vi.

LOS MURMULLOS E INQUIETUD DE LA MAYORÍA DE LOS ALUMNOS DE TODO HOGWARTS SE PODÍAN OÍR U OBSERVAR desde el lugar en el que estaba Idylla. El fugitivo Sirius Black había entrado al castillo arañando el cuadro de la Dama Gorda asustando a la mujer del cuadro. Y todo esto ni siquiera lo había soñado la de cabellos claros por la poción del profesor Snape. Pero no pudo evitar sentirse mal en el fondo, podría haberlo visto en un sueño premonitorio y haber evitado que entrara, si lo hubiera comunicado al director en esos momentos todos estarían en su propia cama durmiendo tranquilamente y habría un asesino menos en el mundo. Pero ahí estaban todos los alumnos y algunos profesores en el Gran Salón con sacos de dormir.

Y todo lo que ocurría era por una única razón, o mejor dicho, por una sola persona, Harry Potter, conocido como el Niño que Vivió. Mira que era difícil superar a la adolescente por su curiosa habilidad, o maldición mejor dicho, pero el de cabello azabache se llevaba el primer puesto. Ahora más que nunca debería estarlo pasando mal, descubrir que Black iba detrás de él y los aurores se habían llevado a su tía. Desde que llegó a Hogwarts lo único que había conseguido Potter fue meterse en problemas, pero siempre conseguía salir ileso. Eso sí, estaba segura que no sería así sin la ayuda de sus dos amigos Hermione y Ron. Y hablando de el trío problemático de Gryffindor, se encontraban hablando en voz baja, Ron con el saco de dormir casi hasta la nariz, Harry jugueteando un poco inquieto con la manga de su pijama y Hermione acariciaba un gato naranja que alguna vez había visto rondando por los terrenos de Hogwarts. Por desgracia como movían su boca muy rápida la mayor no pudo identificar qué decían.

En cambio se centró en la conversación de susurros que tenía entre manos con Elisia. Su amiga ya le había comentado cómo había sido su cita con el Ravenclaw de manera soñadora y con brillantes ojos. Se sentía feliz por ella aunque, al igual que Jules, no podía evitar preocuparse por esa relación (  aunque todavía no eran nada ). Y casi sin quererlo su mirada se dirigió hacia un pequeño agrupamiento de alumnos de Gryffindor pertenecientes al equipo de Quidditch. Oliver Wood, el capitán, hablaba entusiasmado un poco demasiado alto de que ante esa situación de peligro se le había ocurrido una nueva estrategia para el próximo partido. Aunque instantes después fue callado por Katie Bell para que bajara el tono exclamando que no era el momento para discutir eso.

Con una ligera sonrisa se rió internamente, para Wood siempre era un buen momento para hablar de Quidditch. Por desgracia para ella, el muchacho dirigió su mirada hacia la parte de los Slytherin y la encontró mirándolo. Así que inmediatamente movió a otro lado y sin más se tumbó agradeciendo que la única iluminación que había era la del cielo estrellado que Dumbledore había creado. Como se había tomado la poción junto a la bebida de la cena sabía que dormiría bien y no despertaría gritando. Por lo tanto se acostó de lado mirando la pared con las mejillas todavía sonrojadas y cerró los ojos. Minutos después los profesores y prefectos pidieron que ya se durmieran. Y después, solo había oscuridad.




Un capítulo un poco corto, lo sé, y puede que de relleno pero quería actualizar y no dejaros sin capítulo. Aviso que la relación de Idylla y Oliver va a ser muy lenta. Idylla tarda mucho en confiar en las personas y es totalmente distinta a Oliver en muchísimos aspectos. Y quiero mostrar que aún así ella tiene una vida y esta historia se centrará en eso, no girará solo en torno a su interés amoroso.

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