43
Nunca me había detenido a pensar en como sería una cita con Brad y es sencillo el por qué: Nunca planee tener una cita con él en algún momento de la vida, hasta hace poco fue que vine a notar más su existencia y fue por un trabajo, si no en este momento cada uno estaría por su lado. La cuestión ahora es que empiezo a arrepentirme de haber dicho que era una cita, siento que el decir eso hace que él espere mucho mientras que yo lo veo solo como una salida.
Ahora bien, tampoco tengo idea de a donde ir y en el cine no hay algo que llame mi atención, si, estuve viendo que hay en cartelera y nada llama mi atención, la mayoría de lo que hay es de amor o drama y no son mi genero favorito ni un poco. Así que mi nueva idea es que él decida porque para esto soy un asco.
Mientras llega la hora ocupo mi tiempo en arreglar un poco mi cuarto y sacar aquella ropa que ya no me queda al igual que la de mi hermano, las guardo en bolsas para luego dejarlas afuera del edificio y alguien que las necesite las recoja. La música sale de mi celular y el chocolate caliente ya está casi terminado, la pereza empieza a ganarme así que me tiro en la cama sin haber guardado lo demás y rápidamente me quedo dormida.
—Despiértate dormilona. —Escucho que dice una voz lejana y de hombre, niego sin abrir los ojos y me volteo, la cama está muy cómoda ahora. —Se supone que tenemos una cita, así que supuse estarías lista. —Comenta en tono divertido quien ahora sé es Brad. Abro los ojos rápidamente y me volteo quedando boca arriba, lo miro y él sonríe.
—Espero no hayas traído flores. —Musito provocando que ría y luego niegue. —Dame un momento y estoy lista. —Me levanto mientras veo que él asiente y voy a mi armario. Saco un jean negro, una blusa manga larga gris y un gorro de lana negro. —Sal. —Pido señalando la puerta, asiente y sale rápidamente.
Me visto rápidamente y peino un poco mi cabello para que no se vea como un trapero, cojo mi celular y salgo del cuarto mientras reviso mis mensajes viendo muchos de Ryan y algunos de Brad quien al parecer me esperaba en el primer piso, bueno al parecer se decidió por subir a ver que sucedía. Veo a mis amigos en la sala aún jugando pero ahora unieron a Brad pero a quien no veo es a Stephen lo cual me pone alerta.
—Chicos. —Los llamo pero no me voltean a mirar. —¡Chicos! —Los vuelvo a llamar ahora en tono más alto sobresaltándolos. —Lamento interrumpir su estúpido juego pero alguno me quisiera decir en donde está Stephen. —Pregunto a lo que ellos solo se miran con el ceño fruncido y me señalan.
—¿Qué no estaba contigo? —Responden en tono de pregunta. Tomo aire profundamente intentando no ir a ahorcarlos y empiezo a buscar a mi hermanito en este pequeño departamento, imposible que se pierda aquí.
El primer lugar en que lo busco es en los cuartos y debajo de las camas, luego voy a la cocina pero tampoco está así que solo me queda buscarlo en el baño que es donde lo encuentro jugando con el jabón de baño que había tirado en el piso. Agradezco que no se lo haya metido a la boca pero no entiendo por qué está tirado en el piso.
Cojo a mi hermano que tiene todas las manos enjabonadas para cambiarlo de ropa ya que obviamente el piso estaba mojado y más el jabón pues hay que cambiarlo. Intento hacerlo lo más rápido posible para irme con Brad y espero los chicos cuiden bien del niño porque si no enloqueceré.
—Ya nos vamos, por favor cuiden bien de Stephen, si no los mataré. —Digo con voz amenazadora y mirándolos fijamente a lo que ellos solo asienten. —Adiós, los quiero. —Lanzo un beso al aire y salgo de ahí con Brad detrás. Ya que no tengo ni idea de que hacer quiero decirle que él decida pero no llego a hacerlo ya que veo que en su moto hay una canasta como de picnic y solo espero no me lleve a algún parque.
—Te va a gustar, no hagas esas caras que te arrugas, bonita. —Musita y sin que me de cuenta da un corto beso a mis labios para luego entregarme el casco el cual me pongo mientras me subo a la moto con destino a quien sabe donde.
Creo que entre todas las ideas que se me pudieron ocurrir ninguna era un edificio abandonado de mala muerte en la que puede aparecer un asesino con una moto sierra pero eme aquí, mirando la alta estructura que en su mejor tiempo fue blanca pero ahora es amarilla combinada con gris y mierda; no tiene vidrios ni nadie cerca. Recuerdo que esto era un edificio con muchas oficina pero creo la empresa quebró o se fueron de aquí, no recuerdo bien que sucedió pero el caso es que ya no están.
