capitulo 21 "aún te amo"
"Es mejor que te alejes si no quieres que a tus hijas les suceda algo terrible"
Esta fue la primera de una serie de cartas amenazantes que recibió Robert de un anónimo, ninguna era escrita, todas eran letras tomadas de revistas.
Desde que Zabdiel estaba preso se convirtió en abogado, investigador, policía y victima en un periodo de dos semanas. Había logrado que el caso por el asesinato de Wendy se atrasara debido a insuficiencias en las pruebas. Pero esto no hizo más que traerle más problemas como las de estas cartas anónimas; pero, al igual que sus hijas, nunca fue una persona débil y temerosa. Y sabia de donde provenían esas amenazas, pero no debía adelantarse pues ahora todo pendía de un hilo, sobre todo la vida de Zabdiel, bien claro tenia este punto con la amenaza que recibió el segundo jueves tras la detención del muchacho.
"El tiempo es oro, y a Zabdiel le queda muy poco tiempo"
Había lidiado con todo tipo de mafias, pero está era particular, era mucho más inteligente y por supuesto, rodeada por más de un pequeño grupo de personas o una familia, era claro, se estaba metiendo con personas que estaban sentados en el Congreso.
No era el único enterado de estas constantes amenazas, también se encontraba Paola en todo esto, que por más que lo haya intentado no pudo mantener a Erick al margue y le tuvo que contar todo lo que estaba sucediendo.
-Si vamos a comenzar a tener algo, lo primordial es la confianza. Necesito que me digas que sucede.
Esas fueron las palabras de Erick a las que Paola no se pudo negar. Este quería decirte lo que sucedía, pero Paola se lo impidió, pues estabas completamente cegada por la imagen de ciudadano ejemplar que transmitía Alex y por más que Paola lo haya intentado centenares de veces, te escondías bajo la misma frase
-Lo conozco más que ustedes, y sé qué clase de hombre es. Deja de culpar a todos, cae de una vez, ¡Zabdiel no es perfecto! Aunque incluso a mi me impresiono que haya sido capaz de semejante acto.
Eso es, estabas completamente segura de que el había sido el asesino de Wendy, todo apuntaba a él y Jade no hablaba hace días, solo lo justo y necesario, su psicólogo dice que es por shock pos traumático, aunque era más la necesidad de su padre, su verdadero padre.
-¡¿Qué dices?!- Grito Malena, tan fuerte que si no fuese por el barullo del lado de la peluquería, se podría haber escuchado en todo el edificio.
-Cálmate, no es para que te alteres. Estamos perdiendo muchísimos clientes y por lo visto no estas estable emocionalmente y lo comprendo, en casa están pasando muchísimas cosas desagradables.
-Si, ¡Pero no es excusa para que me quites de mi puesto y peor aún, la pongas a ella!
- Puede que con Luisina ya no tenga una relación intima, pero es muy buena para las relaciones publicas y no va a tomar tu lugar en mi vida, amor. Es solo una visión de negocios, todos los empleados se van a ir y con ellos los clientes. Unirnos en sociedad con Luisina no es una mala decisión.
-Si, pero ¿Por qué ponerla como imagen publica?
-Porque todos ya la conocen, proveedores, clientes, empleados, revistas, modelos, etcétera.
-No es justo Richard.
-¿No te sientes aliviada? Vamos a ser sinceros Malena.- Se puso de pie, le dio la vuelta a su escritorio para apoyarse en este y atraer a la chica hacia él.- Tu no quieres este trabajo, quieres la vida de reina que te mereces, pero ¿Cómo te doy esa vida sin dinero?
-Oh pues, si tienes razón. –Dijo jugando con la camisa del contrario y haciendo un gesto aniñado.
-Entonces, ¿Quieres venir hasta aquí a las ocho de la mañana y tratar con gente aburrida o dormir hasta tarde e ir al shopping a comprar un bonito vestido Gucci?
-Si me lo pones así. - Dijo en medio de una sonrisa.
Richard le regalo una sonrisa coqueta y prosiguió a besarla apasionadamente, tan pasional como para girar y colocarla sobre el escritorio. Tocaba sus piernas y besaba su rostro y cuello. Ella clavaba las uñas en su espalda y apretaba la camisa.
-Richard...-Le salió en medio de un gemido.
En ese momento, Richard se alejó de ella y se acercó la mano hacia la cabeza.
- ¿Qué sucede? - Le preguntó preocupada.
-No, no me siento bien. Creo que, que mejor lo dejamos para más tarde. – Tenía los ojos lagrimosos.
