vii.
EN ESA TARDE DE CIELOS GRISES Y LEVES CHUBASCOS IDYLLA SE ENCONTRABA TERMINANDO SU ENSAYO SOBRE LAS PROPIEDADES Y EFECTOS SECUNDARIOS DEL VERITASERUM. A decir verdad la biblioteca era uno de los lugares que más frecuentaba la chica desde que entró en Hogwarts, allí podía irse a una esquina y trabajar o simplemente leer sin ser observada o interrumpida ( esto último sucedía en la sala común de Slytherin cuando las conversaciones o debates pasaban a ser bastante intensos ).
Quería que Snape quedara maravillado con su trabajo, por muy difícil e imposible que sonara. Parecía un profesor sin escrúpulos que solo favorecía a las serpientes, pero con los años había comenzado a darse cuenta de que eso no era del todo cierto. No se llevaba especialmente bien con su tía Violet pero ambos se trataban de manera cordial ya que, según le comentó una vez Violet, él fue amigo de su tío Regulus y los dos sabían que él hubiera querido que se apoyaran.
Y así fue, puesto que el hombre acabó accediendo a comenzar una investigación para encontrar una cura a la peculiar situación de Idylla. Puede que todavía no hubiera encontrado la cura ( y dudaba que la descubriera ) pero la joven siempre estaría agradecida por su ayuda, desde el tiempo que invertía en investigar y experimentar hasta las pociones que le suministraba para intentar que los efectos de la maldición se suavizaran. Además, por lo menos estando en Slytherin no le quitaba puntos para la Copa de las Casas por situaciones tan cotidianas o accidentales como estornudar en mitad de una lección ( y sí, fue un Gryffindor, sorpresa ).
Cuando revisó por tercera vez toda la información que había colocado con letras redondas y limpias, lo guardó en su bolso después de asegurarse que la tinta estaba seca junto a la pluma y el tintero cerrado de color negro. Volvió a dejar en su sitio los libros que había tomado horas atrás y salió en silencio de la biblioteca.
Avanzó por el pasillo evitando chocarse con algunas personas que caminaban sin mirar por donde iban y finalmente encontró refugio en el ala del hospital, metiéndose en la enfermería huyendo del agobiante pasillo. A comienzos del curso había hablado con Snape y Madame Pomfrey por si podía comenzar a aprender conocimientos sobre medicina y observar a la enfermera trabajar, a lo que curiosamente acabaron accediendo.
Llevaba un par de años con la idea en la cabeza pero nunca se había atrevido a sacar el tema, es más, nadie de su familia era conocedor de esto aunque tarde o temprano tendría que decirlo por lo que pretendía dar la noticia en la comida de Navidad ( así solo tendría que decirlo una vez, pasar el mal trago y seguir adelante ).
Y ahí estaba, con su cabello claro recogido en una trenza apretada y portando una bata blanca que le obsequió la psicóloga del colegio, Coraline Theresa Potter. La mujer, que a pesar de las acusaciones del Ministerio de haber ayudado supuestamente al asesino Sirius Black a entrar en Hogwarts, seguía trabajando bajo la protección del director. Y ella dudaba mucho que la mujer lo hubiera ayudado puesto que, al fin y al cabo, demostraba una y otra vez lo mucho que quería proteger a su sobrino Harry Potter, un imán para los problemas.
Además, a pesar de haber rechazado educadamente su proposición, se sentía agradecida porque la mujer comentara que su consulta siempre estaría a su disposición, ya fuera para hablar a modo de terapia o como una confidente o amiga. No le extrañaba que fuera querida por todos, profesores, trabajadores y alumnos del colegio. Todavía le extrañaba mucho que no tuviera pareja o estuviera casada ( ni siquiera había rumores de ello ).
Las horas que pasaba en la enfermería las aprovechaba al máximo, detrás de Madame Pomfrey como una sombra, observando al milímetro sus acciones, escuchando detalladamente sus palabras y anotando minuciosamente en una pequeña libreta todo con rápida velocidad. Aunque no era siempre así ya que el trabajo también implicaba aprender a limpiar manchas de todo tipo, ordenar camillas, pociones...
Se agachó a recoger un papel doblado que había tirado en el suelo al lado de una camilla y lo abrió con curiosidad. Sabía que no era del todo correcto ya que se trataba de una invasión de privacidad para el dueño pero su escusa era razonable, podría ser algo importante y si no veía el contenido seguramente lo tiraría a la basura.
Y cuanta razón tenía, se trataba de un boceto de lo que parecían colocaciones con curiosos nombres de lo que suponía que serían de quidditch. Ahora bien, ¿de quién eran? No quiso observar más de la cuenta y lo guardó en el bolsillo de su pantalón ( ya que esa tarde era viernes y ya había dado todas sus clases optó por llevar unos pantalones vaqueros negros anchos y un jersey turquesa ). Faltaba una hora para la cena y antes de irse de la enfermería se giró hacia la veterana sanadora mágica.
―Disculpa Madame Pomfrey pero, ¿hoy ha pasado algún jugador de quidditch por aquí?
―Sí, parece que al señor Wood se le fue de las manos uno de sus entrenamientos y acabó con una fractura al igual que uno de los Weasley, ahora mismo no recuerdo cuál de los dos. ¿Puedo preguntar a qué se debe el interés querida?
Perfecto, Gryffindor tenía que ser, porque demasiada suerte sería que el propietario fuera de otra casa. Marcus Flint era un dolor de cabeza y sus malos modales indetestables pero tener que devolver las más que probables jugadas al capitán que comía, bebía y respiraba quidditch podía hacer peligrar su vida. Podría haberle mostrado el papel a la mujer y que fuera ella quien se lo entregara, y fue extraño pero prefirió callarse.