—El edifico es de mi padre pero no a querido hacer algo con el, a pensado en demolerlo pero se arrepiente, piensa en poner oficinas pero le parece pequeño y ahora está pensando en que se convierta en departamentos y ponerlo a mi nombre para que así yo gane algo con los arriendos pero aún no se decide y yo no sé si aceptaría. —Comenta mientras me guía al interior pasando por muchas habitaciones vueltas nada con graffitis y ya que no funciona el elevador pues toca por las escaleras más o menos unos diez piso pasando por pisos que fácilmente podrían ser lugares en donde han estado drogadictos o asesinos huyendo o así.
Llegamos al ultimo piso y el abre una puerta un tanto pequeña que supongo guiará a la azotea, lugar extraño para una cita pero prefiero no hacer comentarios y ver que tal resulta todo, igual mientras tenga comida todo está bien.
—Antes me gustaba mucho venir aquí y ver el atardecer, últimamente hace mucho frío y los atardeceres son más apagados pero igual es lindo verlos, ademas las estrellas se ven hermosas. —Habla mientras nos sentamos casi al borde del edificio y saca algunas cosas de ella. —Bueno, espero hoy aparezcan estrellas. —Musita pensativo y mira el cielo lo cual imito, el aire está frío pero no está tan nublado como para decir que lloverá así que ojalá si podamos ver las estrellas y, hasta quizás la luna. Muy de película.
—Pues mientras no nos aparezca un asesino o algo así, no tengo problema con el lugar. —Comento provocando que se ría. —Y mientras hayas traído comida seré feliz. —Termino de decir y él asiente sacando desde helado pasando por sándwiches y hasta pasta. Optamos por comer primero el helado ya que se puede derretir rápido.
—Así que... ¿Qué te llevó a pedirme una cita? —Pregunta comiendo de su helado.
Fijo la vista en el paisaje buscando en algún lugar de mi mente una respuesta lógica pero no encuentro algo y decir que fue un arranque de impulsividad suena bobo.
—No sé, solo se me salió. —Respondo encogiéndome de hombros sintiendo su mirada sobre mí.
—Sabes que me quieres.
—Yo sólo sé que quiero helado, Higgins. —Y con eso me apropio del bote de helado mientras sigo viendo el paisaje y hablando de la música que empieza a salir del celular de Brad.
Pasamos hora tras hora hablando sobre música, la ciudad, haciendo juegos tontos y comiendo. No lo admitiré en voz alta pero la he pasado bastante bien y ahora que estamos acostados, solo con el sonido de la música y viendo las estrellas se ha convertido en uno de mis momentos favoritos. No pensé que fuera a tener uno con él
—¿Te gustan las estrellas? —Pregunta en casi susurro Brad.
—Si, son muy bellas y lejanas. —Respondo en el mismo tono que es. —Ojalá hoy hubiera Luna, me encanta verla toda brillante allá arriba, donde no puede ser dañada por los humanos... al menos aún no. —Comento contando las estrellas aunque es inútil, son muchas y sería imposible contarlas.
—Parece que pensarás que somos lo peor. —Habla y se voltea apoyándose en su brazo para verme. Dejo de mirar el cielo para pasar a mirar sus ojos verdes oscuros por la falta de iluminación.
—Es así, acabamos con los bosques y animales, provocamos guerra sin motivo, hacemos de todo para conseguir dinero el cual en si solo es papel. Destruimos todo lo que tocamos. —Argumento y toco su cara, bueno, más bien pico su cara con mi dedo como si fuera un objeto extraño o algo por el estilo. Él asiente ante lo dicho y ríe ante el picoteo que tengo en su cara, más específicamente en sus mejillas.
Paro de picotear su cara y empiezo a trazarla con los dedos, el condenado es bastante guapo con esos ojos verdes, su cabello negro despeinado, su cuerpo musculoso pero sin ser exagerado, cejas y pestañas, labios rosas y suaves. No entiendo como es que no tiene novia, no en realidad si lo entiendo, se acuesta con cualquiera y no quiere algo serio. Aunque ahora que recuerdo hace ya rato no veo que se acueste con alguien que le pase por el frente, quizás ya se le calmaron las hormonas.
Salgo de mi análisis a su cara y me parece verlo más cerca de mi. Termina de acortar la distancia y me besa de forma tímida como temiendo mi reacción, yo respondo pasando mi mano por su nuca atrayendolo más a mí profundizando el beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top