✧༺Extra 1༻✧

Acostumbrarse a su nueva vida como vampiro fue una verdadera travesía para Taehyung. Existió un momento en el que se desesperó tanto por la sed de sangre, pero logró contener sus ansias gracias a la ayuda de Jungkook, quien se la ofrecía sin problema. Sin contar lo mucho que el escritor lamento no poder dormir por necesidad, pues, aunque podía descansar, no era la misma sensación satisfactoria cuando al despertar que experimentó casi toda su vida.

Los primeros días su cuerpo también se sentía raro, sin embargo, su pareja le hizo saber que era un efecto secundario de la transformación. Cada una de sus células seguía mutando y sus sentidos se desarrollaban al máximo hasta que cualquier rastro de humanidad desapareciera.

En sus tiempos libres, Lord Jeon comenzó a instruirlo sobre sus deberes como su mano derecha y segundo líder al mando de su consejo. Kim era un excelente aprendiz, por lo que su pareja estuvo feliz de ver cada uno de sus avances. Su clan poseía una larga historia, pero valía la pena conocerla y le llenaba de satisfacción saber el interés que el escritor le ponía al indagar más sobre el tema.

Los vampiros a su cuidado los adoraban y les brindaban su respaldo ante cualquier decisión que tomaran, pues sus líderes se caracterizaban al siempre buscar su bienestar. Por ese motivo, a día de hoy, nunca se les presentaron problemas graves durante el corto tiempo que llevaban liderando y esperaban que siguiera así por la eternidad.

Eventualmente, la pareja le dio una pausa a esto por su viaje a París y otros lugares de Europa, en los que gozaron de momentos mágicos e inolvidables. Ninguno tenía preocupaciones, por lo que desconectarse del mundo fue fácil.

Taehyung estaba contento con el éxito de la película de I swear on my blood y Jungkook no perdía oportunidad para halagarlo por su buen trabajo. El castaño sentía que caía un poco más por Jungkook, que la idea de recompensarlo de una forma innovadora no demoró en adueñarse de su cabeza.

Quería sorprenderlo a lo grande.

Cuando el azabache se despistó en otras cosas relacionadas con conseguir nuevos lugares turísticos que visitar, el escritor aprovechó en buscar lo que requeriría para que su último día en París fuera jodidamente encantador. Los dos se tenían mucha confianza, platicaban de las cosas que les gustaban en cualquier ámbito, por lo que Taehyung no dudaba de la propuesta que le haría a Jungkook durante la noche.

Planificó una romántica velada en la suite del hotel que reservaron y escondió el regalo que le haría a su dulce vampiro cuando este fue a comprar algunos regalos de recuerdo para sus amigos. A Jeon le pareció un tanto raro que su lirio no quisiera acompañarlo, pero tampoco quiso presionarlo después de recibir varias respuestas negativas.

Unos cincuenta minutos después, Jungkook volvió con una gran bolsa repleta de detalles, pero se quedó boquiabierto cuando abrió la puerta de la lujosa habitación que compartía con Taehyung. Había un camino de pétalos de rosas, algunas velas aromáticas y las luces eran demasiado tenues para garantizar un ambiente más íntimo.

Quizá para la mayoría de personas sería demasiado cliché, aunque él amaba la parte cursi de su pareja de sangre.

—Tae, ¿por qué? —cuestionó con una sonrisa, luego de que la sorpresa inicial desapareciera.

El mencionado yacía de pie a unos cuantos metros de distancia, portando una bata de seda color carmín, mientras le extendía una igual. La mirada rojiza del castaño era tan profunda que un delicioso hormigueo se apoderara de su vientre bajo.

¿Qué traía entre manos su querido lirio?

Bueno, no importaba tanto porque sabía que le fascinaría. Aunque ahora se sentía más tranquilo con la verdadera razón por la que no quiso acompañarlo a la tienda de detalles con temática parisina.

—No preguntes, solo ponte cómodo, mi lord —pidió con calma, sin dejar de mirar al líder de esa forma tan seductora—. Cámbiate en el baño, ahí te dejé unas pantuflas y cuando estés listo, ven a la cama.

