22

—Srta Cooper otra pelea más como está y será expulsada. —Dice en tono irritado el Director, si de nuevo estoy en su oficina, tal vez no fue buena idea pegarle al tarado de Sharman, pero él se lo busco al tirar mis cosas y luego reírse, ahora lo tengo llorando a mi lado y yo soy la que ríe.

—Esta vez no fue mi culpa Sr. Director, él llorón aquí a mi lado tiro mis cosas y luego se burló en mi cara, eso es algo que yo no iba a permitir. —Me defiendo, tal vez en vano, se que el director dirá que no es motivo para golpearlo y dejarlo con, posiblemente,  un labio un poco roto, tal vez pegarle con el gran libro de Álgebra no fue buena idea.

—No debía golpearlo así.

—Él no debía tirar mis cosas y luego burlarse, lo hizo apropósito solo para burlarse pero conmigo eso no. —Digo sería y miro al chico con una sonrisa. —Espero lo tengas en cuenta y te la pases bien en la enfermería. —Me cruzo de brazos mirando de forma burlona a Sharman mientras este sólo mueve su silla alejándose más de mi.

—Castigo, dos horas en la biblioteca, le hará compañía a Higgins, espero no me formen un despelote. —Dice y me da un papel, suelto un gruñido y acepto el papel para luego salir de su oficina, lo que me faltaba, un castigo.

Camino por el vacío pasillo hacía mi casillero para así poder guardar mis libros y poder ir luego a comer algo, el director nos retuvo las dos primeras horas, todo sucedió mientras guardaba algunas cosas en el casillero, voltee y el idiota tiró mis cosas para luego burlarse.  

Ya que no quiero entrar a la próxima me dirijo a la cafetería para buscar algo de comer, tengo bastante hambre hoy.

Agradezco que el lugar aún este un poco vacío, cojo mi comida y luego salgo para ir a comer a las gradas, quiero mantenerme alejada de posibles problemas, ya bastante tengo con las dos horas en la biblioteca no quiero que se sumen mas.

La idea con la que me levanté hoy fue de tratar de no meterme en problemas y fue lo primero que hice, al parecer los problemas están detrás de mi o tal vez yo sólo soy muy impulsiva, quien sabrá, yo sólo se que Hilary no está muy feliz con tener que recoger a mi hermano, últimamente está un poco rara y notar eso es raro ya que a penas y la veo por el trabajo y el colegio, le preguntaría que sucede pero ella no me contaría así que prefiero ahorrar saliva.

He de decir que mi relación con mi hermana es casi que inexistente aunque el cariño hacía ella aún existe, bueno solo un poco, diría que la quiero pero no siento eso, es sólo un aprecio ya que es mi hermana pero eso no me obliga a quererla. Casi somos desconocidas, con lo poco que hablamos y que nos conocemos, pero ambas lo hemos querido así.

Luego de estar un rato en las gradas comiendo y mirando el campo vació veo a lo lejos como Brad y Ryan se dirigen hacia mi, con ellos las cosas son diferentes, aunque me parezca raro estar con ellos ya es costumbre que pase, así que prefiero no huir a los intentos de rulos por estar conmigo y a que su fiel compañero también quiera estar.

—¿Saben? Somos como los tres mosqueteros. —Comenta Ryan y se sienta en la grada antes de la mía.

—¿Los tres mosqueteros no son cuatro? —Pregunta Brad a lo que Ryan sólo le hace una seña para que se calle.

—Déjame ser feliz, aunque ustedes dañan mi reputación. —Brad y yo nos miramos confundidos para luego mirar a rulos con el ceño fruncido.

—¿De qué hablas? —Preguntamos los dos al mismo tiempo.

—Que a ustedes les tienen miedo y yo soy amigable, pero todos me ven como el amigo de los Chicos malos, y es como que pufff... —Hace un movimiento con sus manos. —Mágicamente yo también doy miedo. —Responde y mueve sus manos alterado provocando que me ria.

