¿confrontación?
── Puede que no me lo creas, pero estoy nervioso, bonito.
Chan sonrió al escuchar la risita cantarina y baja del omega al otro lado de la línea.
── No seas tonto. ¿Por qué lo estarías? Mi papá ya te conoce y todo irá bien.
── Bueno... Sí, pero tu madre aún no me ha visto y- ¿Crees que deba ponerme algún traje o sería demasiado? Tal vez sea mejor ya que se cubren mis tatuajes y también me quitaré los pierciengs.
── Channie...
── Aunque ahora que lo recuerdo, no tengo muchas prendas de ese tipo, mayormente las pongo en donación ya que las uso una sola vez cuando hay eventos o compromisos familiares... Pero puedo comprar algo, no tengo problemas, de paso puedo llevar algún presente para tus padres y-
── Chan, tranquilo. ── le interrumpió al notar lo rápido que hablaba su novio.
── Lo siento, es que yo-
── ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? ── mencionó esporádicamente. ── ¿O cuando empezábamos a hablar y siempre terminábamos discutiendo? ¿Incluso... incluso la noche en que me robaste un beso y pusiste mi mundo de cabeza?
── ¿Cómo podría olvidarlo, bebé? ── dijo cariñosamente, pero algo extrañado por las repentinas palabras del omega.
── ¿Cambiaste la forma en que vestías o cómo te veías en esos momentos?
Un silencio alargado por un par de segundos bastaron para que luego la voz del alfa sonara en respuesta. ── No... No, bonito, no lo hice.
── Entonces tampoco estás obligado a hacerlo ahora, Chan. Te quiero tal y como eres, como luces y todo lo demás. ¿Sabes? Eso no me importa en absoluto y tampoco tendría por qué importarle a mis padres.
El corazón del alfa se puso tibio de ternura, no pudiendo evitar que una tímida y tonta sonrisa se dibujara en sus labios.
── Oh, bebé. ── sintió sus orejas calentarse. ── Yo también te quiero.
Felix sintió como su lobito inflaba su pecho con orgullo ante la sinceridad de los sentimientos de su alfa al igual que él, y sonrió con suficiencia.
── Además, ya te dije que mi papá te ha visto y el que te haya invitado a almorzar con nosotros dice mucho.
── ¿Tú crees? ── inquirió, tratando de ya no sonar tan nervioso como se sentía.
── ¡Por supuesto que sí! ── exclamó feliz. ── Aunque espero que seas puntual, extraño abrazarte y sentir tu aroma, Chan. ¡Esta semana ha sido una tortura!
── También fue una tortura para mí.
── Pues no creo que hayas sufrido tanto como yo. ── dijo en reproche. ── Me parece increíble que rechazaras mi idea de no vernos al menos una vez.
── Le prometí a tu papá que íbamos a hacer bien las cosas, sin mentiras ni nada de eso. ¿Recuerdas?
── Pero nadie iba a darse cuenta.
── Lix...
── Okay, cambio de tema.
Chan sonrió ante las particularidades de su chico y siguió prestándole toda la atención del mundo. Luego del dócil castigo que impuso el señor Lee, la única forma de que ellos podían mantenerse en contacto fue por mensajes y llamadas, solo que cada vez se volvía menos suficiente cuando lo único que era Chan era observat los bonitos ojos del omega y estrecharlo en sus brazos hasta fundirse en su dulce aroma.
Cuando pasó otra media hora más, Felix se despidió de Chan a regañadientes y un adorable puchero, haciéndole recordar la hora exacta en la que debía de llegar a su casa.
El alfa le prometió que estaría ahí sin duda alguna y luego cortó la llamada. Ambos estaban ansiando verse pronto.
── Veo que estás muy animado, cachorro.
La suave voz de su madre lo hizo detenerse justamente cuando acomodaba un pequeño florero en el centro de la mesa. Girando sobre su eje, alzó la vista para observar la sonrisa genuina en la omega.
── Yo... Sí, la verdad es que sí.
── Oh, cariño. ── dijo Irene con aparente ternura, aproximándose hasta abrazar a Felix y mecerlo entre sus brazos. ── Lo sabía, sabía perfectamente que tarde o temprano te llevarías más que bien con Woo.
