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Theo
Mi llegada a Iconic es toda triunfal.
Despierto en el coche de Rick e intento arrojarme de la movilidad en marcha, sin embargo el muy imbécil que conduce suelta una carcajada y me comunica:
-Sabía que harías eso.
-Quita el maldito seguro.
-No. Queda poco para que lleguemos a la Bad House.
-Que quites el seguro de mierda-le exijo conteniéndome por no arrojarme contra su cuello y clavarle las uñas en su jodida garganta.
-No, no. Veo que la universidad te deprime y lo mejor que podía hacer era traerte con tus viejos amigos para que te reanimen. ¿Sigues con la chica de pelo verde?
-Voy a matarte.
-Hey, lo digo en serio. Creo que te hará bien volver a tus raíces.
-Yo también lo digo en serio: voy a matarte, idiota.
-No lo harás-me desafía.
Y suelto un puñetazo contra la puerta que se oye como un estallido dentro del coche.
-¡¡¡IMBÉCIL!!!-reacciona Rick.
-¡Que abras la jodida puerta!
-¡¡¡AGUARDA UNOS PUTOS MINUTOS!!!
No lo hará.
Miro a mi alrededor y reconozco este maldito vecindario.
Ya estamos demasiado cerca de la casa donde se encuentran el montón de traidores que ni me desean cerca de ellos ni yo los deseo cerca de mí.
-¿Por qué me devuelves aquí?-le pregunto tratando de contener la calma.
-Era eso o te mandaba a la Costa con tu padre y la ricura de tu madrastra.
-No la llames así.
-Disculpa pero realmente está buena.
-No, imbécil. Me refiero a que no te refieras a ella como mi maldita «madrastra».
-Okay, okay.
Suelta otra de sus risitas burlonas pero mis ojos inyectados en sangre hacen que detenga su gesto y me dejo caer nuevamente en el asiento.
-¿Qué día es hoy?-pregunto.
-Estamos entrando al sábado.
-¿Y qué fue lo último que sucedió?
La imagen del bar me impacta en la cabeza pero el recuerdo se mezcla con los de Ethan y el agrio olor a orines de un baño.
-Casi te matas con tu propio vómito en el lavatorio de una pocilga donde venden ron y al parecer, soy uno de tus pocos contactos legibles en el móvil.
-Ah, ya.
Cuando me fui de Iconic, me tomé el trabajo de borrar los contactos de todos estos idiotas que viven en la casa cual se perfila a nuestras narices.
También el de mi madre.
También el de Ian. Y el de mi padre. Y el de todos los idiotas que fueron mis compañeros de preparatoria.
Aunque conservo...el de Tracy. Lo cual es un poco en vano porque ya me lo sé de memoria, lamentablemente.
Por último, Rick estaciona el coche a orillas de la casa y me encuentro a un costado que Dominic y Audrey salen a grandes trompicones para recibirme. Bueno, en realidad sólo ella.
-Mi cabeza me está matando-confieso.
Pero no sé si el dolor ya estaba de antes o me vino junto con la imagen de este maldito domicilio.
-Seguirás borracho al menos por doce horas más-me comunica y abre la puerta.
Escucho desde el interior del coche que se saludan y cierro los ojos mientras me masajeo las sienes con los dedos en la espera de que los golpes interiores se detengan.
-Ya estamos-suelta Cedric.
Caigo en la que antes era mi cama y el viejo olor a menta se mantiene intacto.
Al menos han sido capaces de respetar mi cuarto este montón de...
-Me encargué de que nadie eyacule en tu cuarto-me confieza Audrey-. Sabía que tarde o temprano ibas a volver.
-Sedá sodo un fin de semada-digo con las voz pastosa y la boca metida en la almohada esponjosa.
-Sí. Lo sabemos. Pero volviste al fin-retoma.
-¿Dick?-pregunto.
-¿Tu amigo de la cicatriz en la cara?-reconozco la voz de Cedric.
-Aún así estaba guapo-ahora Amanda.
-Se fue-interviene Neo-. Dice que con nosotros estás a salvo.
Y suelta una carcajada que no me viene en gracia pero me siento tan cansado que otro día podría romperle la nariz.