—Tu eres adorable rulos, nadie creería que eres malo, no lo creían cuando estabas con Higgins no lo creerán ahora. —Digo rodando los ojos, al parecer ahora somos los tres más temidos, lo cual no entiendo, Ryan es una de las personas más amables y sociables del lugar mientras que Brad y yo pues, somos todo lo contrario. —Además, los chicos malos son lindos, llaman la atención. —Digo para subirle el ánimo.

—Debe ser por eso que Brad tiene tanta chica detrás y tú a los chicos, aunque no sé acercan por miedo. —Yo río ante lo dicho por rulos, yo no tengo chicos detrás de mi. —No te rías, es cierto, sólo que das miedo.

—Eso no es verdad.

—Lo es. —Habla Higgins, casi hasta olvido que está aquí. —Le gustas a algunos chicos, los hemos escuchado hablar pero tú eres... tú, toda mal genio y odio hacia todo mundo así que nadie se te acerca. —Se encoge de hombros y come una de sus papas. —Hasta a Ryan le dabas miedo.

—A mi aún me da miedo. —Levanta su mano Ryan provocando que lo mire. —Debes admitirlo Thalia, das miedo.

—No es algo que me moleste. —Digo y me encojo de hombros. —Me ahorro personas irritantes en mi vida. —Ellos sólo ruedan los ojos. —Ni digas algo Higgins, que tú eres igual, sólo que tú si aceptas tener sexo con cualquier chica. —Hablo mirándolo, él va a objetar pero cierra la boca y asiente, sabe que no puede negarlo.

—Si bueno y yo estoy en medio de una chica mala y un chico malo. —Dice pensativo. —¡Yo soy un amor en medio de dos monstruos! —Exclama provocando que Brad y yo lo miremos mal. —Es con amor. —Hace un corazón con sus manos y nos envía besos.

—Cállate. —Decimos al mismo tiempo, me acuesto en la grada en la que me encuentro utilizando como almohada mis brazos y empiezo a mirar las nubes, tratando de buscarles formas pero sólo veo una mancha, una gran mancha que me recuerda a mi vida.

Mi vida claro no es perfecta pero no es la peor, existen personas en condiciones peores pero aún así mi vida me parece una mancha, sin forma, sin sentido, sin gracia y no gusta, sólo es una mancha que arruina el arte que la rodea, el arte vendrían siendo mis amigos y mi hermanito, ellos son arte hermoso y yo soy una mancha que luego tirarán a la basura. Aunque también puede suceder que alguien piense que esa mancha es arte, lo cual seria poco probable.

—¿Que haces? —Me interrumpe Ryan poniendo su cara enfrente de mi.

—Ahora, veo muchos rulos y unos ojos cafés, antes, veía una mancha. —Respondo y quito su cara con mi mano.

—Entonces mejoré tú vista, de nada. —Dice y se encoge de hombros, ruedo los ojos y me levanto. —Gruñona, ¿tienes algo para hacer en la noche? —Pregunta a lo que yo asiento.

—Debo trabajar rulos. —Respondo y me levanto. —¿Por? —Pregunto mientras todos bajamos para dejar las bandejas en su lugar e ir a clases.

Las bandejas se dejan encima de un contenedor y luego alguien las recoge, pero a los animales de mis compañeros les gusta dejarlas por ahí tiradas con la excusa de que eso es trabajo de las señoras de la cafetería o de la aseadora.

—Te iba a invitar a salir con nosotros, pero no puedes. —Responde y hace un puchero.

—Si bueno, vayan al club y nos veremos, ustedes son felices ahí y yo soy feliz viendo como se emborrachan. —Comento y ruedo los ojos, dejo mi bandeja y me despido de ellos con un movimiento de mano.

Tratar todo el día de no meterme en mas problemas no fue nada fácil, en especial si los profesores se pusieron de acuerdo para hacerme preguntas de sus clases y hacerme pasar al frente, para suerte mía los deje con la boca cerrada y sus ganas de ponerme mala nota se fueron por el drenaje.


A la salida me dirijo a la biblioteca para así cumplir mis lindas dos horas de castigo, nótese el sarcasmo.