── ¿Woo?
── Por supuesto. ── respondió segura, alejándose del menor para acunar su rostro. ── ¿Acaso no es él el alfa que vendrá a acompañarnos para el almuerzo?
Felix frunció el entrecejo, sintiendo cómo su garganta se secaba sin permitirle poder hacer alguna objeción. Su mirada se perdió en algún punto de la pared decorada de retratos y fotografías enmarcadas, hasta que la figura de su padre alfa invadió su campo de visión.
── Papá, tú...
JaeBum lo observó de igual forma, esperando a que continuara.
── Papá, ¿acaso no le dijiste que...?
Irene sacudió su cabeza y retrocedió dos pasos para observar a su esposo e hijo intercaladamente mientras elevaba una ceja, interrogativa. ── Esperen, no estoy entendiendo. ¿Decirme qué, cachorro?
Felix mordió su mejilla interior, mirando a la fémina para luego hacer lo mismo con su padre, tratando de que ayudara en algo. ¿De verdad su papá no le había dicho nada acerca de Chan?
Su corazón sintió un peso de decepción inevitable.
No obstante, ante el sombrío matiz que decoraba el ambiente, el sonido del timbre siendo tocado ocasionó una serie de sensaciones irreconocibles en el joven omega. No pudo controlarse, evitarlo o pensar mejor en lo que estaba haciendo, únicamente caminó deprisa hasta estar frente a la puerta y abrirla, mirando de inmediato a la persona que tanto había anhelado tener cerca desde hace una desastrosa y dramática semana.
── Channie. ── bisbiseó algo cohibido, pero simplemente se rindió y abrazó al alfa con toda la fuerza que tenía en ese momento. Sonriendo cuando el castaño correspondió a su tacto.
Ambos se observaron por lo que pudo parecer una eternidad para sus enamorados corazones, pero luego Felix tomó la mano ajena con seguridad y lo jaló consigo hasta el pasillo para llegar a la sala. Oh, no estaba siendo totalmente consciente de sus acciones, tal vez.
── Señores Lee, buenas tardes.
JaeBum iba a saludarlo de igual forma, tratando de convencerse que todo estaba bien a pesar de que veía la forma en que su cachorro se aferraba melosamente al brazo de aquel joven alfa.
Sin embargo, en la bruma de su lado protector paterno, no pudo darse cuenta de la reacción neurótica por la que estaba pasando su esposa.
── ¿Se puede saber quién eres tú? ── inquirió más que sorprendida y poco a poco, más enojada.
── Señora Lee, yo... Mi nombre es-
── ¡No, mejor no! No es de mi interés saber de tu existencia así también como no quiero verte cerca de Felix.
── ¡Mamá! ── reclamó el aludido, sintiendo que era alejado bruscamente de la cercanía de Chan. ── Mamá, él es mi-
── ¡Cállate, Felix, no digas absolutamente nada!
── Irene... ── el alfa mayor trató de intervenir, sintiendo que la situación se descontrolaría en cualquier momento.
La fémina avanzó decidida hasta ponerse frente a Chan, sus amargas feromonas indicaban lo mucho que detestaba verlo en su territorio.
Chan apretó fuertemente la palma de sus manos, tratando de no dejarse intimidar por ella o el desastroso recibimiento que había obtenido. Carraspeó un poco, intentando volver a hablar y aclarar cualquier cosa que sea necesaria. Sin embargo, Irene parecía reacia a escuchar la más mínima fracción de su voz.
── Te quiero fuera de mi casa en menos de diez segundos. ¿Me oíste?
── ¡Mamá, no! ¿Qué haces?
Irene alzó la mano en advertencia para que se mantuviera callado y quieto, ella sabía muy bien lo que eso ocasionaba en Felix y esperaba que siguiera funcionando a sus órdenes, tal y como lo hacía desde que era un niño.
── Señora Lee, por favor, permita que le explique. Yo quiero mucho a su hijo y-
── ¡Oh, por favor! ¡¿De qué barrio de mala muerte has salido para decir tremenda barbaridad?!
