es Jeon Jungkook, pero también me conocen como Lord Jeon.
—¿Te pregunté?
—Eso dolió—el azabache llevó su mano hacia su pecho, fingiendo un daño inexistente ante el tono despreocupado y sin filtros del joven de piel canela.
Taehyung de verdad tenía coraje como tratarle con tanta confianza cuando apenas se conocían, porque en el caso de ser otra persona, eso ya hubiera significado un castigo seguro. Aunque lo cierto era que Jungkook podría permitirle eso y más—Eres muy rudo Kim, no pareces conocer la sutileza.
—Jamás negaría eso, pero ese dolor no se debo comparar a lo que me hiciste en el cuello—le guiñó un ojo, burlándose de él. Sintiéndose cómplice del vampiro con una broma de ese tipo. Jungkook sonrió sin más—. Vámonos de una vez, acabo de comprobar en mi reloj que todavía son las siete y media de la mañana, así que con suerte no mucha gente no prestará atención.
—Como digas, bonito.
Taehyung no reparó en el dulce apodo, simplemente permitió que una leve sonrisa se instalara en sus labios rojizos, evitando que el causante de ese gesto lo notara, porque no sabría cómo explicarlo sin avergonzarse. Por lo que, sin darle más vueltas al asunto, inició su andar por el terreno lleno de vegetación hasta encontrar la respectiva salida.
¿Su encuentro sería una perdición o una bendición?
Continuará...
Espero les haya gustado, la relación de este par me emociona mucho. No olviden recomendar el fic, me ayudaría mucho y si quieren pueden seguirme en Instagram (kamieshiro), donde estoy más activa comentándoles acerca de mis diversas historias.
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