En lo que llevo aquí, pocas veces he entrado a la biblioteca, normalmente me gusta hacer mis tareas en las gradas o sentada en algún pasillo. La biblioteca es bastante grande y con libros de toda clase, no solo académicos aunque estos son mayoría. También hay algunos computadores en una esquina por si se necesitan pero normalmente se prefiere ir a la sala de computación ya que los de la biblioteca son muy viejos, eso y que la bibliotecaria no es muy agradable.

Apenas entro a la biblioteca la vieja bibliotecaria me mira de forma desaprobatoria y luego me señala el fondo del lugar donde hay muchos libros en torres que tendré que poner en su lugar, junto a estos un chico con chaqueta negra mira todas las torres de libros con el ceño fruncido.

—Higgins. —Lo llamo apenas llego a su lado, él me voltea a mirar aún con él ceño fruncido y asiente en mi dirección.

—¿Qué haces aquí Cooper? —Pregunta y se recuesta en uno de los estantes.

—Nada, ya sabes, me encanta pasar tiempo de caridad en la biblioteca acomodando los libros junto a una vieja que me va a shitar a cada momento. —Respondo con sarcasmo y ruedo los ojos, él ríe y niega con la cabeza.

—¿Tú fuiste la que le pego a Sharman? —Pregunta a lo que asiento. —No se porque no lo imaginé desde un principio. —Comenta y escuchamos un shhh que viene nada más y nada menos que de la vieja bibliotecaria.

—Mejor empecemos, entre más rápido terminemos, mejor. —Digo a lo que él asiente y así empezamos a acomodar todos los libros.

—¡Lárguense de aquí mocosos revoltosos! —Exclama la vieja mientras nos saca de la biblioteca a Brad y a mi, ambos nos reímos mientras salimos corriendo del lugar lo cual parece molestar más a la vieja quien nos tira un libro y luego cierra las puertas del lugar.

El ponernos a ambos en un lugar tan silencioso tal vez no fue la mejor idea, libros volaron, música a todo volumen y Brad bailando sobre una mesa mientras cantaba Doom and Gloom fue lo necesario para que la bibliotecaria explotará y nos sacara del lugar no sin antes decir que esto lo sabría el Director.

—Tendremos mil horas de castigo mañana. —Comenta Higgins mientras trata de calmar su risa, respiro profundo tratando de calmarme y luego asiento.

—Hey, le pusimos alegría al lugar, además estaba vacío, no entiendo para que quería tanto silencio. —Digo recibiendo sólo un asentimiento de cabeza ya que se sigue riendo. —Una hora de mi vida pérdida, yo ya me voy. —Informo caminando a la salida, Brad se me une y ambos caminamos en silencio, silencio que no duró mucho ya que las risas volvieron.

—El director nos va a matar mañana. —Comenta Higgins calmando su risa, yo me detengo de golpe recordando la linda amenaza del viejo gruñón ese. —¿Que sucede? 

Recuerdo la advertencia del director en la mañana y dudo mucho que esto le agrade, en especial si fue algo hacia la bibliotecaria ya que es muy de su agrado.

—El director dijo que me expulsaría si tenia otra pelea mas. —Respondo y me encojo de hombros, a mi parecer el viejo gruñón a tenido demasiada paciencia conmigo, he tenido muchos problemas y no me a expulsado. —Creo que esta vez si valí mierda.

Debo ser sincera y es que el director me a tenido mucha paciencia, supongo que a de ser por el poco aprecio que me tiene, muchas peleas, muchos padres y maestros molestos y aun así no me a expulsado y sólo se a encargado de darme advertencias que se en algún momento cumplirá. Se que debería de intentar ser más agradecida y no hacer tantos problemas pero ellos llegan solos a veces o pasan cosas que a mi parecer son injustas y sólo las detengo, además de que no voy a dejar de que los maestros me la monten sólo por gracia.

—No creo. —Habla Higgins mientras mete sus manos en los bolsillo, lo miro con el ceño fruncido al no entender. —Dijo que si tenias otra pelea, eso no fue una pelea sólo le pusimos diversión a un castigo en un lugar aburrido. —Explica y se encoje de hombros.

—Utilizaré eso como defensa.

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