-Ya, mejor que descanse.
Audrey los echa de la habitación y me doy la vuelta para asegurarme de que no haya quedado nadie una vez que escucho la puerta cerrarse.
La llave está puesta así que pongo un esfuerzo descomunal para poder levantarme.
Acto seguido reviso la biblioteca y encuentro todos mis libros intactos. Incluso mi diario de Bad Boys ubicado en el mismo lugar donde lo dejé en un comienzo...
Golpeé la puerta y esperé al otro lado deseando que ya haya despertado.
Necesitaba corroborar si se había hecho daño. El golpe en el ático fue duro y aún peor la culpa que me carcomía sin poder quitarme de la cabeza el mismo maldito pensamiento:
«Ella no debe estar aquí.» «Tienes que sacarla». «Te pedí que la mantuvieras alejada». «Me has decepcionado, Theo».
Se que nunca uso precisamente esas palabras pero aun lo escucho gritarme y criticarme cada una de mis decisiones partiendo del momento mismo que cruzó la puerta en compañía de su amiga la primera vez.
Y obligué a Neo arrojarle el vaso de licor encima más por el susto que me di al verlas que por intención propiamente hablando.
Y aun así...se quedaron.
-¿Q...quién?-preguntó presa del pánico.
-¿Puedo pasar?
Demoró unos momentos y dejé caer el peso de mi cuerpo con la palma de la mano apoyada en el marco de la puerta.
¿Qué demonios estaba haciendo? En ese entonces mi cabeza consideraba la posibilidad de que encontraría algo que clavarme en la frente en cuanto abriera la puerta de par en par.
A continuación, la manija giró y empezó a hacerse la luz poco a poco mientras la música y los gritos de fondo no nos hacían precisamente la mejor compañía.
-Claro-me contestó ella cargada de ironía o indignación-. Es tu habitación.
Se apartó dejándome la entrada pero cerró con seguro como si evitase que yo venga con otro montón de locos para violarla.
El punto más demente fue cuando se dio cuenta de que le había cambiado la ropa y llevaba puesto ahora mi pijama.
Reaccionó muy mal, a la defensiva y se intentó defender con una lámpara.
-¡No te acerques!-me gritó con el pánico a flor de piel.
Y convengamos que he tenido que enfrentar cosas mucho peores a una chica asustada con una lámpara nada menos como su elemento de defensa.
Avanzo impasible hacia ella.
-No des un paso más-añade. Y me muerdo un carrillo para contener una risotada.
Aún así no deseo que esto se siga desquiciando, necesito al menos ganarme su confianza y convencerla de que lo mejor será que tanto ella como su amiga salgan ahora de esta maldita fiesta o al menos que me deje devolverla a su casa y no vuelva a este jodido lugar.
-Cálmate, Trais. No es lo que piensas...-es lo primero que se me ocurre.
«¡¿TRAIS?!»
La palabra resuena en mi cabeza y me tortura al tiempo que me pregunto si ¡¿puedo ser más imbécil aún?!
Claro que no es lo que piensa si ahora mismo la empiezo a llamar del mismo modo que Ethan la mencionaba a ella.
«Aleja a mi hija de esto, Theo. Por favor...»
-Nos vamos-le anuncié luego sin demasiadas opciones cuando la policía llegó y los Bad Boys empezaban a cobrarse el festín de la noche.
-Pero mi amiga...
-No hay tiempo-la corté en seco-. Está con Charlie Walk.
La vi regodeándose y fumano marihuana con esos chicos desde el momento en que llegaron, se separaron y la tal Charleston se fue con él.
Intento que Tracy confíe en mí pero no encuentro un modo.
Sigue tensa.
Se sigue oponiendo.
Tracy se queda paralizada cuando me acerco a su oído y le hago el pedido más sincero que jamás hice en toda mi vida:
-No me tengas miedo...
Porque en algún momento el Ángel debió confiar en el Lobo.
-...No ahora.
Aunque en su momento el Lobo realmente hizo daño a su Ángel.
-Te vienes conmigo.
Y así, una decisión impuesta los salvó a los dos.
Y los condenó para siempre.
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#BADBITCH
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https://youtu.be/j1KAVSh6iUg
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