Chan sintió que algo muy parecido a la humillación empezaba a colarse por todo su organismo, tratando de procesar el amplio enojo que la omega tenía para él. Joder, quería defenderse, quería decir ese tipo de frases u oraciones que solía soltar cuando alguien trataba de meterse con él pero... Pero se trataba de la madre de Felix, de la señora por el cual estuvo sintiéndose nervioso, pensando una y mil veces todo lo que debería hacer para ganarse su confianza, para verse como alguien digno de Felix. Ahora todo se había ido por la borda que solamente se sentía patético y humillado.
Y no sabía cómo lidiar con ello.
── ¡He dicho que te largues! ¿Cómo te atreves siquiera a pensar que podrías estar cerca de mi hijo? ── resaltó colérica. ── ¿Te has atrevido a pensar en eso? Apenas eres un tipejo con pinta de problemático, mala vida y carente de ser un prospecto alfa que mi hijo merece. No deseo que manches a mi familia.
── Yo, yo solo quería...
── ¡No me importa lo que quieras o no! ¡Solo espero que no intentes aturdir la vida y virtudes de Felix! Hazme el favor de desaparecer. ¿Quieres?
── ¡Mamá, basta! ── la voz quebrada de Felix resonó cuando pudo aproximarse. Sin embargo, la omega mayor lo retuvo sujetándolo fuertemente de la muñeca y colocándolo atrás de su cuerpo.
── Ahora lárgate de mi vista antes de que llame a la policía.
── ¡Chan, no, no es verdad! ── el rubio intentó removerse fuertemente, importándole muy poco el hecho de que estaba intentando enfrentarse a su madre. Quería alejarse de ella, quería correr hacia su novio y pedirle perdón por todo el desastre, quería abrazarlo.
Sin embargo, sus tácitas intenciones no parecieron ser suficientes ya que Chan solamente negó moviendo la cabeza un par de veces y retrocedió un par de veces, alertando al rubio omega de sus acciones.
── Lamento las molestias causadas.
Felix trató de que Chan lo viera directamente a los ojos, simplemente no podía creerlo. Necesitaba que el alfa lo observara como él lo estaba haciendo, necesitaba una explicación, necesitaba que se quedara.
Pero eso no sucedió.
Lo último que vieron los felinos ojos del omega fue a la figura de Chan dando media vuelta para empezar a caminar rápidamente hacia la puerta y salir de su casa.
── Channie, no te vayas... ── susurró con el corazón herido. Ni siquiera se percató cuándo fue que una lágrima se deslizó por su mejilla.
── Lo sabía, alguien tenía que poner en su lugar a la gentuza. ── mencionó Irene despectivamente y suspiró con pesar, reposando sus manos en los estrechos hombros de Felix. ── Y no te preocupes, cachorro, por mi cuenta corre que ese delincuente no vuelva a acercarse a ti.
La sonrisa que mantenía la mujer se borró de inmediato cuando Felix alzó sus brazos para retirar las manos de Irene en su cuerpo, en un acto tan repentino y tosco que la sorprendió.
── Felix... ── advirtió.
── ¡No es justo, ustedes no están siendo nada justos! ── exclamó con amargura.
── ¿Qué es lo que tratas de decir? ── sus feromonas indicaron que empezaba a fastidiarse otra vez. ── Solo te estoy cuidando.
── ¡Eso no es cierto! ¡Solo te interesa tu estúpida empresa y conseguir nuevos socios!
── ¡Soy tu madre así que no te permito que me hables en ese tono!
── ¿Mi madre? ¡¿Y por qué si lo eres no tienes en cuenta que acabas de echar a mi novio como si fuera cualquier cosa?!
── ¡Él no es tu novio y tampoco puede serlo! ── se acercó como pudo al cuerpo del menor, tratando de intimidarlo. Jamás lo había visto comportarse de esa manera.
── ¡Lo es y tú acabas de enterarte recién porque nunca puedo contarte nada! ── gritó sus más sinceros pensamientos. ── Siempre temo expresar lo que siento, soy incapaz de hacerlo y más aún cuando a ti ni siquiera te importa. ¡Solo quieres amarrarme a otro alfa porque es lo que te conviene!