—De acuerdo, cariño. Dame unos minutos.

—No tardes.

Dicho esto, Taehyung desapareció del campo visual de Jungkook, quien no se lo pensó dos veces para cumplir la petición del castaño. Se dio una ducha rápida y se puso la fina prenda con la expectación burbujeando en su pecho, mientras su mente divagaba en las posibilidades que vendrían a continuación.

Era obvio lo que iba a suceder en la intimidad de su recámara, pero algo le decía que sería distinto a las anteriores veces. Vale aclarar que ninguno de los dos hechos le molestaba, pues atesoraba los encuentros pasionales como si fueran los que experimentó la primera vez que dieron ese paso tan importante en su relación.

Jungkook ingresó al lugar que mantenía la iluminación y decoración general de la suite. No obstante, lo que más lo atrapó fue la imagen de Taehyung, que le esperaba sentado al borde de la cama con una corbata entre las manos.

—No me olvido de lo mucho que disfrutas de esto, así que pensé que sería una buena idea utilizarla hoy.

—¿Lo tenías fríamente calculado?

Le cuestionó con curiosidad, acortando la distancia entre los dos lo más que pudo.

—Puede que no me lo creas, pero no. La idea se me ocurrió en el camino gracias a ti —confesó con una sonrisa peligrosa en sus labios.

El azabache lo miraba desde arriba, pues al estar de pie, la altura era muy marcada. Aunque lo cierto era que aun en esa posición, se sentía vulnerable frente a su amado.

—¿Gracias a mí?

—A día de hoy deberías tener muy presente lo mucho que me inspiras, Jungkookie.

—Tienes un punto, Tae.

Un tierno rubor cubrió las mejillas del líder, contentando al escritor que en un rápido movimiento lo atrajo a su regazo. Con confianza, Jungkook enganchó sus brazos en el cuello ajeno, mientras Taehyung enterraba su rostro en su cuello para dejar un húmedo beso en la zona.

—¿Me dejas probarte antes de iniciar?

—No tienes ni que preguntar. Muérdeme, lirio.

El escritor sonrió otra vez contra la dermis de la delicada zona antes de clavar sus filosos colmillos, probando el delicioso líquido que le servía de alimento desde que su vida dio un gran cambio. La sangre de Jungkook era tan exquisita que no sería de extrañar que estuviera bebiendo de él a la mínima oportunidad. Pero si lo analizaba con cuidado, existían muchas otras zonas que eran una deleite para él al tratarse de su lord.

Al separarse, observó con orgullo los dos orificios que dejó como marca. Era una ventaja que no demoraran nada en cicatrizar al ser una pareja que se beneficiaba mutuamente en ese aspecto. Dejó cortos besos en el lugar por el placer de hacerlo, percibiendo como el receptor de sus mimos lo abrazaba con más fuerza, como si no quisiera que se separara por nada del mundo.

—Esto apenas comienza, así que todavía no te aferres a mí con tanta desesperación.

—Pides demasiado al saber que adoro estar entre tus brazos —argumentó, robándole un beso en el proceso.

Taehyung se mordió el labio y posó su mano en el muslo desnudo, acariciándolo de arriba hacia abajo con delicadeza. Bendita la hora que se le ocurrió usar batas, eso le hacía más fácil todo.

—Quizá, pero yo adoro más cuando estás debajo de mí.

—Entonces no deberías esperar más para cumplir tu fantasía.

Con ayuda de sus dedos, Jungkook delineó las clavículas que se asomaban por la prenda, bajando con lentitud tortuosa por ese pecho canela que tanto le fascinaba.

—Créeme que no pensaba alargarlo más—admitió con voz ronca antes de dar una orden muy clara—. Acuéstate en la cama y abre tu bata. Déjame ver que tan dispuesto estás.

