respuesta inexistente.

Después de aquel incidente, en donde claramente Chris supo que la había arruinado y en grande, se sintió extrañamente culpable.

La imagen del tierno omega mirándolo con enfado y hasta casi temor, rondaba por su cabeza una y otra vez sin querer borrarse. Se sentía abrumado, él realmente no quería, ni tenía que gritarle. Simplemente se dejó llevar por sus impulsos como casi siempre lo hacía y, ese, era otro tema con el que no podía lidiar fácilmente.

Supo que tuvo gran culpa por haberlo tratado así, cuando a los días siguientes de clases, Felix no le dirigió ni una efímera mirada. Eso lo había descolocado de una manera sorprendente, que ni él mismo se atrevió a acercarse por temas poco creíbles como su interés por el proyecto, no. No podía.

Optó por verlo desde cierta distancia. Apreciando como el rubio les sonreía a otras personas que quizás él nunca podría llegar a ser.

Chasqueó la lengua y bufó por lo bajo, desviando sus ojos de aquel bello omega para tratar de ordenar sus patéticos pensamientos e ir en busca de Chris.

Durante todo el camino a casa, su mente divagaba inquietamente por cierto omega. Realmente era cada vez más complicado y si no hallaba forma de volver a sentirse como antes, las cosas podrían hacerse un total enredo y eso era justamente lo que no deseaba.

── Jodida mierda. ──murmuró hastiado, pateando con fuerza una piedrita que estaba al filo de la acera.

Odiaba sentirse así, odiaba no poder mantenerse intacto como siempre lo estuvo. Las cuestiones y dudas ascendían con cada cosa referente a Felix y tenía que detener lo que sea que estuviera sucediendo dentro de sí mismo.

Caminaba tan sumido y concentrado inconscientemente en aquello, que no se dio cuenta de que ya estaba solo a un par de metros de su casa. Aceleró el paso, tomó la llave de su bolsillo trasero y abrió la puerta, cerrándola a los segundos y encaminándose por el pasillo para tirar su mochila en el sofá más grande de la sala.

Iba a avanzar directamente a su habitación para tomarse todas las latas de cerveza que encontrara en el frigo bar y cuestionarse sobre su existencia, cuando cierto aroma a aderezo picante llegó a sus fosas nasales. Frunció el ceño con algo de desconcierto, decidiendo ir a la extensa cocina del primer nivel.

── ¿Mamá? ──no entendía el por qué su progenitora yacía ahí tan temprano y, más aún cocinando cuando claramente tenían una encargada para ello.

── Hola, Chris. ──ladeó levemente su cabeza, haciendo que su corta cabellera castaña se balanceara.

── ¿Qué haces aquí? ──cuestionó igual de dudoso.

La señora Bang al escuchar nuevamente otra pregunta, lo miró con fijeza y soltó un hondo suspiro.

── ¿Sabes? Aún tengo la esperanza de que te acuerdes de los modales que tu padre y yo te enseñamos cuando eras un cachorro.

Chris rodó los ojos, aburrido de saber la alta fe que su mamá tenía por él. La omega bajó el fuego de la cocina eléctrica y se cruzó de brazos, sin dejar de observarlo.

── ¿No vas a saludarme?

El alfa lo pensó. Bueno, tal vez ante la mujer que le dio la vida podía hacer un par de excepciones. Exhalo profundo y:── Buenas tardes, mamá. ──dijo poco gustoso, con una sonrisa que más se parecía a una mueca torcida.

── ¡Muy bien! ──sonrió mientras daba un par de aplausos, enteramente feliz de saber que su hijo sí fue capaz de hacerlo.

── Yah ──se quejó──, parezco niño de guardería con tu actitud de mamá primeriza.

── ¿Cómo te fue hoy, Chris? ──ignoró lo anterior y se acercó a acunarle el rostro con ambas manos. Dejándole un par de besos en ambas mejillas.

── Agh, mamá, no. ──siguió reprochándole, no era fanático de las muestras de cariño, sin embargo se dejó hacer porque no tenía otra opción para librarse de las cursilerías que su madre siempre hacía──. Ya, detente.

── Nunca es suficiente en cuando a darle amor a mi cachorro se trata. ──respondió con sutileza y amor, brindándole una caricia pura en el mentón para separarse finalmente.

── Ya no soy un niño. Creí que ya te habías dado cuenta. ──el sarcasmo se mezcló en su voz.

── Así tengas cincuenta años, seguirás siendo mi bebé.

Chris iba a replicar, pero su madre lo empujó levemente por la espalda para que saliera hacia la sala principal.

── Mejor ve y acomoda los cubiertos. Esta vez quiero almorzar contigo porque ya sabes que la oficina me consume casi por completo y no dispongo de mucho tiempo más que para los fines de semana. ──concluyó con rapidez, asegurándose de que el menor obedeciera a su petición.

