Ambar *2*
Tendría unos 11 años y el cabello rubio le rosaba la cintura, siempre lloraba por las noches sobre la foto de sus padres, pero al amanecer, debía secar sus lágrimas y mostrarse fuerte, frente a su nueva tutora; La señora Sharon, una mujer fría, amargada, que carecía de amor o de muestras de cariño. Pero la pequeña mantenía aún en sí, una pequeña luz, que iluminaba los cielos todas las tardes.... Siempre a las tres de la tarde, se paraba en la puerta de su casa para verla pasar, siempre con una sonrisa radiante, la tez blanca, el cabello ondulado, largo y marrón, los ojos verdes y chispeantes. Siempre conectaban sus miradas, y ambas bajaban los rostros y coloreaban sus megillas, si se preguntan, ellas no sabían lo que sentían al mirarse.
Los meses pasaban y poco a poco se iban acercando. Ambar había descubierto que la pequeña niña de los ojos verdes se llamaba Sol y que sonreía mucho cuando escuchaba su voz, ambas caminaban juntas unas cuadras para luego tomar caminos diferentes hacia sus escuelas.
Una tarde, ambas niñas se tomaron de las manos, el día estaba soleado ya que era verano, las sonrisas en sus rostros y los cosquilleos en sus estómagos, no les permitían ver que el mundo no era tan mágico como parecía, por que lo que vendría luego era algo que ellas jamás imaginarían...
_Me gustas_ Susurró Ambar. Algo tímida, por lo que su amiga pudiese contestar. Esta abrió sus ojos como un plato asomando una enorme sonrísa, luego se escondió entre sus ondas y agachó la mirada. Ambar posó su mano sobre la de ella, sin esperar una respuesta, solo quería decirselo.
_Tu también me gustas_ Respondió ella. Podría decirse, que despues de tantos años de constante sufrimiento, ese fué el día mas feliz de su vida. La pequeña Sol, tomó el rostro de Ambar y depositó un pequeño beso en sus labios, cellando aquel inocente amor.
Al día siguiente; Ambar corrió hacia la puerta para esperar a su compañera, pero las horas pasaban y ella no llegaba... ¿Se habría arrepentido de lo sucedido? Los pensamientos de la rubia no dejaban de volar, las manos le temblaban y sentía en su pecho una presión horrible. Unas personas iban cruzando la calle, y hablando sobre una noticia aberrante sobre un incendio en el barrio, una pareja y su hija habían muerto en aquel infierno...
Aquella niña del incendio... era Sol.
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Hola! De seguro estén muy confundidos, pero esta sería la explicación de por que Ambar en el capitulo "diferentes" nombro a "Sol"
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