-Pero, dime. Me preocupas. – Colocando sus manos en sus hombros buscando levantar su torso.
-Nada, quédate tranquila. - en medio de una sonrisa falsa. - Solo fue una punzada, mucho trabajo. Sera mejor que tome un poco de aire.
Y sin más, se fue velozmente hacia la calle. Malena quedó muy confundida.
Richard iba caminando lento por la avenida principal, se chocaba cada tanto con alguien, pero estaba tan ido en sus pensamientos que no le llegaban los insultos. Sus ojos desbordaban de lágrimas y no sabía realmente porque, hasta que, como si su sendero estuviera marcado, se encontró frente a frente con la peluquería de Luisina.
Ver aquel local, con una fachada de la década de los 60', de hecho, se podían apreciar algunos artilugios dentro que eran de dicha década, verlo lo remontó a sus inicios hace tres años, cuando Belle era una pequeña peluquería y ahora, una marca registrada. Miro por la vidriera tratando de ver a Luisina, pero no logro encontrarla; y, como si algo lo hubiese empujado, se adentró en la tienda. El ambiente de risas de mujeres y chismes se esfumó con su presencia.
Se acercó a la recepción, donde, claramente se hallaba Ale, que, a pesar de las recomendaciones del doctor, volvió a trabajar al poco tiempo que le dieron de alta.
-¿Esta Luisina?- Le preguntó con una apariencia de perdido en el espacio.
-¿Estas drogado?- Le preguntó la chica de manera despectiva. A lo que el contrario la miro desafiante.
-No.- Haciendo una mueca de fastidio.- Necesito hablar con ella.
-Si, esta, en su oficina. Pero tendrás que esperar porque...
La chica no pudo terminar la oración porque Richard ya estaba abriendo la puerta de la oficina con violencia.
-¡Te extraño ¿ok? Pensé que ya no sentía nada por ti, pero me di cuenta en todo este tiempo que no puedo vivir sin ti, en todos los sentidos, mi vida se derrumba sin tu presencia. Si es cierto que muchas veces me sacas de quicio, pero se que todo lo hacías para protegerme y jamás nadie aguanto tanto de mi como tu lo hiciste y...
-Richard.- Lo quiso frenar.
-No, no, escúchame. De que es ridículo que venga hasta aquí a decirte todo esto, se que no tengo cara por pretender que me perdones pero...
-¡Richard!- Esta vez le grito. Suficiente para que el chico dejara su monologo. Luisina le hace un gesto con la cabeza hacia la derecha. Él voltea y se encuentra a Ana, en un estado decrepito, muy delgada y pálida, incluso se había notado que estaba llorando.
Ana, ante el silencio sale de la oficina y se retira del edificio
-¿Qué hacia ella aquí?- Su tono había cambiado, estaba molesto.
-No lo se, lo hubiese sabido si no hubieses hecho tu gran entrada de príncipe azul- Respondió con sarcasmo. -A ver...- haciendo un gesto con la mano, cerrando los ojos y respirando profundo.- ¿Qué pretendías con decirme todo esto? ¿Qué te perdone? ¿Esperabas que corriera a tus brazos y te diga que esta todo olvidado y que quería volver a estar contigo?
-A decir verdad...
Luisina comenzó a reír.
-No puede ser, realmente creíste que eso iba a ocurrir.
-Eso sucede cuando tiendas a inventar en tu mente la respuesta de la otra persona.- Respondió, más para si mismo que para Luisina.- Sera mejor que me vaya.- Dijo levantando la cabeza, podía verse vergüenza y decepción en su mirada.
-Si, creo que es lo mejor.
Richard voltea en dirección a la puerta.
-¿Realmente me vas a dejar ir?- Pregunta con una mano en el picaporte y con la mirada sobre este.
-Adiós, Richard.- Sin quitar la vista de su computadora.
Richard abre, con furia, la puerta y la cierra tras el con un gran golpe que asusta a Lu.
Una vez sola, gira su silla y se recuesta en el escritorio, ocultando su rostro entre sus brazos y comienza a llorar. Siente una mano sobre su hombro, era Ale.
-¿Cometí un error?- Le preguntó, calmando un poco su llanto.
-Nada que hagas será un error, se requiere de mucho valor. No importa, veras que a la larga todo mejorara.
-No podría ponerse peor.
Ale hizo una mueca con la comisura de sus labios.
-No, no podría. - Aunque, sabía que sí, estaba la posibilidad de que todo fuese peor.
...
Malena llego al departamento de Ana, le abrió Ally. Esta primera estaba entusiasmada, entro con energía al departamento, energía que se le acabo a ver a Ana, con los codos apoyados sobre la mesa y su cabeza descansando en la mano izquierda.