El alfa asintió con un ánimo casi nulo, pues la verdad era que él deseaba meterse a su recámara y, si era posible, no salir nunca.

── No demores, cariño. ──pero tal parece que su madre tenía otros planes para él.

── ¿Qué es lo que te sucede? ──la señora Bang rompió el silencio entre ambos, volviendo a adelantarse para obtener una respuesta clara:── Y no me digas que no es nada porque ya vas media hora revolviendo la ensalada con los palillos.

── Mamá. ──emitió suave y en tono seco, queriendo que guardara silencio.

── Sé que no cuento con todo el tiempo que necesitas ──suspiró──, pero debes saber que estoy para ti. Quiero que confíes en mí, Chris, puedes hacerlo.

── No tiene sentido, solo no tengo hambre. ──se encogió de hombros. Dándole un sorbo a su copa de vino blanco.

La omega arqueó una ceja ante la respuesta vaga y poca creíble.

── Cachorro, soy tu madre y a pesar de todo, te conozco como la palma de mi mano. ──dijo con tranquilidad para luego exclamar con una pizca de exageración:── ¡Por Dios, tú siempre tienes hambre!

── ¡Mamá! ──le reprochó sin alzar demasiado el tono de voz.

── Incluso ni siquiera aplicas modales para comer. ──hace un pequeño mohín──. Así que hay un tema serio rondando por tu cabeza y realmente agradecería a la Diosa Luna que fuera sobre tu preocupación por tus notas en el colegio, pero eso es pedir mucho. Creo que hasta sería un milagro... ──seguía hablando fluidamente, su rostro empezando a enrojecerse por el esfuerzo──, pero igual te afecta y-

── ¡Mamá! ──volvió a interrumpir, deteniéndola casi al instante──. ¿Puedes guardar silencio? La cabeza me va a estallar y no será por una resaca, por favor ──juntó sus manos en modo de súplica y repitió:──, por favor. ¿Si?

No hubo más murmullos de por medio y Chris resopló con calma.

── Gracias.

── Pero es solo porque me preocupas, cariño.

El alfa soltó abruptamente los palillos y acarició el puente de su nariz con lentitud.

── Voy a insistir. ──afirmó.

── Ya veo de quién saqué lo terco. ──dijo con ironía, alzando una de las comisuras de su labio mas no había algún rastro de diversión.

── Vamos, puedes decirlo. ──tomó la mano de su hijo y lo analizó con la mirada──. ¿Cuál es su nombre?

El castaño alzó la cabeza rápidamente.

── ¿De qué hablas? ──tragó grueso──. N-no sé a qué te refieres.

── Oh, por favor, los años que tengo no corren en vano, Chris. ──le sonrió──. Bueno, claro que sigo siendo joven y hermosa pero sí me doy a entender. ¿No? ──el menor rodó los ojos, tratando de no contagiarse del buen humor──. Es la primera vez que te veo de esta forma. Obviamente que antes te he visto con una que otra omega, pero te di cierta libertad, esperando a que tú me lo contaras. Sé que estos tiempos son nuevos y es por eso mismo que trato de entenderte, a ti y a tu forma de relacionarte con los demás. Así que creo que al ser muy joven, no has tenido algo serio. ¿Verdad? ──inquirió──. Además, solo dije eso porque quizás te metiste en un lío o agrediste a alguien con la actitud gruñona que te cargas, sin embargo, estás nervioso.

Oh, mierda. Chris estaba ciertamente desconcertado. ¿Cómo debía tomar el hecho de que su mamá tenga cierto poder mental?

── Y, con la que ya dije hace unos minutos atrás... ──habló lentamente, con convicción──, estoy segura que no es otro tema más que alguna personita de por ahí.

── ¿Uh? No, por supuesto que no. Estás creando ideas erróneas, mamá.

── Y al parecer tú estás reprimiendo la verdad.

──¿Qué verdad? ──bufó──. No hay nada, ni nadie. Solo no tengo ánimos, casi nunca los tengo y lo sabes.

── El día en que traigas a la razón de tu inquietud, será uno de los días más importantes en mi vida. ──le ignoró──. Aunque, claro, también reservo otros compromisos como el día de tu graduación.

── ¿Por qué siempre eres tan extraña?

──Mientras más me lo niegues, más fácil es de creerlo.

──Te estás creando un cuento en la cabeza, eso es lo único creíble aquí. ──le respondió con cierto fastidio.

──De igual manera, sabes que estoy dispuesta a escucharte.

── Bien, eso es todo. ──se levantó con fuerza──. Iré a mi habitación, gracias por el almuerzo, mamá.

La señora Bang negó levemente con la cabeza, viendo como su obstinado hijo subía las escaleras con velocidad.

── Puedes mentirle a cualquiera, menos a mí. Ya veremos cuánto tiempo dura la negación. ──rió suave al recordar los berrinches que Chris hacía cuando era un niño pequeño──. Ya veremos.

gracias por leer <3

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