Jeon no dimensionaba lo que le sucedería desde el instante en que su cuerpo se posicionara sobre el mullido colchón cubierto por pétalos de rosas, pero de lo que no dudaba era de lo mucho que le gustaría y tal vez, solo tal vez, no sería el único que desearía repetir la experiencia de otra forma.

🍷

(Contenido +18 taekookv, si no les gusta, pueden dejar de leer desde aquí)

Las manos del líder se mantenían sobre su cabeza, atadas con la fina corbata del escritor. Siendo honesto, la leve presión en sus extremidades le parecía excitante. La bata seguía cubriendo la parte trasera de su anatomía a diferencia de su parte delantera, la cual le regalaba a su pareja la mejor vista que podría desear.

Su erección era dura, cuál roca; necesitada de la atención que el castaño le daba gracias al trabajo manual que realizaba con tanta dedicación. Los dedos ajenos se habían vuelto expertos para estimularlo de la mejor manera, pero no era suficiente.

Jamás lo era.

Los ojos suplicantes de Jungkook fueron lo que Taehyung necesitó para llevarse el pedazo de carne a la boca, saboreándolo como si fuera su paleta favorita. La lengua traviesa de Kim trazaba cada parte y la cavidad húmeda le otorgaban al azabache ese calor que lo incitaba a mover su pelvis para llegar más profundo.

Era magnífico, como tocar el cielo con las manos.

Pero cuando creyó que vería las estrellas, su pareja le obligó a detener el vaivén que marcó en su boca, provocando que gimiera de frustración y no de satisfacción. En serio detestó que le jugara sucio.

—No te vas a correr de esta forma, tengo otra cosa en mente —explicó en un susurro que le pareció cautivador al vampiro mayor.

—Maldición, te aprovechas porque me tienes inmóvil, ¿no es así?

El tono de su voz fue lo más sarcástico posible. Nadie podía juzgarlo después de ser privado de correrse como quería. Era injusto.

—¿Ahora también eres adivino? —interrogó, mientras salía de la cama para buscar su regalo en el armario.

Era una suerte que no lo hubiera escondido con tanto esmero, porque si se demoraba mucho, la burbuja pasional en la que ambos se sumieron se rompería y eso era lo menos que el escritor quería.

La única respuesta que Taehyung escuchó fue un bufido y otra maldición peor que la anterior. Contuvo la risita que amenazó con escapársele, porque amaba molestar a su lord cuando se comportaba igual que un mocoso berrinchudo.

—Luego me agradecerás esto, cariño.

Jungkook le dedicó una mirada confundida al verlo acercarse nuevamente con una cajita negra entre las manos. Sus orbes llenos de duda pedían que le contara de que se trataba aquello, por lo que Jungkook optó por abrir el regalo frente a él. No tenía caso seguir haciéndose el misterioso cuando moría por probarlo.

—¿Eso es lo que creo que es?

—Exacto, es un vibrador —confirmó, mordiéndose el labio para provocarlo—. Bueno, son dos. Uno para ti y para mí, cada uno con su respectivo control.

Los orbes del escritor destellaban con orgullo por su magnífica idea que prometía ser una experiencia única para su lord y él mismo.

—Por todos los murciélagos, eres un caso, Tae.

El líder reprimió una sonrisa después de soltar un jadeo involuntario. Todavía se acordaba de esa charla sin sentido que mantuvieron unos meses atrás. Lo cierto es que no sería la primera vez usando juguetes de ese tipo, pero esto era muy nuevo a lo que habían probado durante toda su relación. Porque desde que el escritor le contó más acerca de las sex-shops, él se volvió demasiado curioso.

Era un mundo nuevo que quería descubrir sin importar qué.

—No solo yo, tú dijiste que querías probarlo—le recordó con picardía—. Vi unas buenas ofertas y los conseguí para nosotros.

—Y que luego yo soy el consentidor—se burló con las mejillas encendidas en un fuerte color rojo—. Tú también piensas en todo y no me lo puedes negar.

—No pensaba hacerlo. Entonces, ¿aceptas mi propuesta, o le temes al éxito, lord?