-¿Qué te sucede? Vengo con buenas noticias y me reciben así.
-Wendy está muerta.
-Si, ¿Y? Tu misma lo dijiste te resultaba un fastidio.
Ana le pide a Ally que las deje sola, esta obedece.
-Era mi amiga.
Malena sonrió.- ¿Amiga? Pensé que no tenias amigas. Ella se lo busco queriendo hacerse la heroína.
-Fue mi culpa.- A borde de las lagrimas.
-Se metió con Alex.
-Mi prima podría pasar por lo mismo.
-Te tiene a vos
-Wendy también me tenía y le falle.
-Bueno, pero no te mortifiques. Yo estoy más que bien, al fin conseguí que Richard me trate como princesa, parte de nuestro plan está funcionando.
Ana se ríe ante esto último.
-Hoy Richard fue a ver a Luisina y le dijo que aún la amaba y quería volver con ella.
- ¿qué? Mientes
-No, no miento. Yo estaba ahí, la fue a ver a la oficina.
- ¿Y tú que hacías ahí?
-Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba confesar y Luisina es las más inteligente. Ya logré el perdón de Eliana, ya ella sabe la verdad sobre mí, ahora, todos deben saberla.
- ¡Estás loca! - Golpeando la mesa con ambas palmas. - ¿Vas a tirar por la borda todo lo que hicimos?
-Wendy está muerta, Eliana ya sabe la verdad, mi padre me detesta y la vida de mi prima y mi sobrino corren peligro. Es...es
- ¡Ni se te ocurra decirlo!
-Es mi familia. - Se le rompió la voz y comenzó a llorar.
- ¡No voy a dejar que arruines todo por lo que luche! – Dijo esto último y se retiró del edificio.
-Por favor Malena, no hagas una locura. - Le grito tratando de detenerla, pero no hubo caso.
...
Una mujer, de unos 50 años, entro en la oficina de Alex, este estaba jugando con una pelota cuando ingreso y cerró la puerta con gran fuerza. Nadie hizo nada para detenerla, pues, era la senadora.
-Tenemos que hablar.
- ¿Qué sucede Gabriella? - Preguntó con indiferencia.
-Hay un video tuyo asesinando a Louis.
- ¿Qué? - Esta vez con un tono preocupado.
-Hay un video tuyo asesinando a Louis, una puta de él se lo dio a Robert. Hay tres personas que saben de él, Zabdiel, que no tiene credibilidad, Robert que es intocable y...y Paola.
-Paola...ay esa niña siempre está dando problemas.
-Alex, ¡Te ocupas ya de esto!
-Quédate tranquila, todo estará bien.
-Eso espero. –Se estaba por retirar.
-Mamá... ¿Cenamos?
Esta voltea y le sonríe. - Voy a cenar con tu hermana
- ¿Y por qué no voy yo también?
-Tu hermana no te quiere ver, embarazaste a su prima y la muerte de Wendy la dejo destruida y temo que sea débil, mal que mal no tiene nuestra sangre, tiene la de Robert, su sentido de justicia está a flor de piel. ¿Era realmente necesario Alex?
-Si madre, muy necesario.
No mucho después de que Gabriella saliera del edificio fue que apareció Malena. Hecha una furia pide hablar con Alex, este curioso por lo que la chica querría decirle la deja entrar.
- ¿Qué quieren ahora, quien te mando Hannah o la estúpida de mi hermana?
-Ninguna de las dos.
-Vaya, nos independizamos. - Se burló.
-No vine por tus chistes, quiero un favor.
-uff linda, yo no hago favores, hago trueques.
-¿Qué quieres? Puedo ofrecerte todo. - Dijo moviendo un poco su pronunciado escote. Gento que le divirtió a su contrario.
-Sabes que estoy interesado en una sola mujer.
-________
-Exacto. El trueque depende de lo que me pidas.
-Quiero que mates a Luisina.
-uy, eso sí será caro. A ver...ya se. Quiero que tu mates a Paola.
- ¿Paola?
-Sí, me viene perfecto. Si, serian dos pájaros de un tiro.
- ¿De qué hablas?
-Yo me entiendo. ¿Paola sabe quién eres?
-La novia de Richard
-TU verdadera identidad.
-No, no la sabe.
-Entonces no desconfiaría. Luisina no desconfía de mí. Es perfecto de hecho. De acuerdo, lo haré.
-Genial. - Dijo entusiasmada.
-Escúchame. Te diré lo que haremos.
En portada: Luisina
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