―Por nada, solamente tenía curiosidad al ver un poco de tierra y cesped por el suelo y una camilla por lo que llegué a esa conclusión. Si no te importa iré a cambiarme y dejar mis cosas en mi cuarto antes de cenar.
Y a devolver a un león su cachorro.
―Claro, nos vemos la semana que viene señorita Yaxley.
De nuevo volvió a adentrarse en los pasillos pensando dónde podría encontrar a Oliver Wood, preferentemente sin que estuviera rodeado de su grupo de amigos, o a algún otro miembro del equipo de Gryffindor. Seguramente Harry Potter ni rechistaría si le diera el papel, aunque no tuvo mucha suerte ( ¿cuándo la tenía? ). Había acabado en el pasillo donde estaba la sala común de los leones y a varios metros de ella encontró a un grupo de túnicas con números y apellidos en sus espaldas en tonos dorados y rojos. Maldición.
Pero ya no había vuelta atrás, y a pesar de que su cabeza funcionaba a mil por hora pensando posibles escenarios de lo que estaba a punto de suceder, tragó saliva y carraspeó su garganta para aclarar su voz.
―¡Wood!
Su llamado fue lo suficientemente alto para llamar la atención no solo la del nombrado sino la de otros que estaban junto a él. La cálida mirada chocolate de él chocó con los gélidos ojos de ella y con curiosidad se acercó a ella no sin antes lanzar una mirada a sus acompañantes a modo de advertencia.
―Hola, ¿te puedo ayudar en algo?
No pudo evitar apartar los ojos a otra parte, le ponía muy nerviosa que la miraran a los ojos, cualquier persona. Notaba las miradas en ellos dos y los murmullos no tardaron en llegar. ¿Acaso no tenían nada mejor que hacer como estudiar? Estaban en una escuela al fin y al cabo.
―Creo que puede ser justamente al contrario, encontré una cosa que si no es tuya pertenece a tu equipo, tirada en el suelo de la enfermería.
―De la enfermería... ¿qué hacías allí? Quiero decir, espero que no te haya pasado nada grave.
―Para nada, solo ayudo a Madame Pomfrey de vez en cuando. En fin, aquí tienes. Y no te preocupes, en cuanto vi de lo que se trataba dejé de mirar. No se lo he enseñado a nadie.
Sacó el papel doblado de su bolsillo y cuando se lo entregó inmediatamente sonó un silvido de exclamación y el otro gemelo exclamó un "Wood, ¿es eso una carta de amor? No sabía que tuvieras sentimientos hacia otra que no fuera tu escoba". El escocés notó como se sonrrojaban sus mejillas ante esas palabras pero sintió mucho alivio al descubrir que las formaciones de su equipo en las que tanto tiempo ( de clase de Historia de la Magia ) había invertido.
―Muchas gracias, en serio. No sé qué habría hecho si alguna serpiente se... es decir, si alguien más lo hubiera encontrado. Te debo una, Yaxley.
―No todos los de Slytherin somos malas personas ¿sabes? Y son dos las que me debes, una por devolverte esto sin enseñarlo a nadie más y otra por el consejo que te voy a dar. No juntes a tus cazadoras en el partido contra Slytherin o las van a tirar de un plumazo, despliégalas y tal vez tengáis una probabilidad de ganar a parte de los milagros que hace el niño Potter.
―¿Cómo dices?
Decir que había descolocado al joven era quedarse corto, la había entendido pero, al final seguía siendo una Slytherin y su tono no muy cálido hacía que dudara un poco de sus palabras. Sí era cierto que le llamaba la atención la muchacha, sabía quién era y los rumores que se escuchaban. Y aunque sus padres fueran amigos de la tía de la chica, Cassandra, la cual solamente decía cosas buenas de los hermanos Yaxley, su lado competitivo no podía evitar pensar que podría ser una trampa.
―Lo que oyes Wood, pero tú eres el capitán. Decide si soy de fiar o solamente te estoy mintiendo para que pierdas como serpiente que soy. Que pases un buen día.
―¡Idylla!
Pero ya estaba bajando las escaleras sin hacer caso al llamado o las miradas curiosas. Estaba más que segura de que su nombre estaría en la boca de los alumnos durante los próximos días, pero ya le daba igual. Había llegado un momento en el que la opinión de los demás le resvalaba, no eran dignos de sus lamentos o tristeza ya que no la conocían. Eso creían, conociendo los rumores de su familia y específicamente de sus padres relacionados con asuntos turbulentos y un mago oscuro que no solía ser nombrado, pero ella era mucho más que su pasado. Podía ser que este formara parte de ella, pero día tras día trataba de hacer las cosas de la mejor manera posible para crear su futuro.
Idylla era mucho más que un apellido o su casa de Hogwarts, y dudaba de que algún día las personas comprendieran eso. Pero siempre se podía soñar, ¿cierto?
Hoy os traigo un capítulo largo y con contenido bastante interesante. ¿Qué os parece Idylla? A pesar de ser bastante cerrada tiene su carácter y muchas cualidades más que hicieron que acabara en Slytherin y no en Ravenclaw como su hermano ( como se puede ver en el capítulo ).
Se vienen más momentos con Oliver pero también quiero explorar más a fondo la relación de hermanos de Ulises e Idylla al igual que con sus dos amigos y su tía ( porque todos amamos a Violet y nadie puede decir lo contrario ). 🥺❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top