Taehyung se veía tan inocente haciendo una propuesta de ese tipo, según Jungkook, quien obviamente ni siquiera se planteaba negarse. ¿Cómo sería capaz? Imposible.

—Te aprovechas porque me tienes a tus pies, ¿verdad, lirio?

—Un poco, pero confía en mí.

—Siempre lo hago sin pensar.

Y esa declaración bastó para que Taehyung se abalanzara contra Jungkook para besarlo con rudeza. Sus lenguas se entrelazaron, buscando la dominancia en la batalla. La calidez y humedad del contacto les fundía el cerebro en sensaciones satisfactorias. Las manos del castaño se adueñaron de los pezones impropios, pellizcándolos y estimulándolos con destreza, mientras jadeos y gemidos se escapaban de la boca de su amada pareja.

Adoraba escuchar esos sonidos extasiados, eran música para sus desarrollados oídos.

Qué suerte que ninguno necesitara oxígeno, pues así no tenían que separarse pronto de los hambrientos besos que se regalaban. Las caricias en zonas sensitivas tampoco tenían intención de detenerse, lo que conseguía evocar una incontrolable necesidad en quien las recibía.

El castaño portaba una mirada fiera cuando se separó de su amado, solo para tomarlo de las piernas y colocarlas en sus hombros para obtener una visión perfecta de su entrada. Con un solo falange tanteó el pequeño agujero, observando como los dedos de los pies del azabache se curvaban por el gesto.

Se inclinó lo suficiente para que su rostro quedara cerca de la zona y le fuera sencillo el trabajo de probar la zona. Con vehemencia chupó y lamió, amasando los redondos glúteos con sus grandes manos que servían de sostén para la acción que llevaba a cabo. Al ser motivado por los gritos ahogados que Jungkook buscaba reprimir por los movimientos que Taehyung ejercía con su lengua, el susodicho embistió con constancia contra el anillo de músculos.

—¡Mmgh, ahí! ¡Tae!

Y justo cuando quiso explotar en un arrasador orgasmo, por segunda vez en la noche, su pareja no se lo permitió. Pero antes de que pudiera rechistar, notó como el contrario esparcía lubricante en el anillo de músculos que sería profanado por el juguete nuevo.

El vibrador tenía la misma forma de un plug anal normal, pero según lo que Taehyung le comentó mientras se lo colocaba, el dispositivo poseía nueve vibraciones distintas. Cuando Jungkook le dio el visto bueno, su pareja introdujo con facilidad el objeto antes de acomodarlo en cuatro.

—¿Estás preparado, Koo?

El mencionado asintió repetidas veces como contestación. Las vibraciones iniciaron ni bien el escritor encendió el dispositivo. Primero fueron soportables, pero conforme el castaño le dedicaba sucias palabras, la intensidad aumentada drásticamente.

A estas instancias, el líder no podía controlar los sonidos sugerentes que salían de su boca, mucho menos los temblores de su cuerpo y la forma en la que arqueaba su espalda. Su mente se elevó a una nebulosa de placer nunca antes conocida.

¿De verdad era posible sentirse así?

Debieron probar esto antes. Las posibilidades eran infinitas con estos juguetes.

Taehyung también gozaba ante el placer del azabache que por fin logró dejarse ir sobre su propio abdomen, mientras gritaba su nombre de la manera más erótica posible. La expresión en el rostro de su amado lord era una auténtica obra de arte digna de retratar.

—Eso fue...

Tantos adjetivos se le ocurrían, pero seguía afectado por lo sucedido que no lograba formularlas en voz alta. Seguía en ese limbo placentero, uno que quería probar siempre que pudiera.

—Maravilloso, ¿no?

—S-Sí, me encantó.

El castaño dejó un beso en la comisura de los labios del otro vampiro, contento por el resultado de esta nueva experiencia. Con rapidez, Taehyung fue a buscar un pañito para limpiar el desastre. Después de eso, soltó las manos del líder y este se incorporó para darle un beso a su pareja como muestra de agradecimiento.