── ¡Felix! ── soltó indignada, propinándole una inesperada cachetada en la mejilla que dejó estupefactos a todos en la sala.
El omega mordió su labio inferior y acarició su rojiza mejilla afectada, observando a sus dos padres para luego correr hacia las escaleras y refugiarse en su habitación.
── ¡Vu-vuelve aquí! ── demandó ella, tratando de asimilar lo que había hecho. Quiso seguir al menor, mas de pronto JaeBum se opuso en su camino y le bloqueó el pase hacia las escaleras.
── Ha sido suficiente, Irene.
── Pero...
── He dicho que fue suficiente. Acabas de lastimarlo. ¿En qué estabas pensando?
La fémina soltó un hosco resoplido y viró los ojos. ── ¿Acaso no viste como me ha tratado? ¡Seguramente es culpa de ese tipo, tenemos que hacer algo!
── Irene...
── No entiendo por qué estás tan tranquilo. ¿Acaso no te aterra saber con qué clase de gente se puede juntar nuestro cachorro? ¡Ese tipo de mala muerte solo quiere aprovecharse de Felix!
── Ni siquiera lo conoces. ── respondió con hastío.
── ¡Ya tengo suficiente con solo verlo! No me sorprendería buscar su nombre en el registro de alguna comisaría para saber las cosas que ha hecho.
── ¡Basta ya!
── JaeBum...
── Deja de ser tan impulsiva. El chico al que corriste también es un crío como nuestro hijo, Irene. No le diste oportunidad de-
── ¿Oportunidad? ¿Oportunidad de qué? ¡¿Esperas que me siente tranquilamente a verlo junto a mi cachorro?!
── También es mi cachorro. ── aclaró, cruzándose de brazos y tratando de acumular paciencia. ── No tenías ningún derecho de tratar a Chan de esa manera.
── ¿Chan? ¿Acaso ya lo conocías? ── cuestionó aturdida y asombrada, para luego gruñir y cubrirse el rostro con molestia. ── ¡Já, lo que me faltaba!
── Solo he tratado con él la vez pasada y puedes decirme lo que quieras, pero ha sido bastante maduro con respecto a la relación o lo que aspira tener con Felix.
Irene bufó con una sonrisa burlesca en su rostro, negando incontables veces. ── No puedo creer lo que estoy escuchando.
── Bueno, cree en lo que quieras. Pero, ¿en serio piensas que yo, como su padre alfa, dejaría que cualquier chico corteje a Felix? Sería el primero en sacarlo a patadas y amenazarlo con que se fuera lejos, pero Chan no me ha generado desconfianza. Tal vez una primera mala impresión pero solo a nivel superficial, porque solo es cuestión de que tratemos de conocerlo. ── cerrando los ojos con pesar, chasqueó la lengua. ── Felix ha estado muy ansioso y entusiasmado por esto, Irene.
>> ¿Es que no te das cuenta? Estamos perdiendo poco a poco la conexión a una de las etapas más importantes, que por más caótica que sea, le pertenece a nuestro cachorro. ¿Vas a dejar que él siga mirándote con recelo o inseguridad? Porque al menos yo estoy haciendo el esfuerzo de entenderlo, sé que también puedes intentarlo.
Irene apretó fuertemente los labios, guardando un pulcro silencio entre ambos. Era incómodo, pero a la vez el alfa esperaba que lograra un impacto reflexivo en la mente de su esposa.
── Y por supuesto, ve olvidándote de la idea esa sobre la alianza que querías formar con los Kim. No voy a permitir que esto afecte más de lo que está afectando a mi hijo.
── JaeBum, no puedes...
── Sí, sí puedo y es definitivo. ── decretó seriamente, dándole un último vistazo antes de voltear y subir al segundo piso de la casa.
Mientras tanto, Felix se abrazaba a su almohada y trataba inútilmente de que Chan le contestara el teléfono al menos una vez, deseaba pedirle disculpas y saber que todo iba a estar bien, que entre ellos todo estaba bien.
A la mierda lo que dijo su madre, él quería a Chan y eso tenía que ser suficiente.
holii, después de mucho tiempo hubo actualización
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