Acto seguido, el escritor fue tumbado en el colchón por Jungkook, quien se tomó el atrevimiento de abrir su bata y repetir lo que habían hecho minutos atrás.

La felación que Kim recibía gustoso lo tenía experimentando un éxtasis total. Sus párpados se mantenían entrecerrados, mientras recibía otro tipo de caricias a lo largo de sus muslos conforme la hábil boca de su vampiro lo devoraba. Estaba tan encantado, porque Jungkook era un maestro con las manos.

Su tacto era demasiado estremecedor para él y le fascinaba.

La sinhueso del líder delineaba la extensión y a su vez, se concentraba en su la punta rojiza e hinchada que yacía empapada por líquido pre seminal. Al escritor no le pareció raro que su pareja quisiera desquitarse por lo que le hizo, así que ni siquiera se atrevió a rechistar cuando lo privó de alcanzar el clímax.

—Relájate, te voy a preparar y tú también disfrutarás de la mejor compra que has hecho, mi lirio.

Jeon susurró cerca de los labios del vampiro que no dejaba de apretar el edredón debajo de él. Compartieron otro beso antes de que los dedos del azabache ejercieran presión en la entrada impropia con ayuda del lubricante. Metió uno, dos, tres dígitos que rozaban la próstata del involucrado, quien gemía sin ningún tipo de vergüenza, mientras su pareja le dedicaba dulces halagos.

Sin embargo, Jungkook no permitiría que ese fuera el detonante para que Taehyung alcanzara el paraíso. Se alejó lo suficiente para tomar el otro vibrador y ni corto ni perezoso lo metió en el agujero que se contraía en anticipación.

Tomó el control remoto y la intensidad de las vibraciones provocó que el cuerpo del escritor se estremeciera con rudeza.

—Esto es tan bueno... ¡Ahh! ¡Justo ahí, Koo! —gimió con ganas y Jungkook sonrió ladino.

—Es igual de bueno que la bella expresión que me regalas, Tae.

El último nivel fue lo que consiguió que el castaño se corriera a borbotones, su semilla manchando su vientre, mientras su chico se apoderaba de su boca en un último beso que expresaba su amor y pasión.

Jungkook se incorporó al baño, yendo en búsqueda de pañitos para limpiar el abdomen de su chico con ternura.

Estaba duro otra vez, y sabía que su pareja no demoraría en estarlo si seguían alargando su encuentro, pero por el momento lo único que deseaba era acurrucarse junto a él.

Taehyung lo recibió entre sus brazos, dejando un casto beso en la coronilla. Los dos se susurraron un "te amo" y se sumieron en un cómodo silencio hasta que el líder rompió el silencio con un comentario demasiado particular.

—Algo me dice que debemos caerles mal a los vecinos de la otra habitación.

—¿Tú crees? Bueno, esperemos que no, porque de lo que tengo entendido las paredes son insonorizadas.

—Wow, me sorprende, Lord Kim.

Taehyung se carcajeó con gusto por el apodo. Muchos integrantes de la comunidad vampira lo llamaba así desde hace unos meses, pero no se acostumbraba. Y era peor si Jungkook se lo decía, pues le causaba demasiada gracia.

—He pensado en todo, tampoco quería que nadie más que yo te escuchara gritar.

—Y yo soy el posesivo, ¿eh?

—He aprendido del mejor.

Se besaron una vez más, abrazándose con cariño y regalándose mimos como solían hacer después de un encuentro tan perfecto como ese. Una experiencia más se añadía a su larga lista, pero fue cuestión de tiempo para qué dejarán atrás la burbuja cariñosa y por fin unieran sus cuerpos en uno solo.

A fin de cuentas, eso no se podía comparar con la emoción que los trasladaba a la primera vez que se entregaron al otro en todos los sentidos.

Sellando un amor que duraría por toda la eternidad.

Fin🍷

Gracias por leer y esperar tan pacientemente por esto, corazones. Espero les haya gustado el extra, nuestro taekook disfrutó de la mejor manera con una compra muy inteligente. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top